Literatura infantil y juvenil
De nuevo dedicamos una edición de Ruta Maestra a la lectura y literatura infantil y juvenil, y no es arriesgado aventurar que no será la última vez que lo hagamos: es tan importante, complejo, retador y trascendente este tema que no se agota con unas pocas visitas.
Dice el premio nobel hispanoamericano, Mario Vargas Llosa, que lo más importante que le pasó en la vida fue aprender a leer y a escribir y que
“… casi 70 años después recuerdo con nitidez cómo esa magia de traducir las palabras de los libros en imágenes, enriqueció mi vida, rompiendo las barreras del tiempo y del espacio; la lectura convertiría el sueño en vida y la vida es sueño, y pondría al alcance del pedacito de hombre que era yo, el universo de la literatura”.
Es difícil encontrar un mejor, y más gráfico, alegato a favor de la lectura y la literatura. No obstante, Ricardo Silva, en un artículo que forma parte de esta edición, aporta otra dimensión importante. Nos dice que leer es descifrar, caer en la cuenta, descubrir: leer exige muchos intentos, forma parte de un reto. En consecuencia, leer supone intención, emoción, empeño y tenacidad, como cualquier obra humana significativa y perdurable. Y leer requiere ser flexible y generoso, porque obliga a ponerte en los zapatos del otro y forma parte de la necesaria solidaridad intergeneracional: una generación entrega a otra el testigo de un acervo cultural creciente y esa generación, gracias a la cultura y a la lectura, hace posible que sus descendientes sean hombres más cultos y, por ello, más libres, como diría José Martí.
Desde un punto de vista educativo la lectura y, en consecuencia, la literatura infantil, tienen un valor estratégico para el mejor desempeño de nuestros chicos y chicas. A título de ejemplo, en PISA es una de las competencias básicas que se evalúan, quizás sea la que tiene mayor valor como predictor del futuro de los alumnos y, en consecuencia, se estudia la competencia lectora desde un concepto complejo, como es:
“Comprender, utilizar textos escritos, reflexionar sobre ellos e implicarse con ellos para alcanzar los propios objetivos, desarrollar el propio conocimiento y potenciar la participación en la sociedad”. Es decir, nada de deletrear o juntar sílabas: leer es la base de la mejor y más compleja acción educativa”.
Una definición en la que aparecen términos como utilizar, en referencia a los textos, seguida de la reflexión sobre ellos. A continuación implicarse, lo que alcanza a aspectos afectivos y de comportamiento y finalmente, para alcanzar los propios objetivos, desarrollar el propio conocimiento y potencial, y participar en la sociedad. Si como decía un viejo lema publicitario, educar lo es todo, de acuerdo con el concepto de PISA leer es el alma y herramienta imprescindible para aprender y educar, para aprender a ser.
Llegados a este punto, conviene referirnos además a la importancia que tienen la lectura y la literatura que lo hagamos en español, circunstancia que nos ofrece múltiples ventajas y oportunidades en una sociedad globalizada, porque como ha expuesto el reconocido autor nicaragüense, Sergio Ramírez: “(el español) es una lengua vasta, cambiante y múltiple, sin fronteras ni compartimentos, que en lugar de recogerse sobre sí misma se expande cada día, haciéndose más rica en la medida que cambia de territorios, emigra, muta, se viste y se desviste, se mezcla, gana lo que puede de otros idiomas, se aposenta, se queda, reemprende viaje y sigue andando, lengua cambiante, revoltosa y entrometida, sorpresiva y maleable (…). Español de islas y tierra firme, deltas, pampas, cordilleras y selvas, costas ardientes, páramos desolados, subiendo hacia los volcanes y bajando hacia la mar salada, ningún otro idioma es dueño de un territorio tan vasto”.
Leer tiene una potente dimensión íntima, un enorme potencial educativo y una valiosísima proyección externa, especialmente cuando, como ocurre con el español, tiene la consideración de lengua global. Leer es vida y es cultura, es educación y futuro prometedor y, en fin, leer es desarrollo personal y construcción del carácter. Como dijo Borges: “Uno no es por lo que escribe, es por lo que lee”.
Y por todo ello, merece nuestra mayor atención, apoyo y difusión, como está ocurriendo con los Festivales Iberoamericanos de Literatura Infantil y Juvenil organizados por la Fundación Santillana que nos describe Silvia Perlado en el presente número. Sus dos primeras ediciones, en Bogotá y Valladolid, han obtenido un enorme éxito, millones de seguidores en las redes sociales y miles de asistentes entre niños y jóvenes, docentes, autores, ilustradores, editores, libreros, bibliotecarios, investigadores, etc., la gran comunidad lectora a la que invitamos a incorporarse a los lectores de Ruta Maestra.
Que gran articulo,debemos como maestros prepararnos para este reto,enseñar a que nuestros niños y niñas comprendan y reflexionen acerca de lo que leen, hay muchas estrategias para motivar a los niños a leer, claro y también a escribir, es una gran tarea, pero divertida, que bueno que se preocupen en expandir con este tipo de artículos la importancia de la literatura.
quiero saber , si me pueden guiar acerca de como puedo organizar algunos escritos literarios infantiles, quisiera publicarlos.
agradezco toda su atención, y espero respuesta.
abrazos.