Cada vez más el emprendimiento y la innovación se consolidan como los pilares de crecimiento de muchas de las economías más estables alrededor del mundo; además, su relevancia se ha disparado de la mano de la academia en donde se está incentivando, en los más jóvenes, estas actitudes inherentes al desarrollo.
De acuerdo con el Índice Mundial de Innovación 2017 -realizado por la Universidad Cornell, el INSEAD y la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual (OMPI) – el top 10 del listado está compuesto por Suiza, Suecia, Países Bajos, Estados Unidos, Reino Unido, Dinamarca, Singapur, Finlandia, Alemania e Irlanda. ¿Qué tienen en común estos países para estar liderando este ranking? Que muchos de ellos han incluido la innovación y el emprendimiento dentro de sus estructuras académicas, no solo dándoles preponderancia en los niveles universitarios (pregrado y posgrado) sino incluyéndolos desde las escuelas.
En su publicación, la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual destacó que las economías europeas, que obtuvieron las mejores calificaciones en casi la mitad de los indicadores que se miden en este índice, también resaltan por los empleos que generan en actividades relacionadas con el conocimiento, la colaboración entre las universidades y las industrias para investigaciones, las solicitudes de patentes y la creación de artículos científicos y técnicos en este frente. Sin duda, una muestra de la importancia que tiene la conexión entre emprendimiento, innovación y academia.
Además, en el caso de Suecia, por ejemplo, según destaca el texto Entrepreneurship education at school in Europe, existe una política de educación enfocada en desarrollar y estimular destrezas como la iniciativa, la responsabilidad y la conversión de ideas en acciones con base en el desarrollo de la curiosidad, autoconfianza, creatividad y el valor para asumir riesgos. Todo esto enmarcado en lo que se conoce como “Educación para el Emprendimiento”.
Asimismo, explican que generar desde edades tempranas este tipo de características le permite a las personas, posteriormente, ser más hábiles en la toma de decisiones, en la colaboración multidisciplinar y en otras aptitudes relacionadas con el mundo de los negocios.
Otro caso a destacar es Finlandia, que ha encontrado en el equilibrio entre educación, Gobierno e investigación el caldo de cultivo perfecto para que su ecosistema de emprendimiento e innovación siga creciendo. Entretanto, la alianza entre la academia y las empresas ha permitido que surjan de allí ideas que terminan en procesos disruptivos para las industrias e incluso, que se dé origen a nuevas startups que llegan para dar solución a las necesidades puntuales de un sector económico.
En el caso de Finlandia, la ayuda de Tekes (Agencia Finlandesa de Financiación para Tecnología e Innovación) no ha sido menor, pues ha llevado la financiación para los emprendimientos de menos de un lustro de vida hasta el 80%.
Otro destino que no se puede dejar de mirar cuando se habla de líderes en ecosistemas de innovación y emprendimiento es Israel, que logra meterse en el top 20 del Índice Mundial de Innovación y que ha logrado no solo el título de ‘Silicon Wadi’ sino que su capital, Tel Aviv, es considerada como la quinta ciudad con mayor potencial para emprender, según la consultora Roland Berger.
En este país también se ha generado una alianza entre la academia, la empresa privada y el Gobierno en este frente para tener cada vez mayores sinergias y desde allí responder a la cambiante economía global, transformar las industrias y crecer como nación. Hoy, según los datos más recientes, Israel genera en promedio unas 1.400 startups tecnológicas al año, esto, apalancado por la significativa inversión extranjera que tiene el sector de TI en el país y por la inversión anual que tienen para investigación y desarrollo que en 2016 alcanzó los 400 millones de euros.
Ahora bien, ¿dónde está Colombia en todo esto? Desde el Ministerio de Comercio, Industria y Turismo e iNNpulsa Colombia, hemos empezado a manejar el concepto de triple hélice, que significa una alianza de tres partes: empresa privada, academia y Gobierno, al mejor estilo de todos estos casos de éxito internacionales que hemos expuesto a lo largo del artículo.
La generación de este trabajo mancomunado no solo nos permitirá crear y desarrollar espacios de discusión más ricos, fomentar el emprendimiento en los estudiantes y comenzar a incluir en su ADN la innovación, sino que además nos servirá para dar origen a un entorno en el que las necesidades del sector real y las investigaciones que se realizan en las aulas se encuentren a mitad de camino y se produzcan, a partir de allí, soluciones de alto impacto a problemas actuales de las diferentes industrias; todo esto mediado por el ecosistema de emprendimiento e innovación del que iNNpulsa es articulador.
Entendemos la importancia que hoy tiene la academia para desarrollar el sector en el que trabajamos, pero sobre todo, somos conscientes de la necesidad que tienen las empresas de crear una conexión directa con ella. No se puede investigar por investigar y no se puede emprender por emprender, es necesario que de un lado se conozcan las condiciones actuales del mercado, las demandas de los clientes y los riesgos potenciales de las industrias de cara a la internacionacionalización y los nuevos modelos de negocios, y que del otro se den los puentes necesarios y la información para preparar profesionales capaces de romper las trabas del mundo actual, de proponer ideas y crear modelos que sirvan, generen beneficios y perduren en el tiempo.
Pero la idea no es que esto se centre en los círculos universitarios y de posgrados, sino que empecemos a incentivar en los más pequeños las aptitudes que requieren para innovar. Si introducimos en el ADN de los colombianos el emprendimiento y la innovación, en unos años estaremos más que triplicando la cifra actual de 70.000 startups que se generan al año en el país, de acuerdo con Confecámaras.
Actualmente, iNNpulsa está adelantando investigaciones y proyectos de la mano de la Universidad de Los Andes para medir el impacto que el ecosistema de emprendimiento, innovación y desarrollo empresarial tiene en el país; también viene realizando desde 2014 Héroes Fest, el festival de emprendimiento e innovación más importante en Colombia, y el segundo más grande de Latinoamérica, donde se vinculan diferentes actores del sector público, privado y academia. A esto se suman charlas que llevamos a instituciones educativas, publicaciones conjuntas y un ambicioso plan para 2018 con el que esperamos generar alianzas entre las universidades y las empresas en las regiones.
Creemos que muchas veces las habilidades blandas no se forman en las universidades, sea el trabajo en equipo, salir al mercado a vender un producto, ser menos adverso al riesgo o el trabajo colaborativo, y esos son esfuerzos que debe hacer la academia y puntos que debe fortalecer para aportar más al desarrollo empresarial.
Este modelo de triple hélice que ha demostrado ser exitoso en otros países, será cada vez más importante para nosotros, para hacer de Colombia un país más competitivo, atraer mayor inversión extranjera y capital al emprendimiento y la innovación y para alcanzar la meta que tenemos a 2025 de ser uno de los tres países más innovadores de América Latina. RM