Central InternacionalEdición 27

¿Cómo formar en la pregunta, en la búsqueda y en la indagación?

El valor de la Pedagogía de la Pregunta

El pedagogo argentino Axel Rivas afirma en su último libro que “la caída de la frontera escolar es un proceso de debilitamiento progresivo de sus límites, entendidos como la posibilidad de institucionalizar el temor, la amenaza y la obligación de aprender” . Sirva la interpelación de este sugerente ensayo para contextualizar la necesidad de dar un vuelco a la manera de abordar el proceso de enseñar y aprender, y pensar en estrategias que estimulen la indagación, la creatividad y la conexión de los alumnos con la escuela.

El Aprendizaje Basado en Proyectos, que busca este tipo de estimulaciones, suele comenzar con preguntas que supongan un reto para los estudiantes que así deben resolver el reto a través de la búsqueda y de la indagación.

Esta metodología se conoce como Pedagogía de la Pregunta, que ha sido desarrollada por varios autores y que se debe entender como un desarrollo del método socrático. Como cualquier metodología que decidamos utilizar, necesitamos preguntarnos cuál es el propósito que perseguimos con este método. ¿Qué pretendemos que pase y qué queremos conseguir?

La pregunta resulta muy pertinente porque dedicar tiempo a este método conlleva seleccionar cuáles son los contenidos que vamos a trabajar y los aprendizajes que deseamos que los alumnos alcancen. Y, por tanto, priorizar unos contenidos del currículum por encima de otros, y la convicción de que vale la pena dedicar el tiempo suficiente a la Metodología de la Pregunta, para que sea una verdadera experiencia de aprendizaje para los alumnos.

A menudo, nos puede ocurrir que nos encontremos en la disyuntiva de tener que renunciar a contenidos que han sido considerados prioritarios en el currículum tradicional de esa disciplina que se nos ha encomendado. Y que ahora debemos seleccionar cuáles son los contenidos que estamos seleccionando para una mejor preparación de nuestros alumnos ante el futuro que les espera.

Creo que vale la pena aclararlo desde un principio, porque hay una decisión previa a la determinación de trabajar con la Metodología de la Pregunta. Defiende Paulo Freire esta práctica con el argumento de que “siempre estamos escuchando una pedagogía de la respuesta. Los profesores contestan a preguntas que los alumnos no han hecho”.

Se trata de una buena interpelación al propio sentido del proceso de enseñanza y aprendizaje, pero lo relevante es que seamos conscientes de las consecuencias que se derivan de la opción que escojamos. El tiempo escolar es limitado y el currículum, muy extenso. Hemos de tener clara nuestra prioridad educativa, no vaya a ser que no sepamos responder cuando nos pidan cuenta de aquello que no hemos cubierto, y no sepamos argumentar la priorización que hemos hecho.

Si estamos convencidos del propósito de una educación que se desarrolle partir de los saberes previos de los estudiantes y que conecte con sus intereses, huyendo de planteamientos homogeneizadores, entonces adquiere pleno sentido que dediquemos tiempo al desarrollo de la pedagogía de la pregunta.

Cuando decidimos empezar una clase interpelando a los alumnos para que exploren e indaguen, nos estamos exigiendo, como docentes, además de las competencias relacionadas con el conocimiento de la disciplina que impartimos, otras que debemos dominar bien como son las didácticas, las habilidades relacionales, y la capacidad de poner en valor la experiencia atesorada en el conocimiento de los intereses de nuestros estudiantes.

Desde mi punto de vista, no se trata solo de una cuestión metodológica centrada en el uso de una técnica, sino que nos interpela sobre la propia concepción del proceso de enseñanza y aprendizaje, exigiéndonos una mirada diferente, especialmente sobre cuál es nuestro rol. No es una cuestión que se pueda reducir a cambios en el entorno físico, sino que nos empuja a desubicar el espacio psicológico que nos sitúa, como docentes, en el centro de la enseñanza. Requiere que los profesores entendemos el cambio de paradigma y modifiquemos nuestras creencias sobre las maneras de enseñar y aprender.

Prescripción de los objetivos de aprendizaje

Formular preguntas, proponer indagaciones, invitar a explorar y a compartir favorece en los alumnos la adquisición de una serie de conocimientos y de competencias, al tiempo que nos ayuda a trabajar hábitos y valores. Pero todos ellos deben estar previamente prescritos por los docentes, que han debido tomar decisiones previas sobre el currículum y el sentido de la actividad que van a proponer.

Señala Richard Elmore que la práctica profesional de un equipo pedagógico debe centrarse en la tarea que efectivamente hacen los estudiantes, y que debe predecirse, monitorearse y reflexionar sobre las evidencias de ese seguimiento. Para este profesor de Harvard, se hace necesario trabajar desde una “teoría potente de la acción pedagógica”, que establezca claramente “las relaciones de causalidad existentes entre determinadas acciones en aula y el entorno organizacional que se traducen en mejoras en los aprendizajes escolares”.

En la práctica significa que debemos determinar los objetivos de aprendizaje que vamos a trabajar, la hipótesis que relacione la manera en que organizamos el currículum, las tareas de los alumnos, a ellos mismos, los espacios y, por supuesto cuál va a ser nuestro rol.

