ContextoEdición 9

La educación en un punto decisivo

No es la especie más fuerte la que sobrevive, ni la más inteligente, sino la que responde mejor al cambio.

Introducción

Imagine una escuela sin edificios o aulas, e incluso sin biblioteca. Imagine una escuela a diez mil kilómetros de distancia de sus estudiantes. Imagine una escuela sin departamentos académicos, sin exigencia de cursos, grados o títulos. Imagine una escuela abierta las veinticuatro horas del día, siete días a la semana, 365 días al año. Imagine una institución educativa que otorga el grado de bachiller en Estudios Individualizados o Estudios Interdisciplinarios, con un catálogo de más de 4.000 materias diferentes. Imagine una universidad dispuesta a reembolsar los gastos a sus estudiantes si no encuentran un trabajo adecuado dentro de seis meses después de su graduación. Imagine un sistema de educación en el cual las instituciones no son clasificadas por la calidad de sus profesores, sino por la in­ tensidad de sus conexiones electrónicas y de Internet. Imagine un país en el cual el mayor número de divisas proviene de la exportación de servicios de educación. Imagine un país que cobra pagos de matrícula según las tari­fas de un mercado común para recuperar el costo completo de la educación. ¿Estaremos entrando en la esfera de la ciencia ficción? ¿O son estas evocaciones historias de la vida real sobre la revolución en el mundo de la educa­ción en la víspera del siglo veintiuno?

En los últimos años, muchos países han sido testigos de grandes transformaciones y refor­mas en sus sistemas de educación, incluyendo el surgimiento de nuevos tipos de institucio­nes, cambios en los patrones de financiamiento y gobierno, el establecimiento de mecanismospara la evaluación y acreditación, reformas de currículum e innovaciones tecnológicas. Pero el panorama de la educación no está cambiando tan rápidamente en todas partes. Algunas instituciones educativas han tratado orgullosamente de mantener sus tradiciones, sean buenas o malas. A estas instituciones in­flexibles se suman otras, a través del mundo, que han permanecido pasivas ante momentos de crisis. Pero ¿en este mundo que cambia tan rápidamente, que es lo más probable que les suceda a esas instituciones de educación que no están dispuestas o no pueden cambiar?

En los últimos años, muchos países han sido testigos de grandes transformaciones y reformas en sus sistemas de educación, incluyendo el surgimiento de nuevos tipos de instituciones, cambios en los patrones de financiamiento y gobierno, el establecimiento de mecanismos para la evaluación y acreditación, reformas de currículum e innovaciones tecnológicas.

Para lidiar con este problema, este artículo está dividido en dos partes. Primero, estudia los retos que caracterizan los ambientes en los cuales operan las instituciones de educa­ción y con que compiten al principio del siglo veintiuno. Segundo, examina algunas de las implicaciones concretas de estos retos para los líderes de la educación, estudiando las ten­dencias y experiencias prometedoras en países e instituciones que han tomado el frente en la introducción de reformas e innovaciones.

Los nuevos retos

Hay tres retos principales y relacionados que tienen mucho que ver con el papel y las funcio­nes de la educación: (i) la globalización eco­nómica, (ii) la importancia, cada día mayor, de tener conocimientos que sirvan como con­

ductores para el desarrollo, y (iii) la revolu­ción de información y comunicación.

La globalización. La globalización es la inte­gración compleja de capital, tecnología, e in­formación a través de las fronteras nacionales en tal forma que se crea un mercado mundial cada vez más integrado, con la consecuencia inmediata que más y más países y compañías no tienen opción sino de competir en una eco­nomía global. La globalización no es un fe­nómeno nuevo. La conquista de las Américas por parte de los conquistadores españoles y portugueses a finales del siglo XV, el comercio triangular de algodón y de esclavos en los si­glos XVII y XVIII, la construcción del cable te­legráfico transatlántico en la década de 1860, y la colonización de la mayoría de Asia y África hasta mediados del siglo XX, fueron factores claves en la integración económica y determi­nantes del desarrollo económico en la escala global. Pero sin duda ha habido una acele­ración de este fenómeno en las últimas dos décadas como lo demuestra el aumento del comercio internacional y la interdependencia cada día mayor de mercados de capital.

Insistir en la globalización como una importante tendencia económica no implica un juicio, ni positivo ni negativo.

Insistir en la globalización como una impor­tante tendencia económica no implica un jui­cio, ni positivo ni negativo. Muchas personas perciben esta evolución como una gran fuente de oportunidades, mientras que los críticos la­mentan los peligros de la interdependencia y alta volatilidad, tal como el riesgo de transfe­rir crisis financieras de un país al otro. Pero la globalización está sucediendo, nos guste o no, y cada país en el mundo, cada compañía, cada trabajador, está afectado por ella y es, muy probablemente, parte de ella.

El desarrollo económico está cada vez más ligado a la habilidad de la nación de adquirir y aplicar conocimientos técnicos y socioeconómicos, y el proceso de la globalización está acelerando esta tendencia.

