Edición 2Situaciones del aula

Reflexiones sobre la formación integral

La educación tradicional se ha centrado en la formación a través de conocimientos y ha dejado a un lado la comprensión de la persona como un todo.

 

CEscrito por Alejandro Sanz de Santamaría. El propósito de este ensayo es exponer, como ilustración, dos de los centenares de experiencias que en la educación actual se le da más importancia al conocimiento que a la persona de cada estudiante.

En mis últimos veinte años de trabajo como profesor le he dedicado una gran cantidad de energía a investigar cuál es la realidad que viven los estudiantes en su mundo interno con la educación que reciben en sus hogares, en los colegios y en las universidades. Estas investigaciones me han corroborado la validez de lo que afirmo en el título de este documento.

mi propósito en este ensayo es exponer, como ilustración, dos de los centenares de experiencias que me han mostrado que en la educación actual se le da más importancia al conocimiento que a la persona de cada estudiante. La primera de estas dos experiencias la viví con unos estudiantes de 10º grado, en un colegio que atiende niños y jóvenes de estratos 3 y 4, y la segunda, con una mujer ejecutiva de alto nivel de una de las entidades gremiales más importantes de Colombia que participó en un seminario que me correspondió dictar.

Sobre la primera experiencia

después de varios meses de estar trabajando con un grupo de profesores del colegio, un buen día me llamó la rectora y me dijo: “Alejandro, los estudiantes de grado 10º están inmanejables. Y lo sorprendente es que hasta 9o grado fue un grupo ejemplar tanto en su comportamiento como en su desempeño académico. ¿puedes ayudarnos a identificar qué será lo que les está ocurriendo?”

Para atender a esta solicitud invité a dos colegas a que pensáramos qué podríamos hacer. después de conversar un buen rato sobre las experiencias que cada uno de nosotros había vivido en el colegio cuando estábamos en 9o y 10o grado, decidimos que lo mejor sería hacer una reunión con todo el grupo para compartir nuestras experiencias personales de esa época y para leer con ellos algunos testimonios de estudiantes de su edad que yo había recibido en otros colegios unos meses antes, en los que describían con mucha fuerza y autenticidad las presiones sociales tan fuertes que pesaban sobre ellos para que se comportaran ‘como las normas lo exigían’.

Hicimos la reunión con mucho éxito: muchos de los estudiantes compartieron con sus colegas y con nosotros la verdad sobre lo que estaban viviendo en el colegio y sobre las principales preocupaciones que en ese momento los estaban atormentando. Al final de la sesión, les pedimos a todos que respondieran por escrito las siguientes dos preguntas:

¿Qué sentí durante la reunión? ¿Qué siento en este momento?

Los once textos que recibimos fueron extraordinarios. A continuación transcribo cuatro de ellos que ilustran la profundidad y trascendencia de lo que todos escribieron.

• Siento que al encontrar los testimonios de otras personas sobre sus vidas y relacionarlos —o más bien compararlos— con la mía, veo situaciones parecidas de confusión y de inseguridad. Lo que surgió en mí fue la necesidad de encontrarme, de saber quién soy para encontrar la felicidad, encontrar cuáles son mis fortalezas y mis debilidades para no morirme o envejecer sabiendo que tenía unas alas y nunca las encontré para poder volar.

• No quiero desperdiciar habilidades, o tal vez tiempo, quizás porque en estas épocas nos incitan mucho a tener un cronograma de vida, a saber qué es lo que tengo que hacer en determinado tiempo, a pensar que la vida se acaba, que las cosas se acaban y no las viví al máximo.

• Ya estamos terminando el colegio y pienso en cosas que me hubiera gustado hacer y que aún no he hecho. Además tengo la sensación de estar en una temporada de mi vida donde trato de constituir mi personalidad, donde escucho la música que me gusta, me visto como me gusta, ando con quien quiero. Pero yo misma me impongo mis reglas para ir moldeándome, para llegar a ser lo que quiero ser. Digo algo, o actúo de alguna forma espontáneamente, y a veces pienso: “No, yo no puedo ser así”, y trato de cambiar algunas cosas. No sé si será para bien.

• A veces uno dice:“No puedo ser tan débil”, o “No me puedo mostrar débil”. Y es probable que en algunos momentos me quiera transformar en lo que la gente quiera ver. Es probable que esa persona no sea yo. Por eso quiero descubrirme, encontrarme, y tratar de sacar lo mejor de mí y ser quien soy en verdad.

• ¿Qué siento? ¿Qué sentí?
No sé. Llegué tarde, y la verdad al llegar pensé: “¡uy! ¿Qué pasó? … ¿ya nos van a venir a dar otra charla aburrida? ¿O será algún regaño? Pero al sentarme y mirarlos a ustedes los expositores vi algo diferente con su cabello, su forma de hablar, etc. Entonces pensé: ‘No, no es un regaño, es algo interesante’ ”.
Al oírlos hablar sobre sus experiencias vividas me doy cuenta que todos nos encontramos alguna vez en la vida con ese gran interrogante, muy difícil, que pocos alcanzan a responder, ignorado por algunos y objeto de fascinación para otros: ¿Quién soy yo?

