Edición 17Experiencias

¿Cómo educar para la felicidad?

La experiencia del Gimnasio Moderno y su modelo de Educación Positiva


El Gimnasio Moderno es un colegio pionero, desde hace 100 años, en educación para la felicidad. Actualmente, cuenta con un modelo único que combina sus principios fundacionales con las investigaciones más recientes de la psicología positiva aplicadas a la educación.


CLa actual edición de Ruta Maestra está dedicada a la educación del siglo XXI. Una de las corrientes más innovadoras en el mundo de la educación es la Educación Positiva. En este artículo, presento algunas ideas sobre la experiencia del Gimnasio Moderno y su modelo de Educación Positiva, que obedece a una visión humana e integral de la educación. También comparto algunos principios básicos de la Educación Positiva en el mundo.

IPEN y la psicología positiva

El Gimnasio Moderno hace parte de IPEN, la Red Internacional de Educación Positiva. Esta Red fue fundada en 2013 por varios educadores y psicólogos de renombre internacional, entre ellos, Martin Seligman (padre de la psicología positiva, uno de los psicólogos más importantes del mundo, y antiguo presidente de la Asociación Americana de Psicología) y por Si Anthony Seldon (exrector de Wellington College en Inglaterra, uno de los colegios más innovadores del mundo, y uno de los educadores más importantes de ese país junto con Sir Ken Robinson).

La psicología positiva (el nombre no es el mejor) es una rama de la Psicología creada por Martin Seligman y otros psicólogos destacados, a finales de los años 90. Es una ciencia que se dedica a estudiar el bienestar, la felicidad, el florecimiento, la vida óptima y el desarrollo del carácter en las personas. Se dedica a responder preguntas como las siguientes: ¿qué hábitos tienen las personas más felices, más productivas, más saludables y más creativas? ¿Por qué florecen ciertas personas en ambientes difíciles?

La Educación Positiva, por su parte, es un modelo de educación que aplica los principios y las investigaciones de la psicología positiva al ámbito de la educación, principalmente en colegios. Dentro de este modelo, se considera que el propósito de la educación no es solo el desarrollo intelectual. Lo intelectual es importante, claro, pero no es lo principal ni lo único. El propósito de la educación, para la Educación Positiva, es el florecimiento de cada niño y cada joven (por esto podemos entender la posibilidad de liberar el potencial, vivir una vida de bienestar y propósito, lograr un desarrollo holístico y contribuir a la sociedad). Para ese florecimiento, se requiere de desarrollo académico + bienestar integral + desarrollo del carácter.

Este propósito está totalmente alineado con la filosofía del Gimnasio Moderno y con su propósito mayor. Recordemos que la esencia del colegio se condensa en la famosa frase de su fundador, Agustín Nieto Caballero: “Educar, antes que instruir”.

El Gimnasio Moderno, sus principios y su sello

El Gimnasio Moderno se fundó sobre los siguientes propósitos: Agustín Nieto, quien tuvo una infancia difícil, quiso crear un colegio donde los niños fueran felices, se sintieran valorados y respetados y pudieran disentir. Quiso, además, un colegio que partiera de la siguiente premisa: los niños no son recipientes vacíos que hay que llenar sino chispas que hay que encender. Entre otros, porque el propósito de la escuela no es exclusivamente el desarrollo intelectual sino –más bien– el desarrollo del carácter. Y para ello lo que hay que hacer es “sacar de adentro” y “cultivar”, antes que “suministrar”. Nieto Caballero quería un colegio que educara para la vida, y no para el examen. Para ello, la Escuela Activa fue el modelo pedagógico que mejor se adaptaba a su visión. Por su parte, era importante también crear un colegio con relaciones más horizontales entre profesores y estudiantes, donde fuera la admiración y el afecto, y no el miedo, lo que los vinculara.

Al juntarse Nieto Caballero con los demás fundadores, en especial los Samper Brush y Tomás Rueda Vargas, se quiso también crear un colegio que difundiera las ideas humanistas, de tolerancia, respeto y librepensamiento propias del pensamiento liberal de ese grupo, junto con un fuerte sentimiento de amor por Colombia.