La creciente importancia del conocimiento. La segunda dimensión del cambio es la cre­ciente importancia del conocimiento. El desa­rrollo económico está cada vez más ligado a la habilidad de la nación de adquirir y aplicar conocimientos técnicos y socioeconómicos, y el proceso de la globalización está acelerando esta tendencia. Las ventajas comparativas cada día provienen menos de la abundancia de recursos naturales o de mano de obra barata, y cada día más de innovaciones tecnológicas y del uso competitivo del conocimiento. La proporción de bienes con un contenido alto o medio-alto en el comercio internacional ha su­bido de 33% en 1976 a 54% en 1996 1 . Hoy en día, el desarrollo económico es tanto un pro­ceso de acumulación de conocimientos, como de acumulación de capital. Se estima que las compañías dedican un tercio de sus inversio­nes a intangibles basados en conocimiento, como capacitación, investigación y desarro­llo, patentes, licencias, diseño y mercadería. En este contexto, las economías de gran “al­cance”, derivadas de la habilidad de diseñar y ofrecer diferentes productos y servicios con la misma tecnología, se están convirtiendo en un factor poderoso de expansión. En industrias de alta tecnología como electrónica y teleco­municaciones, las economías de alcance pue­den ser un factor mayor que las economías de escala tradicionales 2. Nuevos tipos de com­pañías, llamadas compañías de producción de servicios, han comenzado a prosperar como proveedores de conocimientos, información y datos especializados, apoyando a compa­ñías existentes de manufactura. Los expertos las ven como la fuente principal de la ventaja comparativa y de alto valor agregado a econo­mías industrializadas avanzadas.3

  1. World Bank (1998). World De­velopment Report: Knowledge for Development. New York: Oxford University Press, p.28.

2. Banker, R. Chang, H., and S. Majumdar (1998). Economies of Scope in the US Telecommu­nications Industry, Information Economics and Policy. Volume 10 No.2, June 1998, pp. 253-72.

3. Gibbons, M. (1998). Higher Edu­cation Relevance in the 21st Century. Washington, D.C.” The World Bank.

La tercera dimensión del cambio es la revolución de la información y la comunicación.

Al mismo tiempo, hay una rápida aceleración en el ritmo de creación y diseminación de conocimientos, lo que quiere decir que la du­ración de tecnologías y productos se vuelve progresivamente más corta. En química, por ejemplo, había 360.000 sustancias conocidas en 1978. Este número se había duplicado para 1988. En 1998, había tres veces el número de sustancias conocidas (1.700.000). Casi 150.000 nuevas “patentes equivalentes” fue­ron agregadas al banco de información de Extractos Químicos en 1998, comparado con menos de 10.000 al año a fines de 1960. Tal vez la mejor ilustración de la corta duración de nueva información y productos viene de la industria de la computación, donde el mo­nopolio del “Intel micro processing chip” ha disminuido espectacularmente en duración con cada versión nueva. Con sus 386 micro­procesadores, Intel dominó el mercado por más de tres años a fines de 1980. Diez años después, su margen competitivo duró solo tres meses con el Pentium II. Aún más dramático, el Pentium III fue suplantado por el micropro­cesador de AMD Athlon después de estar en el mercado por solo unas semanas.

Además, en muchos campos, la distancia entre la ciencia básica y sus aplicaciones tec­nológicas se va disminuyendo o, en algu­nos casos, desapareciendo del todo. La implicación es que la investigación pura y las aplicaciones no se pueden separar. La biología molecular y las ciencias de computación son dos ejemplos sobresalientes de esta evolución.

Los resultados de una encuesta reciente sobre innovaciones tecnológicas en compañías in­dustriales en los Estados Unidos, resaltan la importancia estratégica de la investigación académica en el desarrollo de nuevos pro­ductos y procesos industriales. En promedio, el 10 por ciento de productos nuevos y el 15 por ciento de procesos nuevos se basaron en investigaciones académicas. La proporción fue aún mayor, 44 y 37 por ciento respectiva­mente, en industrias de alta tecnología como drogas, instrumentos y procesamiento de información 4. También hay una dimensión geográfica significativa en esta relación entre la investigación académica y las aplicaciones industriales, como lo indica el rico cuerpo de evidencia sobre el impacto regional de desa­rrollo de escuelas y los efectos del derrame de la investigación académica al área de investi­gación industrial y tecnológica e innovacio­nes locales 5.

4. Mansfield, E. (1991). Academic Research and Industrial Innova­tion, Research Policy. Volume 20, pp/ 1-12.

5. See for example Jaffe, A. (1980). Real Effects of Aca­demic Research, The American Economic Review. Volume 79, Issue 5 (December 1989), pp. 957-970.

La revolución de la información y la comu­nicación. La tercera dimensión del cambio es la revolución de la información y la comunica­ción. La llegada de la imprenta en el siglo XV trajo la primera transformación radical de la forma en que los conocimientos se guardan y comparten por las personas. Hoy en día, las in­novaciones tecnológicas están revolucionando de nuevo la capacidad de acumular, transmi­tir y usar información. El rápido progreso en las áreas de electrónica, telecomunicaciones y tecnologías de satélites, que permiten una alta capacidad de transmisión de información a bajo costo, ha resultado en la casi eliminación de las distancias físicas. Hace 60 años una lla­mada de Nueva York a Londres costaba el equi­valente de US$300 por minuto, hoy esa misma llamada cuesta solo cinco centavos por mi­nuto. En 1985, el costo de mandar 45 millones de “bits” de información por segundo por un kilómetro de fibra óptica costaba casi US$100; en 1997, era posible mandar 45.000 millones de “bits” por segundo a un costo de solo cinco centavos 6. Para cualquier propósito práctico, no existen más barreras logísticas para la acce­sibilidad a la información y a la comunicación entre gente, instituciones y países.

