A menudo, los docentes me hacen la siguiente pregunta: “¿Por qué molestarse con el desarrollo de la conciencia intercultural cuando nuestra principal labor es enseñar el idioma?” Hay muchas maneras de responder a esa pregunta. Un argumento es que el idioma y la cultura son inseparables. Un texto que se encuentra en un libro de inglés ha sido escogido por varias razones. En primera medida, podría ser parte del contexto del lenguaje que se está enseñando, y puede contener información cultural que complementa el enfoque del idioma. Sin embargo, y con mayor frecuencia, también hay un subtexto cultural, aunque raramente nos detengamos a criticarlo.
Si se observa cuidadosamente, se encontrará que muchos materiales para la enseñanza del inglés tienen una gran cantidad de ejemplos sobre la cultura extranjera. Por ejemplo, pueden ofrecer contextos de celebridades o personas de clase media en situaciones como ir de compras a centros comerciales exclusivos o registrarse en hoteles lujosos. El peligro con estos materiales es que pueden estar muy lejos del mundo de nuestros estudiantes e incluso podrían alienarlos.
Otro argumento es que el mundo angloparlante ya no es como solía ser. Debido a la globalización, las nociones esencialistas de la cultura se han vuelto obsoletas. Por ejemplo, ya no hay una sola forma Británica de hacer las cosas, como se creía, los británicos ya no poseen una identidad monolítica. Las poblaciones cambiantes han hecho que se incremente la diversidad cultural. Actualmente, muchos niños poseen un sentido del ser fragmentado, pues puede que no tengan una sola lengua materna o una afiliación particular a una cultura u otra, pues poseen una identidad híbrida.
Sin embargo, gran parte de los aportes culturales que aparecen en nuestros textos no toman en cuenta esta situación. Muchas de esta contribuciones son extensamente informativas y se basan principalmente en la cultura del hablante nativo del idioma extranjero –en esta medida se les dan pocas oportunidades a los estudiantes de lengua de personalizar dicho material e incluso de hacerlo relevante en su contexto–. Además, no tiene mucho sentido insistir en la inclusión de ejemplos de la cultura puramente angloamericana si la mayoría de nuestros estudiantes no van a interactuar con hablantes nativos en su país natal.
Si tenemos en cuenta lo anterior, se puede decir que un enfoque “transcultural” es tan necesario en estos días como un enfoque intercultural, al menos cuando se refi ere bienes culturales y fenómenos que trascienden en las diferentes culturas. Citando a John Corbett: “La migración y los medios de comunicación han acelerado e intensifi cado el flujo transcultural de ideas, prácticas y comportamientos que tienen un alcance global pero una inflexión local.” 1 Este concepto de glocalización podría ser útil para los docentes y escritores al momento de planear sus actividades, teniendo en cuenta a Corbett: “Últimamente, todos los fenómenos culturales generan significados que tienen que ser interpretados en relación con las convenciones locales y los valores específicos de una comunidad que los ha creado o adoptado y adaptado.”
Es por esto que el contenido cultural debería ser global en su alcance pero fácilmente localizable. El grafiti es un fi el ejemplo, es un fenómeno global, pero se expresa de diferentes formas en diferentes lugares. En esta medida, los estudiantes fácilmente pueden llevar ejemplos de su cultura local al aula para mejorar y hacer más significativa la clase.
La conciencia intercultural: conceptos básicos
Pero seamos claros con lo que entendemos por competencia intercultural. El Marco Común Europeo establece las nociones básicas respecto a las habilidades interculturales y el saber-hacer. Es “la habilidad de relacionar la cultura de origen y la extranjera… (e) Identificar y utilizar una variedad de estrategias para comunicarse con las personas de otros países.” 2
Entonces, ¿a qué nos referimos cuando hablamos del uso de materiales que promuevan el saber-hacer intercultural? Primero que todo, estos materiales deben invitar al estudiante a que reflexione sobre su cultura y su identidad, y a que busque similitudes y diferencias entre su cultura y la cultura de la lengua que está aprendiendo. Como resultado, los estudiantes verán que su propia cultura es plural y diversa, y de esta forma es posible que ellos comiencen a desafiar los estereotipos y concepciones erróneas de cómo su cultura es vista por otros.
Haciendo esto, los estudiantes pueden llegar a ser “intermediarios culturales y pueden llegar a manejar malos entendidos interculturales y situaciones problemáticas.” 3
¿Qué tipo de actividades podrían fomentar estas habilidades? Una idea podría ser presentarles a los estudiantes una serie de rasgos y características diferentes. Luego, ellos tienen que decidir si estos rasgos son globales, personales, o culturales. Por ejemplo, algunos comportamientos o rasgos podrían ser “gusto por la comida picante”, “dejar la ventana abierta en las noches” o “ayudar a las personas mayores”. Lo interesante es que la reflexión sea el punto central de la actividad. Para empezar, dicha actividad hace que los estudiantes repiensen la noción de “cultural”. Al hacer la actividad, es claro que la palabra no se refiere a una sola cultura. Los grupos culturales se pueden basar en edad, género, clase social, religión, contexto étnico, entre otros.
