Aproximación a los nuevos roles que enfrentan los maestros en una época distópica
Como educadores solo podemos ser optimistas. Con pesimismo se puede escribir contra la educación, pero el optimismo es necesario para ejercerla. Los pesimistas pueden ser buenos domadores, pero no buenos maestros… La educación es un acto de coraje; cobardes y recelosos, abstenerse. (Fernando Savater)
Adaptarnos a la nueva normalidad es el gran reto de la humanidad.
El año 2020 será un año que quedará grabado en la memoria de la presente generación. A pesar de que vengan otras situaciones difíciles para el mundo, definitivamente este periodo de tiempo, por un lado, nos ha permitido como sector educativo transitar entre la incertidumbre, la soledad y el miedo y, por el otro lado, se han forjado habilidades como la innovación, la resiliencia y la creatividad por parte los maestros en muchas partes del mundo.
El concepto clave que se desprende del aprendizaje de la emergencia sanitaria lo encontramos en el contexto de la sociología y la psicología. El término adaptación lo hemos utilizado muchas veces para referirnos a nuevos procesos de cambio que nos ha permitido asegurar la supervivencia en momentos de riesgo para la especie.
Adaptarnos a la nueva normalidad es el gran reto de la humanidad. Pero la pregunta clave es ¿Cómo lo podemos lograr desde las comunidades educativas? Frente a la amplitud de esta pregunta no hay fórmulas preestablecidas. Lo que podríamos propiciar son algunas pistas de los nuevos roles de los cuales nos debemos revestir los docentes en el acto educativo presente.
Etnógrafo digital
La etnografía virtual se origina cuando los educadores, en el inicio del año escolar, quieren conocer de forma detallada el fenómeno que representan las prácticas, consumos y actitudes de las comunidades virtuales en Internet: una tecnología a través de la cual se favorece la emergencia de canales de comunicación que potencian la interactividad, tanto asincrónica como sincrónica, por medio de correos electrónicos, las wikis, las redes sociales, los foros, las redes de colaboración e, incluso, las plataformas educativas donde se usan otros recursos como aulas virtuales,
videoconferencias o la mensajería instantánea. Todos estos escenarios han sido motivo de estudio para analizar la forma como se relacionan las personas en términos sociales, afectivos y cognitivos. Es por eso que parte de la entrega pedagógica y la caracterización de los grupos que vamos a orientar deben partir de procesos de reconocimiento de los interlocutores. En el mundo virtual proliferan el anonimato, las imprecisiones y, en algunos momentos, en las aulas virtuales pareciera que los sujetos no tuvieran rostro. La etnografía ha sido fundamental históricamente para acercarnos a los otros. Por ello es necesario que tomemos el tiempo necesario para conocer a las personas con las que vamos a compartir el viaje del conocimiento ya sea en la presencialidad o en la virtualidad.
Curador de contenido
En los albores del siglo XXI se nos invitaba a pasar de ser una sociedad consumidora de información a una productora de conocimiento. Algunos educadores se dieron a la tarea de hacer dicho tránsito, pero la mayoría postergábamos dicha afirmación. La pandemia aceleró muchos procesos, no solamente los referidos a los de la salud. Nunca antes se desarrollaron tantos contenidos en distintos soportes multimodales (podcast, audiovisuales, tutoriales, etc.). Pero lo importante de este nuevo rol en crecimiento para los diferentes docentes es la posibilidad de hacer curaduría a los contenidos digitales e impresos. Hoy es fundamental que los docentes aprendamos a establecer de forma muy clara los criterios con el fin de seleccionar contenidos para su consumo o producción por parte de los estudiantes. La curaduría la entendemos en este nuevo rol como la capacidad de establecer criterios desde todos los ámbitos para que lleguen los mejores recursos a la clase presencial o virtual. No es gratuito que hoy deambulen por la red miles de contenidos.