6. Bond, J. (1997). The Drivers of the Information Revolution- Cost, Computing Power and Convergence. En The Informa­tion Revolution and the Fu­ture of Telecommunications. Washington D.C.: World Bank/

Implicaciones para la educación

¿Cuáles son las implicaciones de estos retos para la educación? Anuncian (i) cambios radi­cales en las necesidades de capacitación, (ii) nuevas formas de competencia, y (iii) nuevas configuraciones y modos de operación para las instituciones educativas.

Cambios en capacitación y necesidades. Una tendencia hacia habilidades más sofisticadas y variadas ha sido observada en países de OCDE y en los países con economías en desarrollo más avanzadas. En economías impulsadas por conocimientos, aumenta regularmente el nivel de habilidades necesarias para cada vez mayor número de trabajadores y empleados. Esto se ve representado en análisis recientes de las tasas de retorno a los estudios en algunos países latinoamericanos (Argentina, Brasil y México) que demuestra un aumento en la tasa para estudios superiores, que es lo contrario de las tendencias en los años 1970 y 1980 7. Además, en países de OCDE, los empleados de oficina altamente calificados conforman entre 25 y 35 por ciento de la fuerza laboral.

7. Lächler, U. (1997). Educa­tion and Earnings Inequality in Mexico, The World Bank, unpublished paper. • Pessino, C. (1995) Returns to Educa­tion in Greater Buenos Aires 1986-1993: From Hyperinfla­tion to Stabilization. Centro de Estudios Macroeconómicos de Argentina, working paper 104 (june). • Barros R. and L. Ramos (1996). Temporal Evolution of The Relationship between Wages and Education of Brazi­lian Men. In Birdsall, N. and R.H. Sabot, eds. Washington, D.C.: Inter-American Development Bank / The Johns Hopkins Uni­versity Press. Chapter six, pp. 193-214.

La segunda dimensión de cambio en las nece­sidades de educación y capacitación es la cre­ciente importancia de la educación continua, necesaria para actualizar información y habi­lidades dada la corta vida de la primera. La forma tradicional de estudiar por un tiempo limitado para adquirir un primer grado o para completar un post-grado antes de pasar a la etapa profesional, se ve progresivamente reemplazada por prácticas de educación con­tinua. La capacitación se está convirtiendo en una parte integral de la vida y ocurre en una gran variedad de contextos: en el trabajo, en las instituciones educativas y hasta en la casa. Como escribió Shakespeare con presciencia hace varios siglos:

“El aprendizaje no es sino un anexo a nosotros mismos.

Y donde somos lo que aprendemos también lo es.”

La evolución de las necesidades de capacita­ción significa que, a mediano plazo, la clien­tela principal de las universidades no serán ya los jóvenes bachilleres. Las instituciones educativas deben organizarse para acomodar las necesidades de aprendizaje y capacitación de una clientela muy diversa: estudiantes que trabajan, estudiantes maduros, estudian­tes que estudian desde sus casas, estudiantes viajeros, estudiantes a medio tiempo, los que estudian de día, los que estudian de noche, los que estudian los fines de semana, etc. Se puede esperar que haya un cambio signifi­cativo en la forma demográfica de las ins­tituciones de educación superior, donde la estructura tradicional en forma de pirámide con una mayoría de estudiantes de pre-grado, un menor número de estudiantes de post-grado, y un número aún menor de participan­tes en programas de educación continua, será reemplazada por una pirámide invertida con una minoría de estudiantes de pre-grado, más estudiantes de post-grado, y una mayoría de estudiantes matriculados en actividades de educación continua a corto plazo. Ya en los Estados Unidos casi la mitad de la población de estudiantes consiste de estudiantes madu­ros y a medio tiempo, lo que implica un cam­bio dramático en comparación a la generación previa. En Rusia, los estudiantes a tiempo par­cial representan un 37 por ciento de todos los estudiantes matriculados. En Finlandia, uno de los principales promotores de la educación continua en Europa, hay 150.000 jóvenes ma­triculados en materias de pre-grado y 200.000 adultos en programas de educación continua.

Otra importante consecuencia de la aceleración del progreso científico y tecnológico es la disminución del énfasis en programas de educación sobre el aprendizaje de hechos e información básica en sí.

