“Sin la habilidad para pensar en sí mismo, reflexionar sobre la vida, no existe en realidad percepción ni conciencia. La conciencia no se adquiere de manera automática; llega al estar vivo, despierto, curioso y algo furioso”. Maxine Greene
Presentación
En este artículo exploraremos algunas ideas acerca del papel de la reflexión para fomentar la comprensión y las disposiciones de pensamiento de los estudiantes. Presentaremos qué se entiende por comprensión, reflexión y su conexión con la metacognición. En seguida, mostraremos los tipos de pensamiento que ofrece el mapa de comprensión creado por Ron Ritchhart y sus colegas. Finalmente, analizaremos cómo las rutinas de pensamiento (RdP) sirven de herramientas y estrategias que fomentan procesos metacognitivos, tanto de los maestros como de sus estudiantes.
¿Qué es la comprensión?
Al hablar de comprensión hacemos referencia a la habilidad del individuo para utilizar el conocimiento de manera creativa y flexible en diferentes contextos, resolver problemas de la vida real, crear productos, relacionarse con el mundo que lo rodea y contribuir en la construcción de una sociedad más justa y más humana. Hemos llegado a esta definición de comprensión inspiradas en las investigaciones del Proyecto Cero de la Universidad de Harvard y teniendo en cuenta nuestra experiencia. Esta definición de comprensión supone que seamos seres pensantes con la habilidad de salir de nosotros mismos para convertirnos en agentes de cambio en un mundo cada vez más globalizado. Alcanzar estos niveles de comprensión nos plantea grandes desafíos en nuestro rol como educadores. Sabemos que no es una tarea fácil porque compite con las múltiples iniciativas de las instituciones educativas, especialmente con la presión por cubrir el currículo nacional y por los resultados en las pruebas estandarizadas y en las calificaciones. Sin embargo, vale la pena preguntarnos: si el estudiante alcanza altos niveles de pensamiento, ¿será que los resultados en las pruebas bajan?
Los investigadores del Proyecto Cero han desarrollado diferentes marcos conceptuales y han creado diversas herramientas y estrategias para fomentar el desarrollo del pensamiento y la comprensión de los estudiantes en diferentes disciplinas. Entre ellos están el Marco de la Enseñanza para la Comprensión, Hacer Visible el Pensamiento y Culturas de Pensamiento, en los cuales encontramos que la idea del pensamiento como disposición esencial para llevar las ideas a la acción.
¿Por qué las disposiciones de pensamiento?
Un concepto central de las investigaciones del Proyecto Cero es el de las disposiciones de pensamiento. Los investigadores se refieren a las disposiciones como las tendencias perdurables a actuar de una determinada manera en ciertos contextos. Es decir, nosotros no solo tenemos diferentes habilidades y conocimientos sino también disposiciones, que nos llevan a la acción de manera consciente. A través de las disposiciones se involucran las habilidades y se dirige el pensamiento. En otras palabras, las disposiciones son el impulso primario que activa nuestro comportamiento.
Según Shari Tishman, con frecuencia perdemos oportunidades de usar las habilidades de pensamiento que tenemos, simplemente por no darnos cuenta de los momentos en que nos podrían ser útiles. Los buenos pensadores no solo saben cómo pensar de forma creativa, crítica y profunda, sino que en realidad llevan ese pensamiento a la acción. Tienen un repertorio de movimientos del pensamiento de los cuales echar mano, se inclinan a usarlos y son sensibles a los momentos en que se requiere pensar.
Las disposiciones se componen de tres elementos: inclinación, habilidad y sensibilidad. La investigación ha destacado el importante hallazgo de que la “sensibilidad a las oportunidades de pensamiento” es un cuello de botella clave del desarrollo: en otras palabras, las personas a menudo no activan su comportamiento porque simplemente no se dan cuenta de las oportunidades para hacerlo. Antes de activar una habilidad, primero se debe reconocer la ocasión apropiada para usar esa habilidad. Por definición, las disposiciones son hábitos de la mente o tendencias hacia ciertos patrones de comportamiento que las personas desarrollan, como cualquier otro hábito, al involucrarse con regularidad hasta que esos comportamientos se vuelven rutinarios. Por ejemplo, cuando decimos que una persona está más dispuesta que otra a escuchar, no significa necesariamente que tenga más habilidad, ni quiere decir que esté más motivada que la otra. En realidad, puede ser que esta persona sea más sensible o esté más alerta a ocasiones en donde escuchar es importante.
