Contexto internacionalEdición 23

Innovación en las escuelas, año 2018

El planteamiento que hoy presento, se hace desde la experiencia de un colegio privado, el Colegio Virgen de Europa. Un colegio que, desde su fundación, estuvo vinculado a los movimientos de renovación pedagógica.

Hoy en día forma parte del Círculo de Calidad Educativa, asociación de centros privados que desarrolla una intensa labor tendente a compartir experiencias de innovación.

Desde nuestra fundación como asociación, los que estamos asociados en el Círculo de Calidad Educativa nos pusimos como uno de los objetivos principales mantener un observatorio permanente sobre las experiencias de transformación del sistema educativo. Viajamos mucho. Nos visitamos para observar los proyectos que desarrollamos, hacemos expediciones fuera, a Dinamarca, a Inglaterra, ahora nos vamos a Canadá. Hemos de estar atentos a lo que se hace. Observar los proyectos de innovación.

Pero hemos de advertir que:

La innovación es mucho más que una estrategia de ventas

Hay una estrategia de mercado que consiste en vender que el centro que se promueve es innovador, y ello obliga a estar atento a las tendencias y estar al día cuando llegan las modas pedagógicas. Y eso normalmente lleva a dejarse zarandear por ellas.

Es cierto que para los colegios privados estar al día es una cuestión crucial. Porque, en nuestro caso, los padres sí que tienen que elegir. Y también están atentos a las modas pedagógicas y se dejan llevar por ellas. Hemos de renovarnos, y no podemos estar encantados de conocernos, fosilizados en proyectos que fueron muy rompedores hace 30 años, pero la renovación debe hacerse guiada por una visión de futuro, por una idea clara de qué se quiere que sea el centro educativo que se promueve.

Algunos ejemplos. Llegan las pizarras digitales, y todo el mundo las pone, algunos llegan a declarar que queda desterrada la tiza y el rotulador, sin reparar en que su baja luminosidad obliga a oscurecer las clases o a que los niños se dejen los ojos.

Llegan las impresoras 3D y todos como locos a poner espacios maker, sin pensar en que previamente hay que formar a los profesores en su uso y en que hay que buscar un lugar para ello en las programaciones.

Llegó el aprendizaje cooperativo y todos a poner en sus folletos publicitarios que aplican esos métodos. Aunque muchos no supieran en aquel momento en realidad qué diferenciaba el aprendizaje cooperativo del trabajo en equipo.

Algún centro se pasó un año formando en mindfulness (meditación) a sus profesores, pero luego no han usado nunca esos conocimientos con los alumnos.

O el repentino interés por la metodología de proyectos, sin darse cuenta de que un proyecto no es proclamar un centro de interés, es estructurar de forma programada los contenidos de muchas materias para que converjan en un plan común de trabajo y eso no se hace en dos días.

Un amigo de CICAE, calificaba esta forma de innovar como “andar como pollos sin cabeza”.

Una larga historia de la innovación

Una larga historia de movimientos de renovación pedagógica en España ha planteado lo que, desde diferentes puntos de vista, podemos llamar un programa común que ya se podía encontrar en el ideario de la Institución Libre de Enseñanza.

  • Desaparición de la enseñanza puramente memorística,
  • participación de los alumnos en la vida escolar,
  • vinculación de la escuela a su entorno,
  • relación de confianza entre docentes y alumnos,
  • máximo respeto al niño,
  • clima de tolerancia y relación con las familias,
  • una educación activa, integral, armónica, gradual, co-educativa.

Este programa histórico todavía da para mucho, se puede decir que es un programa que está lejos de haberse implantado en las escuelas de nuestro país.

Empecemos por saber qué se espera de nosotros hoy en día

Lo que se esperaba de la escuela de los años 50 se esperaba por un lado que el conjunto de la población tuviera una formación muy básica. Leer, escribir, las cuentas básicas y poco más. Por otro lado, se buscaba seleccionar a los que mostraban un mejor nivel para ocupar puestos de dirección, gestión e ingeniería en la sociedad. Para ellos se programaba un bachillerato selectivo y una universidad para pocos 1 (en 1959 solo un 6% de cada generación iba a la universidad).

