Sin una educación básica de calidad no puede haber desarrollo económico ni social. De hecho, la educación tiene repercusiones en la productividad, en el mejoramiento de la salud y la nutrición, en la conservación del medioambiente, en la seguridad, en la convivencia ciudadana, en los ingresos de las personas, en su calidad de vida y en el desarrollo de un país. La educación es motor del crecimiento económico y el mecanismo más poderoso para reducir la pobreza y la inequidad.
En general, en América Latina y en muchos países en desarrollo ha habido avances en acceso y cobertura, pero falta mucho por lograr en calidad. Todavía nuestros sistemas educativos no están preparados para responder a los requerimientos del desarrollo económico, tecnológico y social de los tiempos actuales.
Todavía nuestros sistemas educativos no están preparados para responder a los requerimientos del desarrollo económico, tecnológico y social de los tiempos actuales.
Por ello, la reciente Cumbre Mundial de Educación, realizada en Doha, Qatar, a finales de octubre, y a la cual asistieron representantes de más de cien países, hizo énfasis en la necesidad de reinventar la educación buscando innovaciones que permitan llenar el vacío entre la educación que tenemos y la educación que necesitamos para enfrentar los desafíos del presente siglo. Por su puesto que el papel del docente es fundamental en ese propósito.
Desafíos educativos del nuevo milenio
No es suficiente con que ,as estudiantes accedan al sistema educativo si la educación que se ofrece no tiene la calidad requerida para prepararlos con el fin de enfrentar las demandas del nuevo milenio. Además de cuantificar el número de escuelas construidas, docentes contratados o alumnos matriculados, debemos hacer esfuerzos por evaluar el desarrollo de las competencias básicas, el desarrollo socioafectivo y otras capacidades.
Si más del 50% de los estudiantes que llegan a cuarto grado de primaria en América Latina no comprenden lo que leen, ¿cómo podemos hablar de que la región está preparando eficazmente sus recursos humanos para competir en un mundo globalizado? Nuestro talento humano requiere desarrollar desde temprana edad no solo las destrezas básicas, como comunicarse eficazmente de manera escrita y verbal, utilizar conocimientos básicos de cálculo y número para solucionar problemas cotidianos, manejar conocimientos y métodos de las ciencias, sino que también necesitan desarrollar otras capacidades. Hay una mayor demanda de destrezas en el siglo XXI, tales como aprender a aprender, liderar procesos, tomar decisiones, sintetizar información, pensar críticamente, participar de manera constructiva y eficaz en la vida social y profesional, manejar las emociones, utilizar recursos digitales, desarrollar un espíritu emprendedor fundado en la iniciativa, la creatividad, la planeación y, muy especialmente, trabajar en equipo, entre otras. Más que recibir información, el estudiante debe aprender a aprender porque esto le permite iniciar su aprendizaje y continuar adquiriendo habilidades y capacidades durante toda su vida, ya sea individualmente o en equipo.
Las sociedades han sufrido cambios dramáticos en las últimas décadas, especialmente en lo tecnológico. Sin embargo, las metodologías de enseñanza han cambiado muy poco, incluso en los países desarrollados. No es exagerado decir que todo ha cambiado menos el salón de clase y la forma de aprender. Las instituciones educativas no han cambiado al compás de los otros componentes de nuestra sociedad.
No es exagerado decir que todo ha cambiado menos el salón de clase y la forma de aprender. Las instituciones educativas no han cambiado al compás de los otros componentes de nuestra sociedad.
Aproximadamente la mitad de los recursos gastados en la región latinoamericana en educación se desaprovechan por la utilización de métodos pedagógicos tradicionales, ineficientes e inadecuados, centrados todavía en la transmisión de información. Hace algunos días vi un aviso en la prensa que decía: “Se buscan personas que puedan trabajar en equipo, que puedan resolver problemas, seguir instrucciones, liderar procesos, cumplir con los tiempos. ¿Puede trabajar en equipo? Si su respuesta es afirmativa, tendrá más chance de encontrar trabajo”.
Las empresas están buscando personas que tengan estas capacidades y nuestros sistemas educativos no están preparando a los estudiantes para desarrollarlas. Los sistemas educativos han evolucionado más lentamente que el resto de la sociedad y la educación tradicional, centrada en un docente que transmite información y dicta clase, no promueve la creatividad, ni el pensamiento crítico, ni la interacción, ni el emprendimiento, ni el trabajo en equipo cooperativo, ni el desarrollo de habilidades para solucionar problemas ni para aprender a aprender.
Cómo responder a los retos del siglo XXI
Para responder a los retos del siglo XXI se requiere modificar los conceptos de acto, tiempo y espacio educativos y promover comunidades de aprendizaje.
