Desarrollo del pensamientoEdición 34

Un corazón cultivado

En la interpretación etimológica de la palabra educar encontramos varias ramificaciones de significados que apuntan a las acciones de conducir y guiar, pero también a sacar afuera, o hacer salir. En las dos primeras, conducir y guiar, el peso recae en los encargados de orientar el camino, en aquellos que muestran la senda. Por contra, en las segundas, sacar afuera, o hacer salir, la acción se asienta en la labor de extracción del educando, en desarrollar su potencial.

Si hablamos del primer caso, gran parte de la responsabilidad educativa pasa por los que guían, ya sean familiares, o, en nuestro caso, docentes. En la segunda opción, el alumno es el protagonista de su educación.

Como educadores, tenemos la obligación de abarcar ambas acepciones. Debemos conducir a nuestros estudiantes por un camino cimentado en el amor al conocimiento. Tenemos que ser capaces de mostrarles las virtudes del camino, desplegando ante sus ojos la intensidad del placer que recibe un corazón cultivado. Es preciso que tomemos conciencia de que nuestra labor es equiparable a la de un faro que ilumina el camino y que la mejor manera de hacerlo es siendo ejemplares.

Pero al mismo tiempo, debemos ofrecerles las herramientas necesarias para que desarrollen de la mejor manera posible, sus capacidades, para que adquieran las competencias necesarias de cara a poder llevar una vida gozosa en el marco de nuestra sociedad.

Esta doble tarea, la guía y la de estímulo, demanda de nosotros, los docentes, un buen desarrollo del arte de pensar. Un buen educador es alguien que pone en valor las circunstancias y los contextos de sus estudiantes, de cara a realizar estas dos tareas.

Según las palabras del experto educativo Tony Wagner, investigador en el laboratorio de innovación de Harvard, la principal destreza que requiere el estudiante del siglo XXI para integrarse en la sociedad contemporánea es el pensamiento crítico, asociado a la resolución de problemas. Sobre esta base debemos sedimentar ambos pilares, tanto el desarrollo de los talentos del alumnado, como la implementación de metodologías educativas innovadoras.

Un corazón cultivado

El reto educativo más importante que tenemos por delante es el de convertir a nuestros estudiantes en ciudadanos amantes del saber, capaces de activar el pensamiento crítico. Nos enfrentamos a una serie de desafíos novedosos que exigen revisar los procesos educativos en búsqueda de soluciones realistas. Por primera vez en la historia, la dimensión de algunos de estos retos no es abarcable por la labor de un individuo, o de un grupo aislados de individuos, sino que implica la necesidad de colectivos que operen a nivel global. Debemos preparar a nuestros estudiantes para problemáticas como el cambio climático, la escasez de recursos naturales, la posverdad, aparte de integrarlos y hacerlos partícipes de un mundo laboral que se encuentra en constante evolución. La complejidad de estos problemas y la tremenda diversidad e interconexión del mundo en el que se desenvuelven requieren de todos los talentos posibles. Esto implica que la escuela del siglo XXI debe reconocer, integrar y potenciar todas las habilidades del estudiante, pero, sobre todo, debemos hacerlo, intentando que nuestros alumnos experimenten las bondades de tener un corazón cultivado donde florezca el arte de pensar.

¿Por qué el pensamiento crítico?

Estamos en un proceso educativo en el cual lo competencial se ha convertido en un pilar evaluativo y formativo, especialmente las llamadas soft skills, cuya traducción más acertada creo que pasa por habilidades primarias (frente a habilidades blandas). Una competencia es una aptitud que se adquiere y mejora a través de la práctica. En la actualidad, la evaluación del estudiante se inclina a tener en cuenta el desarrollo de estas aptitudes que se consideran las más aptas para su integración en sociedad, para su participación ciudadana, y como base para el mundo laboral.

El talento no siempre se evidencia, requiere experimentación y dinamismo, al tiempo que demanda recursos de cara a poder desarrollarlo lo mejor posible.

Si hablamos de competencias, talentos y habilidades, el pensamiento crítico es esencial tanto a nivel educativo, como a nivel empresarial, siendo además fundamenta a nivel personal. El informe The Future of Jobs Report 2020, del World Economic Forum, confirma que desde el año 2016 y de manera consecutiva, la habilidad que más se reclama es la del pensamiento crítico, y se calcula que su demanda irá en aumento en la próxima década.

Aprendizaje y trabajo

Dos informes destacan en este apartado: The future of work: what education can and can’t do, del año 2020, y The Future of learning 2: What kind of learning for 21st century?, del año 2015. Ambos estudios procedentes de la UNESCO.

En el primero, se pone de relieve el papel que debe tener la educación de cara ayudar en la formación de ciudadanos y trabajadores informados, independientes, creativos y, sobre todo, críticos. Las transformaciones que se han producido merced a la tecnología, donde existe el anonimato y la inmediatez, han dado lugar a una gran cantidad de información falsa y falsificada (fakes news y posverdad), que exige la forja de un lector y de ciudadano bien formado en pensamiento crítico, especialmente si queremos que la calidad de nuestras democracias vaya en aumento.