Pero lo importante en este aspecto es orientar al estudiante en la calidad, procedencia, coherencia y pertinencia de la selección de sus búsquedas. Las mayores dificultades que presentan nuestros estudiantes más que en la búsqueda se encuentran en la selección. Si les ayudamos a construir
criterios de selección de la información que frecuentan también los estaremos ayudando en la definición de la toma de decisiones que les permita superar sus miedos y la incertidumbre de que otros elijan por ellos. Así como permanentemente tomamos medidas de bioseguridad para protegernos del virus, de esa misma forma necesitamos de hombres y mujeres con criterios que les permita diferenciar entre la redacción de una noticia real y otra falsa (Fake news) en el WhatsApp, así, podríamos evidenciar que hay un lector crítico que combate el virus de la desinformación.
No es gratuito que hoy deambulen por la red miles de contenidos
Un profesor sentipensante
En la práctica docente actual, el profesor sentipensante es uno de los principales roles y la pandemia así lo reveló a medida que el
confinamiento tomó mayor protagonismo. La gestión de las emociones en el contexto educativo es muy importante para la adquisición del aprendizaje significativo. La soledad, la incertidumbre, la muerte y la desesperanza a pesar de su gran peso en este periodo de tiempo, poco a poco le dieron espacio a la resiliencia y la esperanza de un mundo mejor. Teniendo en cuenta lo anterior, la misión de cada docente es procurar la dinamización y el acompañamiento de las comunidades familiares en la orientación del logro. Las familias constituyen un tejido fundamental donde se integra el proceso educativo. La conversación y la escucha en familia y con la familia permiten que sus integrantes logren expresar y exteriorizar sus miedos. Una bella experiencia que se debería de fomentar es la vivida por un estudiante de grado once que, en su rol de personero, asumió el liderazgo de su cargo y con un grupo de maestros creó un espacio en el cual los jóvenes y sus familias conversaban semanalmente sobre las crisis, los temores, las angustias y depresiones que provocó esta emergencia sanitaria.
El rol del maestro es definitivo en el diseño de estrategias que permitan el contacto permanente con las familias de aquí en adelante. Por último, y no menos importante en la actualidad, es que los maestros impulsen dos tipos de inteligencia que pasan desapercibidas en algunos casos por la cortina de humo que produce la sociedad de consumo. Estas inteligencias, a partir de la teoría de Gardner, se denominan inteligencia intrapersonal (capacidad de conocernos nosotros mismos) y la inteligencia naturalista (entendida como la capacidad para relacionarnos con otros ecosistemas). La pandemia nos desnudó en cuanto al paradigma de que el hombre desde el Renacimiento se afirmaba como el centro del mundo (antropocentrismo). Hoy descubrimos que somos parte de un ecosistema y que del tipo de relaciones que establezcamos con él depende la conservación de la especie. Es importante pasar de un PEI centrado en lo
antropocéntrico a uno de tipo ecologista o naturalista que renueve las relaciones del hombre con sus entornos.
Gestor Cultural
Hay un rol fundamental del docente que se ha venido posicionando en los últimos meses y es el que se relaciona con la gestión de eventos culturales desde los centros educativos. Una de las actuaciones que debe ser clave en las prácticas presentes y futuras de todos los maestros. Es a través de la diversidad de dichos eventos que se pueden capturar las vivencias, anhelos y particularidades de cada comunidad educativa para luego sistematizarlos y socializarlos en las diferentes páginas y plataformas creadas para la comunicación interna y externa. También se puede establecer la conformación de un grupo de maestros del centro para gestionar el conocimiento desde diferentes proyectos y/o invitados desde el nivel local, nacional y/o internacional.
Se pueden organizar comités entre profesores, estudiantes, padres y otros agentes educativos a manera de alianzas y así estimular el aprendizaje desde una gran variedad de propuestas llamativas. De igual forma se visibilizan las páginas web institucionales y las diferentes conexiones entre las redes sociales. El maestro diseña, organiza y evalúa el transito cultural y posiciona posturas y tendencias que le permiten a la escuela una trayectoria de cara a la ciudad desde un enfoque “glocal” (es decir, proyectar historias locales desde un ámbito universal). Por último, el maestro propicia la consecución de convenios, alianzas y acuerdos interinstitucionales en beneficio de la identidad, el territorio y la memoria de cada centro educativo.
Integrador Curricular
Desde antes de la pandemia ya muchos maestros en el mundo integraban los conocimientos de sus estudiantes por medio de proyectos que articulaban aprendizajes de múltiples experiencias.