Cuando hablamos de “Educar, antes que instruir” y, en general, de formación humana en el Gimnasio Moderno, que ocupa un lugar tan importante, decimos que educar es, sobre todo, “sacar de adentro”, en el mismo sentido en que lo pensaron Sócrates, Rousseau, Galileo, Freire y Tagore, entre otros. ¿Y cómo lo conseguimos? ¿Cómo conseguimos sacar de adentro? Lo esencial es permitir que los estudiantes se pongan en contacto con su mundo interior –con su voz interna– mediante la reflexión. Que ellos mismos generen autoconocimiento y aprendizaje desde el hábito de la pregunta y el diálogo, y no desde la imposición. Es decir, permitir que los estudiantes se eduquen a sí mismos, con la guía del profesor. Para eso, por ejemplo, sirve mucho escribir testimonios y reflexiones, a partir de preguntas que genere el profesor, tal como lo hemos venido trabajando en los últimos años con las ideas formativas de Alejandro Sanz de Santamaría y su Escuela Itinerante de la Universidad de Los Andes, propuesta que reinterpreta de manera hermosa y concreta el pensamiento de Nieto Caballero y lo hace práctico y tangible.

Entendemos en el Gimnasio Moderno que educar es, también, desarrollar el carácter. Y esto lo tratamos de hacer ayudando a los estudiantes a que identifiquen aquellas fortalezas que tienen. Nos preocupamos por identificar, nutrir y cultivar las fortalezas de nuestros estudiantes y generar espacios para que las desarrollen, junto con sus pasiones e intereses. Al mismo tiempo, buscamos inculcar en ellos rasgos como el esfuerzo, la perseverancia, la dedicación y el trabajo duro. Por su parte, buscamos también inculcar la coherencia entre lo que se siente, se piensa, se dice y se hace, cosa que es posible pues en el Gimnasio se permite disentir. También nos preocupamos por identificar las debilidades en el carácter de los estudiantes para que, siendo conscientes de ellas, ellos mismos procuren mitigarlas. En estos ejercicios se requiere de autoconocimiento y cambio en los hábitos.

Con la Disciplina de Confianza, otro de nuestros pilares, creemos que es fundamental confiar y creer en nuestros estudiantes. Confiar en su palabra, en sus acciones y en sus capacidades. Y, esencial, creemos que debemos educar con razones, no con imposiciones desde la autoridad, porque “no queremos siervos”, al decir de Nieto Caballero. Porque educamos para aprender a disentir. En el Gimnasio Moderno, nuestros estudiantes tienen derechos, en especial, el derecho a manifestar sus reparos. Esto nos reta a que cada decisión que tomemos, no importa si es del profesor o del directivo, sea razonable. Con esta manera de entender las relaciones y la autoridad (no es miedo ni coerción), tratamos de cultivar estudiantes asertivos y que piensen por sí mismos, “personas autónomas”, al decir de Kant y de Carlos Gaviria, quien dio su última conferencia en nuestra Escuela de Maestros sobre la Autonomía y la Democracia.

El error en el Gimnasio Moderno es una oportunidad para aprender. Lo grave no es cometer el error (en el Gimnasio, se permite el error: es el precio de la libertad) sino no aprender de él. El error es fuente de aprendizaje y para ello trabajamos en el Ciclo Formativo del Error, buscando reflexión, autoconocimiento, reparación y crecimiento humano. Cuando un estudiante comete un error, antes que sancionar, lo primero será agotar este ciclo. Es decir, construir con el estudiante un aprendizaje sobre lo que pasó a través de las siguientes preguntas: ¿qué fue lo que pasó? ¿Por qué actuaste así? ¿En qué crees que te equivocaste? ¿Le hiciste daño a alguien? ¿Cómo lo puedes reparar? ¿Qué aprendes de lo que pasó? ¿Qué consecuencia estás dispuesto a afrontar?

Además de lo anterior, es fundamental en el colegio el hábito del diálogo y la pregunta. Lo primero que debemos hacer siempre es escuchar a los estudiantes antes de establecer las consecuencias. Esta es una manera de ayudar a los estudiantes a que entren en contacto con su mundo interior. También es importante que busquemos comprenderlos (una “ética de la comprensión”) y conocer las razones que los llevaron a actuar de una determinada manera, antes que juzgarlos.

