Ruta Maestra: Desde tu experiencia, ¿qué se entiende por innovación sostenible y cuál es el impacto que puede llegar a tener en las instituciones educativas de Colombia?
María Eugenia Rinaudo: Hoy vivimos en un planeta en poli-crisis: tensiones geopolíticas, cambio climático, pérdida de biodiversidad, pobreza, pandemias… Suena un poco alarmante, pero es la realidad. Sin embargo, la sostenibilidad se presenta como un mecanismo para apalancar cambios transformativos en múltiples frentes. Como tal, la sostenibilidad es un concepto nuevo (apenas surgió en el año 1987) y, aun así, en la actualidad, nos toca ir más allá.
La sostenibilidad debe presentarse como el triple impacto (la suma entre lo ambiental, social y económico), que es abrazado por la cultura. La forma en la que promovamos la identidad propia, es la que permitirá que innovemos. Es todo un reto de creatividad. Para ello, la educación es clave. No solo para formar profesionales en diversas áreas del conocimiento, que puedan realizar intervenciones sostenibles en varias dimensiones, sino porque la educación es el camino para formar agentes de cambio: individuos/as y comunidades con resiliencia, adaptabilidad, sentido de pertenencia y curiosidad.
R.M.: ¿Cuál es el papel esencial que las instituciones educativas pueden desempeñar para impulsar de manera significativa el progreso de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), especialmente, en el contexto del cambio climático y la crisis ecológica?
M.E.R.: Los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), o Agenda 2030, son una bitácora internacional que nos presenta 17 retos a afrontar en materia de sostenibilidad. Cada uno de estos responde a un llamado urgente de atención. En específico, es necesario que las Instituciones de Educación Superior (IES) empiecen o, de ser el caso, continúen promoviendo el enfoque propuesto por el ODS 13, Acción por el clima.
En nuestro caso, desde la Universidad EAN, siempre hemos estado convencidos de que la acción climática es una oportunidad para diseñar transiciones. Y, desde nuestro quehacer, promovemos las transiciones a partir del emprendimiento sostenible y de los modelos de negocio con enfoque en sostenibilidad. Sabemos la importancia que tiene el sector empresarial para apalancar financiamiento climático en todo el mundo, por esta razón, necesitamos que más emprendedores/as y empresas se sumen a este compromiso.
Hemos sumado esfuerzos para diseñar un modelo de innovación y emprendimiento climático, que busca conectar a los y las emprendedores/as para que promuevan estrategias y, así, hacer frente a este desafío desde sus modelos de negocio. Emprendedores/as que están preocupados/as por la crisis planetaria y por cómo ésta puede afectar sus negocios e iniciativas; que cuentan con una visión clara, susceptible de aportar a la adaptación, mitigación o gestión del riesgo desde la innovación; y que son conscientes de que su producto o servicio no puede contribuir a la poli-crisis, por lo que se aseguran de no emitir gases de efecto invernadero, lo que contribuye, a su vez, a la noción de des-carbonización.
R.M.: ¿Cómo las acciones y programas enfocados en sostenibilidad, al implementarse en las instituciones educativas, pueden transformar la vida cotidiana de los y las estudiantes y de sus comunidades, e influir en la adopción de prácticas sostenibles?
M.E.R.: Para ser apropiada con fuerza, la sostenibilidad debe estar enfocada desde el ser y el hacer, pues conlleva una serie de transformaciones, tanto en el pensamiento, como en la acción. Al ser un desafío transdisciplinar, necesitamos de todas las áreas del conocimiento para activar las transiciones, que permitan intervenir los sistemas y generar cambios reales para el diseño de futuros posibles: comunicación, medicina, arte, ingenierías, contaduría, psicología, economía. Es gracias a estas, que podremos generar nuevos y mejores conocimientos para acercarnos a la innovación desde la educación. Por eso, es esencial que desde el currículo de los programas, los y las estudiantes puedan acceder a información, datos y, en general, a conocimientos (científicos y ancestrales), que les permitan conectar el ser con el hacer.
Insisto en que no es solo desde la formación académica. Sino que es la universidad y, en general, las IES, quienes deben fortalecer el ser sostenibles. Es decir, quienes deben permitir la apropiación del conocimiento innovador, para mejorar hábitos (a nivel individual) y permitir la creación de redes y de conexión de valor (a nivel comunitario).
R.M.: ¿En qué formas específicas pueden las instituciones educativas colaborar con los gobiernos locales, las empresas y las Organizaciones No Gubernamentales (ONG) para optimizar su impacto en la consecución de los ODS?
