Edición 19

Mediaciones pedagógicas para la paz

L“a cultura de paz consiste en una serie de valores, actitudes y comportamientos que rechazan la violencia y previenen los confl ictos tratando de atacar sus causas para solucionar los problemas mediante el diálogo y la negociación entre las personas, los grupos y las naciones”.

 

Introducción

Para cualquier educador o responsable de la formación integral; la educación para la paz o la construcción de la cultura de paz se constituye como un reto que es necesario afrontar con herramientas adecuadas y eficaces que permitan la reflexión y la asimilación de esta nueva forma de vivir en sociedad. Es en este sentido como las mediaciones pedagógicas para la paz se constituyen como una respuesta a las necesidades de los maestros que requieren de herramientas y estrategias adecuadas para el cumplimiento de este reto.

Este artículo surge del interrogante expresado. Profesores y estudiantes de la Maestría en Docencia de la Universidad de La Salle, inquietos por los nuevos retos que trae para Colombia y en particular para la educación el surgimiento del postconflicto o post acuerdo; decidieron dedicar sus esfuerzos investigativos a indagar, reflexionar y sistematizar algunas acciones educativas que en el contexto de la investigación son entendidas como mediaciones: el teatro, la fábula, el cine foro, los cómics, el cuento asumieron el carácter de mediación intentando aportar a la construcción dela cultura de paz, la reconciliación y el perdón.

El artículo se desarrolla en tres apartados: inicialmente se expone de manera suscinta la comprensión del postconflicto como contexto en el cual se han de desarrollar las mediaciones; seguidamente se hace un rápido recorrido por las nociones de cultura de paz, reconciliación y perdón; finalmente se presenta la mediación pedagógica como un aporte a la construcción de la paz.

Postconflicto

Con mucho entusiasmo nuestra sociedad colombiana afirma que nos encontramos en una nueva época, en un nuevo tiempo, el del postconflicto; pero… ¿qué entendemos por postconflicto? De acuerdo con Gómez (2003) el postconflicto es conocido como el proceso que llega con la firma del acuerdo de paz, el cual “(…) en algún sentido es deseable construir durante el conflicto, y que supone una recomposición de la sociedad que incluye asuntos como la desmovilización de los actores armados, la seguridad ciudadana, la reinserción y el desarrollo de los acuerdos de paz” (s. p.). Por otra parte, para Infante (2013) “el postconflicto es el período de tiempo en el cual las hostilidades del

pasado se han reducido al nivel necesario para que las actividades de reintegración y actividades de rehabilitación se puedan iniciar” (p. 228). Es decir, es una etapa en donde se llevan a cabo procesos de transformación social en donde se construye la paz y las condiciones institucionales que tendrán lugar a largo plazo. También se considera que el postconflicto es “aquel período de tiempo que se inicia con el cese de hostilidades entre las partes previamente enfrentadas” (Rettberb, 2002, p. 17). Consiguiente a un cese de hostilidades está el hecho de superar las secuelas dejadas por el conflicto, las reformas sociales y políticas que den paso a los cambios pertinentes para que el proceso tenga un buen desarrollo.

Ahondando en las características del postconflicto, Rettberg, et al, (2002) hacen referencia al tiempo en que se desarrolla este tipo de procesos; indicando que en primer lugar existe el “corto plazo” que está relacionado con la reconstrucción de lo destruido, la remoción de minas, la reubicación de refugiados y los desplazados. El segundo, e largo plazo, está relacionado con metas bases que superen las causas de los conflictos: la pobreza, la inequidad y la exclusión. Es así como se propone lograr una reconciliación y una estabilidad política que impide volver a retornar al conflicto. Para lograr esto es importante que exista una sociedad que se haya recuperado del daño físico durante el conflicto, sanando las heridas tanto individuales y colectivas cumpliendo una serie de expectativas que eviten recaer de nuevo.