A la par, es importante que existan acuerdos claros y que nuestros estudiantes afronten las consecuencias de sus actos. Toda acción tiene una consecuencia y los estudiantes deben aprender a afrontar las consecuencias de sus actos, en un ambiente de libertad y de responsabilidad. Los gimnasianos están en el colegio para aprender a tomar decisiones, pero también para que aprendan a afrontar los resultados de sus decisiones y acciones.

Cuando hablamos del rol del maestro (“Lo que sea el maestro será la Escuela”), figura preponderante en nuestro colegio, decimos que esto implica un reto enorme porque nuestro ejemplo educa más que el discurso, como lo decía John Dewey, uno de los principales exponentes de la Escuela Activa. Por eso, los maestros debemos trabajar todos los días en nuestra propia formación humana para poder servir de ejemplo y ser coherentes. ¿Y cómo nos educamos nosotros mismos? Pues de la misma manera que los estudiantes, es decir, “sacando de adentro”, a través del hábito de la auto–observación, la reflexión sobre nuestras acciones y el contacto con nuestro mundo interno.

Según los modelos de Escuela Activa, debemos cambiar nuestras prácticas para generar mayor pasión e involucramiento de nuestros estudiantes en las clases. ¿Qué creemos que debe pasar en el aula? Lo primero es que es esencial conectar lo que se estudia con la vida de los estudiantes. Con sus necesidades e intereses, con su realidad, con sus edades, con sus preocupaciones. Es esencial también generar puentes entre los saberes y una conexión entre las disciplinas. Es esencial partir siempre de preguntas, problemas y proyectos, y no de simples contenidos. Es esencial hacer clases más activas: una clase es un “taller”. Los estudiantes deben hacer cosas en clase. En una buena clase, un profesor debe hablar el 10% del tiempo y los estudiantes deben hacer cosas el 90% restante.

Es esencial en nuestras clases generar retos posibles con niveles de dificultad adecuados, que nos permitan crear involucramiento (idea básica tomada de Mihaly Csikszentmihalyi, otro de los creadores de la psicología positiva con su concepto de “Flujo”). Es fundamental relacionarnos con nuestros estudiantes desde sus fortalezas, no desde sus carencias. Ver lo bueno de cada uno de ellos, señalando sus carencias como motivaciones para aprender y no como razones que generen frustración. Es esencial valorar el esfuerzo, el trabajo, el sacrificio, el proceso y la dedicación, por encima de cualquier otra cosa. Nuestra retroalimentación como profesores debe ser sobre el esfuerzo y el trabajo, y no sobre el resultado, el talento o la inteligencia. Finalmente, es vital enseñar en un contexto, y explicar a los estudiantes por qué y para qué se está aprendiendo lo que se trabaja. Por estas razones, los proyectos de aula son tan valiosos pues integran varios de estos lineamientos.

Todo lo anterior se une con nuestro modelo pedagógico porque en el Gimnasio aprendemos mejor cuando lo que estudiamos está relacionado con nuestra vida, con nuestros problemas e intereses. Aprendemos mejor con el ejemplo. Aprendemos mejor haciendo. Aprendemos mejor con las experiencias. Aprendemos con el ambiente en que nos desarrollamos. Aprendemos reflexionando. Aprendemos en la discusión con los otros. Aprendemos aplicando el conocimiento en un proyecto. Aprendemos resolviendo problemas. Aprendemos de nuestros errores. Aprendemos cuando tenemos contexto sobre lo que estudiamos. Aprendemos trabajando en equipo. Aprendemos cuando relacionamos áreas del saber. Aprendemos jugando. Y aprendemos en un ambiente de seguridad emocional, alegría y afecto.

Este modelo pedagógico y formativo tiene un resultado. Un sello en nuestros estudiantes y egresados. En su carácter, en su forma de ser y de actuar. Nuestros estudiantes son felices, hacen amistades para toda la vida, tienen identidad y sentido de pertenencia, aman a su colegio y su país, tienen iniciativa, desarrollan la autonomía y el liderazgo, y saben disentir.

