Francisco, nos traes hoy una nueva historia, sobre cómo afrontar la adversidad. ¿De qué se trata esta historia?
Esta es la tercera aventura de Matilde, un personaje de ficción, creado por mí hace siete años. Se trata de una niña que debe enfrentar diversos avatares de la vida. En este libro se enfrenta a su riesgo más serio: una enfermedad grave, potencialmente fatal
¿De dónde nace este libro?
Hace muchos años, concluía mis estudios de Pediatría, me entrenaba en un gran hospital, allí debía, durante algunos meses, aprender a tratar a los niños con cáncer. Teníamos muchos pacientes pues es una enfermedad frecuente en esa edad. Cada uno de aquellos niños traía consigo una historia especial, no solo su enfermedad. Entre ellos y sus médicos se creaban fuertes lazos de afecto, como el infortunio compartido logra crear.
Dirigía esos tratamientos un hematólogo, un hombre muy humanitario. Luchar contra su enfermedad era para cada niño una experiencia muy difícil. Un porcentaje apreciable de ellos se complicaba y algunos morían. Cada ausencia definitiva era sentida por nosotros como un fracaso personal.
¿Alguna historia que quisieras resaltar?
Pablo, tendría unos once años, llevaba casi dos luchando con la leucemia, acudió un día a recibir su tratamiento, que yo debía aplicarle.
—¿Qué ha pasado con Jorge, con Luis, con Magdalena? —Me preguntaba por otros niños enfermos a los que él no había visto en las últimas semanas —. ¿Será que han muerto?
—Quizás yo moriré pronto… —dijo en voz baja, como un pensamiento que se le había escapado sin querer.
—¿Cómo será morir? —Me dijo mirándome a los ojos.
Él quería de mí una respuesta como un salvavidas. En ese momento habría dado cualquier cosa por lograr ayudarlo. Miré su historia clínica. Era la tercera recaída que presentaba. Prácticamente habíamos agotado las posibilidades de curarlo que teníamos en esa época.
A los pocos días, el doctor Leonel me entregó muy entusiasmado una carta en la que se me concedía una beca.
—Te puedes ir ahora a uno de los sitios más prestigiosos a aprender los últimos tratamientos para estas enfermedades. Irías a París, al Instituto Pasteur…
Durante días interminables pensé en mi futuro. Si aceptaba, durante todos los siguientes años de mi vida me ocuparía de muchos Pablos, sufriría con ellos, moriría un poco con ellos.
No acepté la beca. Me dediqué a una rama de la Pediatría en la cual los niños no mueren de su enfermedad. Sin embargo, siempre he querido hacer algo por aquellos que sufren de cáncer y por ello he escrito esta historia.
¿Qué esperas de Matilde en el sendero estrecho?
Creo que los niños con enfermedades graves necesitan conocer las historias similares de otros niños para comprender mejor su padecimiento y poder afrontar esa dura experiencia. Y yo como médico y escritor quiero ofrecerles una de esas historias necesarias.