La conformación de equipos de integración curricular (colectivos interdisciplinarios) son fundamentales para ofrecer una oferta de conocimientos cercanos a las expectativas de los participantes. Una de las grandes quejas de muchos estudiantes al inicio del confinamiento era que cada maestro, en el afán de garantizar los aprendizajes que se daban en la presencialidad les asignaba un exceso de trabajo académico, que además se mostraba inconexo e independiente de las otras asignaturas. La integración curricular no significa articular las áreas para incrementar el volumen de tareas. Se trata de organizar mejor los desempeños de manera que los estudiantes encuentren en cada proyecto pedagógico la correspondencia del saber de un área del conocimiento con otra. Permitiendo así crear coherencia, pertinencia y sistematicidad en los aprendizajes.
El maestro teje la red
Sin lugar a duda desde hace algunos años los colectivos organizados por maestros vienen siendo vitales en la definición de nuevas prácticas
educativas. Las asociaciones en torno al conocimiento permiten a los maestros actualizarse permanentemente. En una época de cambios acelerados las redes permiten a los maestros que las integran reflexionar y desarrollar desde la puesta en común de sus experiencias en el aula, la colaboración, disciplina y sistematización con otros maestros de otras instituciones dándose así la interlocución y retroalimentación necesarias para evaluar cada uno de los actos educativos. En momentos como los que vivimos se ha revelado el protagonismo que tiene este tipo de agremiaciones para el desarrollo de procesos de innovación, investigación y actualización. En las formas de abordar las diferentes disciplinas, se pasa de un proceso disciplinar a uno interdisciplinar y transdisciplinar. Del mismo modo el rol del maestro en red permite asumir una postura política más firme y constituir una identidad magisterial como productor de conocimiento.
El maestro y las nuevas formas de enseñanza hibrida
Las crisis generalmente nos han permitido resignificar las experiencias vividas. En cuanto a las formas de enseñanza es importante mencionar que se deben correlacionar pedagogías de tipo flexible que integren lo presencial y lo virtual. La tecnología como medio de comunicación e
información, sumada a posturas sentipensantes, nos debe llevar a una formación integral que responda a las necesidades de aprendizaje de cada contexto educativo. Es importante que el maestro adopte diversas formas de enseñanza que a su vez aglutinen diferentes formas de evaluación formativa, que conlleve describir de forma más amplia la variedad de aprendizajes y los múltiples escenarios que se dan en entornos mixtos (escuela, familia, entornos mediados por la tecnología, ciudad). Un maestro que adopta criterios de pedagogías flexibles y, a su vez, posee una competencia digital sobresaliente, brindará a sus estudiantes una mayor posibilidad de entendimiento de la realidad local y nacional.
Se deben correlacionar pedagogías de tipo flexible que integren lo presencial y lo virtual.
El maestro como un cultivador de la esperanza
Hay un rol fundamental de los maestros que se ha desprendido de situaciones extremas como las que estamos viviendo y es esa de ser un sujeto de la esperanza, un reparador de sueños, en un mundo que pareciera desboronarse todos los días. En medio de la incertidumbre y la desesperanza solo queda al final la voz de un docente que acompaña, guía y orienta los proyectos de vida de sus estudiantes.
El mundo entero busca respuestas para lo que estamos viviendo en la pandemia, sobre todo, en el ámbito de la ciencia y la tecnología, y muy seguramente se están haciendo avances y reflexiones muy importantes para el futuro de la humanidad. Pero como humanistas tenemos una reflexión tan importante como las anteriores, que tiene que ver con la epistemología de la filosofía y sus fines, alrededor de encontrar el sentido de la vida. Así como el maestro Sócrates interpelaba a sus discípulos, nosotros debemos interpelar a nuestros estudiantes, para que ellos encuentren sus propios aprendizajes, en un momento histórico que muy seguramente, como generación, no lo habían vivido nunca y que a su vez establecerá dependiendo como se gestione la base de una sociedad más reflexiva y atenta a las grandes problemáticas que nos aquejan en medio de una cultura del riesgo, la fragmentación y lo efímero. El maestro que interroga desde la esperanza de un mundo mejor permite que su discípulo tenga sus propias alas y recorra la incertidumbre como una posibilidad de acariciar lo inalcanzable.