Está claro que los objetivos del sistema educativo fueron cambiando porque la sociedad iba demandando otras cosas del sistema educativo: el mundo del trabajo requería ya una formación básica más completa y especializada y una formación superior más numerosa. Además el sistema produjo una sobretitulación en la educación superior ya que las expectativas de ascenso social que generaba hacían que se prefiriese la busca de formación universitaria por encima de otras, aunque luego se ocuparan puestos que no requerían tanta capacitación.

Las demandas de formación que produce la sociedad son cambiantes, y las personas interpretan con un lógico desajuste lo que realmente precisa la sociedad, desajuste derivado de que la interpretación de lo que precisa la sociedad no es cosa fácil, ni automática.

Sea como fuere es claro que nuestras líneas de innovación deberían de ir por el camino que marquen las expectativas de futuro. O de las interpretaciones que seamos capaces de hacer.

La crisis del trabajo industrial produjo el envío masivo de personas al desempleo, dejando una masa de paro estructural con graves deficiencias de formación que casi imposibilitaban su reinserción laboral, hecho que aún sigue afectando al mercado laboral y que está amenazando la solvencia del estado al tener que hacer frente al crecimiento del número de parados de larga duración.

A partir de esos años, el nuevo analfabetismo no consistió en no saber leer, ni escribir, consistió en no haber logrado superar la ESO, teníamos una cuarta parte de la población de las nuevas generaciones que se podía incluir entre los nuevos analfabetos y que encontró hueco en la construcción y el crecimiento del sector servicios.

Hoy, la nueva ola de desarrollo tecnológico que se nos vuelve a venir encima, amenaza con invadir el empleo del sector servicios. La robotización llega a este sector y hoy no podemos cuantificar hasta dónde puede llegar su efecto en destrucción de puestos de trabajo.

En esta sociedad tecnológica el contenido de los estudios ya no debería ser el mismo, y quizá tampoco debería haber un único contenido de la educación para todas las personas. ¿Quién elige qué es importante saber en un mundo donde el conocimiento es tan inmenso, cambiante e inabarcable?

¿Es más importante conocer todos los textos constitucionales que se sucedieron desde 1812, o, a lo mejor, sería bueno saber algo sobre China y su cultura?, o sobre Japón. Sería mucho mejor todavía que hubiera muchas opciones a la hora de elegir programas de historia y geografía, tantos como los intereses de los alumnos.

¿Cuándo dejará de haber un poder que pretenda decidir qué tienen que saber todos su ciudadanos?, ¿cuándo dejarán de ser los contenidos de la enseñanza motivo para el debate ideológico sobre cómo se manipula a los ciudadanos desde el poder político? El respeto al alumno debería imponerse, él es quien debe construir su propio sistema de creencias, nosotros solo deberíamos acompañarle en su propio proceso de reflexión.

Sostendremos que cambian las demandas de la sociedad. Antes parece que en la enseñanza lo que primaba era la repetición de conocimientos adquiridos, la memorización no demasiado comprensiva y una actitud poco crítica (ser crítico aún para muchos profesores es ser molesto), con eso parecía ser más que suficiente.

Hay un proyecto histórico de renovación pedagógica que está por hacer

Sin miedo a ser muy simplista puedo describir el aula en la que las últimas generaciones han aprendido.

Un libro de texto que marca los contenidos y los ritmos del curso. Un profesor que comenta el libro y programa los ejercicios que este contiene. Deberes diarios para casa, y, claro está, la razón de que un alumno suspenda es “porque no trabaja en casa”. El examen consiste en repetir lo que se hizo en clase, y debe hacerlo sin poder disponer de información para realizar las tareas sobre las que se le evalúa. El contenido está en el centro de todo lo que se hace. Todo lo demás que pueda ser la educación en la escuela se consigue como por arte de magia, porque no está programado. Las habilidades sociales y la capacidad de comunicación, la creatividad, la capacidad de iniciativa, el equilibrio personal, los hábitos de orden y planificación…