Cultura de paz, perdón y reconciliación

De varias formas se puede comprender la cultura de paz: de acuerdo con la UNESCO, esta consiste en un conjunto de “valores, actitudes y conductas”, que plasman y suscitan a la vez interacciones e intercambios sociales basados en principios de libertad, justicia, democracia, tolerancia y solidaridad; que rechazan la violencia y procuran prevenir los conflictos tratando de prevenir sus causas; que solucionan sus problemas mediante el diálogo y la negociación; y que no solo garantizan a todas las personas el pleno ejercicio de todos los derechos sino que también les proporcionan los medios para participar plenamente en el desarrollo endógeno de sus sociedades. Para Fisas, (2002) la “cultura de paz”, o “cultura para la paz”, se entiende como un proceso que en primera instancia, habrá de transformar la actual “cultura de la violencia” (p. 349). Para las Naciones Unidas (1998, Resolución A/52/13), la cultura de paz consiste en una serie de valores, actitudes y comportamientos que rechazan la violencia y previenen los conflictos tratando de atacar sus causas para solucionar los problemas mediante el diálogo y la negociación entre las personas, los grupos y las naciones. Para Tuvilla (2004), la cultura de paz es un “concepto síntesis que encuentra en los derechos humanos su esencia básica y que se define como el conjunto de valores, actitudes, tradiciones, comportamientos y estilos de vida que inspiran una forma constructiva y creativa de relacionarnos para alcanzar la armonía del ser humano consigo mismo, con los demás y con la naturaleza” (p. 11).

El perdón. Distintas son las comprensiones e interpretaciones que pueden darse al perdón. Los profesores del aula ética de la universidad de Deusto, Bilbao, G., Etxeberria, X., Echano, J., Aguirre R., (1999) afirman que el perdón es una actitud, comportamiento o valor que nos remite de entrada a algo que nos ha producido un dolor inconmensurable y tan profundo que ha afectado de una manera radical y definitiva nuestro propio ser… (p. 17). Perdonar es ante todo un acto de amor de la víctima hacia el victimario. Cuanto más fuerte es la ofensa, más es el perdón (…) Este desbordamiento de amor hace que el propio perdón trascienda el acto de la víctima que perdón a su ofensor (…). El perdón se define en la Biblia, según Termes, P., (1963), como un acto por el que Dios condena en el hombre el pecado que le aparte de él, y le devuelve su amistad, o el acto por el que el hombre remite a su prójimo la ofensa inferida y se reconcilia con él. Para Garrido R. (2008) en “El perdón en procesos de reconciliación: el mecanismo micropolítico de la aprendizaje para la convivencia”. Desde otra perspectiva; según Poblete, C. (1997), perdonar supone adquirir un compromiso, convenio, pacto o acuerdo, significa que hemos tomado la decisión de establecer y de realizar las acciones determinadas y necesarias, que nos lleven a su consecución final. (p. 12). Para Kiesler, el perdón supone la adquisición de un compromiso que puede tomarse en el sentido de lo que une el individuo a sus actos… se puede decir que el compromiso es una forma de auto retribución causal. (p. 182). Para Bienert, W. (1990), desde la perspectiva teológica, el perdón supone el arrepentimiento, núcleo esencial de la penitencia y núcleo a sí mismo de los actos del penitente en el sacramento de la penitencia, es un

apartarse del propio pecado con un movimiento derivado del conocimiento y de la violación, a la vez que una vuelta a lo que Dios quiere y al mismo Dios. Como arrepentimiento perfecto o contrición tiene su motor principal en el amor a Dios, mientras que como arrepentimiento imperfecto o atricio su motivo está sobre todo en el temor a Dios así como en lo perjudicial o peligroso del pecado y el temor del infierno. (p. 66).

