Docentes por una escuela viva
Para nadie es un secreto, reconocer que el confinamiento que se ha presentado debido a la pandemia resultante del COVID-19 nos tomó por sorpresa a cada uno de nosotros. Este repentino cambio en nuestra rutina, nos llevó a reevaluar tanto nuestro quehacer cotidiano, como nuestros objetivos personales, emocionales y laborales.
Fue así como los docentes de primaria y bachillerato nos vimos en la obligación de enfrentarnos a uno de nuestros mayores retos: generar estrategias “a control remoto”, es decir, mediante una educación virtual. En un inicio para algunos de mis colegas no fue muy amigable y tampoco favorable; adicional a ello, estas estrategias debían ser llamativas y dinámicas, para de esta forma mantener centrada la atención de nuestros estudiantes, sin perder el norte, apuntando al desarrollo de las competencias propuestas en cada uno de los ámbitos. Fue en ese momento cuando la creatividad, la imaginación, la recursividad, la vocación y la pasión por nuestra labor se entrelazaron en un despertar incontrolable de TALENTOS, que muchos ni siquiera sabíamos que existían en nosotros. Así poco a poco los docentes nos trasformamos en narradores, comentaristas, cantantes, actores, artistas, influencers y hasta youtubers.
Un despertar incontrolable de TALENTOS, que muchos ni siquiera sabíamos
Como al inicio de todo cambio, no todo fue color de rosa, un poco por la tensión, un poco por el desconocimiento y otro poco por la incertidumbre de los padres, quienes dudaban que la educación virtual pudiese tan siquiera pretender tener los mismos resultados favorables que en la presencialidad; para nosotros docentes que también por primera vez nos enfrentábamos a una nueva rutina educativa, se presentaron tropiezos que poco a poco fuimos sorteando. En primer lugar tuvimos que reestructurar nuestra planeación de clase, la cual se encontraba en su mayoría diseñada para trabajar de forma presencial, nuestros horarios laborales se duplicaban, mientras nuestro tiempo libre se reducía; por algunos días luchamos con la asimilación del manejo de las plataformas virtuales y muchas otras herramientas online y offline, aprendimos a comer entre
videollamadas de cierre de jornada, transformamos espacios en casa donde le abrimos las puertas a nuestros estudiantes a nuevas y poco usuales aulas de clase. Como si fuera poco luchamos contra los infaltables problemas de conexión, las dificultades para el ingreso a las videoconferencias, además de las voces de los vendedores ambulantes, los vecinos con el equipo de sonido a todo volumen y hasta serenatas; conocimos hogares, familias enteras y hasta mascotas, que vinculamos a las clases, participando de manera dinámica y activa; siempre con un único objetivo, mantener LA ESCUELA VIVA.
Para acercarnos a nuestros estudiantes es necesario generar situaciones, actividades y aprendizajes
Sin duda alguna este repentino cambio generó en nosotros una nueva forma de ver la educación y a nuestros estudiantes. Comprendimos que para mantener LA ESCUELA VIVA no solo basta la experticia propia de nuestra labor, sino que enseñar va mucho más allá de trasmitir un
conocimiento ya escrito en un libro. Entendimos que el mejor método para acercarnos a nuestros estudiantes es generar situaciones, actividades y aprendizajes que estén a su nivel y envuelvan sus propios intereses, pero que a su vez les sirvan para ser ciudadanos del mundo; la escuela necesitaba un cambio y qué mejor que esta oportunidad para iniciar con él. Definitivamente el año 2020 nos marcó y nos trasformó. Creo profundamente que ningún docente que ame su labor continuará enseñando de la misma manera como lo venía haciendo, porque
nuestro principal objetivo es generar en nuestros estudiantes un deseo insaciable por aprender, por explorar, por desarrollar su pensamiento crítico y revolucionar la educación.
En varias oportunidades me han comentado que, a los docentes que laboran en el sector privado, “las cosas se les facilitan”, pues prácticamente tienen todos los recursos a la mano, y que demás la población escolar con la que interactúan es más favorecida, mientras que en el sector oficial interfieren cualquier cantidad de factores y situaciones. Sí, hasta cierta parte puede que ello sea real, pero también es real que para inspirar y crear solo necesitamos trasformar pensamientos, convencer a nuestros estudiantes, que son tan capaces como se lo propongan. Sembrar en ellos la semilla del conocimiento no significa desvincularlos de sus sueños, como dijo Walt Disney: “ Si lo puedes soñar, lo puedes crear”.
Que sea esta la oportunidad para hacer un llamado a todos y cada uno de mis colegas docentes a continuar innovando, creando y haciendo que en nuestros niños y jóvenes se acreciente el deseo por el saber, por preguntar, por indagar. Seamos los primeros convencidos y enamorados de la
importancia de nuestra hermosa labor, trasmitamos a nuestros estudiantes la alegría, el entusiasmo y la seguridad en todo lo que hacemos, recordemos que somos en muchos casos el único modelo que ellos tienen para seguir, porque ven en nosotros un referente de quien quieren ser o una inspiración para cumplir sus objetivos en el futuro.
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https://www.eltiempo.com/vida/educacion/coronavirus-caro-online-la-profesora-que-se-volvio-youtuber-493440
https://play.wradio.com.co/audio/4038817/
https://www.wradio.com.co/noticias/regionales/caro-online-la-profesora-que-se-volvio-youtuber-para-ensenar-ciencias-sociales /20200515/nota/4038817.aspx
https://www.eldiario.com.co/seccion-d/la-educacion-en-tiempos-de-pandemia-en-un-colegio-de-dosquebradas-las-clases-vituales-son-
cosa-del-presente/
