W.Edwards Deming (1994) nos enseñó que los seres humanos no necesitan aviones sino movilidad. Es decir, los aviones se crearon para responder a nuestra necesidad de movilidad, de libertad, de autonomía. Nadie pidió los aviones, como nadie pidió los bombillos, pero hoy en día existen en todos los rincones del planeta. ¿Para qué? Seguramente para responder a nuestras necesidades básicas genéticas de libertad, logro, pertenencia, diversión y supervivencia, tal como lo explica la Teoría de la Elección (Glasser, 1999). De esta manera, nuestro sistema educativo debe responder a estas necesidades sin comprometerse o anclarse a productos y servicios específicos, tal como la forma de movilizarnos fue evolucionando desde montar a caballo hasta volar en avión.
Los artículos 27, 41 y 44 de la Constitución Política de la República de Colombia de 1991 consignan la educación como un derecho fundamental de todos los colombianos. El Artículo 67 eleva este derecho a servicio público con una función social que busca el acceso al conocimiento, a la ciencia, a la técnica y a los demás bienes y valores de la cultura. También agrega que la educación formará al colombiano en el respeto a los derechos humanos, a la paz y a la democracia; y en la práctica del trabajo y la recreación, para el mejoramiento cultural, científico, tecnológico y para la protección del ambiente. El énfasis constitucional parece estar en los conceptos que han sido importantes en el pasado, como buscando promover los mismos hacia el futuro. Sin embargo, no enfatiza las necesidades del ser humano y en particular del colombiano, ya que menciona solo unos conceptos y valores específicos del momento. Siguiendo el ejemplo anterior, es casi como si enfatizara el caballo o el carro, no la necesidad de movilidad. De esta manera, la Constitución requerirá de cambios a través del tiempo a medida que encontremos mejores y nuevas maneras de satisfacer las mismas necesidades genéticas.
Propongo en este artículo que la educación de los jóvenes debe buscar la realización de los futuros realmente deseados y necesitados por la humanidad, sin anclarse necesariamente a las costumbres y al conocimiento del pasado.
Es increíble cómo la naturaleza es sabia. Los árboles crean nuevas ramas y hojas a medida que se van muriendo las ramas y hojas antiguas, al igual que en la medida que el clima y los recursos disponibles lo permiten. Nuestra piel está en continua reposición eliminando la piel vieja y creando piel nueva. Nuestro sistema educativo actual no es natural porque ha buscado perpetuar lo antiguo durante demasiado tiempo y le ha faltado crear estrategias alineadas hacia lo que necesitamos y deseamos dentro de 20 o más años.
La fundamentación del currículo
Los colegios de hoy se organizan alrededor de las áreas de conocimiento del pasado. Es decir, la mayor parte de los colegios tienen un departamento para matemáticas, uno para español, uno para inglés, uno para ciencias naturales, y así sucesivamente. Por lo general, cada departamento tiene un jefe que determina finalmente el currículo del área para todos los grados del colegio, gestión vertical del primer al último grado escolar. Adicional a este jefe, cada profesor tiene uno, dos o tres jefes más, entre el coordinador de nivel o sección, el coordinador académico y el rector. Es decir, el currículo de todo el colegio es administrado y liderado por aproximadamente 15 directivos. Esto crea problemas de responsabilidad y comunicación para un profesor por lo que tiene a varios jefes pidiéndole en ocasiones estrategias docentes y contenido en conflicto. Es realmente difícil crear e implementar nuevos y mejores currículos con una estructura organizacional fragmentada por departamentos, artificial y burocrática, fruto de modelos de la revolución industrial. La estructura organizacional de un colegio es una de las variables esenciales que determinan la inteligencia organizacional.
El currículo de un colegio debe ser útil y exigente. En la medida que los estudiantes no lo perciben útil o lo suficientemente retador, se van desencantando del contenido, de las clases, del profesor y del colegio. Algunos directivos y profesores llaman a esto “problema disciplinario”, liberándose de la responsabilidad de diseñar currículos y experiencias que realmente satisfagan las necesidades genéticas de los jóvenes. ¿Quién tiene realmente el problema disciplinario? Incluso se llega a medicar estos niños con fármacos estimulantes como la Ritalina (la DEA lo considera como estimulante clase 2 al igual que la cocaína), lo cual puede crear consecuencias no intencionadas como imbalances químicos cerebrales, adicciones, períodos de tristeza y agresividad (Breggin, 2000).
El currículo de un colegio también debe ser útil para la comunidad y la humanidad, de lo contrario se quedaría en satisfacciones estudiantiles a corto plazo. De esta manera, los estudiantes aprenden a descentrarse y a ver el mundo y a los demás como algo igualmente importante. Eso es madurar. ¿Qué necesita la comunidad y la humanidad a largo plazo? Las respuestas a esta pregunta arman el objeto curricular de un colegio hoy en día y es el enfoque principal de este artículo.
La supervivencia en el currículo
Para asegurar la supervivencia de cada individuo y de la humanidad a través del tiempo, por ahora sabemos que se requiere conocimiento y habilidades sobre la salud física y mental, la sostenibilidad del planeta Tierra y de su biodiversidad, y la complejidad del universo. ¿Es esto importante en el currículo de un colegio en la actualidad? Si fuera importante para el Estado, la prueba del Icfes examinaría estos temas dentro de su núcleo fundamental de manera enfática y no a través de unas simples preguntas de escogencia múltiple sobre física, química, biología y geografía.