El acto educativo demanda nuevos paradigmas de aprendizaje. Impone pasar de una acción centrada en el docente a un proceso centrado en el estudiante. Requiere la participación activa del docente y su rol como orientador, facilitador y gerente del proceso educativo. El aprendizaje colaborativo que suscita la construcción de conocimiento en equipo cambia el concepto del estudiante como “cliente” por el de participante activo.
Para responder a los retos del siglo XXI se requiere modificar los conceptos de acto, tiempo y espacio educativos y promover comunidades de aprendizaje.
Estas concepciones pedagógicas no son nuevas. Existen hace muchísimos años. El concepto de una nueva pedagogía se dio a comienzos del siglo pasado, pero solo la aplicaron algunos establecimientos educativos de nivel socioeconómico alto. También la han aplicado las escuelas rurales de bajos recursos económicos que en la década de los noventa implementaron adecuadamente el modelo de Escuela Nueva, con resultados extraordinarios. Actualmente, escuelas rurales de algunos departamentos del país aplican este modelo educativo aunque no siempre de manera apropiada y sistémica. Este modelo es promovido por la Fundación Escuela Nueva que lo ha adecuado también al sector urbano, con el nombre de Escuela Activa Urbana.
En Colombia, Escuela Nueva es relacionada exclusivamente con las escuelas rurales más vulnerables y lejanas. Otros países como Vietnam están utilizando este modelo educativo tanto en sus escuelas urbanas como rurales.
La clave es su metodología de aprendizaje colaborativo que ha permitido evidenciar científicamente no solo logros en competencias básicas sino que ha tenido impacto positivo en la convivencia pacífica. Esto fue destacado en la investigación publicada por el Instituto de Educación de la Universidad de Londres (Little, Angela. Education for All and Multigrade Teaching. University of London, 2006).
Como consecuencia de lo anterior, es necesario formar a los docentes para que creen ambientes adecuados en donde los estudiantes puedan adquirir los aprendizajes requeridos en el presente siglo, construyendo socialmente sus conocimientos, practicándolos y aplicándolos en situaciones de su vida diaria, para que retroalimenten y evalúen permanentemente su progreso; para que los involucren activamente en su proceso de aprendizaje desarrollándoles capacidades que les permitan aprender a aprender; para que promuevan el trabajo en equipo y el aprendizaje cooperativo; para que involucren a los padres y las madres de familia en el proceso de aprendizaje de sus hijos. Es decir, es necesario formarlos para que cambien su rol tradicional por uno nuevo que promueva las capacidades requeridas para el presente siglo.
Otro aspecto que requiere modificarse es el concepto de tiempo. Todas las personas tienen la capacidad de aprender, pero a ritmos diferentes. Hay que promover metodologías de aprendizaje más personalizados y flexibles, pero atendiendo a las diferencias individuales.
Finalmente, el concepto de espacio educativo también ha cambiado. El aprendizaje no solo se da en la escuela sino que debe ser parte inherente de la vida diaria de todas las personas, en su hogar, su lugar de trabajo, su comunidad, etc. Por eso hay que pensar más allá de los espacios de la escuela y de la universidad. Hay que crear una comunidad del conocimiento donde se aprenda permanentemente, tanto en ambientes formales como no formales, en los cuales las TIC pueden jugar un papel importante.
Desarrollos tecnológicos y cambios pedagógicos
Con todos los desarrollos tecnológicos de las últimas décadas los cambios requeridos se pueden promover con más fuerza y vigor. El papel de la tecnología es crucial en una revolución educativa, pero, antes que todo o simultáneamente, requerimos hacer los cambios pedagógicos mencionados.
Como dice Luis Osín, exdirector del Departamento de Computación Educativa en el Centro de Tecnología Educativa (CET) de Israel: “Introducir computadores en el aula sin cambiar los métodos pedagógicos es perpetuar una técnica tradicional a un costo más alto. Una verdadera revolución educativa requiere conjuntamente de los cambios pedagógicos y tecnológicos”.
En conclusión, los sistemas educativos deben promover las destrezas requeridas en el siglo XXI. En ese sentido debe enfocarse en el nuevo rol del docente quien, antes que transmitir información, debe crear ambientes de aprendizaje adecuados con el fin de formar a los estudiantes para la vida, empoderándolos para que aprendan a aprender, a pensar críticamente, a solucionar problemas, a tomar decisiones, a emprender proyectos, a fijarse metas, a lograr objetivos, a manejar sus emociones, a utilizar las TIC. En ese propósito Escuela Nueva Activa ya ha recorrido un camino y es un referente importante.
…es necesario formar a los docentes para que creen ambientes adecuados en donde los estudiantes puedan adquirir los aprendizajes requeridos en el presente siglo, construyendo socialmente sus conocimientos, practicándolos y aplicándolos en situaciones de su vida diaria.