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Educando en el siglo XXI, la era de la colaboratividad

La era de la conectividad transformó radicalmente el trabajo docente, a la posibilidad de un perfeccionamiento continuo, se le sumó a una infinidad de recursos gratuitos y al alcance de todos, brinda un espacio único para crecer y crear en comunidad. Donde todos podemos ser aprendices y maestros a la vez. Educar a los hijos de la tecnología en su espacio natural, desde lo que aman y les motiva. Vivimos una era única, hacerla nuestra es imperativo... ¿Qué esperamos?

Pareciera que ha pasado mucho tiempo desde que, como profesores, éramos los responsables de transferir el conocimiento a nuestros alumnos, la época del pizarrón, de largos relatos, orgullosos “Llaneros Solitarios”. Aunque en realidad, no ha pasado mucho tiempo, es más, estamos recién comenzando y adaptándonos a la era colaborativa de la educación, la inclusividad, la existencia de múltiples recursos integrados a la docencia, estamos llenos de desafíos que nos permiten participar con nuestros alumnos en su desarrollo de capacidades y habilidades como nunca antes, nuestro desafío está lleno de oportunidades.

Nuestros alumnos tampoco son los mismos, han pasado por un cambio en lo comunicacional, conectividad y acceso a la tecnología que los hace únicos e impredecibles.

Con respecto a los nuevos modelos educacionales como Aprendizaje Basado en Proyectos, Educación Invertida, Estudio de Casos, etc., estos modelos existen desde hace décadas solo que la educación básica y media no los tenía considerados y ahora sí.

Pareciera que todo cambia, pero lo único que sigue inalterable es nuestro rol de guiar, motivar, adaptarnos a la tecnología, usar la conectividad y principalmente propiciar la colaboratividad, base de la validación y actuar de nuestros educados.

Tenemos que retomar el camino y adaptarnos a la conectividad que nos exige este mundo tecnologizado, ponernos al día, los hijos de la tecnología han pasado conectados mucho tiempo solos, ingresaron a Internet, se conectaron sin supervisión paternal ni docente y se llenaron de vicios. Hoy lamentamos estos vicios comunicacionales como el bullying, grooming y otros, pero seguimos reaccionando tardíamente; veo constantemente un desfile de profesionales de las áreas médicas, psicológicas, legales, orientadores familiares dando cátedras de cómo tratar este flagelo que conmueve a la familia y la educación, problema que debe ser principalmente tratado en casa y en el aula como acción preventiva y no post-problema en una consulta psiquiátrica.

Vivimos en un mundo tecnologizado, hiper-conectados en un total analfabetismo digital, ingresamos a la nube sin considerar las reglas del juego, el respeto, el derecho a la propiedad intelectual y vicios comunicacionales de todo tipo, comenzando por la sobrexposición a la que hemos expuesto a nuestros hijos.

Llevamos décadas de Internet sin que los colegios y entidades educacionales hayan considerado dentro de la docencia el alfabetismo de estas enormes carreteras digitales que mueven nuestro mundo. La ciudadanía digital es una condicionante, no puede ser que un joven se mueva por las redes sin entender que hay reglas, deberes y derechos, también descorazona ver tantos estudiantes de educación bá- sica con cuentas falsas en redes sociales sin control (siempre me hago la pregunta: ¿Le pasarías las llaves de tu auto a un menor de edad…?). En Internet no existe el “todo vale”, nuestro comportamiento ciudadano no es distinto a nuestras obligaciones como personas, en la conectividad y en nuestra vida normal, somos la misma persona.

La conectividad en la educación es un tesoro que recién estamos descubriendo cómo usar, cómo comunicar. La colaboratividad es el hecho esencial de nuestra generación. Esta ha sido una herramienta fundamental en la docencia, no me imagino liderar proyectos educacionales con mis alumnos sin consultar otras experiencias en el mundo. Somos uno solo, por lo que la fuerza de muchos ayuda a nuestro desempeño, esta publicación de Santillana es un ejemplo, está traspasando mi experiencia a miles y miles.

Los millones de recursos tecnológicos se multiplican exponencialmente, la conectividad entre nosotros también, la ventaja de estos recursos recaen en nuestros educados, no solo impulsamos el conocimiento, hoy más que nunca enseñamos a investigar y discriminar, validar, tomar decisiones, hoy nuestro objetivo es acompañar al ser humano y ayudar a desarrollar sus capacidades y habilidades, las que estas sean.

Recuerdo que uno de los actos más disruptivos para nuestros alumnos eran las temporadas de pruebas y exámenes, sufrían, pasaban horas tratando de memorizar, aún recuerdo mi época de trasnoche, con café y Coca Cola para mantenerme despierta, tenía mucho que estudiar (aun sucede), afortunadamente esto está cambiando, los países están jubilando las pruebas estándar de evaluación, estas tratan de clasificar conocimiento pensando que somos iguales y no lo somos, somos distintos con distintas habilidades y capacidades, hoy tenemos recursos como para guiar capacidades a una gran mayoría y desarrollar sus habilidades que conducirán su camino futuro.

Las herramientas evaluativas de la nueva forma de educar son integradoras, evalúan trabajo en equipo, integración social, desarrollan habilidades comunicacionales y expositivas en vez de un texto memorizado. En mis cuatro años liderando proyectos, solo puedo certificar que estos modelos representan un cambio de la tierra al cielo.

