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Castilla y León: claves de su éxito en PISA

En el siguiente artículo, se plantea una aproximación al sistema educativo de Castilla y León considerando su contexto, ofreciendo una visión de conjunto con sus principales cifras, y detallando las más relevantes actuaciones en política educativa que actual­mente se están desarrollando. De este modo, podrán entenderse adecuadamente las bases sobre las que se asienta el éxito educativo de esta extensa región española.

La Comunidad Autónoma de Castilla y León se extiende por un amplio territorio en el interior de la Península Ibérica. Sus casi 95.000 km² acogen apenas a 2,5 millones de habitantes, lo que arroja una débil densidad 26 habitantes por km² (escasamente un tercio de la densidad media de España). Se trata de una extensa meseta interior, rodeada por accidentes montañosos y que coincide a grandes rasgos con la cuenca del río Duero. Con un pasado histórico excepcional (hasta el siglo XVI ha contado con un gran peso económico, político y demográfico), la región ha conocido con retraso la industrialización y el crecimiento urbano.

En Castilla y León se encuentran algunas ciu­dades ricas en patrimonio histórico y artístico (Burgos, Ávila, Segovia, Medina del Campo), antiguas capitales de reino (como León o Valladolid) o prestigiosas universidades de origen medieval (Salamanca y Valladolid). El declive del sector agrícola y ganadero tra­dicional y la emigración han marcado las dos últimas centurias, aunque desde mediados del siglo XX la región cuenta con algunas importantes industrias mecánicas (automó­viles) y agroalimentarias. El sector servicios comprende un reducido sector turístico (prin­cipalmente cultural) y un importante sector educativo (capaz de atraer a numerosos estu­diantes de fuera de la región hacia sus niveles superiores).

Su población se encuentra muy dispersa (el núcleo de mayor tamaño es Valladolid con 300.000 habitantes y solamente una veintena de ciudades superan los 10.000 habitantes). Sociológicamente se caracteriza por ser una sociedad de interior, envejecida, seria y tra­bajadora, con un peso importante de la iglesia católica y de sus instituciones. Políticamente conservadora, Castilla y León es gobernada por el Partido Popular desde hace décadas con una amplia mayoría, al igual que la prác­tica totalidad de sus principales ciudades y que la inmensa mayoría de sus numerosísimas pequeñas localidades del medio rural. Sin em­bargo, existe una política social consolidada que cuida especialmente a los sectores educa­tivo y sanitario, accesibles a toda la población y cuya calidad cuenta con un reconocido pres­tigio dentro del país y a nivel internacional.

Entre los principales hitos que pueden rese­ñarse en la Historia de la Educación de Castilla y León hay que hacer referencia al destacado foco intelectual renacentista surgido en la Universidad de Salamanca, con la primera gramática castellana publicada por Elio An­tonio de Nebrija, o con Lucía Medrano (origi­nalmente Luisa de Medrano Bravo de Lagunas Cienfuegos) que pasa por ser la primera pro­fesora universitaria de Europa. Ya en el siglo XVIII, sobresale la personalidad del innovador pedagogo soriano Julián Sanz del Río. Si bien, hasta mediados del siglo XX la buena calidad y el elevado nivel educativo de la región pa­recen deberse principalmente a la Iglesia Ca­tólica, que era la principal institución en este campo. Desde los años 80 del siglo XX y como en el resto de España, se ha producido un im­portante proceso modernizador y europeiza­dor en el ámbito educativo. En el año 2000 el Gobierno Regional de Castilla y León asumió la gestión de la enseñanza no universitaria, obrando desde entonces con plena autonomía en todos los niveles educativos.

En el presente curso 2014/2015, Castilla y León cuenta con 364.000 alumnos no univer­sitarios en enseñanzas de régimen general, que se distribuyen por 1.389 centros educa­tivos de enseñanza primaria, secundaria, ba­chillerato y formación profesional; de los que 1.157 son centros públicos y 232 son centros privados concertados. En total 26.314 profeso­res se ocupan de la enseñanza pública y 7.275 de la privada concertada, lo que supone una ratio de 9,9 alumnos por profesor (es decir un 15% menor que en el conjunto de España, donde alcanza 11,4 alumnos por profesor).