El nivel, palabra sagrada del sistema, es la cantidad de conocimientos que los alumnos adquieren aunque no sepan qué hacer con ellos. Esa cantidad la decide el estado y la concretan las pruebas externas. No alcanzarla es tener mal nivel, ir más allá es subir el nivel. Como el nivel es una obsesión nos pasamos el año persiguiendo el inacabable temario para conseguir terminarlo. Un temario que incluye periódicamente nuevos aspectos sin eliminar otros tantos, y que hay que impartir en medio de un calendario escolar menguante 2 (normalmente no llega al mínimo de 175 días de clase que marca la ley, algunas normas no parecen ser de obligado cumplimiento) y con una jornada diaria cada vez más corta, esa que llaman intensiva. (los alumnos de primaria no llegan a recibir ni 780 horas reales de clase al año).

El espacio de la enseñanza es el aula, suelen ser todas muy parecidas, los alumnos habitan allí y se mueven poco, en muchos sitios no pueden ni salir al pasillo. Son aulas pequeñas. Solo dan para que el alumno esté quieto y sentado, y claro está, preferentemente escuchando.

Se programan pocas actividades porque son un engorro, los profesores piensan que asumen demasiados riesgos cuando salen a la calle con alumnos. Y, lo peor de todo, es que las pocas salidas que se hacen se toman más como un día de fiesta que como actividades de auténtico aprendizaje que complementan los contenidos de trabajo en el aula, es probable que tampoco los profesores sepan aprender de la realidad, normalmente ellos también aprendieron en los libros.

No insistiré en la crítica a un sistema que se mantiene fuerte en las aulas y que por más que las reformas educativas han intentado atacarlo no parece tener muchas fisuras.

Los movimientos de renovación pedagógica se atrevieron a poner en cuestión cosas como:

  • La reiteración periódica de los contenidos.
  • La importancia de los contenidos memorísticos.
  • El papel del profesor como protagonista y juez.
  • La desconexión entre las materias.
  • La evaluación basada en pruebas de memorización.

Y se atreven a promover

  • Aprendizaje por proyectos
  • Modelos cooperativos de trabajo en el aula.
  • Enfocar las materias que se imparten en el desarrollo de las habilidades y competencias.
  • Procesos de co-evaluación en los que el alumno participa y se hace consciente de sus mejoras.
  • Generar autonomía en los alumnos, no todo debe ser dirigido tan de cerca.

Y los más valientes llevaron a cabo cosas como:

  • Acabar con los horarios predeterminados e iguales para todos.
  • Desarrollar agrupaciones flexibles y basadas en otros criterios que la edad.
  • Insertar los procesos de aprendizaje en la realidad del entorno.

Hay, por tanto, cuentas históricas pendientes en la vida escolar. Un programa de renovación pedagógica que es anterior a la situación de transformación que nos espera y para la que tenemos que prepararnos.

Un programa de enseñanza activa, participativa e integrada en la comunidad que todavía tiene muchos proyectos de renovación que inspirar.

El futuro ya está aquí y ajustará cuentas con las escuelas que no se adapten

Los cambios que se avecinan nos dicen que hay que trabajar para un nuevo perfil del alumno que se deriva de los cambios en las demandas que la sociedad hace al sistema educativo.

Quienes han podido ir adaptándose mejor son los que trabajan dentro de países con sistemas educativos flexibles, sistemas que permiten a los centros que pongan en marcha sus propias experiencias de desarrollo pedagógico.

La unidad de innovación pedagógica es el centro educativo. El gran error de los estados que pretenden que se puede reformar un sistema educativo desde la promulgación de leyes, es creer que con eso basta. La capacidad de resistencia blanda de los que están cómodos con sus formas de hacer las cosas de siempre es mucho mayor que todo el poder coercitivo que, desde el Ministerio o las secretarías de educación territoriales, puedan desplegar para hacer cumplir sus normas. Uno de los ejemplos es el denodado esfuerzo por conseguir que se programe el desarrollo competencial en las aulas y no se ha conseguido ir mucho más allá del papel, de una documentación donde se señalan las competencias que se usan en cada tema, y como se evalúan los estándares de aprendizaje, pero el temario se sigue impartiendo igual.