Reconciliación

Bronéus (citado por Ugarriza, 2013) la define como “un proceso societal que involucra el reconocimiento mutuo del sufrimiento pasado, y el cambio de actitudes y comportamientos destructivos por relaciones constructivas para una paz sostenible” (Ugarriza, 2013, p. 150). Se puede interpretar de esta definición que la reconciliación tiene en cuenta tres elementos, las emociones, las actitudes y el comportamiento que es evidente en los actos públicos de perdón. Por otra parte, Lederach (2007) afirma que “la reconciliación representa un espacio, un lugar o punto de encuentro donde se reúnen las partes de un conflicto” (p. 65). Lo cual significa reconocer las malas experiencias sufridas que junto con la misericordia, se expresa la necesidad de aceptación y empezar de nuevo. También, Martínez y Neira (2010) la definen como: (…) Un proceso que va más allá del perdón. Se logra cuando las personas que han estado en conflicto llegan a una relación positiva. Por eso, la reconciliación no es solo un episodio, sino que también se transforma en un valor y un estilo de vida que pasa de una generación a la siguiente (p. 144). Desde otra perspectiva, Ugarriza (2013) menciona la importancia de definir la reconciliación desde un ámbito político, pues es desde este ámbito que los individuos y grupos de una sociedad reconocen mutuamente los sufrimientos del pasado, pasando al cambio de actitudes y de aquellos comportamientos destructivos que no han permitido la estabilidad política. Este mismo autor manifiesta que la reconciliación no solo se da desde la atención a las víctimas de los conflictos, sino que es una reconstrucción política de los victimarios con la sociedad.

La mediación pedagógica

Para Gutiérrez, F., & Prieto, D., (1999), “La mediación pedagógica es un tratamiento de contenidos y formas de expresión de los diferentes temas a fin de hacer posible el acto educativo, dentro del horizonte de una educación concebida como participación, creatividad, expresividad y relacionalista, haciendo que la mediación le otorgue sentido a los contenidos, alejándolos de la concepción de reproducción de información que ha sido transmitida”. (…) (p. 10) El papel que juega la mediación pedagógica, es el de servir como puente entre el educando y el conocimiento; de igual forma, es importante tener en cuenta que el papel del docente es el de servir como asesor pedagógico que facilite la construcción de conocimientos, contribuyendo a que el ejercicio se experimente desde actividades lúdicas, creativas y placenteras.

La mediación pedagógica se fundamenta en tres categorías: definiciones, objetivos y actores. En las definiciones los autores Gutiérrez y Prieto (1993) establecen tres fases que enriquecen la mediación, Barbero (1992) apoya su definición a partir de procesos enseñanza aprendizaje. En cuanto a los objetivos, para Gutiérrez y Prieto (1993) resaltan el impacto en el aula y el horizonte educativo conllevando al cumplimiento de criterios planteados. Según Olaya (2009), la mediación pedagógica refiere a la forma en que el profesor o maestro, desarrolla su práctica docente, poniendo énfasis en su metodología de aprendizaje… Tercero neutral mediador que no decide por ellas buscan llegar a un acuerdo, también decimos que es una negociación ayudada por un tercero”. (p. 1)

Para Tebar (2009) 1 , “la Mediación pedagógica es el nombre que le damos a un estilo de relación educativa, basada en una interacción dialógica entre profesor y alumno. El mediador es el adulto experto que se interpone entre el educando y el estímulo (contenido) para adaptarlo, significarlo, relacionarlo, y comprenderlo, a fin ayudar a la construcción de conocimiento y de autonomía para aprender a aprender. La pregunta es la herramienta básica (mayéutica) para avanzar en los procesos, cada vez más complejos y abstractos, con los que el mediador se adapta al desarrollo del potencial de aprendizaje de cada alumno”. P. 37.

Es necesario tener en cuenta que el paradigma de la pedagogía de la mediación ha de entenderse como un sistema de creencias optimistas en la capacidad de modificabilidad y cambio del ser humano para desarrollarse y potenciarse, a pesar de los problemas de aprendizaje. Se trata de propiciar una experiencia de aprendizaje mediado (EAM) que analiza las funciones cognitivas deficientes (FCD) de los alumnos; este ejercicio supone un camino de interioridad que le da capacidad de abstracción mental de los alumnos y sus aprendizajes. Además, la propuesta de pedagogía de la mediación dispone de un modelo de evaluación dinámica (LPAD = Learning Potential Assessment Device) que permite diagnosticar los problemas que presentan los alumnos y ofrecer un pronóstico de modificabilidad.

