Tomado de www.unicef.org “Cuando la educación no entiende de fronteras. Cada día, casi 3.000 niños cruzan a pie el puente que separa Venezuela y Colombia para no perder un solo día de clase”. Publicado el 32 de mayo de 2019 en https://www.unicef.org/es/historias/cuando-la-educacion-no-entiende-de-fronteras
Cada día, casi 3.000 niños cruzan a pie el puente que separa Venezuela y Colombia para no perder un solo día de clase.
El trajín diario de alistarse para ir a clases es un ritual conocido para familias de todo el mundo. Sin embargo, es poco habitual que el itinerario comience antes del amanecer y aún más inusual que el trayecto para ir a la escuela implique viajar a otro país. Así es como comienza el día para casi 3.000 niños que cruzan diariamente el Puente Internacional Francisco de Paula Santander de Venezuela a Colombia para poder seguir yendo a la escuela con normalidad y jugar con sus compañeros colombianos.
El puente fronterizo está cortado al tráfico así que la única manera de cruzarlo es a pie. Durante la época de lluvias, los estudiantes deben atravesar cerca de 250 metros bajo el agua con sus uniformes y mochilas. Las personas con discapacidad lo tienen más complicado todavía.
Los niños a menudo utilizan plásticos y lonas que encuentran en su camino para cubrirse de la lluvia durante el tránsito por el puente que conecta las ciudades de Cúcuta en Colombia y Ureña en Venezuela.
Casi 10.000 niños y adolescentes venezolanos están matriculados en algún colegio de Cúcuta. Uno de cada cuatro reside en Venezuela y debe cruzar la frontera cada día para no perder clases.
17 autobuses del Ministerio de Educación de Colombia y apoyados por UNICEF, esperan a los estudiantes al final del puente, ya en Cúcuta, para conducirlos a los diferentes colegios de la ciudad en los que se han integrado de manera gratuita.
El incremento de estudiantes, que en los últimos meses se ha intensificado, ha sobrecargado el sistema educativo de Cúcuta. El Gobierno Colombiano, UNICEF y otros aliados trabajan para formar docentes y dotar a 20 escuelas con materiales educativos.
El colegio Misael Pastrana de Cúcuta es un buen ejemplo de integración. Cerca del 70% de sus estudiantes son venezolanos, pero aquí eso no es importante. Todos los alumnos son, simplemente, niños.
UNICEF apoya al Ministerio de Educación de Colombia para implementar programas educativos flexibles que permitan a los estudiantes venezolanos recuperar materias y seguir las clases con normalidad pese a lo excepcional de su situación.
Durante las horas de recreo, los deportes como fútbol o voleibol son las actividades que más comparten los estudiantes. También conversan entre ellos y se intercambian experiencias y consejos.
Las aulas de este colegio de Cúcuta son espacios seguros para los niños donde pueden dejar a un lado las preocupaciones y los peligros del mundo exterior, concentrarse en sus estudios y disfrutar el tiempo con sus compañeros de clase.
Más de 130.000 niños venezolanos están matriculados en las escuelas de todo Colombia, en comparación con los 30.000 que había en noviembre del año pasado.
UNICEF necesita 29 millones de dólares para apoyar las necesidades básicas en materia de nutrición, salud, educación, agua, saneamiento e higiene y protección de las familias que cruzan a Colombia.
Este ensayo fotográfico fue publicado originalmente en El País.