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UTOPÍA: una experiencia real de posconflicto

El eventual fin del conflicto armado en nuestro país evidencia que la universidad colombiana, como la sociedad en su conjunto, debe explorar nuevas propuestas relacionadas con “la generación de metodologías, talleres, terapias, proyectos educativos, y otros espacios sociales y comunitarios que faciliten los procesos de reconciliación, perdón y construcción de nuevo tejido social”.

Escrito por el hermano Carlos Gómez, rector de la Universidad de la Salle. Se trata de la experiencia de un proyecto que busca, a través de diferentes recursos educativos la transformación de la sociedad colombiana que ha sido víctima del conflicto armado.

 

Hace poco más de un año a raíz del inicio de los diálogos con las FARC, en Colombia se ha empezado a hablar frecuentemente de la finalización del conflicto y la construcción de la paz. ¡Enhorabuena para el país! Estos son temas que deben congregarnos a todos porque si la paz es realmente un propósito nacional y un motivo de movilización de todos los colombianos habremos dado pasos significativos para conquistarla.

Las universidades no hemos sido ajenas a todos los temas relacionados con el conflicto y con
la paz. De hecho, al interior de estas instituciones se han realizado múltiples investigaciones a propósito de la historia de la violencia al igual que extensos y valiosos análisis para entender las dinámicas de la misma y nuestras posibilidades en torno a la idea de la paz. Creo que muchos trabajos nos han ayudado a comprender y poner en contexto la difícil historia que hemos vivido. Los años que vienen serán fértiles también en aproximaciones a la historia y a la realidad para nunca volver a repetir esta barbarie y poder construir, sobre bases sólidas, los nuevos procesos sociales que se necesitan para aclimatar la paz y hacerla sostenible.

No obstante, tanto para la universidad colombiana como para la sociedad misma, existe el reto permanente de explorar otras posibilidades que tienen que ver con la generación de metodologías, talleres, terapias, proyectos educativos, y otros espacios sociales y comunitarios que faciliten los procesos de reconciliación, perdón y construcción de nuevo tejido social. Ciertamente es más fácil explicar por qué pasó lo que pasó que adelantarnos en la formulación de ideas-fuerza y dinámicas sociales que prevengan los hechos que hoy no quisiéramos haber vivido. Sin duda que es más fácil ser historiador que profeta.

Pienso, por ejemplo, en las nuevas metodologías que se necesitarán en la educación rural para rehacer el tejido social. Cuando he caminado la Colombia profunda descubro que además de las terribles tragedias vividas por los campesinos debido al conflicto, hay otra situación que es la más difícil de sortear de cara al futuro. Quizás el peor impacto que ha tenido la violencia en la ruralidad ha sido la pérdida de la confianza en los grupos humanos que soportaban sus relaciones en el valor de la palabra, en la familiaridad, la lealtad y la transparencia: una dramática ruptura del tejido social. La llegada de los actores del conflicto acabó con estos valores que son fundamentales en toda sociedad pero que se perciben de manera trágica en la ruralidad, dada la necesidad de confiar en el vecino y de apoyarse mutuamente.

A esto se suma la realidad que nos muestra la situación de la educación rural que, por su baja calidad, lejos de democratizar y poner a los niños y jóvenes en capacidad de competir y en condiciones de igualdad frente a las oportunidades de la educación superior, los condena a una pobre educación que es una forma de perpetuar la pobreza. En ese marco, surgen varias preguntas: ¿Cómo formar a los maestros para la educación rural? ¿Cómo generar condiciones para la calidad educativa en la Colombia profunda? ¿Cómo hacer de la ruralidad un espacio para la dignidad? ¿Cómo aportar al desarrollo rural integral y hacerlo sostenible? ¿Cómo transferir técnicas y tecnologías para una producción agrícola y pecuaria que genere riqueza y que ayude a crear condiciones de dignidad en la ruralia? Me gusta pensar que no es difícil ser creativo en Colombia para encontrar estas respuestas. Hay tanto por hacer y son tantos los desafíos que es cuestión de imaginar para apostarle a nuevas ideas. Las universidades debemos encontrar proyectos que ofrezcan esfuerzos de responsabilidad social, donde existan componentes que propicien el perdón y la generación de propuestas que aúnen voluntades, que permitan mejorar las condiciones de vida de la gente más vulnerable, que transfieran tecnologías para mejorar la producción o el hábitat, y que se constituyan como laboratorios de paz que inspiren a su vez nuevas respuestas.