Otra importante consecuencia de la acelera­ción del progreso científico y tecnológico es la disminución del énfasis en programas de educación sobre el aprendizaje de hechos e in­formación básica en sí. Aumenta la importan­cia de lo que se puede llamar conocimientos metodológicos y habilidades, es decir, la ha­bilidad de aprender en una forma autónoma. Hoy en día, en muchas disciplinas, los cono­cimientos factuales que son enseñados en el primer año de estudios son ya obsoletos antes de la graduación. El proceso de aprendizaje ahora debe basarse en la capacidad de encon­trar, lograr accesibilidad y poder aplicar los co­nocimientos para resolver problemas. En este nuevo paradigma, es más importante apren­der a aprender, aprender a transformar infor­mación a nuevos conocimientos, y aprender a transferir nuevos conocimientos a aplicacio­nes, que memorizar información específica. Se le otorga primacía a la búsqueda de infor­mación, análisis, la habilidad de razonar y de resolver problemas. Además, aptitudes como aprender a trabajar en equipo, enseñar a los pares, creatividad, ser hábil y poder adaptarse a los cambios, se encuentran entre las habili­dades valoradas por los empresarios en una economía basada en conocimientos.

La tercera dimensión de cambio en las necesi­dades de capacitación es el creciente atractivo de grados y credenciales reconocidas interna­cionalmente. En una economía global donde las empresas producen para mercados extran­jeros y compiten con empresas extranjeras, hay un aumento en la demanda de calificacio­nes reconocidas internacionalmente, especial­mente en campos relacionados a la gerencia.

Nuevas formas de competencia. La impor­tancia decreciente de la distancia física signi­fica que las mejores instituciones educativas de cualquier país pueden abrir una sucursal en cualquier parte del mundo o atravesar fronteras usando el Internet o los enlaces de comunicación vía satélite, compitiendo efec­tivamente con cualquier universidad nacional en su propio territorio. Se estima que solo en Estados Unidos hay actualmente más de 3.000 instituciones ofreciendo capacitación online. Treinta y tres estados en Estados Unidos tie­nen universidades estatales virtuales; y 85 por ciento de las universidades comunitarias esperan ofrecer cursos a distancia para el año 2002 8. La educación a distancia es prestada algunas veces por una institución especiali­zada creada por una alianza de universidades, como es el caso de la Western Governor Uni­versity en Estados Unidos y la Open Learning Agency en Colombia Británica. La proporción de universidades estadounidenses con cursos de educación a distancia ha aumentado de 34 por ciento en 1997-98 a aproximadamente 50 por ciento en el año académico 1999-2000, llevando las universidades públicas mucha ventaja a las privadas en este aspecto 9. La Universidad Virtual Mexicana en Monterrey ofrece 15 programas de maestría mediante teleconferencias y el Internet con un alcance de 50.000 estudiantes en 1.450 centros de estudio por todo México y 116 en Latinoamé­rica. En Tailandia y Turquía, las universidades abiertas nacionales matriculan respectiva­mente 41 y 38 por ciento de la población total de estudiantes en cada país.

8. Olsen, J. (2000). Is Virtual Educa­tion for Real?, TechKnowLogia, January-February 2000, pp. 16-18.

9. Mendels,P. (2000). “Govern­ment Study Shows a Boom in Distance Education”, The New York Times. 12 January 2000.

Las universidades de las empresas son otra forma de competencia con que tendrán que enfrentarse las universidades tradicionales, especialmente en el área de educación continua.

Las universidades de las empresas son otra forma de competencia con que tendrán que enfrentarse las universidades tradicionales, es­pecialmente en el área de educación continua.

Este tipo de instituciones opera bajo una de tres modalidades, o una combinación de ellas: (i) con su propia red de centros de es­tudio físicos (ej., Disney, Toyota y Motorola), (ii) como una universidad virtual (ej., IBM, Dow Chemical), o (iii) mediante una alianza con instituciones existentes de educación su­perior (ej., Bell Atlantic, United HealthCare, United Technologies). Algunas universidades de empresas, como la Rand Graduate School of Policy Studies y la Arthur D. Little School of Management, han sido acreditadas oficial­mente y tienen autoridad para otorgar grados formales. Pronto, habrá más universidades de empresas en el mundo que universidades tradicionales basadas en centros de estudio físicos, y una creciente proporción de ellas ser­virán a compañías pequeñas más que a gigan­tes corporativos.

En el extremo más sospechoso de la industria de agentes académicos, se encuentran fábricas de ensayos en el Internet que ofrecen ayuda a los estudiantes con sus tareas académicas. Defen­didas por sus promotores como herramientas de investigación útiles e inofensivas, son ataca­das por la comunidad académica que exalta su capacidad de aumentar el plagio y la trampa.

Es probable que el surgimiento de estas nue­vas formas de competencia cambie la índole de las entidades, mecanismos y criterios aso­ciados con la promoción de la calidad. No es probable que la filosofía, principios y normas aplicadas rutinariamente para evaluar o acre­ditar programas basados en centros físicos de estudio puedan ser usados sin cambios signi­ficativos para evaluar la calidad y eficacia de cursos en el Internet y otras modalidades de la educación a distancia. Para asegurar al pú­blico que los cursos, programas y grados ofre­cidos por los nuevos tipos de instituciones de educación a distancia concurren con normas aceptables académicas y profesionales, es ne­cesario contar con procesos de acreditación y evaluación apropiados y seguros. Es probable que se le otorgue menos énfasis a dimensio­nes tradicionales como calificaciones para el criterio de selección de profesores y estu­diantes, y más énfasis a las capacidades de los graduados. Este tipo de cambio reflejaría los resultados efectivos del trabajo en grupo de di­señadores de materiales de apoyo pedagógico, facilitadores de cursos basados en recursos, mentores de estudiantes, y evaluadores de los resultados de aprendizaje.