Otro aspecto importante para explorar en el aula de clase relacionado con la conciencia intercultural está enmarcado en las formas de comunicarnos. Las convenciones conversacionales varían de una cultura a otra y, en este mundo globalizado, los estudiantes deben tener conocimiento de esas diferencias. Sin embargo, se debe ser cuidadoso de que la discusión no tome un tono de antropología superficial o en enumerar las cosas que culturalmente se deben hacer o no. En mi opinión, los estudiantes en el salón de clase no necesitan saber que está mal palmotear la cabeza a un niño tailandés o guardar en el bolsillo una tarjeta de un vendedor japonés sin mirarla. Aun así, estos tabús culturales o elementos de etiqueta negativos se encuentran frecuentemente en los materiales de enseñanza del inglés. Aunque es curioso, esta información únicamente se centra en “otras” culturas diferentes para la mente de los estudiantes, haciendo énfasis principalmente en la diferencia antes que en cualquier otra cosa.
Por supuesto, es útil discutir las diferentes formas que las personas tienen para saludarse en el mundo, pero considero que es más beneficioso hacer que los estudiantes se enfoquen en los tipos de estrategias pragmáticas que deben adoptar cuando hablen con personas de otras culturas en un contexto internacional. Una forma de hacerlo, es enfocarse en situaciones críticas, por ejemplo: “¿cómo hago para transmitir un mensaje cuando no conozco las palabras para comunicarlo?”, “¿qué debo hacer cuando hay un malentendido muy grave o una falla en la comunicación?” Lo que usted decida hacer –traducir, parafrasear, usar sinónimos, lenguaje corporal, gestos– depende de que usted sea receptivo al aquí y el ahora, pero también depende de su percepción y competencia intercultural.
Las mejores prácticas
Para concluir, aquí se describen algunas de las mejores prácticas para el diseño de actividades que ofrezcan e incluyan la conciencia intercultural.
- Adoptar un enfoque de sensibilización hacia el contexto y usar siempre ejemplos con culturas específicas para incluir el concepto de cultura en el salón de clase. Determinar el ‘contenido cultural’ de acuerdo con las necesidades locales, adaptando y adoptando temas globales de la mejor manera para su contexto de enseñanza.
- Promover un modelo flexible de inglés abierto a la apropiación de los estudiantes y a las formas emergentes. Entre más diversas sean las voces que los estudiantes escuchen, más se motivarán a modelar su propia voz en la segunda lengua.
- Permitir que la clase se enriquezca por la diversidad cultural y no que se sienta amenazada por la misma. Aunque hay ciertas expectativas de incluir la cultura de los hablantes nativos de la lengua extranjera en los materiales educativos que usamos, al hacer eso exclusivamente, lo único que lograremos es aumentar su superioridad cultural. Además, si usted incluye contenido cultural de otros países (no solo el de los angloparlantes), esto motivará a los estudiantes a que reflexionen sobre su propia cultura y que sientan que es un tema valioso para discutir en clase.
- No apartar la enseñanza de la lengua extranjera del flujo transcultural de la cultura popular (ejemplo, fútbol), multimedia (ejemplo, videos virales), lenguaje (ejemplo, diferentes variedades del inglés), música (ejemplo, rap), texto (ejemplo, memes) que nos rodean en la cotidianidad. Esto ayudará a los estudiantes a involucrarse en las clases de lengua, especialmente los adolescentes que tienen mayor contacto con los últimos fenómenos culturales.
I am often asked the following question by teachers: “Why bother with intercultural awareness when our principal job is teaching language?” There are many ways to answer this. One argument is that language and culture are inseparable. A text that we encounter in a coursebook has been chosen for various reasons. Firstly, it could well be the context for some targeted language, it may also contain some cultural information which supplements the language focus. However there is, more often than not, a cultural subtext there as well, although we rarely stop to critique it.
If looked at carefully, we’ll find that many ELT materials are filled with examples of target culture, often aspirational in nature. For example, they may feature celebrities or middle-class contexts such as people shopping in exclusive malls or checking into luxury hotels. The danger of such material is that it may be far removed from our students’ world and could even alienate a learner. Another argument is that the English-speaking world is no longer what it once was. Due to globalization, essentialist notions of culture have become outdated. For example, there is no one single British way of doing things, as once was believed, no monolithic identity which all British people possess. Shifting populations have led to increased cultural diversity. Many children today have a fragmented sense of self, they may not have a single mother tongue or a particular affi liation to one culture or another but rather a hybrid identity.