A esto le añadimos que no debemos orientar en exclusiva la educación como fuente de nutrición del mundo laboral, si bien es un factor para tener en cuenta. La verdadera capacidad de la pedagogía pasa por educar a ciudadanos que sean “pensadores seguros, creativos, críticos e independientes”.

Las transformaciones que se han producido merced a la tecnología, donde existe el anonimato y la inmediatez, han dado lugar a una gran cantidad de información falsa y falsificada

Pero si este informe pone el foco en lo que la educación puede hacer bien, teniendo de fondo el sector laboral, en segundo informe, ya apuntaba la urgencia de educar en pensamiento crítico al alumnado debido a los nuevos retos que afrontamos: “la Asociación para las Habilidades del Siglo XXI, con sede en EE. UU., una coalición de líderes empresariales y educadores, propuso un Marco para el aprendizaje del siglo XXI, donde identificó competencias y habilidades esenciales vitales para el éxito en el trabajo y la vida. Estos incluyeron ‘las 4C’: comunicación, colaboración, pensamiento crítico y creatividad.”

Un corazón cultivado

Transformar el currículo

Las anteriores propuestas conllevan estar en una constante revisión del currículo educativo. No se trata de innovar o revolucionar sin más, sino de implementar metodologías que ayuden a actualizar la educación para un ciudadano del siglo XXI. Conservar y mejorar aquello que funciona, e integrar las nuevas competencias que configuran al sujeto actual, son factores para tener en cuenta cuando se habla de transformar el currículo. Como docentes estamos en la obligación de actualizarnos más allá de los meros contenidos curriculares que debemos impartir. Tenemos que preparar al alumno para que se convierta en un sujeto capaz de actualizarse durante el resto de su vida, tanto personal como laboralmente, y los docentes no podemos quedarnos al margen de esta dinámica.

En este sentido es relevante el informe del 2019 del International Bureau of Education, perteneciente a la UNESCO, llamado Future Competences and the Future of Curriculim: A global Reference for Curricula Transformation, que vuelve a situar en el centro de esta transformación al pensamiento crítico. A lo largo del documento, se ofrece un marco de competencias que sirvan como base de referencia, de cara a ir transformando un currículo que sea capaz de preparar a los estudiantes, tanto para la Industria 4.0 como para la Agenda Educación 2030.

Los siguientes gráficos dejan bien claro qué elementos debemos tener en cuenta a la hora de ir actualizando el currículo. El primero pone de relevancia las competencias macro por orden de importancia, destacando el aprendizaje de por vida, donde la base se fundamenta en el pensamiento crítico. A este respecto es importante no perder de vista que la competencia de pensamiento crítico es el eje desde el cual se puede pivotar toda la trayectoria identitaria de un sujeto que tendrá que vivir a lo largo de toda su vida, sometido a constantes procesos de aprendizaje.

En el segundo gráfico, podemos observar la posibilidad de asociar estas competencias con la interacción de estas en contextos de aprendizaje que se ocupan de una formación integral del alumno:

Metodología e implementación de pensamiento crítico

1. Mundo laboral

a) ¿Qué cuestiones tenemos que trabajar?

En el informe del World Economic Forum sobre el Futuro de los trabajos, de octubre del 2020, esto es lo que se destacaba:

En el último informe del Foro Económico Mundial del 2021, donde se proponía una taxonomía sobre las competencias más relevantes en el trabajo, se hacía una propuesta de unificación de competencias de la siguiente manera:

Competencias: conjunto de habilidades, conocimientos, actitudes y capacidades que permiten a un individuo desempeñar funciones laborales. Estas se descomponen de 3 elementos:

  1. Habilidades y conocimientos. Las habilidades son las capacidades necesarias para completar una tarea y, por lo tanto, un trabajo. El conocimiento es el conjunto de hechos, principios y teorías que están relacionadas con un campo de trabajo o estudio, y que se puede dividir aún más en dependiente conocimiento (práctico y procedimental) y conocimiento independiente del contexto o teórico.
  2. Actitudes. Comportamientos aprendidos, rasgos de inteligencia emocional y creencias que exhiben los individuos que influyen en su acercamiento a las ideas, personas y situaciones.
  3. Talentos (capacidades). Posesión de capacidades físicas, psicomotrices, cognitivas y sensoriales necesarias para realizar un trabajo.

Estas competencias implican dos cuestiones de fondo a tener en cuentas, tanto para estudiar el perfil del contratado (gerentes de recursos humanos de las empresas), como para el buscador de empleo, que necesita realizar un buen ejercicio de autoconocimiento, de cara a presentar su mejor perfil profesional e implementar estrategias de mejoras, en torno a dichas cuestiones.

b) Top de habilidades para el 2025

Según dicho informe, las cinco (5) habilidades más demandadas a nivel global son:

  1. Pensamiento analítico e innovación
  2. Aprendizaje activo y estrategias de aprendizaje
  3. Resolución de problemas complejos
  4. Pensamiento crítico y análisis
  5. Creatividad, originalidad e iniciativa

Esto muestra que la habilidad de pensamiento crítico y analítico se convierte en un eje referencial para el mundo laboral.