Esta es la razón de fondo que motivó el enfoque de este artículo: si queremos fomentar la comprensión, la reflexión de los procesos metacognitivos juega un papel central. Por lo tanto, nos enfocaremos en el papel que desempeña la reflexión, no solo para fomentar la comprensión de los estudiantes sino, más importante aún, para fomentar sus disposiciones hacia el buen pensamiento y actitudes positivas hacia su aprendizaje.
¿A qué nos referimos con reflexión?
“La reflexión es el puente entre lo cognitivo y lo emocional y es esencial en la práctica profesional. La reflexión crítica involucra un pensamiento profundo y es una disposición clave para dicha práctica. Las disposiciones son la forma como una persona tiende a comportarse”. Diane Kashin, Ed. D, RECE. Tomado de Empowering Pedagogy: A Pedagogy of Critical Reflection
La investigación de Stefano, Gino, Pisano y Staats (2014) muestra cómo durante mucho tiempo el aprendizaje se ha enfocado esencialmente en el hacer como forma de apoyar el progreso a lo largo del tiempo. Sin embargo, en esta investigación se muestra que uno de los componentes críticos del aprendizaje es la reflexión, es decir, el ensayo intencional de sintetizar, abstraer y articular las lecciones clave que enseña la experiencia. Estos autores se enfocan en la dimensión reflexiva del proceso de aprendizaje y demuestran cómo el aprendizaje aumenta al enfocarse deliberadamente en pensar sobre lo que se ha hecho. En otras palabras, se trata de “aprender haciendo” y de “aprender pensando”.
De acuerdo con Eyleer & Giles (1999) la reflexión estructurada ha demostrado ser una forma de enriquecer la comprensión y la resolución de problemas. Una reflexión estructurada, que va más allá de expresar nuestra opinión o sentimientos, consiste en describir el objeto de reflexión y darse cuenta de sus características clave, conectar lo nuevo con lo que uno ya sabe y examinar el evento o el objeto de reflexión, a través de diferentes lentes o marcos, como la toma de perspectiva. (Colby, Beaumont, Ehrlich & Corngold, 2009)
Por otra parte, el “Gayle Morris Sweetland Center for Writing” de la Universidad de Michigan plantea en su artículo: “Metacognition – Cultivating Reflection to Help Students Become Self-Directed Learners” (Metacognición – Cutivar la Reflexión para Ayudar a los Estudiantes a Convertirse en Aprendices Autodirigidos), que la reflexión es el acto de mirar hacia atrás para procesar las experiencias. La metacognición, un tipo de reflexión, es una forma de pensar sobre el propio pensamiento para crecer. La metacognición y la reflexión son términos que a menudo se usan indistintamente, pero es más útil distinguir la metacognición como una forma particular de reflexión. A menudo, los maestros y los estudiantes piensan sobre la reflexión como un género específico que nunca cambia. Por ejemplo: escribir una carta o enviar una nota a una figura de autoridad informando qué se hizo de manera efectiva y qué podría mejorarse. Pero la reflexión no tiene una forma estática, puede funcionar de muchas maneras. Enseñar a los estudiantes a practicar la reflexión de diferentes formas puede facilitar una metacognición más efectiva y satisfactoria.
Creemos que para apoyar la reflexión se necesita saber qué tipo de procesos mentales estamos fomentando. Por esta razón, vamos a esbozar brevemente a qué nos referimos cuando hablamos de tipos de pensamiento y para ello nos remitiremos a las ideas desarrolladas por David Perkins, Ron Ritchhart y Shari Tishman.
¿Cuáles son algunos tipos de pensamiento que fomentan la comprensión?