Si verdaderamente se quiere que haya innovación en el sistema, ha de apoyarse decididamente a los que apuestan por proyectos de futuro y ha de relegarse a quienes no lo hagan. Eso es mucho más eficaz que creer que diriges la partida desde el poder y mueves las fichas dando por supuesto que se acatan tus decisiones.

Tony Wagner, una propuesta de transformación de los objetivos del sistema

Son muchos los que ya no hablan de reforma sino de transformación. Por ejemplo, el proyecto “Imaginal” de Tom Rudnik en Calgary (Alberta) habla de metamorfosis de las estructuras educativas.

La verdad es que una institución como la educación sostenida con fondos públicos con 7.6 millones de alumnos y casi 650.000 3 profesores se mueve con tal lentitud que si hay que esperar a que reaccione el conjunto del gigantesco paquidermo se nos pasarán todos los trenes. Tengamos en cuenta que más del 93% de la enseñanza en España está sostenida con fondos públicos, y, lógicamente, sometida al control estricto del Estado. Una transformación como la que hace falta no vendrá desde arriba, tiene que venir por iniciativa de los que perciben día a día que esta institución no responde a las expectativas reales que la sociedad tiene puestas en ella, vendrá de los que necesiten adaptarse a los nuevos tiempos para justificar su propuesta educativa.

El enfoque de Tony Wagner plantea que estamos ante un futuro en el que el trabajo tal y como lo entendemos va a ser cada vez más sustituido por la robotización que ya está creciendo en el sector servicios, como ya sucedió con la automatización de la industria. Y estamos ante un mundo en el que el mercado de trabajo estará globalizado y la información y el conocimiento fluirán sin barreras. Por tanto, lo que la escuela del futuro espera de nosotros es otra cosa.

Es ya muy conocida su propuesta denominada: “las destrezas de supervivencia para los jóvenes del siglo XXI” que paso a resumir, pero que están fácilmente accesibles en textos y conferencias en la Red.

Lo primero y fundamental es formar en el pensamiento crítico y la capacidad para resolver problemas. Es curioso que mi padre que murió el año pasado con 97 años repitiera constantemente lo mismo. “Enséñales a pensar“, eso es lo importante.

Por otra parte, se trata de enseñar a las nuevas generaciones a trabajar cooperativamente. Porque es como ya se está trabajando.

Sostiene también que en vez de matar la creatividad y la capacidad de iniciativa habrá que fomentarla. Un mundo que cambia con tanta rapidez necesita gente adiestrada y con imaginación y con una mente flexible. Gente capaz de actuar de forma pro-activa, de tomar la iniciativa.

Más que de memorizar la información se tratará de otra cosa: lo importante es “lo qué sabes hacer con lo que sabes”. O lo que es lo mismo un enfoque competencial.

Seguiremos necesitando gente que sepa escuchar y que sepa comunicar oralmente y por escrito

En suma, todo un programa de objetivos para la formación de las nuevas generaciones que es el que debería tener el peso central en los decretos de currículum, y hacer todo eso lleva mucho tiempo, tiempo que hay que quitar de otras cosas.

Es curioso que, aunque la ley vigente en España (LOMCE) contiene una clara definición de los rasgos del cambio de la sociedad 4 . Luego no se ve la coherencia de estas ideas con el posterior desarrollo normativo, sobre todo en el terreno de la generación de un auténtico margen de autonomía que permita diferenciarse en los contenidos de la enseñanza, en los métodos y en la organización escolar.

A muchos no nos quedó otra posibilidad que embarcarnos en modelos internacionales de aprendizaje que están poniendo en el centro estos aspectos, por ejemplo, cuando definen el perfil del alumno, ellos apuestan por formar alumnos: indagadores, informados e instruidos, pensadores, buenos comunicadores, y de mentalidad abierta; todas ellas características del modelo de objetivos que señala Tony Wagner. Y añaden otra dimensión ética que nunca debe faltar en las destrezas indispensables en una educación para el futuro. Se proponen formar alumnos íntegros, solidarios, audaces, equilibrados y reflexivos 5 .

Si tienen que cambiar los objetivos se debe producir una reestructuración de todo lo que debemos hacer.