Como es evidente, la mediación pedagógica o pedagogía de la mediación, supone la existencia de maestros, de profesores sólidamente formados, conocedores de las distintas corrientes, modelos o enfoque pedagógicos, de las didácticas generales y específicas; profesionales capaces de formular preguntas que suscitan la interacción dialógica, la controversia; docentes capaces de conocer y dosificar los niveles de complejidad de la formación, profesores conocedores de la personalidad, el carácter y el estilo cognitivo de los estudiantes. De lo anterior, surge la pregunta por la forma, la manera como la mediación pedagógica o la pedagogía de la mediación puede constituirse como una propuesta que da respuesta a la construcción de una cultura de paz, del perdón, de la reconciliación. Siguiendo a Tebar (2009), podría decirse que la pedagogía de la mediación es un aporte significativo al mejoramiento de la calidad de la educación y por ende a la formación integral del joven.

Esta propuesta asume una visión psicopedagógica positiva y optimista de la educación eliminando el determinismo y propiciando el conocimiento del educando. Es una pedagogía con rostro humano, centrada en una relación confiada y amorosa, empática, que propicia la atención personalizada y cuidadosa del alumno. Su inspiración es ecléctica, dialógica, inclusiva, orientada a lograr la Modificabilidad Cognitiva Integral (MCE) en procura de un cambio intencionado e integral del estudiante analizando la etiología de las dificultades de aprendizaje. En definitiva se trata de un proceso de experiencia de aprendizaje mediado (EAM) que recoge las teorías de los aprendizajes significativo, conceptual, por objetivos, por problemas.

Con el aporte del profesor mediador que con libertad e innovación organiza, guía, orienta, potencia, provoca, adapta y evalúa el proceso de aprendizaje de los educandos; será posible la generación de relaciones dialógicas, recíprocas, empáticas que respetan la diferencia y los procesos individuales y sociales de los estudiantes, será posible aportar a la construcción de la cultura de paz, el perdón y la reconciliación.

Referencias

ARÉVALO J. C., Luna J. L. Quevedo Y. (2016). Medidas de protección que se deben implementar para los alcaldes en el Post conflicto. Bogotá. Policía Nacional de Colombia.

CASTILLO L. E. (2015) La formación integral. Bogotà. Kimpres. Universidad de La Salle.

GÓMEZ, C. I. (2003). El posconflicto en Colombia: desafío para la psiquiatría. Revista Col Psiqui (32) 2. Recuperado de http://goo.gl/LZUc8f

INFANTE, A. (2013). El papel de la educación en situaciones de posconflicto: estrategias y recomendaciones. Revista Hallazgos 11 (21).

JIMÉNEZ, T. (2009). El observatorio del conflicto: una forma de conservar la memoria de las victimas invisibles. En García, D. & Muñoz. Víctimas invisibles, conflicto armado y resistencia civil en Colombia. Barcelona: Huygens editorial.

LEDERACH, J. P. (2007). Construyendo la paz: reconciliación sostenible en sociedades Divididas. Bogotá: Centro Cristiano para Justicia, Paz y Acción No violenta - Justapaz.

MARTÍNEZ, J. E. & Neira, F. O. (2010). La justicia social en la reconciliación: vía para la transformación positiva del conflicto. I-M. Pertinente 1(1). Pp. 143-152.

RETTBERG, A. (2008). Reparación en Colombia. ¿Qué quieren las víctimas? Bogotá: GTZ.

TEBAR B. L. PhD. (2009) El profesor mediador del aprendizaje. Bogotá. Editorial Magisterio.

TEBAR B. L. PhD. (2016-2017). La pedagogía de la Mediación. Bogotá. Universidad de La Salle. Mimeo.

UGARRIZA, J. E. (2013). La dimensión política del post conflicto: discusiones conceptuales y avances empíricos. Colombia Internacional.

 

 

 

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