José María Arizmendiarrieta, impulsor del mayor grupo cooperativo del mundo –la Corporación Mondragon–, decía al referirse a los estudiantes de la Escuela Politécnica, en los años 60: “¿Son estudiantes que trabajan o trabajadores que estudian?”.
Hoy en día, en un contexto social que enfrenta retos distintos, este dilema es una de las claves que fundamenta el concepto de “Laboratorios de Aprendizaje en Equipo” que desarrollamos en Teamlabs, en el que jóvenes trabajan en sus propias empresas a la vez que realizan un grado universitario oficial: LEINN, Liderazgo Emprendedor e Innovación, de la Facultad de Empresariales de Mondragon Unibertsitatea.
Un grado en el cual el proceso académico se entreteje con la labor emprendedora del alumnado, a quienes denominamos Leinners, dándoles una identidad propia en la que, desde el primer día, dejan de ser solo estudiantes para convertirse en emprendedores(as) en equipo, ciudadanos(as) globales y agentes de cambio e innovación.
La controversia sobre trabajar y estudiar simultáneamente enfrenta a quienes opinan que beneficia a la madurez del estudiante al enfrentarse al mundo real y quienes, por contra, consideran que resta tiempo para obtener un buen rendimiento académico.
El estudiante que trabaja durante la etapa educativa desarrolla competencias como disciplina, confianza y contactos, incrementando cualidades como experiencia, ética laboral y capacidad de trabajo bajo presión y en equipo.
En su contra, trabajar al mismo tiempo que se estudia, requiere un doble esfuerzo, con el riesgo de restar atención a los estudios y a las calificaciones. Unas notas altas demuestran constancia, dedicación, disciplina, administración del tiempo y organización.
Hasta hace unas décadas, estudiar y trabajar era sinónimo de una posición económica apretada en la que el estudiante tenía que contribuir al sustento familiar. Una situación mitigada para una parte de la sociedad que, hoy en día, nos vemos impulsados a querer darles a nuestras hijas e hijos las facilidades que nosotros no tuvimos.
Sin embargo, estas facilidades que brindamos chocan con la realidad de un mercado laboral en el que un título y buenas notas ya no son suficientes; es necesario mostrar evidencias que permitan identificar a futuros empleadores que han adquirido las capacidades indispensables para hacer un buen papel en las organizaciones del siglo XXI.
Encontrar el balance entre trabajar y estudiar es la reformulación que planteamos en los Laboratorios de Aprendizaje en Equipo de la red Mondragon Team Academy (MTA).
Teamlabs colidera, junto a la unidad de emprendimiento de la Facultad de Empresariales “Mondragon Team Academy”, los laboratorios de Barcelona y Madrid, una fórmula universitaria innovadora que permite tener un entorno emprendedor urbano, de vanguardia y cosmopolita, para que las empresas de aprendizaje que se crean en el grado puedan iniciarse en el mundo laboral real, con clientes, retos, dinero, socios y productos reales.
Un sitio en el que adquirir experiencia laboral y desarrollar las habilidades profesionales fundamentales para el contexto profesional que viene: autonomía, independencia, madurez, disciplina y seguridad en uno mismo.
Ciertamente, la práctica continuada durante cuatro años y la experiencia vivida en entornos cambiantes permite a cada Leinner —una vez que concluye el grado de 4 años de duración— ser un profesional con seguridad en sus propias capacidades, desarrolladas mediante la práctica laboral sin simulaciones ni intermediación de personas adultas.
Entrenan la toma de decisiones en equipo, ensayan más de mil horas de diálogo con sus equipos, practican la argumentación con decenas de visitas a clientes a puerta fría, y aprenden a aceptar responsabilidades, a tomar las riendas de su propio interés por aprender y formarse.
LEINN es un programa no infantilizante en una ‘sociedad con una preocupante tendencia al sobreproteccionismo parental, con padres “helicóptero”’, según señala la exdecana de Stanford, Lythcott-Haims. Tanto clientes, como colaboradores o socios no tienen miramientos con los Leinners. Son personas adultas, tratadas como tales y, en consecuencia su comportamiento y respuesta es adulta, madura.
Trabajar y estudiar en LEINN no es fácil. Las complicaciones del día a día como emprendedores, sumadas a la complejidad social actual, que tratan de abordar con sus proyectos, son grandes retos que implican extraordinarias dosis de pasión y esfuerzo diario.
También el rol de la familia en un grado como este es fundamental para poder inspirar y apoyar, retar y motivar, con el conocimiento que madres y padres tienen de sus hijos e hijas: esencial para descubrir su vocación, para reforzar el sentido de responsabilidad y estimular para apuntalar su autoestima.
Ética laboral.
El principio del trabajo
La única forma de enseñar el valor del trabajo, es impulsar a cada Leinner a vivir dicho valor. Trabajar les ayuda a entender el esfuerzo que requiere la vida adulta, ejercitando el desarrollo de la autosuficiencia emocional y económica.
Perder el miedo a equivocarse y aprender rápido de los errores es otra capacidad fundamental que adquieren los egresados de LEINN. La emancipación de los jóvenes hoy consiste en hacerse capaces de transitar la incertidumbre del nuevo mundo.
Al concluir sus estudios llevan 4 años inmersos en el mundo laboral y cuentan con una red de contactos profesionales que les permite tener acceso a oportunidades de trabajo, ya sea por cuenta propia o por cuenta ajena.
El grado LEINN actualmente cuenta con más de 900 jóvenes matriculados en alguno de los 9 laboratorios donde se imparte: Madrid, Barcelona, Irún, Oñati, Bilbao y Valencia (España), Querétaro, Puebla (México), y Shanghai (China); y 400 egresados de las siete promociones que han salido. Cabe resaltar que el 35% de los egresados han creado o están creando una startup y el 50% desarrolla proyectos de intraemprendimiento e innovación en empresas existentes.