El Gimnasio, con su campus verde y hermoso, con su ambiente de libertad, de confianza, con su humanidad, con la idea de valorar a los estudiantes como interlocutores válidos, de creer en ellos, produce eso. Nuestros estudiantes aman su colegio, no se quieren graduar, se vinculan a él luego como egresados, trabajan por él. No se van por las tardes, se quedan en el colegio hasta por la noche y en su última semana de clases piden quedarse a dormir en el campus para pasar sus últimos momentos en su segundo hogar. Esto es algo único.

La Educación Positiva en el mundo

Como decía anteriormente, IPEN busca transformar el paradigma actual de la educación, y eso es algo que el Gimnasio también ha querido hacer desde su fundación. Propender por un modelo más humano, más centrado en la formación humana y en el desarrollo del carácter, y en el que se entienda que lo intelectual no puede ser el único propósito de la educación. Que no podemos educar para el examen o para el mercado laboral. Eso es importante. Sin duda. Pero la vida es algo mucho más bello y más complejo. La vida se compone de muchas dimensiones: lo académico y lo laboral no agotan la existencia. Y un colegio, en nuestro sentir, debe encargarse de eso: debe enseñarle a sus estudiantes a vivir una vida integral, de plenitud, a construir proyectos auténticos y significativos de vida y a contribuir a la sociedad desde cualquier esquina.

Nos preguntaremos entonces: ¿por qué la educación positiva? ¿Por qué preocuparse por el bienestar y la felicidad de nuestros estudiantes? ¿No es este un tema frívolo o menor? Las razones son varias. La primera es que, según los informes de la Organización Mundial de la Salud, para el 2030 la depresión será la principal enfermedad en el planeta. La depresión y el estrés son enfermedades serias y los colegios debemos pensar en formar para prevenir este tipo de cosas. Lo segundo, como lo mencionamos, es que uno de los propósitos de la educación es educar para la vida (no solo para el examen) y ya sabemos que el bienestar y la felicidad son componentes importantes de la vida. Lo tercero, esencial, es que según las investigaciones recientes de Alejandro Adler y Scott Barry

Kauffman, cuando los estudiantes experimentan emociones positivas, son más creativos, hay más aprendizaje y mejores resultados en pruebas académicas. Lo emocional afecta lo cognitivo. Por ello, debemos trabajar en el bienestar emocional de nuestros estudiantes para fomentar mayor creatividad y aprendizaje, que son dos cosas importantes para la educación. La creatividad es llamada la habilidad del siglo XXI.

Ahora bien, ¿qué enseñan los colegios más innovadores del mundo en temas de Educación Positiva? ¿Cómo son sus currículos? El Colegio St. Peter ́s, en Australia, uno de los referentes en la materia, construye su currículo a partir de seis ejes: (1) cómo concentrar la mente, (2) cómo manejar el estrés, (3) cómo entender las emociones, (4) cómo fijar metas y propósitos, (5) cómo usar las fortalezas, y (6) cómo desarrollar buenas habilidades sociales. En paralelo con estos ejes, desarrolla su programa académico.

Más de 150 colegios en Bután, asesorados por Alejandro Adler, uno de los mayores expertos en el mundo en psicología positiva, han mejorado sus resultados en pruebas estandarizadas desde que rediseñaron sus currículos hacia la Educación Positiva. Estos colegios pioneros trabajan en 10 dimensiones: (1) meditación, (2) pensamiento analítico, (3) toma de decisiones, (4) comunicación, (5) pensamiento creativo, (6) empatía, (7) resolución de problemas, (8) inteligencia social, (9) resiliencia, y (10) autoconciencia.

Matthew White, un investigador muy importante en el campo de la Educación Positiva, ha hecho un rastreo de los colegios más innovadores en el mundo según este modelo y ha encontrado cuatro cosas esenciales que todos estos colegios hacen y que, él considera, constituye la esencia de los modelos de Educación Positiva. Un colegio que quiera implementar la Educación Positiva debe dedicarse, como mínimo, a trabajar en las siguientes cuatro áreas: (1) enseñar a concentrar la mente, (2) enseñar la teoría del “Growth Mindset” (o la “mentalidad de crecimiento” de Carol Dweck, según la cual cualquier virtud puede ser desarrollada, es cuestión de trabajo duro y esfuerzo), (3) enseñar a cultivar la gratitud y (4) enseñar a desarrollar el carácter.