UTOPÍA: una propuesta educativa para la construcción de la paz”

UTOPÍA es un esfuerzo complejo y desafiante que ha acometido la Universidad de La Salle dirigido a la inclusión y la reconciliación. Es un proyecto de innovación social que integra la generación de oportunidades educativas y productivas para jóvenes de sectores rurales, de escasos recursos económicos, y que han sido afectados por la violencia. Se trata de convertirlos en líderes capaces de lograr la transformación social, política y productiva del país y dar un aporte significativo y novedoso para reinventar la Colombia agrícola y lograr la reconversión agropecuaria sustentable a través de la investigación participativa y la transferencia de nuevas tecnologías.

El proyecto persigue dos objetivos fundamentales: convertir a jóvenes bachilleres de zonas rurales afectadas por la violencia en Ingenieros Agrónomos con la mejor formación posible y con la metodología ‘aprender haciendo’ y ‘enseñar demostrando’; y hacerlos líderes para la transformación social y política del país, y la empresarización productiva del campo en sus lugares de origen.

Por décadas, los jóvenes campesinos colombianos han sido enlistados en los grupos armados; quizás la falta de oportunidades y la pobreza hayan ayudado a empujarlos a este conflicto que ha manchado de sangre nuestra patria. UTOPÍA es una oportunidad para todos ellos, para invertir en la esperanza de un país en paz, generador de riqueza y que está llamado a convertirse en una despensa de alimentos para un mundo que muere de hambre.

Esto significa para la Universidad de La Salle un reto de gran envergadura: los estudiantes que viven en el Campus, han sufrido la violencia del país, proceden de la Colombia profunda donde las oportunidades son prácticamente inexistentes, la pobreza es cotidiana, y tienen la presión o la tentación de los grupos armados para engrosar sus filas. A ellos los ayudamos a encontrar la fe y la esperanza en lo que son capaces, hacemos lo imposible para tocar sus corazones, para despertar la bondad y la solidaridad, y les damos la mejor educación técnica y científica para que sean Ingenieros que aporten a la construcción del nuevo país. Los desafíos son enormes y van desde la atención a sus condiciones psicológicas y sociales, hasta la urgencia de conseguir financiación nacional e internacional para sostener el programa en los próximos años. Sabemos que la generosidad existe, pero es necesario encender la chispa que la inflame. Pretendemos que el país y quienes tienen más posibilidades inviertan en la educación de los jóvenes de las zonas rurales: es parte de la responsabilidad social a la que se nos invita para la construcción de la paz.

UTOPÍA: transforma la vida de jóvenes de las zonas rurales”

UTOPÍA se realiza en una completa ciudad universitaria con un área aproximada de 20 hectáreas, ubicadas en la Hacienda de San José de Matadepantano, a 13 kilómetros de la zona urbana de El Yopal- Casanare, la cual, así mismo, cuenta con 1.000 hectáreas que paulatinamente van haciendo parte de la producción agrícola y ganadera asociada al Proyecto UTOPÍA.

La primera cohorte de 64 jóvenes inició el 22 de mayo del 2010 y, anualmente, en el mes de mayo de cada año, llegan 64 más. Actualmente el número de estudiantes es de 204, procedentes de 19 departamentos y 91 municipios de la geografía colombiana del conflicto. Estos jóvenes provienen de familias campesinas, de muy bajos recursos económicos, y han vivido contextos de violencia y sufrido los efectos de la guerra, la intimidación, el miedo y la carencia de oportunidades. En UTOPÍA aprenden
a creer, soñar y comprometerse, a tener esperanza y ser solidarios, a trabajar en equipo y aportar soluciones, a amar a Colombia y luchar por sus lugares de origen.

Incorporación de los graduados al sector productivo”

No dudamos que los graduados de Ingeniería Agronómica serán profesionales muy solicitados en las empresas del sector; sin embargo, el programa pretende primordialmente despertar y desarrollar en los estudiantes el espíritu emprendedor que les permita formular y llevar a cabo un proyecto de empresarización del campo.

Los estudiantes de último año realizan en este momento la práctica productiva en sus lugares de origen. El trabajo final de grado es demostrar que el proyecto funciona, que es convincente para la comunidad, y que asocia a otros pequeños productores del área.

La Universidad realiza alianzas con el sector privado y gubernamental para establecer programas de financiación de los proyectos y algún tipo de acompañamiento que garantice el exitoso regreso y establecimiento de nuestros egresados a sus zonas de origen, donde se convertirán en difusores de conocimiento y tecnologías entre sus vecinos, familiares y amigos, y generadores de riqueza por medio de sus empresas y proyectos productivos.

Esta es nuestra utopía que realizamos mediante la concepción y desarrollo de un “Parque agrotecnológico investigativo, educativo y social”; un concepto único, un espacio donde la novedad acontece, una propuesta para la reinvención de la Colombia agrícola y un lugar en el que todos aportamos a la construcción del país que nos merecemos.

 

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