La propuesta de transformación

Tiene tres aspectos: la reforma del currículo, el desarrollo de metodologías activas, y los cambios en la organización escolar.

Sobre la reforma del currículum.

En coherencia con lo ya dicho al referirme a las propuestas de T. Wagner, al perfil del IB y al preámbulo de la LOMCE creo que se debería considerar como referente básico y de carácter obligado el marco de referencia europeo de 2006, publicado como recomendación, ya que la UE no tiene competencias directas sobre los sistemas educativos nacionales, en donde se define el carácter central de un marco común para el desarrollo de competencias básicas en el alumnado europeo. En segundo lugar, y dado que las pruebas externas que ha multiplicado la LOMCE constriñen de forma clara la autonomía de los centros, creo que el nuevo pacto educativo debería dar marcha atrás, o, en su caso, hacer que las pruebas que controlan el sistema tengan un carácter estrictamente orientado hacia el desarrollo competencial, lo que empujaría su real implantación. En tercer lugar se debería continuar con la acertada política de permitir y convalidar enseñanzas amparadas por organizaciones internacionales que han comprendido claramente por donde debe ir evolucionando la enseñanza, y no solo se trata de convalidar el IB, como acertadamente se ha hecho, también el sistema de los 2000 colegios Waldorf en el mundo, o los programas del Bachillerato Europeo, por poner solo algunos ejemplos.

Para trabajar de otra manera el currículum, los centros que podríamos considerar como experimentales deberían poder: organizar su calendario anual con libertad, programar los tiempos dedicados a la docencia sin restricciones de materias, aulas, horarios. Capacidad para ordenar la secuenciación de los cursos en función de los objetivos del propio proyecto. Capacidad para agrupar a los alumnos en función de criterios diferentes a la edad.

Los cambios metodológicos

Ya hemos insistido en que no son nuevas todas las propuestas de renovación que aquí se mencionan, más bien al contrario, algunas tienen más de un siglo.

En lo que respecta a los métodos, se puede decir que hay muchos caminos que están inspirados por los principios de la enseñanza activa y que elegir unos y otros depende de las prioridades y procesos de innovación que los centros avanzados tengan en curso.

El piano se toca con todos los dedos, que nadie crea en soluciones milagrosas. Podemos hablar de una combinación de:

* Trabajo con programas que enseñan a pensar, como los de Lippman, de Bono, Perkins, o Carlos Yuste.

* Métodos colaborativos o cooperativos de aprendizaje. Como los de los hermanos Johnson, Spencer Kagan, Robert Slavin.

  • Metodologías de proyectos como las unidades de indagación del PYP, las aventuras de aprendizaje de Rudnik, o el proyecto PRIMAS de la universidad de Utrecht para el uso de esta metodología en las áreas científicas.
  • Estrategias de programación basadas en el entrenamiento de desempeños observables para formar en habilidades y competencias.
  • Estrategias de trabajo de habilidades sociales, como los programas de mediación, o como el proyecto Kiva de la universidad de Türkü (Finlandia)
  • Estrategias de entrenamiento de las funciones ejecutivas en Educación Infantil y Primaria, o de entrenamiento en la meditación.
  • Estrategias de tutoría basadas en los modelos de entrenamiento en Educación Física o en la PNL.
  • Modelos alternativos de evaluación basados en la participación del alumno en el proceso, en la estandarización de rúbricas, cuestionarios, dianas.
  • Métodos para desarrollar la estructuración de la información a través de mapas mentales y organizadores gráficos.
  • Como no, el uso de las posibilidades de acceso y manejo de la información de la Red, las posibilidades de evaluación, gamificación, programación que se abren hacen que este último punto cobre una importancia relevante.

Y un largo etcétera, cada centro establece sus prioridades, pero el enfoque es semejante. Una enseñanza activa que fomente la autonomía y la integración del alumno.

