Algunos recordamos la biblioteca escolar de nuestra infancia como un espacio silencioso, aburrido. Allí íbamos a hacer las tareas o a buscar un libro que debíamos leer. Seguramente, ante la gran cantidad de volúmenes, sin muchos criterios de selección, nos perdíamos en los estantes, vencidos por el cansancio y la falta de interés. Otros estudiantes tuvieron la oportunidad de acercarse a este espacio gracias al del trabajo motivado y juicioso de un maestro o bibliotecario, que hizo de este un lugar para encontrar la pasión por la lectura y un escenario para aprender más de los temas que llamarón su atención. También sabemos que muchos escritores han iniciado sus lecturas en las bibliotecas personales de sus padres; en cambio, la biblioteca escolar no se resalta, o es tan poco determinante que su alusión en las biografías de autor es casi nula.
Sin embargo, la biblioteca escolar es un ambiente fundamental para la formación de los estudiantes, tiene un impacto positivo en sus aprendizajes y se considera el lugar por excelencia para el acceso a la información, como lo demuestran diversos estudios internacionales¹. Por esto, la tarea de resignificarlas y fortalecerlas es prioritaria para el sistema educativo colombiano y uno de los objetivos del Plan Nacional de Lectura «Leer es mi cuento» (PNLE) del Ministerio de Educación Nacional.
¿Qué ha ocurrido con las bibliotecas escolares en Colombia?
En la historia de la escuela colombiana encontramos diferentes acciones, enfoques y lugares asignados a la lectura y la escritura, entendiendo que el acceso y dominio de la cultura escrita es una condición fundamental para alcanzar los objetivos estratégicos que cualquier modelo educativo se trace. La preocupación por garantizar el acceso a materiales de lectura, como recursos fundamentales que guían los procesos pedagógicos, estuvo presente desde 1870, cuando se organizaron las Escuelas Normales y se regularon las «bibliotecas circulantes». En los años treinta del siglo XX, con las reformas liberales, el papel de la lectura y la escritura fue central y se crearon la Biblioteca del Maestro y la Biblioteca Aldeana. La primera ofrecía las entonces modernas teorías pedagógicas y la segunda obras de literatura, manuales y cartillas editadas por el mismo Ministerio.
Otras acciones que favorecieron la evolución de la biblioteca escolar fueron la Alianza para el Progreso (con participación de la OEA) y el inicio, en 1972, del programa de Bibliotecas Público-Escolares de Colcultura. En 1976 se crearon los Centros Experimentales Pilotos (CEP), en los cuales debían estar las bibliotecas modelo del sistema escolar. Para ello se creó en 1981 el Programa Nacional de Bibliotecas Escolares, gracias al cual cerca de mil personas fueron capacitadas por medio del Curso Modular para Maestros Bibliotecarios, creado por CERLALC a comienzos de la década de los ochenta.
Destacamos también los esfuerzos de gobiernos locales en favor de las bibliotecas escolares. En Bogotá, en 1982, se creó el Sistema Metropolitano de Bibliotecas del Distrito (Simbid) y en la ciudad de Medellín, en 1993, por medio del Programa de Fortalecimiento de Bibliotecas Públicas y Escolares se adquirieron cerca de 200.000 volúmenes. En 2002, como parte de los compromisos emanados de las recomendaciones del Programa Iberoamericano Ilímita, Colombia creó el Programa Bibliotecas Educativas 2002 y dotó 200 Escuelas Normales de libros.
Estos esfuerzos de dotación han continuado con el PNLE, que desde 2011 ha entregado 32.187 colecciones semilla a 22.223 establecimientos educativos del país, que han beneficiado a más de siete millones de estudiantes, lo que representa el 90% de la matrícula del sector oficial. Este hecho no tiene antecedentes y es el proceso de compra y procesamiento de libros para bibliotecas más grande que se ha hecho en Colombia.
Sin embargo, estas dotaciones no han sido suficientes para que las escuelas desarrollen sus bibliotecas, y no suponen por sí mismas la existencia de una biblioteca escolar. El ICFES (2011) reporta que en nuestro país solo el 23% de los colegios oficiales cuentan con una biblioteca escolar, lo que contrasta con el 60% de los privados; en especial, a la luz de la evidencia internacional que refleja la importancia de la biblioteca escolar como ambiente fundamental para la calidad educativa.
En efecto, las investigaciones recientes demuestran el impacto de la biblioteca escolar en puntuaciones más altas en pruebas estandarizadas relacionadas con el logro académico, con mejores resultados en lectura, lengua y literatura, historia y matemáticas². Por su parte, el acuerdo con la OEI (2010) nos ha fijado un gran reto: en 2021 todas las instituciones educativas deben contar con una biblioteca escolar.
¡Pásate a la Biblioteca Escolar!