Esta manera de trabajar nos ha de servir para cualquier propuesta de aprendizaje que nos propongamos, pero resulta de mayor importancia cuando nos planteamos la metodología de la pregunta. Y nos garantiza alejarnos de la improvisación, y poder seguir el grado de eficacia que estamos consiguiendo a la hora de alcanzar las metas de aprendizaje que nos proponemos.

Afirma Idit Harel que, a las competencias básicas tradicionales de leer, escribir y sumar, se han sumado las de explorar, expresarse y comunicar, que se conocen como las tres X de Harel por su significado en inglés (Exploration, Expression, Exchange).

Las posibilidades de trabajar estas competencias se pueden ver favorecidas por la formulación de preguntas que conecten con los intereses y saberes de los alumnos, y que les motiven a desarrollar las competencias que Idit Harel señala como fundamentales para el futuro de los estudiantes.

Cuatro casos concretos

Voy a desarrollar cuatro ejemplos de aplicación de la pedagogía de la pregunta en diferentes colegios y contextos.

Horizonte 2020

El primer ejemplo es una elaboración a partir de la teoría de la acción pedagógica de Elmore. Lo podemos encontrar en la figura 1 .

Figura 1

El ejemplo pone las condiciones para que el equipo de docentes que dirige la actividad de aprendizaje pueda plantear preguntas del tipo: ¿Tienen impacto las acciones del ser humano en el equilibrio de las especies? ¿Qué tipo de expresión necesitamos para una exposición abierta a todo tipo de público? ¿Qué sentimos al contemplar la naturaleza?

En el caso de la figura 1, los objetivos de aprendizaje y la expectativa de adquisición de metas de comprensión están extraídas de los objetivos curriculares y de la programación de contenidos oficiales. El esfuerzo de los docentes está centrado en establecer la conexión entre los intereses de los alumnos y la priorización curricular que aquellos han debido establecer y acordar, antes de proponer la actividad de aprendizaje.

Una de las tareas más relevantes cuando empleamos este tipo de metodología es que definamos muy bien los objetivos de aprendizaje. A menudo, he podido comprobar, en el desarrollo de talleres sobre esta actividad, que los profesores tenemos una clara tendencia a priorizar la actividad en sí misma, antes que establecer claramente los objetivos de aprendizaje y las metas de comprensión. Es lo que ocurre cuando comenzamos la propuesta proponiendo actividades concretas como una feria de muestra de proyectos, o de objetos elaborados, o una actividad de voluntariado o un acto destinado a mostrar algunas habilidades de los alumnos.

Figura 2

Desde mi punto de vista, confundimos la actividad con su propósito. Debemos dedicar tiempo a formular claramente los objetivos de aprendizaje, las metas de comprensión, así como la organización de la tarea, porque de esta explicitación y claridad entenderán los alumnos qué aprendizajes esperamos que adquieran, y ellos mismos podrán hacer un seguimiento de la evolución de sus aprendizajes.

El profesor australiano John Hattie ha venido insistiendo con su teoría del “Aprendizaje visible” sobre la importancia de que los alumnos “aprendan a convertirse en sus propios profesores” y en que “el principal objetivo de enseñar es el impacto que podemos tener en la capacidad de aprender de los alumnos”.

Ambientes de Aprendizaje. Fe y Alegría

El segundo ejemplo es una aplicación de la conexión entre la situación social de un país y los conocimientos y valores curriculares.

La actividad es una elaboración concreta de la propuesta metodológica “Ambientes de Aprendizaje” de Fe y Alegría de Colombia . La figura 2 recoge uno de los cuatro ambientes de aprendizaje, en los que se ha reorganizado todo el currículum de los colegios, denominado “Ciudadanías para la Convivencia, la Reconciliación y la Paz (CCRP)”. Los tres ambientes restantes se denominan “Proyectos Interdisciplinarios con Incidencia Comunitaria (PIIC)”, “Potenciando Talentos e Intereses (PTI)” y “Cualificación de habilidades, conceptos y saberes (Cualificar)”.

La propuesta está diseñada por el IED Germán Vargas Cantillo de la ciudad de Barranquilla. Los estudiantes del grado 10.o, que tienen entre 15 y 16 años, decidieron trabajar conocimientos y competencias vinculadas a las Ciencias Sociales, Historia, Constitución Política y Democracias, Educación Ética y en Valores Humanos, Educación Religiosa, alrededor de la pregunta: “¿Seguiría sin dolerte el asesinato de líderes sociales de tu comunidad si fueran alguno de tus padres o familiares?”. El proyecto interdisciplinario está pensado para un curso entero y son los docentes quienes han propuesto la vinculación y estructuración de los objetivos de aprendizaje y las metas de comprensión a partir de la inquietud de los estudiantes (figura 3).

“Los superpoderes”. Escuela Ideo

El tercer caso corresponde a la Escuela Ideo de Madrid (España). El proyecto se denomina “Superpoderes: más allá de los límites” (figura 4), y está pensado para alumnos de secundaria obligatoria, entre los 14 y los 16 años (2.o, 3.o y 4.o de la ESO).

