Edición 32Experiencia destacada

Inclusión y pandemia

Comencemos con un pequeño resumen de nuestro Programa de Inclusión, antes de entrar en materia. El programa nació en el 2012 como un proyecto para la Fundación Colegio Emilio Valenzuela (FCEV), en respuesta a las necesidades de los padres de familia cuyos hijos presentan dificultades de aprendizaje, ya sea por un trastorno de aprendizaje o alguna discapacidad.

El programa era además consecuente con los postulados de la FCEV, sin desconocer la historia y la población que estuvo desde la fundación del mismo. Durante estos años, el proyecto se ha fortalecido y aumentado cada año al punto que, para el año 2020, contaba 55 estudiantes con diferentes condiciones y cuatro orientadores pedagógicos colaborando con los docentes de la institución.

Como aspectos diferenciadores, el programa establece:

PRIMERO

Apoyar a aquellas familias cuyos hijos necesitan ajustes y acompañamiento en su aprendizaje por las siguientes condiciones: 1. Discapacidad (sensorial visual, sensorial auditiva, sordoceguera, física o múltiple); 2. Dificultad psicosocial (mental) (trastorno del espectro autista, depresión, trastornos de ansiedad, trastorno bipolar, esquizofrenia, trastorno de la conducta oposicionista desafiante o trastornos de la conducta alimentaria), y 3. Trastornos específicos en el aprendizaje escolar y el comportamiento (trastornos específicos de aprendizaje escolar, trastorno por déficit de atención con o sin hiperactividad).

SEGUNDO

Generar los procesos necesarios para alinearse con los procesos institucionales, con el fin de brindar un acompañamiento a estos estudiantes y sus familias, no solo por medio de los orientadores pedagógicos (educadores del programa de inclusión), sino además los orientadores escolares, los tutores, coordinadores académicos y los coordinadores de convivencia.

TERCERO

Desde los inicios del programa, prevalece el énfasis en la formación de habilidades sociales y la academia como medio para una formación integral.

Todo lo anterior nos permite comprender que, mientras estuvimos en Pandemia por el COVID-19, fue necesario generar cambios en nuestras prácticas pedagógicas, de acompañamiento, seguimiento y demás, para lograr la calidad y la posibilidad de prestar un servicio educativo acorde con las necesidades de cada uno de los estudiantes y de la realidad que se estaba viviendo.

Este proceso, en el colegio, se desarrolló en varias etapas de acuerdo con la evolución de la situación y nuestros recursos, conocimientos y posibilidades, así:

En la semana inicial de la cuarentena, en marzo de 2020, se trabajaron guías desde la casa. Estas guías eran enviadas por los docentes por medio de la plataforma educativa y, como programa, fue necesario realizar un comunicado, en el cual se presentaban estrategias para el apoyo por parte de los padres, el acompañamiento diario, con el fin de ayudarlos a realizar los apoyos o actividades pedagógicas y solucionar dificultades o dudas.

  • Para la primera semana de abril, se estableció un nuevo horario de 3 clases por día, en las que los docentes se conectaban por videollamada durante una hora, para explicar el tema y, luego, se dejaban trabajos que el estudiante hacía en casa. Mientras tanto, los docentes iniciaron su formación en educación virtual, aplicaciones, plataforma y herramientas que favorecieran el aprendizaje. Desde el programa, cada orientador elaboró un horario de acompañamiento a los estudiantes y un proceso de seguimiento de elaboración de esos trabajos, con el fin de garantizar su realización y entrega.
  • Se construye un plan de trabajo, con entrega de actividades virtuales y se determina hacer las clases de forma virtual. Para esto, fue necesario crear archivos con los horarios y vínculos directos, con el fin de facilitar el acceso a las clases. Se continuó con el seguimiento académico y un acompañamiento a las familias, por medio de redes sociales directas, ya que estas nos permitían comunicarnos a mayor velocidad, con grupos de teléfonos, para manejar una sola información. Además era posible asesorar a las familias para determinar el espacio de estudio adecuado, las rutinas académicas y de acompañamiento.
  • Luego de la semana santa, retornamos con un horario de 6 horas de clase, todas realizadas por medio de Meet y clases configuradas desde Classroom, lo cual generaba correos personales de la institución a cada estudiante. Para este momento, fue necesario enviar un comunicado con instrucciones claras sobre los correos y para pedir que no cambiaran las contraseñas, con el fin de poderlos apoyar desde la distancia. Por otro lado, surgió la necesidad de realizar reuniones, en horarios adicionales, con las familias. Eso se hizo con el acompañamiento de los orientadores y los coordinadores que se encargaban de verificar cómo estaban en la casa y de generar estrategias directas de acompañamiento, además de actividades de ocio y recreación en familia.
  • En julio, con el fin de garantizar la conectividad, los docentes retornaron al colegio y se definieron espacios para realizar las clases virtuales. Esta decisión favoreció el acompañamiento docente. Continuábamos el seguimiento e ingreso a clases virtuales, para acompañar a los estudiantes del programa y a los profesores. Adicionalmente incrementamos el uso de redes paralelas, para solicitar algunas participaciones, acompañamientos o apoyos directos.

