Edición 12Editorial

Evaluación e innovación educativa

En esta publicación, nos ocupamos de dos temas muy actuales, pero polémicos y complejos, tanto a nivel teórico como a nivel de las prácticas académicas: la evaluación y la innovación educativa. La primera implica una serie de conceptos, ideas y lineamientos dotados de su propia historia, evolución y prácticas, que junto con la innovación educativa nos capacitan, nos cuestionan, nos ratifican o nos invitan, como participantes en la labor pedagógica, a promover unos mejores desempeños, a realizar una capacitación más eficaz y a contribuir a una formación integral. Esto significa, una formación realmente capaz de hacer de los niños y jóvenes personas más competentes, hábiles en su trabajo y, más importante aún, mejores o excelentes seres humanos, satisfechos de sí mismos, capaces de relacionarse de manera respetuosa y solidaria con los demás y con su entorno natural.

En primer lugar, queremos reconocer y agradecer los invaluables aportes de todos y cada uno de nuestros colaboradores, quienes muy identificados con el propósito anterior, nos han dado de su tiempo, sus conocimientos, investigaciones, análisis y reflexiones, por medio de artículos muy valiosos en torno a los temas que ocupan la presente publicación.

En segundo lugar, destacamos el interrogante fundamental que abordan algunos de los artículos que tiene que ver con el para qué evaluar. Y coincidimos con los autores en señalar que la evaluación es un componente esencial en las prácticas pedagógicas, porque se convierte en un referente de los logros y avances de los estudiantes, los docentes, los padres, las instituciones y la sociedad en su conjunto. También, y más importante aún, este proceso señala las dificultades, los problemas o el estancamiento del proceso de enseñanza y aprendizaje en todos las áreas del saber, incluido el aprendizaje y la enseñanza del inglés. Esto, puesto que, con base en este diagnóstico, se pueden tomar decisiones para re􀁕orzar lo positivo o mejorar los aspectos deficientes. Por esta razón, estos aportes constituyen una invitación a que no olvidemos que el proceso de evaluación es un instrumento no el fin, y que no es el propósito único de la educación ni de quienes participamos en ella.

De otra parte, los aportes acerca de la innovación hacen referencia al cambio de lenguaje y de punto de vista de docentes, estudiantes y padres de familia respecto al uso y el emponderamiento de las tecnologías de la información en el aula, su utilización en la enseñanza y el aprendizaje, la evaluación de dichos procesos y el empleo de esta información actualizada de manera sistemática. Esto quiere decir que el rol del docente cobra gran importancia pero, como contraprestación, exige que el educador aprenda a enseñar con tecnologías, a ser un tutor para los aprendices y un facilitador y motivador del proceso para los padres de familia que así lo requieran.

Además, es un hecho que los avances tecnológicos bien aprovechados potencian la formación y el aprendizaje autónomo, ya que permiten que cada estudiante pueda aprender a su propio ritmo, según sus intereses, es decir, de acuerdo con su estilo de aprendizaje y sus talentos y, como si fuera poco, favorecen su acceso a un conocimiento actualizado y gratuito. Los avances de la tecnología han marcado un antes y un después para todos los participantes en las prácticas educativas; conllevan una transformación, una manera de aprender a hacer las cosas de manera diferente. Los datos y las tendencias nos permiten concluir que nos encontramos en medio de un cambio irreversible, que apunta a la migración hacia los contenidos digitales, con ventajas como disminución en los costos, mejor desempeño educativo de estudiantes y de docentes, y resultados de evaluación inmediatos que favorecen la toma de decisiones para perfeccionar lo que se está haciendo bien, corregir aquellos aprendizajes o estrategias que nos causan problemas o que no nos brindan los resultados que esperamos.

De igual manera, la innovación educativa exige una revolución educativa, como lo revela haría Acaso bajo el nombre de rEDUvolution, un cambio en la educación que diga adiós a la pedagogía hegemónica y arcaica. Un proceso que consiste en considerar la educación desde una perspectiva diferente, más analítica y autocrítica, para transformar lo que no funciona por efecto de sucesivas microrrevoluciones en nuestra práctica docente. La profesora Acaso sugiere la participación de un tercer participante, además del binomio profesor-alumno, se trata del inconsciente del estudiante y del profesor. La práctica pedagógica se concibe como un acto inacabado, abierto.

A lo anterior, sumamos la introducción del concepto de la ignorancia activa frente a la cantidad de información disponible para dar campo al olvido como otra forma de conocimiento. Este concepto le permite plantear un segundo concepto: la idea novedosa de que los estudiantes aprenden más de lo que los pro􀁕esores dejamos de decir que de lo que decimos.

Entre los aportes que hace la autora consideramos importante y valioso para estudiantes, profesores, padres de familia y comunidad educativa, la exhortación a abandonar la idea de la educación como certeza, producto terminado. Destaca así una concepción de la educación como verdad subjetiva y, por tanto, dirige su sospecha hacia la pedagogía.

Para la autora, la sugerencia es abandonar la posición de docentes reproductores para convertirnos en docentes creadores. A mi modo de ver, esta propuesta tan audaz como novedosa nos invita a repensar la educación de una manera abierta, libre para permitir una educación tipo espejo, que reproduzca y forme en este sentido una educación no doctrinaria, tolerante con los demás y con la naturaleza.

En conclusión, el componente de la evaluación en el proceso educativo, y más concretamente en la práctica pedagógica, es un reto que implica estar preparados, capacitados, conocer, saber y, en un grado mayor, alcanzar sabiduría. Junto con las demás habilidades del saber hacer, evaluar es un hacer que no se debe confundir con la calificación, la medición y la cuantificación, pues va más allá porque tiene que ver con juicios, valoraciones para tomar decisiones sobre lo que enseñamos, sobre la práctica educativa, sobre nosotros mismos y sobre las instituciones. La evaluación nos invita a tener mente abierta, a aprender y también a desaprender; a recordar, memorizar y, sobre todo, olvidar para aprender más; es aprender de lo dicho y de lo no dicho, es decir, a enseñar con el discurso y con lo que este lleva implícito. En lo referente a la innovación educativa, se nos muestra que el uso de las tecnologías de la información y la comunicación en las prácticas educativas rinde beneficios para docentes y estudiantes, aunque demanda que los profesores aprendan a emplearlas en la enseñanza y la educación en general. Así mismo, la evaluación y la presentación de sus resultados, de manera inmediata y sistemática, favorecen la toma de decisiones que permiten una excelente calidad en la educación y que contribuyen a que los educandos lleguen a ser personas que saben ser, que se destacan por sus cualidades y valores morales y su alta conciencia ecológica.

Nancy Ramirez

Directora de contenidos - Editorial Santillana

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