Quizá el primer y más distintivo rasgo de nuestra educación se deriva de su dispersión demográfica, de la pervivencia de un importante porcentaje de población rural y de las dificultades que la orografía impone a las comunicaciones en buena parte de la región.

Quizá el primer y más distintivo rasgo de nuestra educación se deriva de su disper­sión demográfica, de la pervivencia de un importante porcentaje de población rural y de las dificultades que la orografía impone a las comunicaciones en buena parte de la re­gión. Aproximadamente la mitad de nuestros centros educativos se encuentra en el medio rural, donde hemos apostado por un modelo de cercanía que mantiene abiertas unidades educativas a partir de 4 alumnos. Además, las pequeñas escuelas de localidades próximas se agrupan, organizativa y administrativamente, en un único centro educativo denominado CRA (Centro Rural Agrupado). En nuestra Comunidad Autónoma hay 192 Colegios Ru­rales Agrupados, que articulan las escuelas de 646 localidades. El medio rural, que supone el 39% del alumnado, requiere el 47% del pro­fesorado, lo que se traduce en un coste medio por alumno sensiblemente superior al del medio urbano (de 6.300 euros frente a 3.700 euros/anuales). Sin embargo, consideramos esta actuación fundamental para fijar la po­blación rural, para garantizar la igualdad de oportunidades y para mejorar el nivel educa­tivo del conjunto de la población desde edades tempranas.

El segundo de los rasgos de nuestra educación es la equidad y el respeto a la libertad de elección de las familias. En efecto, la calidad y equidad ha sido aplaudida recientemente en diversos estudios y evaluaciones internacionales (como el Informe PISA 2012), que han puesto de manifiesto la garantía de igualdad de oportunidades que disfrutan nuestros estudiantes.

Además, el medio rural conlleva un impor­tante esfuerzo en servicios complementarios que garantizan el acceso al sistema educativo: transporte y comedores, a los que hay que sumar los programa de conciliación familiar y laboral. Cada día se transportan unos 35.000 alumnos a lo largo de 1.793 rutas, con un coste superior a los 50 millones de euros por curso. Igualmente, a diario se ponen en fun­cionamiento casi 500 comedores escola­res, que dan servicio a 39.500 comensales, con un coste de 18 millones de euros cada curso. Y ello se completa con la apertura de los centros antes y después de finalización de la jornada escolar, en los que llamamos programas de conciliación de la vida labo­ral y familiar (“Madrugadores” y “Tardes en el Cole”), que son seguidos por más de 6.500 alumnos.

El segundo de los rasgos de nuestra educa­ción es la equidad y el respeto a la libertad de elección de las familias. En efecto, la ca­lidad y equidad ha sido aplaudida reciente­mente en diversos estudios y evaluaciones internacionales (como el Informe PISA 2012), que han puesto de manifiesto la ga­rantía de igualdad de oportunidades que disfrutan nuestros estudiantes. En el con­texto de España, Castilla y León es la región que obtiene menores diferencias a causa del origen social de los alumnos, de la renta per cápita y del nivel socioeconómico y cultural de las familias. También es la región con menor diferencia de resultados entre estu­diantes inmigrantes y estudiantes nativos. E igualmente lidera el mayor índice de homo­geneidad entre centros públicos y privados.

Sin duda, uno de sus pilares son las ayudas para el estudio, a pesar de la reducción del presupuesto destinado a las mismas (hemos llegado a destinar más de 21 millones de euros anuales). Al respecto, actualmente se está realizado un verdadero esfuerzo de so­lidaridad, racionalizando el sistema de con­cesión de las becas, concentrándolas en las familias con menores ingresos o con espe­ciales circunstancias sociales o personales, con el fin de seguir garantizando la igual­dad de oportunidades en la educación. En total son más de 115.000 los beneficiados de ayudas para libros de texto, transporte, residencia o comedor. Al día, la inversión total se aproxima a los 9 millones de euros, que se completa con un exitoso programa de préstamo y reutilización de libros (“Pro­grama de Reutilización Escolar de Libros de Texto en la Enseñanza Obligatoria” o RELEO). Por otro lado, la libertad de elec­ción de las familias se sustenta en una ex­tensa oferta de enseñanza privada concertada que acoge a la tercer parte de nuestro alum­nado. Y si consideramos las cifras muy positi­vas de estudiantes matriculados en el primer centro escolar solicitado (92% en 2014), po­demos concluir que en Castilla y León existe un sólido sistema de centros sostenidos con fondos públicos, que responde con un elevado grado de eficacia a los deseos y aspiraciones de las familias en relación a la educación de sus hijos.

