Desde la oralidad, la escritura y la lectura hasta las formas más sofisticadas de comunicación audiovisual o mediadas por la tecnología, el sujeto del s. XXI participa de un complejo entramado de posibilidades comunicativas, gracias a las cuales desarrolla su capacidad de interacción con otros individuos.
Esta diversidad de modalidades y soportes para la comunicación requiere de una alfabetización más compleja, enmarcada en el concepto de alfabetizaciones múltiples, que permite al individuo su participación en la sociedad del conocimiento como ciudadano activo.
La Unión Europea ha definido la alfabetización múltiple como un “concepto que engloba las competencias de lectura y de escritura para la comprensión, utilización y evaluación crítica de diferentes formas de información, incluidos los textos e imágenes, escritos, impresos o en versión electrónica”.
Recapitulando, para “saber leer” o más correctamente expresado para “estar alfabetizado” en el s. XXI resulta necesario, más allá de interpretar un código de manera comprensiva y crítica, saber usar adecuadamente las tecnologías mediáticas; resulta igualmente necesario poseer competencias de acceso a los contenidos provenientes de distintas fuentes legítimas; debemos también comprender cómo y por qué se producen los contenidos y saber analizar de forma crítica, los lenguajes empleados por los medios y los mensajes que transmiten; por último es necesario ser capaz de identificar y evitar contenidos que puedan ser ofensivos, nocivos o no solicitados.
Por todo ello, una escuela adaptada a los tiempos, debe favorecer que los estudiantes adquieran y desarrollen las competencias necesarias que les ayuden a desenvolverse en un contexto cada vez más digital, modificando, para ello, prácticas educativas relacionadas con la construcción de conocimiento, la organización de espacios y las relaciones entre docentes y alumnos.
Los docentes, en consecuencia, tienen la obligación de conocer los medios a través de los cuales sus alumnos “entienden y aprenden el mundo”, para convertirse en los guías en este proceso que viven los estudiantes al acceder, interpretar y elaborar la información para finalmente transformarla en conocimiento.
¿Cómo relacionar entonces esta transformación de la lectura con la afirmación tan extendida de que las nuevas generaciones leen menos?
“Los niños y jóvenes de hoy en día no leen, o leen poco”. Esta es una aseveración muy repetida en la actualidad entre los distintos sectores relacionados con la educación y las familias. Sin embargo es importante que revisemos el propio concepto de lectura, para preguntarnos si realmente niños y niñas no leen o simplemente leen de manera diferente.
Hoy en día niños y jóvenes además de leer libros de texto, cuentos o novelas al modo tradicional, también leen instrucciones de videojuegos y apps, tweets, posts, mensajes en chats, noticias que publican sus bloggers favoritos, webs, audiovisuales, infografías…
Y lo hacen en papel, pero a también a través de ordenadores, tabletas, smartphones, e–readers, etc.
Podríamos concluir, por tanto, que tienen un acceso diferente y más variado a la lectura que las generaciones anteriores. Y que este acceso diferenciado no es siempre comprendido por docentes o progenitores.
Juan Luis Cebrián acuñó el término “Generación de la Red” para referirse a la de unos niños y jóvenes, que tienen acceso y participan activamente en Internet. La mentalidad de la generación de la Red es excepcionalmente curiosa, independiente, desafiante, inteligente, motivada, capaz de adaptarse, con gran amor propio, y tiene una orientación global. Les encanta colaborar. Su primer punto de referencia es la Red. Se ven impulsados a innovar y tienen una idea de la inmediatez que exige resultados rápidos. Se trata de una generación que podrá aprender más que ninguna otra.
¿Existen diferencias entre leer un texto en papel o en formato digital?
Efectivamente existen. Los estudios que lo ponen de manifiesto son muchos y muy variados.
Según las investigaciones de Jakob Nielsen, las personas realmente leen menos del 20% del contenido de una página web. Así mismo, concluye que muchos usuarios dedican hasta un 69% de su atención al lado izquierdo de la pantalla, y solo el 30% a la parte derecha.
Un estudio realizado entre jóvenes de 10 a 18 años por el University College of London, dirigido por el Profesor David Nicholas, determinó que los adolescentes necesitan mucho menos tiempo para encontrar una información en Internet que los adultos. Son seis veces más rápidos que sus mayores. Pero, del mismo modo, el estudio concluye que Internet disminuye la capacidad de concentración, así como la capacidad de los jóvenes para leer y escribir textos largos.
¿Cómo podemos motivar a una lectura completa a las generaciones de la Red?
Propongo, a continuación, algunos consejos para poner en práctica:
a. Combinemos los medios de lectura tradicionales con los modernos.
¿Por qué leer solo en papel o solo en digital? Hacer una oferta variada de tipologías textuales en diferentes soportes (libros en papel, e–books, apps, redes sociales, webs, infografías, carteles…) es sin duda un buen camino hacia el éxito de nuestro objetivo: “motivar a la lectura”.
b. Propongamos un tema, un contenido, un texto o un autor concretos pero dejemos que ellos elijan el formato que prefieran.
Tomemos el control sobre los objetivos, contenidos y modo o modos de evaluar la lectura en las aulas, pero que sean ellos los que decidan el soporte que les resulta más atractivo.
c. Hagamos que modifiquen textos clásicos y transformen su formato:
Elaborar un video, una presentación, un podcast, un juego o una app sobre un texto requiere de un conocimiento profundo del mismo, al que solo se llega a través de su lectura previa. De esta manera nuestros alumnos leerán y generarán nuevos productos culturales a través de sus lecturas.
d. Creemos “clubes de lectura” con base en las redes sociales.
Un grupo en Facebook, un hashtag en Twitter o en Instagram pueden convertirse en un lugar de encuentro acogedor para comentar las lecturas que estemos trabajando; y también un lugar donde poder aportar nuevos contenidos para enriquecer el tema.
e. Logremosquelalecturaylaescritura“salgan del aula, de la escuela, de nuestra comunidad” ¡Compartamos con el mundo!
Publicar nuestras preferencias lectoras o comentar un texto colaborativamente a través de un blog, es una manera de convertir la lectura en una actividad que deja de ser únicamente personal, para hacerla colectiva. Y todos sabemos que tanto niños como adolescentes viven una etapa en la que socializar es clave.
f. Visitemos librerías y bibliotecas virtuales.
La Red nos ofrece múltiples posibilidades de acceder a los textos, y no únicamente a los de carácter literario. Podemos acceder a espacios de lectura saltando fronteras, idiomas, culturas…
g. ¡Convirtámonos en BookTubers!
¿Qué es un BookTuber? Se trata de jóvenes lectores que comparten sus pasiones librescas con sus seguidores, que pueden llegar a contarse por miles, a través de un canal de YouTube. Para ello, realidad 2.0 mediante, les basta con tener una webcam, un ordenador y competencia oral. Los BookTubers hacen críticas de libros, pero más que eso el fenómeno funciona porque comparten con sus seguidores costumbres, manías, juegos y otras filias relacionadas con los libros.
En conclusión, leer nos proporciona el instrumento de aprendizaje más potente que ha creado la humanidad a lo largo de toda su historia. Leyendo aumentamos nuestra competencia comunicativa, que a su vez va a mejorar el pensamiento, la convivencia, los proyectos, la eficacia académica o laboral. Ayudemos a los niños a acceder a la lectura en todas sus modalidades sin menospreciar formatos, soportes o temas.