La pregunta inicial es “¿Qué poder de cambio tiene cada persona?” y los objetivos de aprendizaje son: conocimiento del alumnado sobre sí mismos, y adquirir una visión de la historia y su entorno a través de la investigación, la superación y la creatividad.

La propuesta consiste en introducirse en el mundo de los superhéroes y superheroínas reales y ficticios de todos los tiempos para descubrir sus secretos, sus superpoderes y sus valores.

La motivación de la actividad vino impulsada por la visita de un representante de una asociación que trabaja con personas con parálisis cerebral y sus familias para ayudarlas a potenciar sus capacidades y autonomía. Fue el propio representante de la entidad quien propuso una pregunta: “¿Tenemos todos y todas superpoderes?”.

A partir de esta pregunta y gracias a las actividades diseñadas por el Departamento de Orientación, el proyecto pretende incorporar, en la actividad habitual del colegio, la capacidad de empatizar, comprender y valorar la diversidad como fuente de riqueza y de superación, así como la conciencia de que los conceptos de capacidad y discapacidad son conceptos sociales y no son características personales, descubriendo los límites que impone la sociedad, e investigando y tomando conciencia de las propias fortalezas, debilidades y oportunidades.

Figura 3
Figura 4

Los productos finales se enfocaron a campañas de sensibilización y talleres en los que se mezclaban grupos de diferentes salones, avanzando en el proyecto a través de una nueva pregunta: “¿Qué puedo hacer para mejorar mi entorno?”.

Señala Richard Elmore que la evaluación debe ser predictiva y no retrospectiva. En este sentido, la guía y rúbricas de evaluación elaboradas por los equipos docentes ayudan a consensuar y cohesionar criterios, que resultan fundamentales para la transparencia y transferencia a los propios alumnos del proceso de aprendizaje.

En este sentido, podemos ver la propuesta de seguimiento y de evaluación del proyecto del Colegio Ideo, denominada “Diana de evaluación de proyectos” (figura 5).

Ciencias en inglés. Colegio Virolai

El cuarto caso corresponde a una propuesta del Colegio Virolai de Barcelona (España). La propuesta surge de la pregunta: “How can we learn about the most important events from the origins of the Earth to the Ancient Civilizations by creating a board game?”, y está dirigido a alumnos de 12 y 13 años (1.o de la ESO).

Se trata de un proyecto interdisciplinario que se desarrolla en inglés como lengua vehicular, con la centralidad del ámbito de las Ciencias Naturales (la evolución del planeta desde sus orígenes hasta Mesopotamia), y que propone la creación de un juego en el que hay que aplicar los conocimientos que se van adquiriendo. Los alumnos disponen de una guía donde encontrar referencias a instrumentos de trabajo individual y grupal, con espacios para la metarreflexión y las rúbricas de proceso y de contenido. Así mismo, los docentes utilizan diversos tipos de evaluación (individual, grupal y coevaluación).

El Colegio Virolai ha elaborado diversidad de proyectos interdisciplinarios para estas edades, con una metodología similar. Aquí recojo algunas de las preguntas de esos proyectos que pretenden estimular la indagación: “Do natural disasters that affect people worldwide tend to become more intense as years go by?”, “¿qué ocurre cuando me pongo en el lugar de un refugiado que recorre miles de kilómetros para salvar su vida?”, ¿cómo podemos mejorar nuestra ciudad (Barcelona) y nuestro barrio?”, “¿cómo defenderías un aspecto de la cultura de la Antigua Grecia o de la Antigua Roma?”.

Todas las propuestas comienzan por una pregunta que orienta el contenido del reto. El seguimiento que se hace en el aula está fundamentado en la reflexión de lo que se está avanzando, con base en las preguntas: ¿Qué sabemos? y ¿qué queremos saber?, que van dando apoyo a las rúbricas y a la observación permanente de los docentes que acompañan a los alumnos.

Conclusión

Afirma el ensayista judío Yuval N. Harari que el conocimiento se va construyendo cada vez más en torno a la suma de experiencias más sensibilidad. La Pedagogía de la Pregunta nos acerca a la pretensión de partir de los conocimientos previos de los alumnos para estimular el desarrollo de capacidades instrumentales como son la indagación, la exploración, compartir y aprender con otros.

Por otro lado, favorece el aprendizaje interdisciplinario como una manera de integración del conocimiento y de romper con la excesiva fragmentación de los saberes, especialmente adecuado para unas edades donde la percepción del mundo y de uno mismo necesita una visión más amplia.

Si estamos convencidos del valor educativo de empezar las clases por preguntas y no dando todas las respuestas, seremos capaces de abordar seriamente la necesaria priorización del currículum. RM

Pepe Menéndez

Profesor de Secundaria y asesor internacional en procesos de transformación profunda de la educación. Licenciado en Periodismo. Diplomatura en Alta Dirección de Empresas. Ha dirigido diversos procesos de cambio en instituciones educativas. Comunicador y especialista en liderazgo, innovación educativa y gestión del cambio. Twitter: @PepeMe

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