However, a good deal of cultural input in our course materials does not take this into account. Much of it is largely informational and based around native speaker culture – learners are thus given little opportunity to personalize the material or even make it relevant to their context. Furthermore, there is little point in insisting on including examples of purely Anglo-American culture if the majority of our learners are not going to interact with native speakers in their country of origin.
It could be said that an ‘transcultural’ focus is as necessary these days as intercultural one, at least when referring to cultural artefacts and phenomena that spread across cultures. As John Corbett says; “ Migration and mass media have accelerated and intensifi ed the transcultural fl ow of ideas, practices and behaviours that are global in extent but local in infl ection”. 1 This concept of glocalization would seem a useful one for teachers and writers when planning their class activities. As Corbett goes on to say: “Ultimately, all cultural phenomena generate meanings that have to be interpreted in relation to the local conventions and values of the specifi c community that has created or adopted and adapted them”.
Cultural content should therefore be global in reach but easily localizable. raffiti is one such topic, it is a global phenomenon, but it takes on different forms in different places. Learners can easily bring in examples from their local culture to enhance the lesson.
Intercultural awareness: the basics. But let’s be clear by what we understand as intercultural competence. The Common European Framework lays out the basic notion of intercultural skills and know-how. It is “the ability to bring the culture of origin and the foreign culture into relation with each other . (and) to identify and use a variety of strategies for contact with those from other countries ” 2
So, what do we mean by using materials which encourage intercultural know-how? Firstly, they should be those that encourage learners to reflect on their own culture and identity and seek out differences and similarities between that and the target culture. As a consequence learners will see that their own culture is plural and diverse, and they may begin to challenge stereotypes and misconceptions about how their own culture is seen by others.
By doing this, learners can become “cultural intermediaries and may (better) deal with intercultural misunderstanding and conflict situations “. 3
What kinds of tasks could foster such skills? One idea could be to present learners with different traits and characteristics. They have to decide whether these traits are global, personal or cultural. For example, these forms of behaviour or traits could be “liking spicy food”, “keeping the window open at night” or “helping the elderly”. The beauty of the task lies in the reflection that takes place when doing the activity. For a start, it makes learners rethink the whole notion of “cultural”. On doing the task, it becomes clear that the word does not refer to a single culture. The cultural grouping could be one based on age, gender, social class, religion or ethnic background, etc.
Another important strand to explore in class in relation to intercultural awareness is the different ways we communicate. Conversational conven tions vary differently from one culture to another and learners in this globalized world should be sensitive to these differences. However, one should be careful not to turn such discussion into a form of pop anthropology or cultural do’s and don’ts. In my opinion, in the language classroom learners do not need to know that it is wrong to pat a child’s head in Thailand or put a Japanese businessman’s card in his pocket without looking at it. Yet, such cultural taboos or elements of negative etiquette are quite prevalent in ELT materials. Though curious in itself, such information only goes to “other” different cultures in students’ minds, emphasizing difference over all else.
It is useful, of course, to discuss the different ways people greet each other in the world but I would argue that it is is far more profitable to get learners to focus on the kinds of pragmatic strategies to adopt when speaking in international contexts with speakers from different cultures. One way to do this is to focus on critical incidents, for example, “How do you get your message across when you don’t know the word for something?”, “What do you do if there’s been a serious misunderstanding or communication breakdown?” The decision you make – to use translation, paraphrase, synonyms, body language, gesture, etc. – depends on being responsive to the here and now and but also on your intercultural competence and sensitivity.
Best Practices
To conclude, here are some best practices for designing tasks which feature intercultural awareness.
- Adopt a context-sensitive and culture-specific approach to introducing culture in the language classroom: Determine ‘cultural content’ according to local needs, adopting and adapting global topics as best you can to your teaching context.
- Promote a flexible model of English open to student appropriation and emergent forms. The more diverse the voices that the learners hear, the more they will be encouraged to fashion their own second language voice.
- Allow the class to be enriched by cultural diversity, not threatened by it. Though there are certain expectations about including native-speaker culture in our materials, to do so exclusively only heightens this culture’s superiority. Furthermore, if you include cultural content from other countries (not just English-speaking ones), this will encourage learners to reflect on their own culture and feel it worthy a topic for discussion in class.
- Do not isolate language teaching from the transcultural flows of popular culture (e.g football ), media (e.g. viral videos), language (e.g. different varieties of English), music (e.g. rap), text (e.g. memes) that surround us in our daily lives. This will help engage learners, especially teens who have most contact with the latest cultural phenomena around.
- Corbett; J. Intercultural Language Activities, p. 4 (Cambridge, 2010)
- Marco Común Europeo, 5.1 2.2
- Marco Común Europeo, 5.1 2.2