Es probable que el surgimiento de estas nuevas formas de competencia cambie la índole de las entidades, mecanismos y criterios asociados con la promoción de la calidad.

En España, los órganos directivos de la edu­cación se ven cada vez más presionados por la disponibilidad de programas extranjeros a través de la educación a distancia, franquicias de instituciones y cursos online. Pocos países en vías de desarrollo tienen un sistema de acreditación y eva­luación establecido, y tampoco tienen acceso a la informa­ción necesaria sobre estos programas extranjeros o la ca­pacidad institucio­nal para detectar el fraude y proteger a sus estudiantes de ofertas de baja cali­dad. Muchos países latinoamericanos, por ejemplo, se encuentran en la extraña si­tuación de tener más programas de doctorado a distancia propuestos por universidades espa­ñolas que programas de doctorado convencio­nales ofrecidos en sus propias universidades.

Para los países que no tienen capacidad para desarrollar sus propios sistemas de informa­ción, existe siempre la posibilidad de partici­par en redes internacionales de acreditación y evaluación. Otra posibilidad, siguiendo el reciente ejemplo de Singapur y Hong Kong, es exigir que las instituciones extranjeras de educación superior cumplan con los mismos requisitos de calidad que en su país de origen.

La reestructuración de las instituciones educativas con base en el aprendizaje e investigación inter y multi-disciplinarios no implica solo cambios en el diseño de programas y currículum, sino también modificaciones significativas en la planificación y organización de la infraestructura.

Cambios en estructuras y modos de opera­ción. Ante las nuevas necesidades de capaci­tación y nuevos retos de competencia, muchas instituciones educativas necesitan iniciar drásticas transformaciones gubernamentales en las estructuras de organización y modos de operación.

Un aspecto clave será la capacidad de las ins­tituciones educativas para organizar discipli­nas tradicionales de forma diferente, teniendo en cuenta el surgimiento de nuevos campos científicos y tecnológicos. Entre los más signi­ficativos, es importante mencionar la biología molecular y la biotecnología, ciencias mate­riales avanzadas, microelectrónica, sistemas de información, robótica, sistemas inteligen­tes y neurociencias, y ciencias y tecnología ambiental. La capacitación y la investigación en estos campos requieren la integración de varias disciplinas que no necesariamente han estado en contacto previamente, resultando en la multiplicación de programas inter y mul­tidisciplinarios, destruyendo las barreras insti­tucionales tradicionales.

Los nuevos patrones de creación de conoci­mientos no implican solamente una reconfi­guración de departamentos hacia un mapa institucional diferente sino, más importante, la reorganización de la investigación y capaci­tación por medio de la búsqueda de soluciones a problemas complejos, más que las prácticas analíticas de las disciplinas académicas tradi­cionales. Esta evolución lleva al surgimiento de lo que los expertos llaman “transdiscipli­nariedad”, con distintas estructuras teóricas y métodos de investigación.10

10. Gibbons, M. Limoges, C., Nowotny, H., Schwartzman, S., Scott, P., and M., Trow (1994). The New Production of Knowle­dge: Science and Research in Contemporary Societies. Lon­don: Sage.

La reestructuración de las las instituciones educativas con base en el aprendizaje e in­vestigación inter y multidisciplinarios no implica solo cambios en el diseño de programas y currículum, sino también modificaciones significativas en la planificación y organiza­ción de la infraestructura. En el Instituto de Tecnología de Georgia se desarrolló con gran éxito un laboratorio interdisciplinario de me­cánica electrónica que sirve las necesidades de los estudiantes de ingeniería electrónica, mecánica, industrial, y de sistemas de ma­nera eficaz en función de los costos. 11

11. Mecatrónicas es “la combinación sinergística de ingeniería mecá­nica precisa, control electrónico y sistemas pensando en el di­seño de productos y procesos de manufactura.” El estudio se describe en Arkin, R., Lee, K-M., McGinnis, L., and C Zhou (1997) The Development of a Shared Interdisciplinary Intelligent Me­chatronics Laboratory, Journal of Engineering Education. April 1997, pp. 113-118.

El uso de tecnología moderna empieza a re­volucionar el modo de enseñar y aprender. El uso concurrente de multimedia y computa­doras permite el desarrollo de nuevos enfo­ques pedagógicos incluyendo el aprendizaje activo e interactivo. La enseñanza directa puede ser reemplazada por o asociada con la enseñanza asincrónica mediante clases on­line que pueden ser planificadas o diseñadas al paso del individuo. Con una integración adecuada de tecnología al currículum, los profesores se pueden alejar de sus papeles tradicionales como instructores en una sola dirección para convertirse en facilitadores del aprendizaje.