PROPUESTA DE TRABAJO

A corto plazo

Debido a las limitaciones temporales del encuentro, lo más relevante es provocar una toma de conciencia inicial sobre las ventajas de implementar el pensamiento crítico en los procesos de formación y actualización de las empresas y de la formación laboral.

Conferencia/taller/encuentro sobre la importancia del pensamiento crítico en el mundo laboral y su correlación con la formación laboral.

  1. Habilidades más importantes para el desarrollo del pensamiento crítico.
  2. Principales dificultades para su implementación.
  3. Metodología de toma de decisiones.
  4. Construcción de la identidad laboral en conexión con la identidad personal: la importancia del bienestar.

A largo plazo

  1. Diagnóstico jerarquizado de las principales demandas a medio y largo plazo de los sectores laborales más punteros del país a la hora de incorporar Recursos humanos.
  2. Establecer una comisión permanente de investigación y análisis entre el mundo laboral y el sector educativo, encargada de elaborar informes actualizados y propuestas de implementación pedagógica eficaces.
  3. Crear comisiones regionales pedagógicas, compuestas por personal del mundo laboral, político y educativo, que elaboren un plan de visitas y formación para centros educativos y escuelas de padres, donde se oriente en torno a las nuevas demandas laborales que se están constituyendo.

2. Mundo educativo

Inversión

Según el informe de la UNESCO, No dejar a ningún niño atrás: informe mundial sobre el abandono escolar de los varones, de año 2022, las principales causas del abandono escolar son la pobreza y la necesidad de trabajar. Como el propio informe indica, en el caso de las niñas, el porcentaje de ellas que apenas accede al sistema escolar es también significativo y, en especial, el abandono por parte de ellas se produce en etapas educativas superiores.

Con la COVID-19, una de las consecuencias más acuciantes que ha sufrido el sector educativo es el retraso pedagógico de muchos estudiantes por falta de medios. Según el Informe Nacional de Competitividad 2021-22 de Colombia, un estudiante de 15 años cuenta con 3,4; 2,7 y 2,6 años de escolaridad menos en matemáticas, ciencias y lectura respecto al estudiante promedio de la OCDE. A esto se le suma que Colombia es el país de la OCDE con menor penetración de Internet de banda ancha móvil y fija. El 21,9 % de los hogares de menor ingreso tiene conexión a Internet y, entre los de mayores ingresos, la cifra asciende a 86,2 %.

Si algo suelen apuntar muchos de los informes mundiales y locales sobre el fracaso escolar es el nivel económico de las familias, unido al interés de estas por la educación. De ahí que sea importante que la sociedad tome conciencia de la necesidad de invertir en educación, entendiendo la inversión en la misma como el producto de rentabilidad de gran retorno a medio plazo.

Desde esta perspectiva, no solo a nivel político sino también a nivel empresarial, invertir en educación debería verse como una oportunidad de mejora social

Desde esta perspectiva, no solo a nivel político sino también a nivel empresarial, invertir en educación debería verse como una oportunidad de mejora social. El informe Catalysing Education 4.0 Investing in the Future of Learning for a Human-Centric Recovery argumenta que un solo dólar ($1) de inversión en la educación de un niño produce tanto como $5 en retorno a lo largo de su vida. Un año adicional de educación, en promedio se traduce en ganancias vitalicias un 9 % más altas y, en algunos casos, hasta un 15% más. Los retornos en los países de bajos ingresos son incluso más altos que los de los países de mayores ingresos.

Estas áreas de inversión pasan por:

a. Empoderar la mano de obra de la enseñanza. Esto implica poner el valor todas las figuras relacionadas con el sector educativo, especialmente a los docentes. Para ellos se precisa mejorar las habilidades pedagógicas y realizar una actualización de las innovaciones pedagógicas que mejor se adapten a los entornos cambiantes. Junto a esto se requiere un aprendizaje basado en el apropiado uso de las nuevas tecnologías.

b. Estimular una toma de conciencia global sobre la importancia de la inversión en educación, destacando la que se implementa en nuevas tecnologías. El propio informe destaca que todos los actores de la sociedad tienen un papel que desempeñar, desde los gobiernos y las agencias no gubernamentales, pasando por las empresas, los inversores y educadores, hasta los padres y cuidadores, así como los propios aprendices.

c. Mostrar a las empresas la necesidad de invertir en el sector educativo y su rentabilidad, especialmente en el sector tecnológico. A esto se le suma que el sector educativo proporciona oportunidades adicionales para la creación de empleo por medio de la contratación de personal. RM

Empoderar la mano de obra de la enseñanza

José Carlos Ruíz

Licenciado en Filosofía por la universidad de Sevilla. Doctor en Filosofía por la universidad de Córdoba. Especialista en filosofía de la cultura y el pensamiento crítico. Ha sido profesor de filosofía en secundaria y bachillerato durante 20 años.

Artículos relacionados

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Back to top button