Una de las grandes responsabilidades de los maestros es apoyar a los alumnos para impulsar su desarrollo físico, emocional y cognitivo. Por tanto, una de las aristas a las que se atiende en la escuela es el desarrollo del pensamiento en los niños. En UNIR abordamos su importancia y las distintas metodologías para su estimulación.
El ser humano tiene la capacidad de desarrollar el pensamiento, es decir, una aptitud natural para pensar y comprender tanto el entorno que lo rodea como sus propias emociones y percepciones. Para lograrlo, utiliza la información que percibe a través de sus sentidos y la transforma en información que puede analizar, memorizar y compartir. Gracias a estos procesos de pensamiento, las personas afrontan y resuelven las situaciones y problemas que se le presentan a diario. Además de las capacidades naturales para el desarrollo del pensamiento, la educación juega un papel clave para estimularlo, orientarlo y potenciarlo.
Etapas del desarrollo del pensamiento en los niños
Para el correcto estímulo y orientación del desarrollo del pensamiento de los niños es necesario atender a la etapa vital en que se encuentra. El psicólogo e investigador Jean Piaget realizó una clasificación de este desarrollo en cuatro etapas que, en resumen, consiste en:
- Etapa sensoriomotora, hasta los 2 años de vida: los niños conectan con su entorno a través de su cuerpo y almacenan esa información sensorial en su cerebro.
- Etapa preoperacional, de los 2 a los 7 años: el niño es capaz de formar imágenes mentales que le llevan a desarrollar el lenguaje oral y escrito. También desarrolla su capacidad espacial, la creatividad, la imaginación y la memoria histórica, poniendo en palabras sus recuerdos.
- Etapa de las operaciones concretas, entre los 7 y los 12 años: los niños ya elaboran pensamientos concretos y son capaces de utilizar la lógica para llegar a conclusiones.
- Etapa de las operaciones formales, a partir de los 12 años: las personas son capaces de utilizar la lógica para llegar a conclusiones abstractas, no ligadas con un caso concreto.
Además de este desarrollo por fases del pensamiento, la psicología diferencia y clasifica los tipos de pensamiento según la tarea o finalidad a la que se destina. Así, una clasificación habitual es la que identifica nueve tipos de pensamiento: analítico, lógico, crítico, reflexivo, sistémico, analógico, creativo, deliberativo y práctico.
Metodologías para potenciar el pensamiento
El desarrollo de cada uno de estos pensamientos se produce a medida que el niño crece. Además de las actividades que ayudan al desarrollo conjunto de la mente del niño y de sus capacidades motoras, se han creado metodologías que se aplican en el ámbito educativo para potenciar el desarrollo concreto de alguno o varios de estos tipos de pensamiento. Algunos ejemplos de metodologías para el desarrollo del pensamiento orientadas a que los niños alcancen la autonomía y la capacidad de decidir por sí mismos son:
- El método del aprendizaje basado en el pensamiento (Thinking-based Learning o TBL). El objetivo de esta metodología es que los estudiantes aprendan un temario definido, pero que al tiempo desarrollen otras destrezas y habilidades que puedan utilizar en el futuro. A través del estímulo dirigido, los niños potencian su pensamiento crítico, analítico y creativo, superando así las metodologías de estudio basadas en la memoria y en las que el estudiante es un sujeto pasivo. Con este sistema, los niños sabrán manejar los recursos disponibles para razonar y tomar una decisión adecuada a la situación. Esta metodología requiere a los estudiantes poner a funcionar sus capacidades para comunicarse, escuchar e interpretar toda la información que ofrece su entorno.
- La metodología de aprendizaje basada en problemas contribuye al desarrollo del pensamiento lógico y matemático. Consiste en plantear problemas o retos adaptados a la edad y desarrollo del alumno y motivar a los niños para que encuentren la solución.
- El método de las disertaciones plantea al estudiante un punto a debatir y sobre el que deben construir una redacción, con una exigencia de dificultad adaptada a su edad, en la que aborda un punto de vista fundamentado. Por medio de este tipo de actividades se estimula el pensamiento analítico, creativo, reflexivo y crítico.
En un momento de grandes cambios motivados por los avances tecnológicos es clave impulsar el desarrollo del pensamiento en los niños para lograr que sean adultos capaces de razonar y tomar decisiones independientes. Para los maestros de Educación Infantil y Primaria, así como para los profesores, es fundamental estar al día en las metodologías educativas más novedosas y utilizadas, además de por la relevancia de su tarea como educadores, por las múltiples salidas laborales que garantiza la formación continuada. RM