Contexto nacionalEdición 25

El aprendizaje cooperativo: la revolución del aprendizaje


Descarga aquí la versión impresa de este artículo de Ruta Maestra Edición 25 “Metodologías activas

Se viene gestando en el argot educativo un nuevo paradigma semántico que viene a revolucionar la manera de organizar no solo las instituciones educativas como estructuras globales, sino (y lo más importante, creo yo) la ecología del aula, como un sistema totalmente vivo en el cual se interrelacionan coherentemente los tres sujetos más importantes del acto educativo: el maestro, el estudiante y el grupo. Ese paradigma semántico presenta dos tipos de escuelas: el club de las escuelas planas y el club de las escuelas inteligentes.

Creería que es fácil, con pocas palabras, contextualizar estas diferencias. Las escuelas planas son sinónimo de escuelas tradicionales, basadas en paradigmas hetero-estructurantes, transmisionistas en las cuales su énfasis pedagógico está basado exclusivamente en el protagonismo del profesor, quien es el único encargado de planear, ejecutar, evaluar y promover. En este modelo el estudiante aún es un sujeto pasivo que va a la escuela a oír, ver, obedecer, memorizar y repetir o copiar para poder retener lo enseñado y ser promovido.

Como “superación” de este club-paradigma de escuela plana, emerge el club de las escuelas inteligentes. Escuelas que vienen a revolucionar totalmente sus estructuras curriculares, pedagógicas y metodológicas. Estas, las escuelas inteligentes, promueven el paso de estudiantes lectores o productores, reconocedores y buscadores de conocimientos. Pasan de un currículo cerrado a un currículo abierto en el cual se privilegian el desarrollo de itinerarios de aprendizajes que pretenden superar el currículo basado en contenidos para pasar a uno que en realidad desarrolle competencias. Son escuelas que pretenden superar el modelo de transferencia profesor–alumno a la auto organización del aprendizaje. En estas escuelas inteligentes, el aprendizaje, gracias a la Red y a la tecnología, pasa a ser ubicuo, a todas horas y en cualquier parte. En síntesis, estas escuelas inteligentes, como ruptura radical con las escuelas planas, pasan a ser centros donde se imparten conocimientos a instituciones que movilizan el aprendizaje y las competencias. Y para lograr este propósito encuentran en EL TRABAJO COOPERATIVO, una de sus estrategias metodológicas más importantes. Veamos por qué y cómo.

El aprendizaje cooperativo: la esencia de las escuelas inteligentes.

El porqué, me gustaría ambientarlo de la siguiente manera: en el siguiente cuadro presento una parte de la taxonomía de Escuelas Inteligentes que nos regalan Lourdes Bazarra y Olga Casanova en su sugestivo libro: “Directivos de Escuelas Inteligentes” para comprender mejor la caracterización que me sirve de telón de fondo para ambientar la fuerza pedagógica, metodológica y evaluativa del aprendizaje cooperativo como poderosa herramienta de aprendizaje desde el trabajo cooperativo:

EL CLUB DE LAS ESCUELAS INTELIGENTES (THE SMART SCHOOL SOCIETY)

  • Funciona desde preguntas.
  • Se centra en proyectos.
  • Se diseña el currículo entre todos (y basado en competencias, no solo en contenidos).
  • Los profesores diseñan experiencias de aprendizaje.
  • Los profesores están centrados en la investigación y en la innovación.
  • Los alumnos investigan, multiplican capacidades en equipo y aprenden a aprender.
  • Los alumnos contrastan su práctica y la comparten.
  • El eje es por qué y cómo aprender.
  • La dirección está centrada en el liderazgo de personas y proyectos.
  • Síntomas lingüísticos:
  • ¿Qué podemos hacer nosotros mirando hacia el futuro?
  • ¿Cómo dar respuestas desde la profesionalidad docente y directiva?
  • ¿Cómo rediseñar la escuela y el aula?
  • Escuela, directivos, profesores centrados en lo que necesitan aprender.
  • Los verbos más significativos que conjugan las escuelas inteligentes son: Investigar. Contrastar. Compartir. Crear.