El tercero de los rasgos que definen nuestro sistema educativo es su dinamismo, proyec­ción de futuro y adecuación a los cambios y a las nuevas demandas sociales, basado en una formación permanente del profesorado como primer factor de calidad y de innovación. Una formación del profesorado, tanto en el propio centro como en centros de formación, la for­mación on line o la colaboración las Univer­sidades de la Comunidad Autónoma, basada en nuevas metodologías, la atención a la di­versidad, la orientación y tutoría y las nue­vas tecnologías. Para concretar e ilustrar este apartado nos extenderemos a continuación en algunos programas y líneas prioritarias de ac­tuación concretas. Una de ellas se refiere al re­fuerzo de contenidos instrumentales (Lengua y Matemáticas) en la educación básica, que vienen recibiendo una atención preferente en la carga horaria y una atención detallada en cuanto a lectura y cálculo. Los buenos resulta­dos recogidos a partir de este intenso trabajo en Matemáticas y Lengua pueden verse en el último informe PISA en el que Castilla y León se mantiene como líder nacional en calidad, con un promedio de 511 puntos en Ciencias, Matemáticas y Lectura, lo que supera am­pliamente la media de España y de la propia OCDE, y es la única Comunidad Autónoma en ocupar alguno de los tres primeros puestos en todas las áreas.

Otro campo de actuación prioritario es el de las lenguas extranjeras. Así, se han seguido las recomendaciones de la Comisión Euro­pea en materia lingüística para desplegar una ambiciosa política orientada a favorecer esta enseñanza: enseñanza precoz de los idiomas extranjeros, creación de secciones bilingües, introducciones de mejoras académicas y curri­culares y la ampliación del horario curricular destinado a las lenguas extranjeras, oferta de programas de inmersión lingüística para los alumnos…

En la actualidad, disponemos de dos modelos de bilingüismo, uno de ellos, el British Coun­cil, procedente de convenios realizados por el Ministerio de Educación y está implantado en 37 centros. El segundo modelo es propio y se ha implantado a partir del traspaso de las com­petencias educativas al Gobierno Regional. Ahora disponemos de 535 secciones bilingües, que están reguladas por normativa de la pro­pia Comunidad. En estas secciones, se imparte la enseñanza en dos lenguas. La lengua vehi­cular es el castellano y algunas áreas o mate­rias, en todo o en parte, son impartidas en la lengua extranjera de la sección. Para un futuro próximo, las líneas de trabajo van a enfocarse prioritariamente en la labor de construir un equilibrio territorial en la oferta educativa y garantizar la continuidad de las enseñanzas bilingües entre las diversas etapas educativas, con una previsión de crecimiento constante y a la vez realista.

Otro campo de avance y de innovación se sitúa en nuestro modelo de formación profesio­nal. En estos momentos de crisis económica, nuestra prioridad es recuperar el crecimiento y el empleo, y nuestra mejor apuesta es una formación profesional de calidad, orientada al mercado de trabajo y en contacto directo con nuestro entorno productivo. Durante los últimos años, en colaboración con la Conse­jería de Economía y Empleo y con los agentes económicos y sociales, hemos desarrollado ambiciosas actuaciones y planes, guiados siempre por cuatro objetivos estratégicos: hacer más atractiva la formación profesio­nal; potenciarla a lo largo de la vida para au­mentar el nivel de cualificación profesional y la empleabilidad; reforzar el vínculo con las empresas y avanzar en el desarrollo del sis­tema integrado de dicha formación. Conta­mos con una formación profesional flexible y abierta, que actualiza constantemente su oferta, que contempla la formación dual, que desarrolla sistemas formativos novedosos y adaptables y que incrementa su alumnado curso tras curso.