Ejemplos de innovaciones pedagógicas vie­nen de todas partes del mundo:

  • En Brasil, algunas escuelas de medicina e ingeniería en universidades federales han estado experimentando con el uso de pro­gramas de computación para enseñar ma­temáticas en el primer y segundo año, en vez de que los estudiantes asistan a clases regulares. Este cambio pedagógico ha dis­minuido la tasa de abandono de 70 a 30 por ciento.
  • En Australia, la Universidad de Newcastle fue de las primeras en utilizar un enfoque de aprendizaje basado en problemas en la educación médica.
  • La Universidad de Dinamarca del Sur ha dis­minuido a la mitad la tasa de abandono en su programa de administración de empre­sas sustituyendo la enseñanza tradicional por el aprendizaje basado en proyectos. 12

12. Thulstrup, E. (1999). “Universi­ty-Industry Cooperation with Project Based Learning”, in Uni­versity-Industry Cooperation: Learning Strategies, Kornhau­ser, A., ed.. ICCS, University of Ljubljana.

  • El sistema de Colorado Community Co­llege está iniciando un grado de dos años completamente online.
  • En 1999, se enseñó por primera vez un curso de educación comparativa simultá­nea e interactivamente a grupos de estu­diantes en dos universidades en el estado de Nueva York, SUNY Buffalo y SUNY Al­bany, combinando videoconferencias por satélite y sesiones de Internet. Esta práctica es también común en la Universidad de Hi­ghlands and Islands en Escocia.
  • El St-Petersburg Junior College, la institu­ción de educación superior más antigua de Florida, ha iniciado el uso de sistemas inte­ractivos de video de dos vías para retomar el control del mercado de educación a dis­tancia invadido por instituciones como la Universidad de Phoenix.

Sin embargo, la tecnología moderna no es una panacea. Para crear un ambiente de aprendi­zaje más activo e interactivo, los profesores deben tener una visión clara de los propósitos de las nuevas tecnologías y de la forma más efectiva de integrarlas en el diseño y presenta­ción del programa. Luego se deben educar en el uso de los nuevos canales y apoyos pedagó­gicos. Un reporte reciente de la Universidad de Illinois sobre el uso de clases vía Internet para el pre-grado ofrece ciertas advertencias. 13

13. Mendels, P. (2000). Study on On line Education Sees Optimism, With Caution. The new York Times. 19 January 2000.

La calidad de la educación online se logra mejor con clases relativamente pequeñas, de no más de treinta estudiantes. Además, no es recomendable enseñar un programa com­pleto de pre-grado solo mediante clases on­line si se espera que los estudiantes aprendan a pensar críticamente y tengan interacciones sociales en preparación para su vida profesio­nal. Combinar clases regulares y online les da a los estudiantes más oportunidad de es­tablecer interacción entre ellos y desarrollar los aspectos sociales del aprendizaje a través de la comunicación directa, argumentación, discusiones y desarrollo de consenso gene­ral. El Consejo de Educación Superior para Inglaterra recientemente asignó 30 millones de libras en un período de cinco años para patrocinar el establecimiento del Centro de Aprendizaje y Enseñanza Genérica, con base en York, para informar, guiar y apoyar al per­sonal académico en el uso pedagógico de nue­vas tecnologías.

Estos requisitos pedagógicos son también aplicables al diseño y entrega de programas de educación a distancia que deben enlazar los objetivos de aprendizaje con el apoyo tec­nológico apropiado. En campos científicos como ingeniería, por ejemplo, la necesidad de capacitación práctica a veces se pasa por alto. Las simulaciones en computadora no pueden remplazar todas las formas de capacitación aplicada. En muchos programas orientados hacia la ciencia y tecnología, las actividades participativas en laboratorios y talleres siguen siendo una parte indispensable del aprendi­zaje efectivo. Sin embargo, la tecnología no afecta solamente a la pedagogía.

Varios factores económicos favorecen la amplia adopción de modos electrónicos de organización y suministro de servicios a insti­tuciones de educación. La crisis fiscal enfren­tada por muchos países, el rápido crecimiento del costo de las instituciones de educación su­perior en países industrializados, tanto como la creciente demanda por la educación supe­rior en países en vías desarrollo y países ex-socialistas de Europa oriental y Asia central, todos crean la necesidad de encontrar alterna­tivas más costo-eficientes a los modelos tradi­cionales. Sin embargo, esta diferencia puede ser engañadora. Los administradores de las instituciones educativas deben también tener en cuenta el alto costo de la información tecno­lógica e infraestructura que incluye no solo el gasto capital inicial requerido para continuar por el camino de la información avanzada y tecnología de la comunicación, sino también el presupuesto recurrente necesario para gas­tos de mantenimiento de la infraestructura, capacitación y apoyo técnico. Se estima que estos costos recurrentes pueden representar hasta el 75 por ciento de los costos de por vida de las inversiones en tecnología. Las dimen­siones de este costo pueden tener serias im­plicaciones en términos de la creciente brecha digital entre instituciones dentro de cualquier país así como entre varios países.

La tecnología moderna no es una panacea. Para crear un ambiente de aprendizaje más activo e interactivo, los profesores deben tener una visión clara de los propósitos de las nuevas tecnologías y de la forma más efectiva de integrarlas en el diseño y presentación del programa.

