La perspectiva de estas pruebas no puede ser estrictamente la de determinar quiénes pierden o ganan o quiénes pueden ingresar o no a la universidad, si bien hace parte de los imaginarios de los jóvenes y de las familias; los resultados de estas pruebas han de asumirse como dispositivos de información clave para tomar decisiones en aras de los principios de la equidad social, de los ajustes que requiere el sistema educativo y de los énfasis en los planes de formación del profesorado en el horizonte de un proyecto educativo-cultural del país.
Transcurridos los años 2020 y 2021, en medio de las restricciones derivadas del COVID 19, es posible analizar los potenciales impactos sobre la calidad de la educación en Colombia, en este caso, partiendo de los resultados alcanzados por los estudiantes que fueron evaluados en el Examen de Estado Saber 11 en el año 2021. Desde luego, es necesario advertir que los resultados mencionados comprenden la síntesis de un número muy alto de factores que inciden en la educación, en relación con el estudiante y su familia, el maestro/maestra, su formación y sus prácticas de aula, la escuela y sus proyectos, la sociedad y la diversidad cultural.
Enseguida se muestran resultados de promedios, agrupados por ente territorial, género y estrato socioeconómico de los estudiantes, jornada escolar, carácter académico, sector y calendario de las instituciones, así como la dispersión de los mismos, como señal de equidad de aprendizaje, para llegar a conclusiones y recomendaciones, que fueron elaboradas en el debate académico celebrado el 3 de marzo de 2022 en el Colegio Colombo Hebreo de Bogotá.
1. Resultados globales entre 2015 y 2021
El tramo elegido de los últimos siete años posibilita identificar si las diferencias de los resultados de los aplicativos en los dos años del confinamiento (2020-2021) corresponden, como se ha creído, al declive y rezago de los aprendizajes esperados, respecto a los años anteriores. Es otro imaginario suscitador de dilemas: ¿los aprendizajes de los niños y los jóvenes en el confinamiento se detuvieron y se olvidaron?
Según los datos encontrados cabe preguntarse por los factores que inciden en el progreso académico (8,3 puntos) en 2016, al contrastarlo con 2015. Asimismo, es necesario explicar el descenso paulatino de los puntajes desde 2016 hasta 2019, que se detiene en 2020 (aumenta el puntaje respecto al año anterior) en pleno confinamiento escolar. Habría que relativizar entonces la hipótesis del déficit según la cual la pandemia condujo a retrocesos en los aprendizajes esperados. Es paradójico: en los tres años anteriores (de 2016 a 2019) se observa el descenso vertiginoso en los resultados de la Prueba Saber 11 y entre 2020 y 2021 hay solo dos puntos de diferencia; es decir, se detiene la caída y se estabiliza el proceso (gráfico 1).
Frente a estos resultados podrían plantearse dos conjeturas (son conjeturas, es decir, posibilidades en la explicación del fenómeno observado): una académica y otra política. La conjetura académica se sustenta en la condensación de los componentes de la evaluación para la Prueba Saber 11, pues en 2014 el ICFES optó por disminuir las áreas evaluadas (eran ocho en el Núcleo común) y eliminó el componente flexible (eran dos), dejando entonces cinco macro-áreas: 1) Lectura crítica, que resulta de la fusión de filosofía y lenguaje; 2) Matemáticas; 3) Ciencias naturales; 4) Sociales y Ciudadanas; y 5) Inglés. Decisión loable del ICFES es esta reducción de las áreas evaluadas, pero demandó de los colegios la planeación de talleres y conferencias, sobre todo en torno a la lectura crítica como componente de la evaluación y no ya como un nivel de la lectura (considerado desde 1993).
En consecuencia, si durante 2015 se intensificó en las aulas el interés por cultivar la lectura crítica, tanto en lenguaje como en filosofía, que inevitablemente convocan a las ciencias sociales, es sensato reconocer el salto en los puntajes de 2015 a 2016. Y en relación con la detención del descenso de los puntajes en 2020, un factor determinante es la concentración de los jóvenes en la casa y el acompañamiento de los padres/madres y los miembros de la familia en la búsqueda de respuestas a los retos producidos por la pandemia. Volver a conversar en familia y buscar juntos soluciones a problemas y situaciones críticas del planeta, lo cual implica leer usando las herramientas digitales, aportaron de manera significativa a los aprendizajes de los jóvenes que cursaban el grado 11, aunque haya un índice alto de población vulnerable sin acceso a las tecnologías digitales y en el desamparo familiar.
