Por eso, este número de Ruta Maestra toma su tí- tulo del libro de Francisco Imbernón Ser docente en una sociedad compleja (Graó, 2017) y hace una revisión de la compleja tarea docente “laboriosa, paciente y difícil. Mucho más de lo que la gente cree y muchísimo más de lo que piensan los políticos”, como afirma el propio Imbernón. La docencia no es efectivamente una tarea sencilla. Es una actividad incierta, contextualizada y construida siempre en respuesta a las particularidades de la vida diaria en las escuelas y las clases (Carlos Marcelo, 2001). En lugar de ser la fuente central de conocimiento, el docente en este siglo tiene que ser un experto que guía, crea curiosidad y aprovecha todas las oportunidades para explorar intersecciones entre disciplinas. Debe ayudar a fomentar habilidades como pensamiento crítico, colaboración en equipo, comunicación por diferentes medios y creatividad. Siempre con la meta de crear más capacidad de automanejo en sus alumnos, el docente de este siglo fomenta la curiosidad y la capacidad de buscar respuestas. Deja que se frustren sus estudiantes y, así, aprendan a sobrepasar sus frustraciones y mejorar sus colaboraciones por medio de práctica y reflexión.
Los estándares ISTE para docentes (ISTE, 2017 https://www.iste.org/standards/for-educators) pueden sin duda contribuir a crear una hoja de ruta que permita hacer que los estudiantes se empoderen de su propio aprendizaje. Estos estándares, que nos han ayudado a determinar los temas y colaboradores de este número de Ruta Maestra, permiten a los maestros profundizar en su práctica docente como aprendices durante toda la vida, promueven la colaboración con otros maestros, retan a repensar los enfoques tradicionales y a preparar a nuestros estudiantes para ser autónomos en su aprendizaje. Los estándares ISTE exigen a los maestros que tomen un papel activo, pero restringido, en el proceso de aprendizaje de sus estudiantes, con el objetivo de conseguir que dichos estudiantes puedan adaptarse a una enorme variedad de problemas en lugar de resolver problemas específicos con la misma solución. Por otra parte, los estándares ISTE promueven un docente como ciudadano de un mundo global, diseñador de entornos de aprendizaje personalizados en función de las características y necesidades de sus estudiantes, y consciente de la importancia de los datos a la hora de generar dichos entornos.
En definitiva, se trata de que los docentes tomen un papel activo no solo en el proceso de aprendizaje de sus estudiantes, sino de que desarrollen aquellas habilidades que aseguren un proceso de cambio en la educación, que les otorguen un mayor protagonismo en su función y en el refuerzo de su presencia pública. Solo de esta manera, generándose desde dentro para desarrollar su propia cultura innovadora, incidiendo en la estructura organizativa y profesional, implicando al profesorado en un análisis reflexivo de lo que hace los cambios quieren tener una incidencia real en la vida de los centros han de generarse desde dentro para desarrollar su propia cultura innovadora, los cambios tendrán un impacto real.
Una visión tejida, entramada de las realidades multidimenionales de la educación y de sus actores como sujetos aprendientes perpetuos
Así es Rodrigo, por eso te invitamos a que compartas este gran artículo con todos tus amigos y compañeros que estén interesados en el tema. ¡Feliz día!
Excelente articulo, fundamental en los cambios y transformaciones que se están experimentando; fundamental para ser compartido. feliz día. muchas gracias
Así es Germán, por eso te invitamos a que compartes este gran artículo con tus amigos y compañeros que les interesa el tema. ¡Feliz día y una gran abrazo!