A veces uno dice: “No puedo ser tan débil”, o “No me puedo mostrar débil”. Y es probable que en algunos momentos me quiera transformar en lo que la gente quiera ver.

Realmente complicada pregunta —difícil de responder, y aún no respondida por mí—. Muy pocas veces me gusta encontrarme con este interrogante porque detesto no encontrar la respuesta para algo. Detesto que me hagan esta pregunta porque no sé qué responder, porque despierta en mí una parte de duda, y de un momento a otro me hace pensar que debo parar todo lo que vivo, todo el afán con el que vivo de aquí para allá, y detenerme a pensar: “¡Carajo! ¿Qué estoy haciendo aquí?, ¿Realmente quién soy?” Y la verdad (creo que ya he escrito mucha veces “y la verdad”) es que creo que, ante todo, eso es lo que amo y lo que busco, aunque implique dolor.

Una vez me preguntó alguien: “Qué prefieres, ¿la verdad y el dolor o el engaño y la felicidad?” Y aquí estoy. Creo que tomé la decisión correcta, no la mejor pero sí la que amo. Por eso estoy aquí, en busca de la verdad sobre todo y sobre … ¿quién soy yo?

• La verdad me sentí rara porque uno en este momento sólo piensa en estar con los amigos, pasarla rico, divertirse, y ya. Pero cuando estamos en momentos en los cuales nos toca empezar a decidir por nosotros mismos, nos damos cuenta que no sabemos lo que queremos. Yo por lo menos creo que cuando lleguemos a la universidad nos va a dar duro porque estamos acostumbrados a lo fácil, a ser lo que las otras personas quieren que seamos. Por ejemplo, los padres. Ellos desde el principio nos crean una imagen de que todos los padres son buenos y que siempre nos van a apoyar en todo. Pero para nosotros es duro descubrir que todo lo que nos hicieron creer era mentira. Es mejor que nos digan las cosas como son para después no crear un trauma en nosotros. Es importante saber para dónde vamos.

• En este mundo no es importante saber quién eres, sino para dónde vas.

• Esta actividad me ha hecho reflexionar… O tal vez no sea una reflexión, sino que me ha hecho dar cuenta que valgo y que tengo algo que brindar a los que me rodean. Pero lo más importante que tengo para mí es que con este taller me doy cuenta que en realidad sí soy alguien en este momento, que significo algo para mi familia, amigos, vecinos, etc. Por otro lado me he puesto a pensar: ¿Qué tan importante es lo que estoy haciendo? ¿Será que vale la pena? No lo sé. Pero tampoco quiero que me lo digan. Quisiera darme cuenta por mí misma qué tan importante soy. Yo soy una persona que valora el esfuerzo que tanto yo como los demás hacemos por superarnos. Nadie es perfecto y todos estamos expuestos a cometer miles de errores, pero estoy más que segura que de estos se aprende. Fue muy rico hacer esto, aunque al principio fue incómodo.

Sobre la segunda experiencia

El siguiente testimonio lo escribió una ejecutiva que participó en un seminario de Alta Gerencia. Lo hizo después de haber leído los textos que como profesor les había enviado a todos los participantes, con la solicitud expresa de que, una vez los hubieran leído, me escribieran un texto sobre el impacto que la lectura había tenido en su mundo interno.

Al leer el Texto No.1 por vez primera, confieso que me sentí bastante turbada, al extremo que tuve que posponer su lectura en varias ocasiones antes de poder leerlo en forma continua.

Busqué inútilmente en mi interior durante varios días para descubrir el origen de mi molestia. De repente, encontrándome sentada “escuchando” una de las muchas tortuosas conferencias a las que me veo sometida en el ejercicio normal de mi trabajo, se prendió súbitamente una luz. En ese momento de lucidez entendí que mi malestar provenía de la certeza de que en algún punto del camino, a partir de los 18 años, me perdí a mí misma.

La etapa de colegio fue para mí muy importante. Fui siempre una estudiante consagrada, pero siempre tuve tiempo para dedicarme a hacer cosas que realmente disfrutaba. Hacía muchas cosas motivada por el deseo de aportar, poco consciente de mí misma, de estar equivocada, de no ser la mejor.

Cuando partí a la Universidad a estudiar Economía las cosas comenzaron a cambiar. Tal vez por ser una persona muy orientada a los asuntos académicos, me vi metida en un mundo sumamente competitivo, en el cual el “conocimiento” es dios. Aprendí muchas cosas —información, procedimientos de estudio, metodología, métodos de análisis, etc. Pero en este proceso fui poco a poco escapando de mi vida interior, perdiendo la esencia de mi creatividad, hasta creer muy fuertemente que las respuestas siempre estaban fuera de mí —en el Documento de un “experto”, en la Base de Datos, en el modelo, en la publicación, en la referencia, en los “indicadores”, etc.

