En este momento en que todo lo que conocíamos o aceptábamos como conocido ha cambiado, se ha transformado o modificado de alguna manera, la formación de los niños, en especial aquellos que se encuentran en la primera infancia, constituye el reto más grande que tenemos padres, cuidadores y educadores. Estos infantes serán los protagonistas del cambio futuro en la mayoría de los aspectos relacionados con el ser humano y su entorno como el aprendizaje y los modos de aprender, la convivencia, el uso de la tecnología, el cuidado y la conservación de la naturaleza, entre otros. Diversos interrogantes e hipótesis han surgido respecto a su aprendizaje, su desarrollo, sus capacidades, su gusto por el juego, por el relato de historias…
Sabemos que la etapa infantil es una de las fases del desarrollo humano de mayor importancia, por tanto, entrenar la mente para pensar debe ser uno de los propósitos fundamentales de la educación inicial. Probablemente, la neuroeducación nos proporcione las claves. Ante este desafío, padres de familia, instituciones educativas y docentes debemos motivar a nuestros niños, provocar su curiosidad y atención, propiciar la reflexión y el aprendizaje con sentido. Si encuentran utilidad en lo que aprenden, desearán seguir aprendiendo y lo harán con mayor eficacia.
Es necesario garantizar que los niños construyan experiencias significativas de aprendizaje y desarrollen habilidades para la vida en escenarios auténticos, con el apoyo de sus docentes y padres de familia o cuidadores. Que aprendan a través de actividades reales, en ambientes especialmente organizados, mediante estrategias motivantes y con objetivos didácticos muy claros. Que aprendan a comunicarse de manera asertiva, que les ayudemos a comprender el mundo resolviendo conflictos cognitivos y aprovechando toda oportunidad para provocar la reflexión. Que aprendan a gestionar sus emociones, que aprendan de otros y en colaboración, tomen decisiones, asuman retos, resuelvan problemas, disfruten de la lectura y la escritura e inicien su formación como lectores autónomos y críticos. Que adquieran las destrezas cognitivas, afectivas y psicomotoras esenciales para que puedan avanzar en su desarrollo, obtengan los triunfos esperados y vayan por la vida lo suficientemente equipados para superar las dificultades, anticiparse al futuro y transformar su entorno.
En esta edición especial, contamos con los mejores especialistas en diversas disciplinas como la neurología, la pedagogía, la didáctica, la psicología, el arte y la filosofía. Ellos, de manera entusiasta, ponen a nuestra consideración sus hipótesis, reflexiones y resultados de sus análisis, con el propósito de hacer de esta una magnífica oportunidad para contrastarlos con nuestros saberes, conocimientos, prácticas y experiencias, así como para ampliar nuestro saber y aplicarlo en el contexto profesional, laboral y familiar.
Nuestra revista destaca el papel de los sentidos en el aprendizaje y enfatiza en la importancia que tiene el juego en la adquisición de los conocimientos sensoriales. Veremos también cómo el dibujo brinda la oportunidad de comprender el beneficio de este ejercicio para los niños que están aprendiendo a leer. De igual manera, el aprendizaje basado en proyectos se presenta como una valiosa opción para que logremos sensibilizarlos frente a problemáticas actuales y, desde muy temprana edad, se preparen para dar respuesta a dichas situaciones.
La experiencia y la reflexión nos inspiran a pensar que lo que viven los niños en esta etapa es una verdadera transformación y que es crucial que adquieran las habilidades necesarias para continuar con éxito sus siguientes etapas de vida. En este sentido, uno de los objetivos primordiales es garantizar una educación de calidad, equitativa e inclusiva y con oportunidades de aprendizaje para todos.
Aseguremos un futuro mejor para la humanidad y para el planeta en general, creando proyectos que apunten a mejorar la calidad de la educación inicial, conscientes de que los procesos de desarrollo infantil son decisivos y extraordinarios. RM