Para poder adaptarse a este entorno cam­biante, es importante tener flexibilidad. Cada vez más, las instituciones educativas nece­sitarán la capacidad para reaccionar rápi­damente estableciendo nuevos programas, reconfigurando programas existentes, y elimi­nando programas obsoletos, evitando los impedimentos de las regulaciones y obstáculos burocráticos. Pero en muchos países e insti­tuciones, los procedimientos administrativos son muy rígidos cuando se trata de hacer cam­bios en la estructura académica, en progra­mas, o en modos de operación. En Uruguay, la venerable Universidad de la República –que por 150 años ha ejercido el monopolio de la educación superior en el país– empezó un pro­ceso de planificación estratégica y estableció programas de post-grado por primera vez al presentarse la competencia de nuevas univer­sidades privadas a mediados de 1990.

Cada vez más, las instituciones educativas necesitarán la capacidad para reaccionar rápidamente estableciendo nuevos programas, reconfigurando programas existentes, y eliminando programas obsoletos, evitando los impedimentos de las regulaciones y obstáculos burocráticos.

Es indispensable contar con mecanismos efectivos de retroalimentación, tales como encuestas de indicadores y consultas con empleadores y ex-alumnos con el fin de adaptar el currículum para cumplir con las demandas cambiantes de la industria.

Para aumentar la flexibilidad en el diseño y organización de programas académicos, mu­chas instituciones de educación en el mundo han adoptado la modalidad estadounidense de cursos a base de créditos. Esta evolución ha afectado a ciertos sistemas universitarios na­cionales, como en el caso de Tailandia, o una red de instituciones en un país, como el Indian Institute of Technology, o una sola institución, como la Universidad de Níger 14. La New Bul­garian University, una de las universidades más jóvenes y dinámicas en Europa oriental, es la primera universidad del país que opera con un sistema académico de créditos completo.

14. Regel, O. (1992). The Academic Credit System in Higher Educa­tion: Effectiveness and Rele­vance in Developing Countries. The World Bank: PHREE Back­ground Paper Series No. 92/59.

Las instituciones de educación también están cambiando sus modelos de admisión para res­ponder de forma más flexible a la creciente de­manda estudiantil. En 1999, por primera vez en los Estados Unidos, un número de univer­sidades decidió escalonar la llegada de nuevos estudiantes durante el año escolar, en vez de restringirlos al semestre del otoño. En China, similarmente, por primera vez se realizó un examen de admisión a la universidad en enero del 2000, marcando un gran cambio en la his­toria del sistema de admisión del país. Los es­tudiantes que no pasan el examen tradicional en julio ya no tendrán que esperar todo un año para tener una segunda

oportunidad.

Es indispensable contar con mecanismos efectivos de retroalimentación, tales como encuestas de indicadores y consultas con em­pleadores y ex-alumnos con el fin de adaptar el currículum para cumplir con las demandas cambiantes de la industria. En Dinamarca es común que los representantes de la industria, incluyendo presidentes de grandes empresas, participen en las juntas departamentales en las universidades para aconsejarlos sobre prio­ridades de capacitación e investigación. Por supuesto, no hay mejor conexión que cuando una institución educativa se integra plena­mente a una estrategia de desarrollo regional como sucedió en Finlandia, en donde la joven Universidad de Oulu se ha convertido en una

de las mejores universidades de los países nórdicos, a pesar de encontrarse en un área remota muy cerca del círculo Ártico. Su creci­miento es testimonio del gran éxito de la trans­formación de una pequeña comunidad rural a una zona de alta tecnología en donde funcio­nan en simbiosis compañías exitosas (guiadas por Nokia), parques científicos dedicados a la investigación aplicada en electrónica, medi­cina y biotecnología, y la universidad con sus 13.000 estudiantes.

Un ejemplo interesante de la disposición para cambiar y adaptar el currículum y los progra­mas constantemente es el de la Universidad de Florida del Sur, en Tampa, una de las universi­dades públicas más jóvenes en los Estados Uni­dos. El departamento de ingeniería le ofrece a sus graduados una garantía de cinco años similar a las ofrecidas con cualquier producto de consumo contra defectos de fábrica. Si du­rante los cinco años después de graduarse se le requiere al graduado aplicar habilidades a su trabajo y no hubiera recibido la capacita­ción necesaria durante su tiempo de estudios en la universidad, podrá matricularse gra­tuitamente para adquirir estas habilidades. Similarmente, una universidad podría enfo­carse en lograr el doble objetivo de fortalecer su sostenibilidad financiera y mantener sus programas actualizados vendiendo paquetes de “capacitación de por vida”. De esa manera, los nuevos estudiantes se matricularían y pa­garían no sólo por su educación profesional inicial, sino también por períodos de capacita­ción necesarios durante su carrera profesional.

Conclusión

“Vivimos en una época donde todo es posible y nada es seguro.”

Václav Havel, dramaturgo, Presidente de la República Checa

La educación está enfrentando retos sin pre­cedente a inicios del siglo XXI bajo el impacto de la globalización, el crecimiento económico basado en conocimientos, y la revolución de la información y comunicación. Estos cambios trascendentales en el ambiente están exten­diendo las fronteras tradicionales de la educa­ción superior. La dimensión del tiempo se ve alterada por la necesidad de aprendizaje conti­nuo mientras que la nueva tecnología está eli­minando por completo las barreras de espacio.