M.E.R.: Las IES pueden aportar de forma significativa al diseño de procesos de gobernanza, que impacten positivamente los territorios y sectores del país, al tener la capacidad de articular iniciativas y actores/as, para generar y gestionar conocimiento. Esta es la clave para potenciar acciones de capacidad adaptativa. La suma de esfuerzos entre la academia, el sector empresarial, los gobiernos y las comunidades es clave para afianzar las transiciones hacia la sostenibilidad, no solo aportando al cumplimiento de los ODS, sino, también, a otras agendas de desarrollo internacional, como la del cambio climático o biodiversidad. Este tipo de sinergias, además, permite conectar a los y las estudiantes con proyectos reales, que, en su mayoría, contribuirán a aumentar su experiencia.
R.M.: ¿De qué manera las instituciones educativas pueden convertirse en actores clave para aumentar la conciencia y la comprensión de los ODS entre los y las estudiantes y el personal académico?
M.E.R.: Considero que, en general, las IES son actores clave en la construcción de futuros posibles, por ende, tienen una responsabilidad clara en romper paradigmas y parámetros a través del conocimiento, de la calidad de la educación, de la innovación y la prospectiva; cuatro componentes fundamentales de las universidades en el siglo XXI.
Cuando esto se enfoca hacia la sostenibilidad, se incrementa la posibilidad de generar escenarios viables a favor del bienestar y la vitalidad, no solo dirigidos a la comunidad educativa, sino, también, a todos y todas los/as actores/as quienes —de manera directa e indirecta— forman parte de la institución: aliados/as, proveedores/as, investigadores/as, comunidades, empresas, etc.
R.M.: ¿Qué estrategias pedagógicas específicas pueden implementarse para asegurar que la educación, no solo informe sobre el cambio climático, sino que, a su vez, inspire a la acción y fomente la creatividad y la innovación, en la búsqueda de soluciones regenerativas?
M.E.R.: Todas las estrategias que permitan pasar de la narrativa a la acción son claves para conectar la calidad de la educación con las respuestas urgentes que necesitamos activar en pro de la sostenibilidad, bien sea, dentro del aula o por fuera de esta. “Prototipar” soluciones es clave, para que los y las estudiantes, docentes e investigadores/as puedan conectarse con retos actuales de sostenibilidad (ya sean sectoriales, territoriales u organizacionales), y generar transformaciones positivas en el entorno. Desde la Universidad EAN, contamos con un programa de retos empresariales que se resuelven desde la academia, y cuya acción aporta muchísimo al estudiantado.
“Las IES pueden aportar de forma significativa al diseño de procesos de gobernanza, que impacten positivamente los territorios y sectores del país”
R.M.: ¿Cuáles son los obstáculos más significativos que enfrentan las instituciones educativas al intentar liderar cambios hacia el desarrollo sostenible, y cómo podrían superarse de manera efectiva?
M.E.R.: Considero que una de las limitantes ha sido la falta de inversión en temas de sostenibilidad. Si las universidades no invierten en este componente, es difícil que se puedan accionar estrategias. Es necesario que las IES reinventen la forma en la cual están apalancando los procesos de innovación para la sostenibilidad: desde academia, investigaciones, internacionalización, extensión y proyección social, operaciones. Al potenciar inversiones en materia de sostenibilidad, las IES pueden innovar en muchos frentes; lo que es, a su vez, atractivo para los proyectos de cooperación internacional que apuestan por apoyar cambios transformativos en los territorios o sectores productivos, teniendo como aliada a la academia.
Al final, todas las inversiones que se realicen generarán un costo-beneficio para la academia, siempre. Bien sea, a nivel de recursos y de gestión ambiental (energía, agua, electricidad, etc.) o en términos de credibilidad y estrategia.
R.M.: ¿Qué consejo les dejas al cuerpo directivo y docente para empezar a implementar estrategias de innovación sostenible en sus instituciones?
M.E.R.: Para las IES que ya vienen apostándole a la sostenibilidad, mi mensaje es que lo sigan haciendo. Que sigan apostándole a este tema para potenciar procesos de innovación dentro de sus operaciones y dependencias. Esto es clave y el mundo lo está pidiendo con cada vez más fuerza. Para las IES que aún no apuestan por cambios transcendentales a favor de la sostenibilidad, mi invitación es a que busquen reinventarse. Esto, seguramente, las hará más atractivas en el mercado y les generará un valor agregado para cumplir con su propósito superior: educar. RM
“Todas las estrategias que permitan pasar de la narrativa a la acción son claves para conectar la calidad de la educación con las respuestas urgentes que necesitamos activar en pro de la sostenibilidad”