El rol de la educación ambiental en la formación de individuos capaces de construir un futuro en armonía con la naturaleza es fundamental. Los cambios en los entornos de vida y de aprendizaje requieren una renovación de la educación ambiental que busque establecer relaciones fuertes entre los individuos y la Tierra. Las pedagogías alternativas son una herramienta poderosa para lograrlo.
Las problemáticas ambientales y sociales que vive el planeta nos plantean nuevos retos. Al ver cómo estamos impactando el ambiente día a día, soñar con un futuro en armonía con la Tierra se hace cada vez más difícil. La innovación tecnológica, el aumento en la urbanización y la transformación de los negocios, requieren de estrategias educativas en lo ambiental que permitan restablecer las relaciones con la naturaleza y sus sistemas desde una base profunda de la identidad planetaria (terrícola). Es importante que a través de la educación podamos formar en los niños y jó- venes la capacidad de entender y apropiar cómo somos interdependientes y estamos interconectados con los elementos naturales que nos rodean, es decir, cómo somos parte de este gran sistema.
La educación ambiental debe ser nuestra herramienta principal para lograrlo, sin embargo no está siendo efectiva. Debemos re-pensar la forma en que nos aproximamos a esta para así apropiar nuevas formas de revitalizarla volviéndola pertinente en la generación de cambio que nuestro mundo necesita. La educación ambiental se puede definir como la educación que se enfoca en desarrollar “conceptos” y “destrezas” que una persona alfabetizada ambientalmente necesita para actuar de manera responsable.
En el ámbito internacional, la base de la definición fue presentada por l En la Conferencia de Naciones Unidas sobre Ambiente y Desarrollo (Río de Janeiro – 1992) en donde se definió la educación ambiental como un proceso de aprendizaje permanente, basado en el respeto por todas las formas de vida. Una educación de este tipo enfatiza conexiones, valores y acciones que contribuyen con la transformación humana y social y con la preservación ecológica.
Esta estimula la formación de sociedades socialmente justas y ecológicamente equilibradas, que conserven entre sí una relación de interdependencia y diversidad reconociendo la interconexión que existe entre los seres humanos y los sistemas naturales. Los entornos humanos cambian rápidamente. Latinoamérica, un continente que suscita imágenes de selvas, montañas y comunidades de campo ha pasado de ser una región rural a una de las más urbanizadas en el planeta. Reportes de Naciones Unidas y el Banco Mundial estiman el grado de urbanización en América Latina para el 2016 alrededor del 80%. Segundo solo a Norte América. El impacto de esto es importante, gran cantidad de los niños latinos están naciendo y creciendo en ciudades como Bogotá, en las cuales el acceso a la naturaleza es muy limitado. Las escuelas carecen de áreas verdes y las salidas hacia zonas silvestres cada vez son menos frecuentes debido a temas de acceso, costos, seguridad, normatividad legal y de administración de riesgos. Al mismo tiempo los avances en las tecnologías digitales han creado un entorno artificial aumentado muy atractivo y que demanda gran cantidad de tiempo en los niños y jóvenes quienes dedican hasta 10 horas diarias a sus dispositivos (Common Sense Media – https:// www.commonsensemedia.org/research).
Todos estos factores distancian a los niños de su entorno natural, limitando la construcción de una visión del mundo incluyente de la naturaleza como parte esencial de este y afectando muchos aspectos del desarrollo como el sentido de pertenencia, la salud (física y mental), la creatividad, y la capacidad de socialización.
El autor Richard Louv en su libro “Last Child in the Woods” llamó a esta problemática el Síndrome de Déficit de Naturaleza. Como individuos nos definimos por lo que somos en nuestro interior y por las relaciones que establecemos con nuestro entorno. Este entorno incluye el entorno social, el entorno artificial (creado por el hombre) y el entorno natural. La forma en que como individuos y sociedades nos relacionamos en el entorno definen en gran parte nuestra cultura y nuestra identidad.
La educación cumple un papel fundamental en la formación de habilidades y conexiones que nos permiten establecer las relaciones significativas en nuestra vidas. Desafortunadamente es evidente que existe una gran distancia entre la definición de la educación ambiental y su aplicación actual. Con el tiempo la educación ambiental se ha concentrado principalmente en el conocimiento de ciencias naturales y las problemáticas ambientales (visión tecnocrática) acomodándose a una estructura funcional de las pedagogías tradicionales. La limitante que encontramos tiene que ver con el efecto en los estudiantes.
La acumulación de información y argumentos busca generar cambios en los hábitos individuales asociados a las principales problemá- ticas como la contaminación, basuras y cambio climático. Adicionalmente el ambiente se convierte en otro tema más del currículo y pierde su carácter transversal. El cambio de hábitos generado por los procesos de educación ambiental es un cambio de comportamiento importante, sin embargo no es muy efectivo ya que no genera cambios de fondo en las actitudes y la cultura, en la forma que los individuos se relacionan con su entorno emocionalmente. Incluso cuando se presentan problemas ambientales complejos tan grandes, de forma casi apocalíptica, los estudiantes se desconectan emocionalmente y se separan de cualquier sentido de relación con estos.
