Edición 19

La magia de educar con pertinencia y competencias

Cambios culturales, tecnológicos y sociales requieren una adaptación que impacte positivamente la sociedad. Qué hacer, para qué y cómo; es fundamental para no quedar fuera de contexto con la realidad del entorno. La educación es el medio para dinamizar estos fenómenos y los educadores, debidamente formados, los ejecutores.

La enseñanza literaria: el jardín de senderos que se bifurcan

Actualmente vivimos cambios permanentes en todos los niveles. Estos se dan en cualquier lugar del planeta e impactan de alguna manera, nuestro entorno cercano e influyen de cierto modo en el diario vivir de cada uno de nosotros. Los avances en las tecnologías de la información y la comunicación hacen que estas transformaciones se conozcan, implementen y afecten, en mayor o menor

escala, la cultura de todos los países. Desde luego este impacto se da y refleja en las personas. La rapidez con que llegue y la distorsión con que se apropie el conocimiento y el impacto de las mismas, puede causar beneficios o problemas. Este fenómeno se maximiza o minimiza de manera positiva o negativa, en la medida en que la educación logre empoderar a las personas de los conocimientos.

El entorno de la educación

En la economía del conocimiento es de todos conocido la importancia de la educación, como elemento de crecimiento a nivel personal, académico y laboral de todos y cada uno de los ciudadanos colombianos. Esta debe ser de calidad, entendida como la pertinencia del conocimiento transmitido que permita su articulación con el sector real de la economía y la sociedad, que dote a los educandos de competencias del saber y del ser; para ser mejores seres humanos, que sean más felices, motivados al emprendimiento y creación de nuevas e innovadoras formas de hacer las cosas. Todo basado en un saber que se actualice y mejore de manera permanente.

Desde la primera infancia hasta alcanzar la media y luego ir a la superior, todas estas etapas educativas deben ser armónicas, equilibradas y complementarias entre sí para no dejar vacios que limiten una educación integral y adecuada. Estos insumos o bases para poder aprender, adquirir y crear conocimiento, se reciben desde la primera infancia y se posicionan de mejor manera si las personas reciben afecto, alimentación y la correspondiente motivación desde etapas tempranas. Más tarde, no se adquieren de igual manera.

Una buena educación da al país un desarrollo social y económico acorde a las necesidades de la actual globalización y circunstancias.

Existe una permanente búsqueda en el mejoramiento de la calidad de la educación escolar por parte del Gobierno, los educadores, los padres de familia y los empresarios con el fin de obtener un cambio y mejoramiento social y económico.

Es el momento para que las organizaciones educativas asuman el reto de liderar la creación de la sociedad que queremos tener y de proponer el modelo educativo para lograrlo.

Por lo anterior, los animo a ser parte de las personas que hacemos que las cosas pasen y no solo de aquellas que ven las cosas pasar.

¿Para qué educar?

Sin duda alguna el principal objetivo de la educación es “educar para la vida”. El dar a las personas conocimientos, capacidades, habilidades, calidades y cualidades, es sin duda la mejor forma de empoderar a las personas para que busquen una vida feliz, digna y autónoma. Permite a las empresas, como medios de producción y fuentes de trabajo, no solo tener un capital físico y el cambio tecnológico como factores de crecimiento económico (Solow, 1956) sino que existan otros elementos, los cuales motivan la creación de capital humano como factor de producción, crecimiento social y económico (Becker, 1993).

El trabajo es uno de los fines fundamentales de la educación al dotar de capacidades y competencias a las personas para que puedan tener una vida y un empleo mediante el cual puedan realizarse y recibir un ingreso digno para su manutención y el de su familia. Mediante el trabajo efectuado, desarrollan y ejecutan su misión ante la sociedad y al mismo tiempo se integran a ella.

¿Qué tipo de educación es requerida?

Es necesaria una educación de calidad que contenga los elementos demandados por el entorno y la formación en competencias que necesitan los estudiantes para ser personas de bien, felices y dotadas de capacidades y habilidades que les permitan desempeñarse durante la vida de manera adecuada social, laboral y personalmente.

Es importante entender la diferencia entre educar, enseñar e instruir (Machean, 2011), para así identificar las diferentes formas de transferir conocimiento.

El enseñar le transmite a una persona conocimientos, saberes, ideas o experiencias que esta no tiene, con el objetivo de que las comprenda y haga uso de ellas. Este se realiza de acuerdo a normas y principios establecidos como son: el modelo pedagógico, el syllabus, plan de estudios, etc. en el colegio, los institutos y la universidad.

El educar comprende el desarrollo de facultades morales e intelectuales de una persona para que aprenda a ser (integridad), a estar (interrelaciones) como competencias generales, a hacer (metodologías), saber (conocimientos) y emprender (ejecución) como competencias específicas (Boyatzis, Goleman, & McKee, 2002). Todas las anteriores como saberes esenciales que pretenden dar a la persona una formación integral, enseñarle a vivir, sobrevivir y a convivir con los demás. Los ejecutores de esta labor son: la familia en la casa, en la empresa y la sociedad principalmente mediante el ejemplo.