Si analizamos bien estas características a la luz del pensamiento pedagógico, podemos inferir entre varios de sus elementos distintivos y constitutivos que en la esencia de la Escuela Inteligente subyace poderosamente la visión de lo cooperativo (proyectos, diseño entre todos, multiplican capacidades en equipo, comparten su práctica, liderazgo de personas y entre los verbos privilegiados está el compartir). Como vemos, lo cooperativo tensiona realmente el cambio de paradigma de una escuela plana a una inteligente.

De esta manera llegamos al punto central de nuestra reflexión: lo cooperativo es una de las condiciones de posibilidad más importantes para hacer del aula de la escuela inteligente el lugar más poderoso para favorecer el aprendizaje.

Es innegable reconocer que quien aprende es el individuo gracias a una intrincada red de procesos neurológicos que se desarrollan en su cerebro y gracias también a la intervención de múltiples variables que se desarrollan en los contextos pedagógicos a los cuales se integra dicho individuo. Pero más allá de que quien aprenda sea el individuo, la Escuela Inteligente ha demostrado que dicho individuo (estudiante) unido a un grupo y en un proceso cooperativo, logrará, gracias al poder de los grupos, potenciar mucho más y mejor su proceso de aprendizaje. Por eso hoy es inevitable cerrarle la puerta metodológica al poder del trabajo cooperativo en el aula y en la escuela.

El trabajo cooperativo mejora sustancialmente el comportamiento social de nuestros estudiantes, hoy expuestos a un aislamiento preocupante gracias a la influencia a veces perversa de la tecnología y las redes sociales (¡Qué ironía: creadas para acercarnos y lo que más nos hace es alejarnos!). Y en este contexto, los grupos y el trabajo cooperativo ayudan a mejorar sustancialmente el rendimiento académico y emocional de los estudiantes; gracias a los grupos y los trabajos cooperativos bien planeados y desarrollados mejoran exponencialmente sus relaciones interpersonales, la salud psicológica de ellos, sus habilidades sociales y gracias a ello, la evaluación adquiere un nuevo y mejor sentido.

 

Y antes de pasar a compartir algunas estrategias metodológicas de aula que permiten desarrollar trabajos cooperativos, quisiera explicitar mejor cuándo y dónde deberían emplearse los grupos.

Para esto me apoyaré en ideas básicas expuestas por los hermanos Johnson en su apasionante libro: La Evaluación en el Aprendizaje Cooperativo.

En este sentido, deberían emplearse estrategias de aprendizaje cooperativo cuando:

  • los objetivos pedagógicos indican su uso.
  • la asignatura es limitada.
  • la tarea es compleja.
  • se están aprendiendo nuevos contenidos (o aprendizajes).
  • se estudian múltiples perspectivas.
  • es necesaria la creatividad.
  • la tarea implica la resolución de problemas.
  • las responsabilidades se pueden repartir.

RM

Recursos

En este link encontrará 42 modelos de trabajo cooperativo: https://rutamaestra.santillana.com.co/ wp-content/uploads/2019/02/Estructuras-de-aprendizaje-cooperativo.pdf

José Marino Gallego Ramírez

Fundador y rector del Gimnasio Campestre La Consolata Bilingüe de Manizales. Baccalaureado en Filosofía y Pastoral de la Pontificia Universidad Urbaniana de Roma. Licenciado en Filosofía y Letras. Actualmente es miembro del Comité Ejecutivo de CONACED Federación de Manizales.

Artículos relacionados

Un Comentario

  1. si se habla de una escuela inteligente ¿cómo se puede hacer un trabajo e equipo con estudiantes que presentan dificultades cognitiva y cognoscitiva? no aportarían al grupo solo copiarían.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Podría interesarte
Close
Back to top button