Los investigadores del Proyecto Cero plantean que hay tipos particulares de pensamiento al servicio de la comprensión en las disciplinas y que existen tipos de pensamiento muy útiles en el momento de comprender nuevos conceptos, ideas o eventos. Una de las prioridades de los investigadores fue identificar una lista corta de tipos de pensamiento que permitieran desarrollar la comprensión. Estos tipos de pensamiento aparecen en el siguiente mapa de comprensión:
El objetivo de los investigadores no era presentar una lista exhaustiva de todos los tipos de pensamiento que debemos hacer visible en las aulas, solo querían ofrece una lista con la cual comenzar. Estos tipos de pensamiento permiten que los estudiantes “vean” lo que deben hacer mentalmente para aprender y les da los elementos para reflexionar sobre su propio aprendizaje. Con el fin de asegurarnos de que el trabajo y la actividad no saturen el aprendizaje de los estudiantes, debemos hacer una pausa, ya sea antes, durante o después de una tarea, para discutir los tipos de pensamiento que estuvieron o estarán involucrados en su trabajo. En la medida en que los estudiantes sean más conscientes de su propio pensamiento y de las estrategias y procesos que utilizan para pensar, se vuelven más metacognitivos (Ritchhart, Turner y Hadar, 2009a).
Es importante recordar que el pensamiento no sucede de manera secuencial, progresando sistemáticamente de un nivel al siguiente. Es mucho más desordenado, complejo, dinámico e interconectado. El pensamiento está íntimamente conectado con el contenido, y para cada tipo o acto de pensamiento podemos discernir niveles o desempeños. Ritchhart (2011).
¿Cómo las rutinas de pensamiento (RdP) apoyan procesos metacognitivos?
A continuación queremos ofrecer algunas herramientas y recomendaciones para que la reflexión se convierta en una práctica regular en las aulas y en la práctica diaria de los maestros.
Como lo hemos discutido, ya no se trata solamente de desarrollar la comprensión sino de fomentar en los estudiantes sus disposiciones hacia el buen pensamiento. Si bien, para muchos maestros fomentar el pensamiento y los procesos metacognitivos es una prioridad, lo que sucede en las aulas es diferente, no hay tiempo para reflexionar. La reflexión debe ser un acto que se planea conscientemente y con rigurosidad. Por esta razón, usar rutinas de pensamiento cada vez es más importante.
Las investigaciones de Ritchhart y otros colegas del Proyecto Cero, han mostrado que las RdP también son una magnífica estrategia para ayudarnos a hacer el pensamiento visible y apoyar procesos metacognitivos. Las RdP son “procesos o patrones de acción que se utilizan de manera repetitiva para manejar y facilitar el logro de metas o tareas específicas”. (Ritchhart, 2011, pág. 85).
Los procedimientos o procesos sencillos, que por lo general proponen las rutinas, cuentan con pocos pasos que nos permiten enfocar la atención en los tipos de pensamiento que aparecen en el mapa de comprensión. De acuerdo con los investigadores del Proyecto Cero, así como las rutinas para hacer fila o entregar las tareas se convierten en hábitos de comportamiento, las RdP, con el tiempo, también se convierten en parte de la estructura del aula y de la institución.
A pesar de que las rutinas inicialmente fueron diseñadas para promover el pensamiento de los estudiantes, también se ha visto su efectividad en el trabajo con maestros. En este sentido, la investigación ha mostrado que las RdP promueven procesos reflexivos que fomentan disposiciones de pensamiento, que son las que perduran y, en últimas, las que queremos que se queden con los estudiantes.
En síntesis, consideramos que las RdP sirven como estrategias metacognitivas porque:
- nos dicen qué debemos hacer mentalmente (mapa de comprensión).
- nos dan una estructura simple, por ejemplo: una serie de preguntas, una secuencia de pasos, para guiar nuestras ideas y respuestas, ya sea en forma individual o en equipo.
- nos ayudan a ver el pensamiento a través de: explicaciones, dibujos, esquemas, mapas mentales, conversaciones en pequeños grupos, discusiones con todos los estudiantes.
- son lo suficientemente flexibles para involucrar a los estudiantes con cualquier artefacto, sistema o concepto, incluyendo sus propias ideas.