El instruir comprende la transferencia de un saber especializado que abarque solo un campo del conocimiento para que sea aplicado de manera inmediata, puntual y repetitiva haciendo énfasis en el hacer. Esta labor la ejecutan los institutos técnicos y las instituciones de educación continuada.

Lo anterior nos lleva a concluir que debemos enseñar, educar e instruir simultáneamente.

¿Quiénes son los responsables de efectuar estas actividades formativas?

Sin duda alguna son los educadores y existen diferentes tipos: los padres o tutores en casa, los profesores en la escuela; y en otro nivel, los líderes, los amigos, los personajes reconocidos, etc.

La definición de educador indica que es aquella persona que ejerce acciones de educar, por lo cual está muy vinculada a los maestros de colegios, institutos y universidades quienes transfieren capacidades intelectuales y morales en una persona.

¿Qué tipo de educadores son los requeridos?

Las personas encargadas de la ejecución de las acciones y actividades mencionadas son los funcionarios del colegio de los diferentes niveles y áreas quienes, según sus funciones, deben poseer las competencias requeridas.

El tema educativo, conlleva a que los educadores tengan las habilidades, destrezas, capacidades y conocimientos que les permitan acompañar a los alumnos, ya sea, mediante labores pedagógicas o desempeñando cargos directivos relacionados con la gestión de la entidad.

Estas aptitudes a su vez generan en los educadores comportamientos valiosos que transmiten a sus alumnos. Se trata de establecer procesos de aprendizaje mutuo entre educador y estudiante, fundamental para crear relaciones entre ellos. Estas relaciones conducen a un mejor aprovechamiento por parte del alumno de todos los elementos recibidos del educador, además de incrementar sus capacidades relacionales con los demás.

Los espacios libres dan la oportunidad al educador de conocer al estudiante y su forma de ser; cómo aprende, qué le interesa, cómo desarrolla y aplica sus diferentes inteligencias múltiples y así, facilitar los procesos educativos, en particular, en la relación entre alumno y educador (Gardner, 2008).

Se requieren educadores con competencias necesarias para el siglo XXI que formen jóvenes para el futuro.

Diferencia entre habilidad, destreza y competencia

Aquellas personas que tienen la habilidad para desarrollar algo muestran la capacidad de hacerlo correctamente y generalmente con facilidad. Usualmente, se debe a que poseen cierta aptitud física.

La repetición, experiencia y habilidad para realizar determinadas actividades, otorgan a las personas una destreza que les permite hacerlo más fácil y rápidamente, de manera mecánica e incluso inconsciente.

La competencia implica tener la habilidad, la aptitud, el talento, los valores y el saber necesarios para desarrollar algo.

Competencias del educador del siglo XXI

El siglo XXI ha traído cambios importantes en la vida de las personas, que exigen que la educación también evolucione, dejando atrás la simple trasmisión de conocimientos para ser repetidos por los

estudiantes. Hoy es necesario que los estudiantes desarrollen competencias que les permitan encarar los retos de un mundo globalizado de manera cambiante y con capacidad para hacer un uso acertado de los conocimientos y así contribuir a la construcción de una sociedad más igualitaria y respetuosa, basada en comprensión, tolerancia y aceptación de la diferencia y la diversidad.

Por esto es fundamental que los educadores del siglo XXI cuenten con las competencias educacionales, personales y administrativas que permitan enfrentar los retos de la globalización haciendo instituciones más competitivas, productivas y sostenibles en el tiempo.

Existen múltiples formas de clasificar las competencias. Aquellas que todos debemos tener definidas como las básicas, otras llamadas transversales, son las comunes a varias ocupaciones permitiendo el desempeño en diferentes disciplinas, y otras que van de acuerdo con las necesidades puntuales de las personas y se conocen como específicas o especiales.

De acuerdo con el proyecto DeSeCo realizado en el año 1999 por parte de la OCDE – Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico – plasmado en el documento Defininig and Selecting Key Competences (OCDE, 2001), las competencias básicas se establecen y definen de acuerdo con la fijación de algunos requisitos previos (Gimeno Sacristán, 2008). Estos requisitos se agrupan en tres categorías generales de competencias:

* Interactuar en grupos heterogéneos. Para desarrollar y crear competencias relacionales con otros, cooperar, manejar y resolver problemas conjuntamente.

* Actuar de manera autónoma. Creando y desarrollando habilidades para ejecutar proyectos independientemente.

* Utilizar recursos de manera interactiva. El manejo del lenguaje, símbolos y el manejo de la información y la tecnología.

Otras clasificaciones menos técnicas indican el objeto de las habilidades esperadas. Entre ellas, la que las agrupa en habilidades duras y blandas. Las habilidades duras, son aquellas obtenidas mediante el conocimiento adquirido académicamente en programas de educación formal e informal, a diferencia de las habilidades blandas, que se relacionan con los valores, actitudes, carácter y la personalidad. Entre estas últimas se encuentran las comunicativas, colaborativas, trabajo en equipo, interdisciplinariedad y en general los valores especialmente los de respeto y ética.