Respecto a la conjetura política es necesario considerar que en el mes de septiembre de 2016 se firmaron los acuerdos de paz y un mes después hubo el plebiscito para refrendarlos, pero con diferencias mínimas ganó el No a dichos acuerdos y sobrevino la incertidumbre política. Si desde 2014 se habían iniciado las conversaciones con el grupo más grande de la beligerancia armada y hasta 2016 disminuyeron las confrontaciones, es posible que haya incidido en las ilusiones y las esperanzas de los jóvenes que presentaron las pruebas. De nuevo, es solo una conjetura entre otras posibles, lo que explicaría también el desencanto social en los años siguientes.
2. Resultados por entidad territorial en 2021
De otra parte, las conjeturas anteriores se enlazan con la gran diferencia entre los resultados de los estudiantes evaluados en Saber 11 de 2021, agrupados por entidad territorial, con valores que van desde 268,6 puntos para Bogotá, hasta 200,9 puntos para Chocó (gráfico 2).
Con base en los resultados mostrados, cabe preguntarse qué tanto influyen las políticas educativas de cada región en los resultados de la Prueba Saber 11. Existe una cercanía geográfica y cultural (los Andes) entre Bogotá, Boyacá y Santander, y las tres regiones se distinguen por la tradición universitaria y la presencia de Normales que históricamente se han destacado por su buena calidad académica. Ha habido también en estas regiones un esmero de los gobiernos locales por la educación. En contraste, es preocupante la situación de los departamentos de la costa caribe en el extremo noroccidental del país, sobre todo de los que son emblemáticos en el turismo internacional, como Bolívar, Magdalena y la Guajira, al igual que la situación en el otro extremo (suroriente) de Colombia, con Vichada, Guainía, Vaupés y Amazonas. Y de manera recurrente, la mayor preocupación se concentra en la aguda debilidad de Chocó, que no logra despuntar.
3. Variación entre 2020 y 2021
Al observar la diferencia en el promedio de Saber 11, entre 2020 y 2021, Bogotá, Antioquia, Cundinamarca, Boyacá, Quindío y Guaviare logran progresos que van desde 0,2 hasta 2,2 puntos (aún en medio del confinamiento referido), mientras que Caquetá mantiene el mismo resultado y las demás entidades registran una disminución que oscila entre 1,3 puntos para Valle del Cauca y 15,6 puntos para Guainía (gráfico 3), lo cual agrava el problema de la equidad que ya se ha mostrado.
Los datos son ilustrativos de los progresos intelectuales en los departamentos que se trazan metas sostenidas a largo plazo, en cuanto al mejoramiento de los aprendizajes de los estudiantes. Es el caso de Guaviare, región que en 1998 estaba en la base de la escala y en las últimas dos décadas fue superando sus debilidades, porque consideró, entre otros, siete aspectos centrales: 1. La formación continua de los profesores, a través de talleres analíticos sobre sus propias experiencias pedagógicas; 2. La formación avanzada, a través de maestrías cuyas tesis enfocan los problemas relacionados con los dominios disciplinares y las pedagogías específicas de las áreas; 3. La publicación de trabajos (artículos y libros) de los maestros y las maestras (publicaciones con la Universidad Nacional y la Red de Lenguaje); 4. El mejoramiento de las infraestructuras y los servicios públicos; 5. La actitud inquieta de maestros y maestras, directivos y supervisores; 6. La constitución de redes académicas; y 7. La credibilidad y el apoyo de los gobernantes al profesorado del departamento.
Los datos son ilustrativos de los progresos intelectuales en los departamentos que se trazan metas sostenidas a largo plazo, en cuanto al mejoramiento de los aprendizajes de los estudiantes. Es el caso de Guaviare, región que en 1998 estaba en la base de la escala y en las últimas dos décadas fue superando sus debilidades…
Un caso como Guaviare presupone también la consideración de cinco nuevas preguntas. En el confinamiento: 1. ¿Los estudiantes mantuvieron el ritmo académico con el acompañamiento de los familiares?; 2. ¿Los estudiantes continuaron aprendiendo a partir de proyectos, como se ha insinuado en los talleres de formación docente?; 3. ¿Los maestros y las maestras trabajaron de manera distinta?; 4. ¿Docentes, estudiantes y familias tuvieron más tiempo para leer y para conversar sobre lo leído?; y 5. ¿Influyó la preparación previa para la prueba a través del portal del ICFES?
Otros factores que es necesario considerar en los desarrollos de los aprendizajes en el confinamiento mencionado, tanto para el caso de Guaviare como para el país, son: 1. La flexibilidad de horarios para aprender; 2. Las preguntas y las predicciones sobre el fenómeno de la pandemia: 3. La suspensión transitoria de los códigos escolares, como la clasificación débil (currículo abierto) y la enmarcación flexible (pedagogías invisibles), de acuerdo con Bernstein.