Dotación, Formación y Acompañamiento desde el PNLE
Reconociendo entonces que impactar la calidad educativa y mejorar los aprendizajes de los estudiantes pasa, necesariamente, por la formación y acompañamiento docente y la generación de condiciones pedagógicas e institucionales al interior de las escuelas, el Plan Nacional de Lectura y Escritura diseñó el Proyecto Piloto ¡Pásate a la Biblioteca Escolar! (PaBE), cuyo objetivo es mejorar las competencias en lectura, escritura y oralidad de los estudiantes por medio de un proceso de fortalecimiento integral de la biblioteca escolar.
El proyecto PaBe inició su implementación en 2015 en 400 instituciones educativas de jornada única de todo el país y comprende un proceso de dos años y medio de implementación por medio de dos estrategias: formación y acompañamiento a docentes y bibliotecarios; y dotación de materiales (físicos y digitales) y de recursos tecnológicos.
El modelo de formación de PaBe propone la conformación de comunidades de biblioteca escolar, entendidas como un grupo interdisciplinario de docentes, bibliotecarios y directivos encargados de analizar las condiciones y oportunidades de su biblioteca y proponer y dinamizar las acciones pedagógicas e institucionales necesarias para su desarrollo y fortalecimiento. Así y por medio de un esquema blended que contempla acompañamiento in situ a cada institución y el acceso a una serie de contenidos, herramientas y recursos a través del Portal Colombia Aprende, la formación y acompañamiento se desarrolla en asocio con universidades de todo el país que además contribuyen académicamente al enriquecimiento y validación del modelo y sus contenidos.
La primera fase de formación, denominada Analizar y Explorar propone a los responsables de biblioteca y a los docentes la exploración de nuevas posibilidades para la biblioteca escolar en los ámbitos de las alfabetizaciones múltiples, la oralidad, la cultura escrita, las competencias ciudadanas y la sociedad en red. Se plantea como una fase de análisis contrastando buenas prácticas y se orienta a formular el Proyecto de Biblioteca Escolar para la institución. Este proyecto se caracteriza por proponer dinámicas de integración curricular, transversalidad y articulación por medio de la biblioteca, convirtiéndola en un ambiente dinamizador de la cultura escrita dentro de la escuela, además de propender por generar acciones de trabajo colaborativo entre los docentes de diferentes áreas y el profesional encargado de la biblioteca.
Esta primera fase se desarrolló en 2015 y nos permite contar hoy con 400 Proyectos de Biblioteca Escolar que comenzarán a ser implementados en 2016 con 2.078 maestros y bibliotecarios en red³.
La segunda fase, Expandir y Evolucionar, está orientada a poner en funcionamiento el proyecto definido en la fase anterior. Este proceso guiado, que busca promover capacidades de autorreflexión y mejora permanente, se complementa con laboratorios pedagógicos de creación y exploración de algunos temas innovadores relacionados con las prácticas de lectura y escritura mediadas por las TIC. De esta segunda fase se espera la consolidación de las comunidades de aprendizaje en cada institución y la conformación de una red de bibliotecas escolares en todo el país.
Por último, la tercera fase, Integrar y Liderar, busca completar el proceso de implementación del proyecto y plan de trabajo que cada colegio definió en la Fase 1 y que desarrolló en la 2. De esta última fase se espera el fortalecimiento y la inserción de la biblioteca en la dinámica institucional y local, implicando su reconocimiento dentro de la programación curricular, del PEI, el PMI y los planes municipales y/o departamentales, pero ante todo una biblioteca activa, verdaderamente integrada a la vida escolar y a toda la comunidad educativa.
De esta forma, ¡Pásate a la Biblioteca Escolar! se convierte en la plataforma para su fortalecimiento, partiendo de las necesidades institucionales y de un trabajo colaborativo que permite la transformación de concepciones y prácticas pedagógicas que se dan alrededor de la biblioteca, para que los estudiantes desarrollen sus competencias básicas y encuentren en la cultura escrita una forma de ejercer sus derechos y reflexionar sobre el país que queremos: más justo, más equitativo y en paz. Una biblioteca escolar como espacio revitalizado, la forma de paraíso que Borges nos sugirió.
Para mayor información: www.leeresmicuento.com Facebook: Leeresmicuento2015 Twitter: @LeerEsMiCuento
Referencias
1 PIRLS, (2006) Estudio de progreso en comprensión lectora; OCDE (2012); National Comission on Libraries and Information Science (NCLIS); Williams, D., Wavell, C. y Morrison, K., (2013), entre otros. 2 Factores asociados, SABER (2011); National Comission on Libraries and Information Science (NCLIS); Williams, D., Wavell, C. y Morrison, K., (2013), entre otros.
3 Parte de la experiencia de esta primera fase se socializó en el Tercer Encuentro Nacional de Bibliotecas Escolares, desarrollado los días 3 y 4 de diciembre, en las ciudades de Barranquilla, Bogotá y Medellín. Para conocer un poco más de este encuentro y esta fase pueden consultarse las memorias audiovisuales www.leeresmicuento.com y en el canal de YouTube de Colombia Aprende.