Consecuencias de la innovación sobre la organización escolar

  • Apostar por las aulas de materia y por la especialización de los profesores tanto en primaria como en secundaria.
  • Moverse cada hora ayuda a recuperar la capacidad de atención, especializar las aulas ayuda a motivar y a dotarlas de los recursos específicos necesarios.
  • Una organización de las sesiones de trabajo adaptadas a los ciclos de atención propios de cada edad. Buscando planificar la variedad en el aula. Buscando conectar con todos los estilos de aprendizaje presentes en el grupo.
  • Promover una relación positiva de aprendizaje, evitando los climas sancionadores en los que la amenaza y el castigo tienen un papel importante.
  • Generar motivación intrínseca hacia el conocimiento, más que el estudio por la búsqueda del resultado. Utilizando el medio, aprovechando la disposición de los compañeros, generando situaciones que favorezcan la ruptura de la rutina.
  • Dar un papel al tutor como entrenador que acompaña los procesos de formación y aprendizaje más que como juez o mero responsable de los procesos de calificación.
  • Flexibilizar la vida escolar para fomentar la autonomía progresiva de los alumnos y la adaptación a los perfiles diferenciales.
  • Permitir la organización flexible de los tiempos para, talleres de corta duración, proyectos interdisciplinares, o procesos reales de investigación, abrir tiempos para la iniciativa y la solidaridad.
  • Crear espacios de trabajo que no tienen que ser aulas, en donde se fomenta el trabajo personal.
  • Garantizar la accesibilidad en todo el centro a puntos de información conectados a la Red.
  • Promover un clima que propicie que el centro sea una comunidad de aprendizaje que va mucho más allá del horario escolar y sus calendarios 6 .
  • Promover el ejercicio físico diario como forma de activar a los alumnos para las tareas de aprendizaje.
  • Programar adecuadamente los descansos, huyendo de la jornada comprimida, en la que parece que tanto profesores, como alumnos están deseando huir del centro educativo.
  • Programar una real adaptación de los centros a la variedad de perfiles de los alumnos. Atender las dificultades y subsanarlas cuando se revelan.
  • Fomentar una cultura de la autoevaluación, que implique al alumno en una percepción correcta de sus procesos de mejora.

En Boadilla del Monte,Madrid, España a 14 de enero de 2018

 

  1. Solo un 6 % de la población entre 18 y 23 años estaba matriculada en 1959 en las aulas de las universidades de toda España (170.602) eran los años en que mis padres estudiaban. Un 6% de los 2.6 millones de personas que tenían esas edades. Cuando yo estudiaba en el año 1975 un 15% de los de mi edad accedíamos a estudios superiores (468.526), En 2014 casi un 30% emprende estudios universitarios (1.561.123)
  2. El curso oficial que marca la Ley debe durar 175 días (no siempre se cumple), 4,5 horas al día en educación primaria (cuando no son períodos de 50 minutos). Eso nos da 787,5 horas al año como máximo. Que se tienden a impartir en jornada comprimida de mañana.
  3. Restamos aquí los más de 534.000 alumnos y los aproximadamente 45.000 profesores de la enseñanza privada en todo el país. Datos y cifras, CURSO ESCOLAR 2017-18. MECD. Pdf en la Red
  4. Preámbulo de la LOMCE apartado IV Las habilidades cognitivas, siendo imprescindibles, no son suficientes; es necesario adquirir desde edades tempranas competencias transversales, como el pensamiento crítico, la gestión de la diversidad, la creatividad o la capacidad de comunicar, y actitudes clave como la confianza individual, el entusiasmo, la constancia y la aceptación del cambio. La educación inicial es cada vez más determinante por cuanto hoy en día el proceso de aprendizaje no se termina en el sistema educativo, sino que se proyecta a lo largo de toda la vida de la persona.
  5. Ver perfil del estudiante IB. http://www.ibo.org/es/benefitsof-the-ib/the-ib-learner-profile/
  6. Ideas ya expuestas en la presentación que realicé en el curso de Verano de la UIMP , Valencia, julio 2017 organizado por la Fundación Trilema.

Enrique Maestu

Director del Colegio Virgen de Europa. Es licenciado en Historia, con especialización en Arte y luego en Geografía por la Universidad Autónoma de Madrid. Actualmente es presidente de CICAE y trabaja incansablemente por la mejora del sistema educativo español. @colegio_CVE

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