Al examinar este período de transición en mi vida, me duele reconocer que me he convertido en una persona mucho menos feliz. Tal vez sea una persona más “sofisticada”, más “estructurada”, con mayor “experiencia”, pero en el fondo de mi ser, debajo de todo el maquillaje, soy una persona mucho más dependiente, menos libre, menos segura y con un terrible vacío.

Viene a mi mente también el concepto de amistad. Siento que mi idolatría por lo académico, por lo profesional, me fue secando el corazón. Con la excusa de ser una persona muy ocupada, no busco el momento para verdaderamente compartir con los demás. Creo que pasé de ser una excelente amiga, que gozaba compartiendo con excelentes amigas, a ser una persona que da poco de sí misma, rodeada por personas conocidas a nivel social o laboral, pero con quienes existe sólo una comunicación superficial.

Todos estos textos me han conducido a meditar sobre mí misma y sobre la “violencia” que sin darme cuenta he ejercido sobre mi persona. Creo que fue una especie de suicidio interior al que me he visto sometida por un período excesivamente largo. He leído estos textos muchas veces, los releeré muchas veces más en mi intento por resucitar mi espíritu y recobrar mi libertad.

Reflexiones

Los testimonios de los cuatro estudiantes de colegio demuestran que cada uno supo aprovechar la oportunidad que les ofrecía la reunión para expresar la verdad sobre lo que estaba viviendo. Y parece evidente también que los sorprendió que unos profesores tuvieran interés no sólo en contarles sus propias experiencias y las de otros de sus estudiantes, sino también en escuchar con tanta atención cuáles eran sus necesidades y preocupaciones más importantes como personas. por eso sintieron la confianza para compartir lo suyo con la sinceridad y transparencia que lo hicieron, tanto durante la reunión como en sus testimonios.

Cuando compartí con la rectora del colegio algunos de estos testimonios, con lágrimas en los ojos me dijo: “¡Yo no sabía que nuestra responsabilidad con estos estudiantes era tan grande!”.

Cuando compartí con la rectora del colegio algunos de estos testimonios, con lágrimas en los ojos me dijo: “¡Yo no sabía que nuestra responsabilidad con estos estudiantes era tan grande!”. Creo que su respuesta fue un reconocimiento tácito de que ni el colegio como institución, ni sus profesores, ni sus directivas estaban respondiendo como deberían a unas necesidades y preocupaciones personales tan hondas e importantes como las que estos estudiantes habían expresado en sus testimonios.

por otro lado, el testimonio de la mujer ejecutiva muestra que también ella sufrió las consecuencias indeseables de una educación centrada en los conocimientos y ajena a sus necesidades y preocupaciones personales. Los siguientes apartes de su testimonio lo demuestran:

• Sobre su experiencia en el colegio dice: Fui siempre una estudiante consagrada, pero siempre tuve tiempo para dedicarme a hacer cosas que realmente disfrutaba. En otras palabras: aunque ella cumplía exitosamente con lo que se le exigía —el buen desempeño académico—, lo que ‘realmente disfrutaba’ estaba en otras actividades; y,

• Sobre su experiencia como estudiante universitaria dice: Tal vez por ser una persona muy orientada a los asuntos académicos, me vi metida en un mundo sumamente competitivo, en el cual el “conocimiento” es dios. Y luego muestra los efectos que tuvo en ella el endiosamiento del conocimiento en su vida como profesional: …fui poco a poco escapando de mi vida interior, perdiendo la esencia de mi creatividad, hasta creer muy fuertemente que las respuestas siempre estaban fuera de mí —en el Documento de un “experto”, en la Base de Datos, en el modelo, en la publicación, en la referencia, en los “indicadores”, etc.

Es evidente entonces que tanto el colegio, como la universidad, como el trabajo profesional la condujeron a esa enajenación y esa infelicidad crecientes que ella misma describe al final de su testimonio:

Al examinar este período de transición en mi vida, me duele reconocer que me he convertido en una persona mucho menos feliz. Tal vez sea una persona más “sofisticada”, más “estructurada”, con mayor “experiencia”, pero en el fondo de mi ser, debajo de todo el maquillaje, soy una persona mucho más dependiente, menos libre, menos segura y con un terrible vacío.

En síntesis: tanto los testimonios de los cuatro estudiantes de 10o grado como el de la dirigente empresarial inducen a concluir:

• Que las prácticas corrientes en educación le dan una importancia desproporcionada al aprendizaje de conocimientos en detrimento de la atención que se le debería prestar a las necesidades y preocupaciones que cada estudiante vive en cada momento; y,

• Que este desequilibrio está teniendo unos efectos enajenantes muy hondos y dañinos tanto en los individuos como en la sociedad en su conjunto.

Los centenares de testimonios recolectados que corroboran esto mismo me inducen a creer que esto puede ser lo que está ocurriendo en la gran mayoría de las instituciones formales de educación que tenemos hoy en Colombia.

Consulta la entrevista con Alejandro Sanz de Santamaría y conoce las motivaciones de los estudiantes para hacer fraude en http://pre-rutamaestra.santillana.com.co/rutamaestra

 

 

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