Es importante hacerse varias preguntas asociadas al rol de la educación en este proceso. ¿Cómo puede la escuela suprimir o amplificar nuestra conexión y amor por la Tierra? ¿Cómo puede fortalecer nuestro sentido de lugar y pertenencia al planeta? Para intentar responder estas preguntas debemos primero entender cómo generar el sentido de “conexión” y el “amor” al igual que los factores que permiten generar apropiación de lugar. OpEPA (Organización para la Educación y Protección Ambiental – www.opepa.org), lleva 20 años explorando formas de reconectar a niños y jóvenes con la Tierra, trabajando en educación ambiental con más de 100.000 estudiantes tanto rurales como urbanos de diferentes edades en Colombia. A través de este trabajo, hemos evidenciado que se requieren varios componentes para lograr generar un aprendizaje ambiental significativo. Primero, está la transmisión de información, el conocimiento académico. Si no conocemos lo que existe es difícil reconocer su existencia y su valor.
Esto comienza desde lo cercano (las plantas, aves, insectos y animales en el barrio o la escuela) y se expande a conceptos de ecosistemas y ecología que permiten entender la interdependencia y las conexiones entre especies y sistemas naturales. Como lo he mencionado, muchas veces la educación ambiental se queda en este primer componente. Segundo, se encuentra la experiencia directa a través del cuerpo y de los sentidos. Los niños en su proceso de aprendizaje necesitan oler el suelo, sentir la humedad del bosque, percibir los matices térmicos y ver los cambiantes tonos de luz generados por las hojas de los árboles cuando filtran el sol en un día venteado. Esta experiencia suscita reacciones corporales de familiaridad y pertenencia, nos acerca a nuestra esencia como mamíferos. Permite sentir y reconocer el valor intrínseco del entorno natural y la vida que nos rodea, relacionar la teoría o la información con la realidad dándole pertinencia al aprendizaje.
Tercero, es importante incorporar experiencias emocionales y procesarlas para así transformarlas de experiencias simplemente anecdóticas hacia experiencias significativas. La diferencia depende del nivel de involucramiento de nuestras emociones. Al permitir que nuestro yo emocional se relacione con la información aprendida y las experiencias, comenzamos a conectarnos con el conocimiento y establecer una relación diferente con este, una más personal, una de mejor comprensión. Estos tres componentes conocimiento, experiencias y emociones asociadas a un proceso de aprendizaje sobre nuestro entorno natural brindan oportunidades para generar preguntas, descubrimientos y aprendizajes más profundos. Nos permiten comenzar a crear vínculos de relación con el entorno natural. Conectando los tres podemos comenzar a pensar en una educación ambiental significativa y a ampliar conceptos de las habilidades del Siglo 21 como la empatía, hacia la empatía ambiental o empatía con la naturaleza.
A partir de los descubrimientos adquiridos durante este proceso de aprendizaje y la realización de ser parte del sistema natural, los individuos pasan de ser espectadores a ser actores activos, conscientes de su rol en el sistema y de su capacidad como agentes de cambio para afectarlo. (https://www.linkedin.com/pulse/20141028130802- 9247365-education-what-is-it-really/)
Dando un paso más allá, nos damos cuenta de que los entornos y los elementos naturales nos permiten no solo facilitar procesos de aprendizaje ambiental sino también estimulan la creatividad y permiten conectar el conocimiento de otras áreas como las ciencias sociales, las matemáticas, las artes, la educación física con el contexto de vida en el planeta afianzando el sentido de pertenencia. Solo debemos como educadores encontrar y volver evidentes las conexiones existentes y relacionarlas para que los estudiantes las descubran y puedan vivirlas a través de experiencias propias.
La educación ambiental debe entonces evolucionar hacia la educación basada en la naturaleza. La educación basada en la naturaleza busca ampliar el contexto de la educación ambiental y de la formación del ser reconociendo el entorno natural como parte esencial de la existencia humana. Busca crear el contexto adecuado para cambiar el paradigma antropocéntrico y sus predicamentos en la forma que nos relacionamos con la Tierra hacia uno en donde nos reconocemos como terrícolas. En donde reconocemos nuestra posición en el sistema natural y la importancia de armonizar nuestras relaciones con la naturaleza en la búsqueda de un futuro viable en donde la vida prospera. La implementación de la educación basada en la naturaleza permite y requiere de la inclusión de una gran variedad de pedagogías alternativas. Adicionalmente permite comenzar a trabajar el ambiente como un eje transversal que apoya el desarrollo de las habilidades del Siglo XXI. El entorno natural y las dinámicas de la naturaleza son un escenario ideal para educación basada en el lugar y basada en proyectos.