El tercero de los rasgos que definen nuestro sistema educativo es su dinamismo, proyección de futuro y adecuación a los cambios y a las nuevas demandas sociales, basado en una formación permanente del profesorado como primer factor de calidad y de innovación.

En lo que se refiere a la gestión de los cen­tros educativos, hemos avanzado por medio del modelo de contratos-programa, que im­pulsa la autonomía de los centros educativos mediante la formalización de compromisos mutuos entre la Administración y los propios centros. Para ello, establece la vinculación de la consecución de un objetivo a los resultados evaluables a partir de indicadores precisos. Esto implica un refuerzo de la autonomía de los centros para orientar su acción en una dirección determinada acorde con su cir­cunstancia, así como plantearse retos, metas y objetivos, lo que constituye la clave para la mejora especialmente en aquellos centros que se han propuesto modificar su rumbo. En el curso 2010-2011, con carácter experimental, se establecieron tres modalidades de contra­tos-programa: modalidad CONVEX (destinado a la mejora de la convivencia escolar —consi­derada como un eje estructural de las actua­ciones de la Administración educativa— y al incremento del éxito educativo), modalidad general (para ampliar su difusión y exten­derlo a educación primaria) y modalidad BACHIBAC (doble titulación en bilingües de francés). En el último curso 2013-2014 han suscrito este tipo de compromisos de mejora un total de 162 centros. Nuestra previsión es extender próximamente este modelo a un total de 200 centros.

Asimismo, las Tecnologías de Información y Comunicación (TIC) ocupan un lugar desta­cado en la educación de Castilla y León, pues impulsamos la formación y mejora de la com­petencia digital desde una perspectiva inte­gradora, tomando al centro educativo como referencia y su Plan de excelencia TIC. Cada año desarrollamos un plan específico de for­mación del profesorado en TIC, que supone unas 30.000 horas de capacitación repartidas en más de 1.000 acciones formativas. Nuestro modelo de centro digital pretende convertir los centros educativos en los verdaderos epi­centros de todos los esfuerzos. Ya contamos con más de 4.000 aulas digitales, dotadas adecuadamente de dispositivos electrónicos y con el trabajo en red. Además, hemos puesto en marcha un Centro de Recursos Online (CROL), que facilita el acceso a contenidos, información y conocimiento en torno al uso y dinamización de las TIC y los contenidos di­gitales en el ámbito educativo y metodológico para los centros educativos de nuestra comu­nidad. Así mismo, se ha creado un espacio web integrado en el Portal de Educación, donde podrán encontrarse cerca de 2.000 recursos educativos catalogados curricularmente, así como por espacios temáticos diferenciados. Y ello sin descuidar la seguridad informática, abordada de manera sólida mediante un plan de seguridad y confianza digital, que hace es­pecial hincapié en nuestro alumnado.

En lo que se refiere a la gestión de los centros educativos, hemos avanzado por medio del modelo de contratos-programa, que impulsa la autonomía de los centros educativos mediante la formalización de compromisos mutuos entre la Administración y los propios centros.

En resumen, Castilla y León otorga una gran importancia a su sistema educativo, pues constituye un elemento esencial para superar la actual situación de crisis. También es un destacado elemento que trabaja para lograr una adecuada cohesión social y una correcta articulación territorial. Y, dentro del mismo, se considera clave el papel del profesorado, reconocido y respaldado en su tarea desde la administración educativa, al igual que el inte­rés y la preocupación que muestran las fami­lias por la educación de sus hijos.

Finalmente, y según los últimos datos publica­dos por la OCDE, el gasto público por alumno y año en Castilla y León supera en un 12% a la media de España. Y precisamente es desde esa perspectiva de liderazgo que contemplo, como Consejero de Educación de Castilla y León, la implantación de la nueva Ley Educa­tiva, la Ley Orgánica para la Mejora de la Ca­lidad Educativa (LOMCE) en nuestra región, lo que sin duda nos planteará nuevos retos y también nuevas posibilidades de mejora, para seguir construyendo entre todos una educa­ción de calidad y poder decir Castilla y León, educa bien.

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