En julio pasado, se realizó en Dallas, EE. UU., el Primer Festival Internacional de Educación Positiva, organizado por IPEN. El Gimnasio Moderno fue el único colegio de Colombia en hacer presencia y uno de los pocos de Latinoamérica. Investigadores muy importantes en este campo presentaron sus investigaciones recientes (entre ellos, Angela Duckworth, Sir Anthony Seldon, David Cooperrider, Martin Seligman y Shawn Achor). Por su parte, varias instituciones educativas del mundo compartieron sus experiencias.

¿Cuál será el futuro de la educación según la visión de estos académicos? Hay cosas que, en el sentir de muchos de ellos, deberíamos tener en cuenta para los próximos años. Cosas como las siguientes: (1) lo tecnológico es solo un apoyo, no debemos obsesionarnos con ello: la tecnología no es el fin de la educación; (2) hay que trabajar en el cuerpo (postura, alimentación, conciencia y ejercicios derivados del Yoga y Chi Kún, entre otros); (3) hay que trabajar en lo espiritual (no religioso) para ayudar a que niños y jóvenes puedan darle un sentido a su vida más allá del éxito individual y material; (4) la felicidad personal y la contribución social y ambiental deberán ser los ejes curriculares del futuro.

Para finalizar

El Gimnasio Moderno, desde su fundación, ha tenido un modelo “intuitivo” de Educación Positiva que se ha preocupado por el bienestar integral de sus estudiantes, el desarrollo de su carácter y el desarrollo académico. Ha fomentado la libertad y felicidad en los miembros de la comunidad, así como la contribución a una mejor sociedad.

Por su parte, el colegio ha implementado una serie de intervenciones derivadas de la psicología positiva durante los últimos años. Por ejemplo:

* Clases de meditación para niños de primaria y bachillerato.

* Clases de psicología de la felicidad para estudiantes de último grado.

* Un programa de bienestar para maestros, liderado por nuestra Escuela de Maestros, que entiende que el desarrollo de un profesor es sobre todo humano, antes que técnico. Y que incluye clases de arte, danza, música, espacios de deporte, meditación zen, yoga y chi kún, y encuentros de literatura, teatro, música y poesía organizados por nuestra Agenda Cultural.

* Laintroduccióndelconceptode“GrowthMindset” de Carol Dweck en niños y jóvenes, que busca hacerles entender que en la vida lo importante no es el talento sino el esfuerzo y el trabajo, y que todas las virtudes pueden ser cultivadas y desarrolladas.

* Clases de budismo y filosofía Oriental para estudiantes de último grado.

* Conferencias sobre psicología positiva para profesores y padres.

* Celebración del Día del carácter con el mensaje de la importancia del desarrollo del carácter y de fortalezas como la perseverancia, la gratitud, la resiliencia, la empatía y la autorregulación.

A futuro, queremos traer al colegio invitados internacionales de la talla de Angela Duckworth y formalizar un programa de formación en psicología positiva para profesores. Queremos también introducir nuevas intervenciones desde la psicología positiva para mejorar nuestro modelo y para ser un colegio referente en Colombia y Latinoamérica en este campo. Con un modelo único, mezcla de nuestra filosofía fundacional junto con las investigaciones más recientes en la materia.

Dice Martin Seligman que “la verdadera felicidad deriva de la identificación y el cultivo de las fortalezas más importantes de la persona y de su uso cotidiano en el trabajo, el amor, el ocio y la educación de los hijos”. En el Gimnasio Moderno nos preocupamos por identificar y cultivar las fortalezas de nuestros estudiantes y por generar espacios para que las desarrollen y contribuyan a la sociedad. La psicología positiva y sus investigaciones nos han dado mayor claridad sobre cómo lograrlo.

 

 

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