Me permito recomendar responsablemente el cambio, este cambio no es tecnológico ni tampoco dogmático, utiliza la colaboratividad y la investigación como su núcleo de transmisión de capacidades y habilidades para llegar al conocimiento.

Regularmente realizo muchas capacitaciones a lo largo de mi país, durante los fines de semana estoy en distintos colegios capacitando profesores al cambio, debo reconocer que no me gusta la descripción formal que se usa para clasificar “capacitación” porque lo que realmente hago es motivar y facilitar recursos, el cambio no es un tema de TIC ni tecnológico, obviamente contiene procesos y objetivos formales pero no es más ni menos que en lo que hemos sido formados como docentes, somos pedagogos y es lo que hacemos cuando encaramos estos nuevos procesos educacionales. Los hechos más enriquecedores de nuestros nuevos procesos es el desarrollo investigativo que desarrollamos, traspasas al alumno las habilidades investigativas, y sin lugar a duda que el segundo proceso enriquecedor es el proceso evaluativo en cada proyecto, la evaluación cambia de un promedio de notas por cada semestre a un proceso evaluativo con el alumno donde estás enfatizando o encausando habilidades y capacidades, enfatizando en su capacidad creativa y ejecutiva, es casi imposible repetir la desagradable experiencia de “te sacaste nota roja porque no estudiaste la materia”. En la educación actual un alumno no estudia una materia, vive una experiencia en pos de su desarrollo.

Educación colaborativa, inclusiva, participativa…

Pareciera que estoy buscando sinónimos de colaboratividad pero en educación se transforma en lo mismo y se da, gracias a distintos modelos educacionales que usamos.

En el fondo, colaboratividad es la acción de trabajar con otros para obtener un resultado, ocurre cuando dos o más personas u organizaciones trabajan en conjunto para realizar o alcanzar un objetivo. Este es el enfoque y en lo que hoy los docentes estamos orientados, el aula cambia radicalmente.

Este cambio no se produce por arte y magia o porque algún gurú iluminado lo impulsa, se da porque hay muchos factores que confluyen, se requiere una decisión política de las autoridades educacionales, la utilización de un modelo docente participativo y la utilización de millones de recursos educacionales que hoy están a un clic de distancia gracias a la tecnología, la conectividad e Internet en ese orden.

Estudios realizados por científicos especialistas en neurociencia concluyen que el aprendizaje de un niño se produce de maneras distintas dependiendo de la capacidad cognitiva de la persona, para los que vivimos en el aula esto es verdad absoluta, la vivimos a diario, cada alumno es distinto al otro, responde a distintos estímulos, motivaciones ante las cuales sus capacidades reaccionan de distinta forma, no como la conduce la educación estandarizada que hoy estamos abandonando.

Los modelos basados en la investigación y participación buscan en recursos multimedia el contenido que mejor permita la comprensión, motivación y por ende, el entendimiento de un alumno y no así su memorización.

Hoy en día la tecnología pone a nuestro alcance distintos formatos (cuadro adjunto), estos formatos permiten alcanzar un espectro enorme de capacidades distintas en cada alumno,

Si el objetivo de aprendizaje determinado para un quinto básico es el “Descubrimiento de América”, debo tener a disposición miles de formatos distintos en archivos multimedia lo que hace fácil para un docente lograr una buena comprensión de este objetivo. De la lista del cuadro adjunto, los recursos más recurrentes son los archivos-documentos de texto, infografías, mapas de cada viaje, videos en YouTube, Minecraft dentro de los recursos digitales y varios otros del tipo analógicos como recreaciones teatrales, legos, maquetas, etc. En los países asiáticos es cada vez más recurrente el uso de la robótica y la animación (anime) para niños a partir del Jardín Infantil o Kindergarten.

Por lo anteriormente expuesto, por Dios que es difícil entender comentarios en los medios de comunicación de políticos y opinólogos que livianamente piden prohibir el uso de la tecnología en el aula, que contradicción o que liviana son sus opiniones, no entienden que pedagógicamente es una fuente de contenido invaluable y que en un mundo teologizado es imprescindible que la educación cumpla su rol e incorpore tempranamente a su malla curricular la alfabetización digital y por ende tiene que educar ciudadanos digitales.

Cada vez que desarrollo un nuevo proyecto en clases mis alumnos invariablemente me sorprenden por su infinita capacidad creativa, el entendimiento al que llegan y cómo avanzan a pasos agigantados su capacidad comunicacional al exponer su trabajo. Estos chicos están en camino para liderar nuestro futuro.

Muchas Gracias a Ruta Maestra de Santillana-Colombia por la oportunidad de conectarme con mis queridos colegas colombianos y no olviden que la conectividad es la mejor herramienta para avanzar, quedo a disposición a través de mis redes y plataforma para cuando me necesiten, espero pronto poder leer y aprender de sus experiencias. Un abrazo a todos. RM

Marcela Momberg

Profesora de IB e Historia y Geografía, licenciada y pedagoga en Educación de la Pontificia Universidad Católica-Chile. Se ha especializado en Educación 2.0 con énfasis en manejo de recursos digitales en la educación. Autora del libro “Educando a futuros líderes”. Columnista en plataformas educativas. Ined21 de España, Scholartic Telefónica, IneveryCrea Twitter: @marcelamomberg

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