- ofrecen maneras sencillas para mantener a los estudiantes en su indagación de problemas complejos.
- cultiva una comunidad de pensadores, apoyando a los estudiantes a ser intencionales en su propósito compartido para alcanzar una comprensión profunda.
En síntesis, las RdP se han diseñado con el fin de que sean fáciles de recordar, practicar e involucrar a una gran variedad de tipos de pensamiento (los que se presentaron en el mapa de comprensión). Las rutinas se adaptan bien para aprovechar el poder del pensamiento colaborativo y transferirlo fácilmente a cualquier contexto y contenido. Así mismo, se pueden utilizar sin ningún entrenamiento o experiencia previa y la idea es que averigüemos, junto con los estudiantes y colegas, cómo funcionan.
En su libro “Crear Culturas de Pensamiento” , Ritchhart plantea: “Como lo haríamos con cualquier herramienta, nos resultará útil hacer un balance de cómo una rutina nos está funcionando para lograr nuestras metas. Con una rutina de instrucción, un maestro debe reflexionar sobre qué tan efectiva es. Con una rutina de pensamiento, deben ser los estudiantes quienes están reflexionando. ¿Cómo esta rutina nos ayudó a investigar este problema? ¿Nos ayudó a indagar a mayor profundidad? ¿Facilitó nuestra comprensión? ¿Cómo podríamos ajustarla la próxima vez que la usemos? ¿Con qué partes de la rutina necesitamos trabajar y desarrollar más habilidades? Al reflexionar sobre las rutinas con nuestros estudiantes, les ayudamos a tomar el control para que las puedan usar de forma independiente en su propio aprendizaje”.
Rutinas de pensamiento que apoyan la reflexión
Algunas de las RdP que hemos utilizado con mayor frecuencia en nuestras sesiones de trabajo con maestros y estudiantes y que hemos visto su efectividad como estrategias cognitivas son:
Las RdP son importantes porque dentro de su estructura se da un tiempo e invitan a los estudiantes a pensar. Este tiempo de reflexión, como se ha dicho, es esencial para generar los patrones mentales necesarios que fomentarán las disposiciones de pensamiento. Así mismo, las RdP ayudan a los estudiantes a ir más allá de lo superficial, al invitarlos a profundizar y hacer lo complejo, accesible. A través de la práctica diaria se ha visto cómo los estudiantes se vuelven más sensibles a las oportunidades de utilizar sus tipos de pensamiento, ayudándoles a desarrollar hábitos de la mente o mantener su curiosidad dentro y fuera del aula.
Ideas de cierre
Cuando las RdP se usan regularmente y se convierten en patrones de pensamiento del aula, los estudiantes internalizan mensajes acerca de qué es el aprendizaje y cómo sucede. Con frecuencia, los maestros invertimos mucho tiempo recogiendo evidencias de si los estudiantes tienen o no la información. Sin embargo, hemos visto que al utilizar RdP les estamos enseñando a desarrollar su propia comprensión de dónde han estado, dónde se encuentran y hacia dónde se dirigen. Creemos que dedicamos demasiado tiempo a documentar lo que los estudiantes saben y no les damos suficiente tiempo para pensar en su propio aprendizaje y ayudarlos a comprender sus fortalezas y áreas de crecimiento.
Como planteamos al inicio del texto, la responsabilidad más importante de la escuela es el desarrollo del pensamiento para alcanzar comprensiones cada vez más profundas, tanto en los estudiantes como en los maestros. Para lograr el desarrollo del pensamiento necesitamos tiempo de reflexión y este se convierte a su vez en uno de los desafíos más grandes de la institución educativa, debido a que las aulas y, la escuela en general, son lugares muy ocupados. Como maestros sentimos la necesidad de cubrir todo el currículo y estamos permanentemente presionados por obtener buenos resultados en las pruebas estandarizadas. Pero como lo hemos repetido, la reflexión no debe ser un componente opcional en el aula, debemos destinar un tiempo específico e intencional para hacerlo. Igualmente, debe ser una práctica diaria que desarrolle las disposiciones que nos permitan actuar de manera pensante y así contribuir en la construcción de una sociedad más justa y más humana. RM