Estos retos se pueden ver tanto como grandes amenazas o como tremendas oportunida­des para el mundo de la educación superior. Algunos observadores han llegado hasta el punto de predecir el fin de la escuela tradi­cional como la conocemos hoy en día, consi­derando a las escuelas abiertas y online como la única alternativa eficaz en función de los costos al reto de masificación enfrentado por muchos países. Está por verse si en realidad pronto seremos testigos de la desaparición total de las escuelas y universidades clásicas a medida que la educación a distancia reem­plaza progresivamente la enseñanza y el aprendizaje en centros físicos de estudio.

Estos retos se pueden ver tanto como grandes amenazas o como tremendas oportunida­des para el mundo de la educación superior.

Definitivamente la hegemonía de la escuela tradicional ha sido puesta en tela de juicio y las diferenciaciones institucionales están destinadas a acelerar, lo que tendrá como resultado una mayor variedad de configu­raciones y modelos organizacionales con el surgimiento de múltiples alianzas, conexio­nes y asociaciones dentro las instituciones educativas, a través de estas, e inclusive se extenderán más allá del sector de la educa­ción superior. Sin embargo, es probable, bajo cualquier caso, que las universidad tradicio­nal mantendrá un papel importante, espe­cialmente en capacitación e investigación avanzada, pero sin duda tendrá que some­terse a grandes transformaciones generadas por la aplicación de nuevas tecnologías a la educación y de la presión del mercado. En el anexo, al final de este artículo, se presenta un resumen de las preguntas clave propuestas por las nuevas tendencias discutidas aquí.

Los países y las instituciones educativas dispuestos a aprovechar estas nuevas oportunidades no pueden darse el lujo de permanecer pasivos, más áun, deben ser proactivos al emprender reformas e innovaciones significativas.

Los países y las instituciones educativas dis­puestos a aprovechar estas nuevas oportuni­dades no pueden darse el lujo de permanecer pasivos, más áun, deben ser proactivos al em­prender reformas e innovaciones significati­vas. Aunque no hay un modelo fijo para todos los países e instituciones, un prerrequisito común puede ser la necesidad de formular una visión clara de cómo el sistema de edu­cación puede contribuir más efectivamente al desarrollo de una economía basada en co­nocimientos, cómo decide cada institución evolucionar dentro de ese sistema, y bajo qué condiciones se puede aprovechar la nueva tec­nología para hacer más efectiva y pertinente la experiencia de aprendizaje. La preparación del Dearing Report en Inglaterra, el trabajo de la National Commission for Higher Educa­tion en Sudáfrica, el Tertiary Education Green Paper en Nueva Zelandia, y el Plan para la Uni­versidad en el Tercer Milenio en Francia, son ejemplos recientes de intentos de desarrollar tal visión a nivel nacional, como tributo a las sabias palabras del filósofo Romano, Seneca, que nos advirtió hace dos milenios que “no hay vientos favorables para los que no saben a dónde van”.

Los ejercicios de planificación estratégica lle­vados a cabo por diversas instituciones educa­tivas tienen un propósito similar. Al identificar tendencias favorables y negativas en su am­biente inmediato y conectarlas con evalua­ciones rigurosas de sus fuerzas y debilidades internas, las instituciones pueden definir su misión, su nicho en el mercado, y sus metas de desarrollo a mediano plazo, y formular planes concretos para lograr estas metas. Por otro lado, por falta de planificación estratégica, muchas instituciones de educación a distancia han adoptado tecnologías inadecuadas, por no haber evaluado su adecuación para el pro­pósito de sus programas, la capacidad de sus profesores y las necesidades de aprendizaje de sus estudiantes. También es importante enfa­tizar que la reforma y la planificación estraté­gicas no son un ejercicio de una sola vez, y las organizaciones que tienen más éxito, tanto en el mundo de negocios como en el mundo aca­démico, son aquellas implacables en retarse a sí mismas en la búsqueda de formas mejores y más efectivas de responder a las necesidades de sus clientes.

Una última palabra de advertencia se justifica para señalar el peligro de concentrarse exclu­sivamente en la lógica de los cambios técni­cos y de la globalización. La adaptación a un nuevo ambiente no es solo cuestión de refor­mar las instituciones educativas y aplicar nue­vas tecnologías. Es igualmente importante que los estudiantes estén equipados con los valores esenciales necesarios para vivir como ciudada­nos responsables en sociedades democráticas complejas. Una educación significativa en el siglo XXI debe estimular todos los aspectos del potencial intelectual humano. No debe con­centrarse solo en dar acceso a conocimientos globales, sino también mantener la riqueza de las culturas y valores locales, y a este fin segui­rán siendo esenciales disciplinas como filoso­fía, literatura, artes y ciencias sociales. Esta meta fue enfatizada artísticamente por el juez de la Corte Suprema de los Estados Unidos An­tonin Scalia en su discurso en la ceremonia de graduación de William and Mary College en Viriginia, en 1998:

“El cerebro y el aprendizaje, como los múscu­los y las habilidades físicas, son artículos de comercio. Se venden y se compran. Se pueden contratar por un año o por una hora. Lo único en el mundo que no está a la venta es el carác­ter. Y si eso no gobierna y dirige su cerebro y su aprendizaje, le harán a usted y al mundo más daño que bien.”

Anexo 1

 

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