Es la oportunidad para sacar la educación del salón de clase al mundo real, incluyendo los entornos naturales y las dinámicas de relaciones entre entornos naturales, sociales y artificiales. Las edades tempranas son ideales para comenzar el proceso de educación basada en la naturaleza. Existen ejemplos de educación preescolar de inmersión total en el bosque (forest kindergarten) que están tomando fuerza en Europa y su presencia en América está aumentando. Herramientas como la educación experiencial, la educación basada en la indagación, la educación basada en el juego, el aprendizaje fluido, y la educación para la creatividad se pueden apropiar fá- cilmente contribuyendo un componente activo, de experiencia y emocional al proceso de aprender y articular la educación a una visión sistémica del planeta y el reconocimiento de la interdependencia y la interconexión entre los seres vivientes y sus sistemas.
La protección del planeta depende de nuestra capacidad para reformular la forma en que nos relacionamos con los sistemas que lo regulan y de los que dependemos. La educación debe generar los espacios de reflexión crítica que permita romper el paradigma que nos está llevando a destruir nuestro hogar y a la vez amenazándonos como especie. Pasando de una visión predominante tecnocrática y antropocéntrica a una visión más inclusiva, basada en la empatía y en la búsqueda de relaciones simbióticas en donde como seres humanos agreguemos valor al sistema natural en vez de causarle degradación exponencial, podremos pensar inclusive más allá de ser sostenibles y pasar del antropoceno al simbioceno (Albrecht 2011- https://glennaalbrecht.wordpress.com/2015/12/17/exiting-the-anthropocene-and-entering-the-symbiocene/). Educar para construir el futuro basado en conceptos de desarrollo regenerativo y más allá al desarrollo sumbiósico, un proceso de invención y creación activa por parte de los humanos para lograr y conservar un estado de sumbiopolis en el cual los humanos y otras formas de vida puedan vivir juntas indefinidamente en relaciones de apoyo mutuo, como el filósofo Glenn Albrecht lo ha definido (https://glennaalbrecht.wordpress. com/2016/02/08/sumbiosic-and-sumbiosic-development/).
Caminando hacia la de la educación basada en la naturaleza me parece una propuesta que brinda la oportunidad de vincularse directamente a nuestro entorno, pese a las dificultades culturales, sociales , legislativas y de seguridad que encontramos en nuestro país. De alguna manera los docentes nos vinculamos a esta difícil tarea, aunque la gran parte de instituciones educativas se encuentren inmersas en las pruebas cognitivas establecidas por el ICFES.
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La educación ambiental y el cuidado y amor por los espacios en los cuales tiene razón y sentido nuestra existencia, claman por nuestra dedicación, cuidado y manifestaciones de necesidad.
La educación esta llamada a abrir puertas para fortalecer la simbiosis entre hombre – naturaleza. Nuestra tarea como actores en el proceso educativo es facilitar esa unión en un ambiente de iguales.
Así es Myriam, gracias por compartir con nosotros tu opinión, te invitamos a que compartes este gran artículo con tus amigos y compañeros que les interesa el tema. ¡Feliz día y una gran abrazo!
Excelente documento que nos lleva a repensar en las metodologías que utilizamos para la enseñanza de las ciencias naturales y las relaciones del hombre con la naturaleza, nos invita a llevar el aprendizaje fuera de los salones, propiciando aprendizajes inmersos en el contacto directo con la naturaleza; hecho que formara individuos mas sensibles y comprometidos con un mundo sostenible en el que el valor por lo que nos rodea sera un hecho con el que iniciaremos el cambio que el planeta necesita.
Así es Esperanza, gracias por compartir con nosotros tu opinión, te invitamos a que compartes este gran artículo con tus amigos y compañeros que les interesa el tema. ¡Feliz día y una gran abrazo!
¿Cómo educar en el ambiente, en un mundo donde hasta a comida es artificial?
Este tipo de documentos, son herramientas totalmente apropiadas e interesantes para aplicarlas en nuestras aulas, permitiendo que se evidencien aprendizajes significativos para nuestros esucandos.
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muy interesantes
el conocer como el entorno es capaz de influenciar sobre el desarrollo del aprendizaje de niños y niñas a traves de la pedagogia de integracion natural ha sido muy motivador para mi pero en mi caso por el espacio tan reducido y el encierro de 4 paredes se hace un poco dificil el cambio, pero no imposible ya me ha quedado la semilla y trataremos lo mas que se pueda en ser generadores de cambio .muchas gracias todas las recomendaciones
Muy interesante la información, nos permite informarnos y lo mas importante poner en practica esta metodología para el beneficio de nuestros niños.
La educación basada en la naturaleza fomenta el aprendizaje al aire libre utilizando el entorno natural como un salón de clase, promoviendo la exploración y el descubrimiento
El entorno natural influencia sobre el desarrollo de un aprendizaje de una manera significativa sobre los niños y niñas en donde la pedagogía aplicada de esta forma adquire su objetivo de una manera placentera y motivadora.