4. Promedio y equidad en 2021
Ahora, combinando dos indicadores, el promedio como señal de progreso académico y el inverso de la desviación estándar multiplicado por 100 como señal de equidad de aprendizaje, se encuentra una nube con la representación de resultados para 13.008 instituciones cuyos estudiantes fueron evaluados mediante Saber 11 (gráfico 4). Aquí, la calidad se confirma como el proceso que recorre caminos hacia la zona superior derecha del diagrama, es decir, incrementando el promedio y disminuyendo la desviación estándar de los resultados individuales.
¿A qué instituciones educativas corresponden los puntos en la parte superior derecha de la nube que, por sus logros en los resultados, se desprenden de las demás? ¿Y cuál es la institución educativa representada en el punto de la parte inferior derecha? Es otro dilema que demanda análisis en profundidad desde la investigación y desde talleres analíticos de formación.
5. Brechas por género y estrato en 2021
En relación con los resultados hallados en Saber 11 del año 2021, al agrupar los estudiantes por género y estrato socioeconómico, se observa una ventaja de 7,7 puntos, a favor de los hombres, y un promedio creciente, desde 235,7 puntos para estudiantes de estrato uno hasta 280,9 puntos para los de estrato seis (gráfico 5), confirmando la necesidad de revisar las políticas educativas y las prácticas desplegadas en las aulas de clase, para reducir de manera significativa las diferencias registradas. ¿Qué tanto peso tiene en los resultados el carácter patriarcal de la sociedad, en la que las jóvenes tienen que cuidar a los hermanos pequeños o tienen que realizar los oficios domésticos o tienen restricciones en el uso del único computador de la casa?
6. Brechas por jornada y carácter en 2021
Las diferencias en los resultados de Saber 11 del año 2021, al agrupar los estudiantes evaluados por jornada y el perfil de las instituciones, también advierten brechas importantes: desde 200,9 puntos para la noche hasta 282,3 puntos para la jornada completa; y desde 240,5 puntos para colegios técnicos hasta 252,6 puntos para los de carácter académico (gráfico 6). La distribución observada reclama igualmente intervenciones para alcanzar mayor equidad de aprendizaje en el país y, sobre todo, análisis singulares como los que ameritan los colegios técnicos, los que en décadas anteriores se caracterizaron por desempeños ecuánimes.
7. Brechas por sector y calendario en 2021
Respecto del sector y calendario de las instituciones, las diferencias en los resultados de Saber 11 del año 2021 son notorias, con 35,2 puntos a favor de colegios del sector no oficial frente al oficial, y de 62,8 puntos a favor del calendario B frente al A (gráfico 7), lo cual confirma la importancia de ajustar políticas y proyectos educativos tendientes a cerrar las brechas observadas.
Conclusiones
Los resultados mostrados propician algunas conclusiones. En primer lugar, persisten grandes inequidades en el aprendizaje evaluado en Saber 11 del año 2021, al hacer agrupaciones por entidad territorial, o por género y estrato socioeconómico de los estudiantes, o por jornada, carácter académico, sector y calendario de las instituciones. En especial, preocupa la enorme debilidad de Chocó, así como la situación de los departamentos de la costa caribe en el extremo noroccidental del país, sobre todo Bolívar, Magdalena y la Guajira, al igual que la situación en el otro extremo (suroriente) de Colombia, con Vichada, Guainía, Vaupés y Amazonas, lo cual demanda la pronta intervención, tanto al nivel de instituciones gubernamentales, formadoras como de grupos, con políticas y proyectos hacia la transformación de las prácticas pedagógicas y la dotación infraestructural.
En segundo lugar, es importante advertir que las variaciones en los resultados de los últimos dos años, con mejoras en Bogotá, Antioquia, Cundinamarca, Boyacá, Quindío y Guaviare, y constancia en Caquetá, muestran que la pandemia no impactó el trabajo sistemático y dedicado del profesorado, quienes adelantan proyectos de aula interdisciplinarios, integrales y localizados en los contextos del mundo de la vida, pues si bien las competencias de los estudiantes requieren tiempos prolongados para desarrollarse, ellas no desaparecen en lapsos tan breves como un par de años. El enfoque de competencias, asumido como la búsqueda de soluciones pertinentes a problemas del mundo real, activa la memoria de largo plazo y sobre todo el pensamiento en niveles más profundos, mientras que el de contenidos aislados, como memorizar o transcribir definiciones, apenas actúa en el corto plazo y entonces puede olvidarse o desvanecerse muy pronto.