Es fundamental que los educadores del siglo XXI cuenten con las competencias educacionales, personales y administrativas que permitan enfrentar los retos de la globalización”

¿Cómo lograr una mejor educación?

Una educación de calidad tiene diferentes visiones y posiciones. Demanda ciertas capacidades, habilidades y competencias de los educadores para que los estudiantes se apropien del conocimiento y de las habilidades blandas mencionadas. Posteriormente se definen objetivos, estrategias y tácticas para alcanzar lo deseado. La calidad es un concepto integral y dinámico adaptable a las realidades del mundo y las necesidades del entorno. No debe limitarse a aspectos de rendimiento académico sino que debe incorporar la trasmisión de competencias que formen un mejor ser humano.

Otro elemento importante a conseguir es el fortalecimiento y empoderamiento de competencias laborales y personales en los educadores aportando estas al mejoramiento de la competitividad en todas las áreas funcionales de la institución como son: la administrativa, la financiera, la comercial y la operativa. Esto conducirá a la sostenibilidad de la institución.

El mejoramiento de la educación, y en especial la calidad de la misma es un proceso permanente y complejo en el cual debe armonizarse con todos los actores o grupos de interés.

Sistema educativo requerido

En los colegios, deben formarse estudiantes con las competencias y el conocimiento requerido para un mundo globalizado y no limitarse solo a dar información para memorizar y luego olvidar. Deben formarse estudiantes con competencias en comprensión de lectura, razonamiento lógico, creatividad, innovación, autonomía, manejo de tecnologías, etc.

Los sistemas o métodos de evaluación deben ser pertinentes y validar si los estudiantes se apropian y se empoderan de las destrezas, conocimientos y habilidades deseadas para ser aplicadas posteriormente.

“La familia es base de la sociedad y el lugar donde las personas aprenden por vez primera los valores que les guían durante toda su vida”Juan Pablo II

Personas sin valores hacen sociedades que no tienen sentido. Sin duda alguna, la base de la sociedad es la familia y es desde allí donde se conforma esta. Podemos recordar frases tan importantes y mencionadas como la que dice: “La familia es base de la sociedad y el lugar donde las personas aprenden por vez primera los valores que les guían durante toda su vida” (Juan Pablo II).

Permanentemente somos condicionados a actuar y ser, de acuerdo a parámetros establecidos por alguna instancia. Sin embargo esto coarta de alguna manera nuestra libertad de ser y de actuar libremente de manera responsable y reflexiva. Es importante mantener esa independencia, la cual se puede lograr mediante el “florecimiento de la mente”, esto implica el cultivo de esta, del corazón y del cuerpo de manera integral (Krishnamurti, 2007).

Luego, de acuerdo a los deseos y posibilidades de cada persona, podrá ir a la formación laboral donde se dotará al estudiante de capacidades y competencias que le permitirán ejecutar un trabajo de manera más competente y calificada.

Aquellos que quieran y cuenten con los medios económicos podran acceder a la educación terciaria universitaria, tecnológica o técnica profesional en las instituciones respectivas y en algunos casos enlazarse para efectuar ciclos propedéuticos o continuos.

El modelo funcional a ejecutar

La educación, al igual que cualquier sector económico, requiere de transformaciones permanentes y uno de ellos es ajustar sus acciones de manera conjunta e interinstitucional para lo cual se propone el modelo de la Triple Hélice (Etzkowitz, 2002). Este modelo espiral de innovación expresa la relación Academia-Empresa-Estado/AEE como iguales independientes, pero que se articulan para capitalizar el conocimiento y recursos de cada uno de manera aplicada.

Instituciones educativas con mentalidad y estructura empresarial

El cobrar, promocionar o divulgar productos o servicios sociales básicos (salud, educación, bienestar…) es percibido como una acción mercantilista y calificadas las entidades que lo hacen como tales y con ánimo de lucro. Sin embargo, toda organización debe ser sostenible económica, social y ambientalmente en el tiempo o caso contrario, desaparece. Esta es la principal razón para que su administración y gestión se ejecute usando criterios y teorías administrativas utilizadas en cualquier empresa y las cuales son generadoras de valor. Todas las empresas tienen áreas funcionales administrativas, financieras, comerciales y de operación. Cada una debe interrelacionarse con las otras a fin de tener un desarrollo armónico.

Es así como utilizando una planeación estratégica, mediante cualquiera de las metodologías vigentes, fija un derrotero o rumbo claro a seguir. Este proceso contempla la fijación de objetivos a conseguir en un período, fijación de estrategias, tácticas y metas, así como un responsable para su ejecución.

En resumen, el objetivo de los educadores del siglo XXI es formar hombres integrales, responsables y honestos, los cuales tengan un desarrollo adecuado de su inteligencia mediante el empoderamiento del conocimiento para su posterior aplicación en la sociedad y beneficio de la misma. Para el logro de esto los educadores deben contar con las competencias requeridas; ya sea para impartir conocimiento y valores a los estudiantes o para ejercer actividades de gestión en la institución educativa.

 

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