En julio, con el fin de garantizar la conectividad, los docentes retornaron al colegio y se definieron espacios para realizar las clases virtuales. Esta decisión favoreció el acompañamiento docente.

  • En septiembre, el colegio logró abrir las puertas a los estudiantes y un 50% de ellos retornaron a las aulas presenciales, aunque fue necesario implementar aulas híbridas. Para este momento, se volvió a trabajar con las familias de aquellos estudiantes que se habían quedado en la virtualidad, con el fin de generar nuevas estrategias de acompañamiento, debido a que algunos estudiantes empezaron a quedar solos en casa, por el retorno de los padres al trabajo. También se logró activar algunos procesos terapéuticos y se iniciaron las reuniones de triangulación. Así se cerró el año 2020, con grandes aprendizajes para todos, logros significativos y muchos retos por cubrir.
  • Para inicios del 2021, se logró que el 90% de los estudiantes estuviera en el colegio, lo que nos permitió tener salones presenciales y un salón híbrido por nivel. Para este momento, los 62 estudiantes del programa iniciaron sesiones presenciales, lo cual nos permitió seguir dando el apoyo desde el colegio y brindar un acompañamiento directo más amplio; 6 estudiantes permanecieron en la virtualidad. Hoy en día, continúan los grupos por redes con las familias.

Para concluir, no solo logramos mejorar nuestras prácticas de seguimiento y acompañamiento, si no que hemos podido tomar mejores decisiones con los directivos del FCEV. Estos resultados no tienen importancia si los docentes y las familias no sienten lo mismo; por eso les dejamos, a continuación, los testimonios que reflejan un poco esos resultados, para que ustedes puedan darse cuenta.

“Tuve que cambiar desde mi aspecto físico, el tono de voz, la actitud para cada actividad, hacer uso de herramientas tecnológicas para darle un respiro a cada clase, aprender a generar pausas activas, valorándolas como estrategia de aprovechamiento pedagógico y como reinventarme cada día, pues lo que funcionaba una semana a la siguiente ya les aburría a los niños, fue todo un reto y me permitió darme cuenta de lo grandioso que es el ser docente”.

Docente de Preescolar

“Con Juan Andrés hemos probado varios colegios para lograr sentirnos tranquilos con el modelo de educación de nuestro hijo. Ya es el segundo año en el colegio Emilio Valenzuela y en el programa de inclusión; el cambio ha sido bastante bueno, tanto para Juan como para nosotros. Hemos aprendido con él que las cosas son un poco más difíciles de lo normal, pero con el acompañamiento que hemos tenido por parte del programa y de los tutores, Juan ha podido sobrellevar varias situaciones que se le han presentado”.

Comentario de una familia al cierre del 2020 en la evaluación del programa de inclusión.

“La pandemia me permitió aprender muchas cosas, me configuraron mi computador para entrar a cada clase por vínculos directos. Me acompañaron, para poder hacer todas mis entregas y tuve que aumentar mi velocidad de escritura Braille, también me permitieron volver en julio del año pasado y esto me exigió aprender a guiarme con distancia con un dispositivo distinto que se inventaron mientras aprendía el uso del bastón”.

Comentario de un estudiante del programa

En definitiva el acompañamiento permanente, el trabajo y apoyo de los padres de familia, la habilidad de los docentes para llegar a estos estudiantes, hizo posible que nuestros estudiantes de inclusión pudiesen vivir la experiencia de la pandemia, con las mismas oportunidades del resto de compañeros, con resultados admirables de su proceso y con confianza y tranquilidad en sus logros. RM

Colegio Emilio Valenzuela

Realizado por los profesionales del programa de Inclusión de la Fundación Colegio Emilio Valenzuela.

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