La salud física de cada individuo está determinada por sus hábitos alimenticios, sus hábitos de ejercicio y de movimiento, y la calidad del entorno físico. Los hábitos alimenticios incluyen la calidad de lo que se ingiere líquido y sólido. Por ejemplo, se ha encontrado que desde 1830 al 2004 hemos aumentado de 5 kilogramos a 70 kilogramos el consumo de azúcar refinada por persona, incluso se ha demostrado la correlación entre el consumo de azúcar y el cáncer y la inflamación (Servan–Schreiber, 2008). De acuerdo con las investigaciones citadas por David Servan–Schreiber (2008), me parece esencial que los estudiantes comprendan y apliquen la ciencia detrás de la biología y la salud moderna. No debemos continuar enseñando ni la pirámide alimenticia tradicional ni la genética de la década de 1960.
…se ha encontrado que desde 1830 al 2004 hemos aumentado de 5 kilogramos a 70 kilogramos el consumo de azúcar refinada por persona, incluso se ha demostrado la correlación entre el consumo de azúcar y el cáncer y la inflamación”
(Servan–Schreiber, 2008).
El ejercicio promueve y facilita la neurogénesis (creación de nuevas neuronas) y sirve de antidepresivo (Ernst & et al, 2006). La cantidad y la calidad del ejercicio afecta su efecto en la salud física y mental, lo cual debe formar parte del currículo de manera inequívoca para que los estudiantes aprendan a mantener su salud. Sin embargo, hoy en día vemos colegios que están reduciendo la educación física en beneficio de la educación académica en lenguas, matemáticas y ciencias. Incluso el yoga y el tai–chi chuan han demostrado ayudar a los jóvenes a ser pacíficos y saludables.
La capacidad de crear y mantener la salud física es un requisito fundamental del currículo de un colegio moderno que se basa en las investigaciones recientes sobre la nueva biología (Lipton, 2005; Servan–Schreiber, 2008). ¿Cuál sería el rol de las asignaturas tradicionales y académicas en este currículo?
La conservación de la biodiversidad de especies, de paisajes y de culturas es también un tema que lleva más de un siglo evolucionando en nuestras culturas occidentales, sin embargo, solo ahora está siendo reconocida públicamente como algo importante. Es bien conocido entre la comunidad científica que la sobrepoblación humana, la destrucción de los hábitat naturales para el expansionismo humano, y la forma de vida humana (Broecker, 2008) ha llevado a la extinción de multitud de especies, a la sobreexplotación de los recursos naturales, al aumento de 2 ppm (dos partes por millón en volumen) o 6 gigatoneladas (6.000.000.000 toneladas) de carbono como dióxido de carbono (CO2) debido a las emisiones de combustibles fósiles (Grace, 2004).
Por lo general, en los colegios se implementan programas de reciclaje de basuras o, mejor dicho, programas de selección de basuras entre reciclables y no–reciclables manejados por el grupo ecológico y el área de mantenimiento del colegio. Incluso, se la pasan tratando de forzar a los estudiantes para que boten la basura en las canecas de manera apropiada. Estos pocos logros son evidencias de la causa real: la ignorancia sobre los temas importantes de hoy sobre conservación y sostenibilidad por parte de profesores, padres, directivos y estudiantes. No es difícil ver en los laboratorios de química en un colegio cómo se botan ácidos y otros químicos al mismo alcantarillado de la ciudad, al igual que la venta de comida chatarra y antiecológica en las tiendas y las cafeterías. ¿Qué se requiere para que los educadores se capaciten y cambien su forma de vida en beneficio de su entorno natural y de sí mismos a largo plazo? Todos requerimos de dicha capacitación, tal como se requiere del lenguaje para dejar de ser iletrados. Hoy en día se reconoce el analfabetismo digital como la falta de aprendizaje sobre la informática básica, especialmente el uso de Internet. ¿Cómo podríamos llamar la falta de aprendizaje sobre la conservación del ambiente natural?
Charles Keeling desarrolló en 1958 una forma de medir el dióxido de carbono en la atmósfera y desde entonces entre el Scripps Institution of Oceanography (Instituto de Oceanografía Scripps) y NOAA (“National Oceanic and Atmospheric Administration” – administración oceánica y atmosférica de Estados Unidos) se ha registrado un aumento de más del 20% en la concentración del CO2 en 50 años. Antes de 1958 solo se especulaba sobre el aumento de dicha concentración y se descartaban los efectos nocivos de la industrialización en la contaminación atmosférica. Una persona, Charles Keeling, ayudó a cambiar la percepción mundial sobre el impacto antropogénico en la atmósfera debido a las emisiones por el uso de combustibles fósiles como el petróleo y el carbón, al igual que la quema de la vegetación. ¿Qué tal que uno tenga un estudiante así en el aula y no lo sepa? ¿Qué debemos hacer para que más estudiantes como Keeling se den en los colegios?
La explotación sostenible de peces y otros animales se da en la actualidad en algunos países desarrollados. Esto significa saber en qué momento se puede pescar de acuerdo con los niveles de la población de la especie en estudio, lo cual requiere diversos mecanismos de monitoreo y conservación. ¿Qué se requiere para que los estudiantes desarrollen la capacidad de comprender este concepto de explotación sostenible? ¿Qué se requiere para que lleguen a proponer en un futuro la legislación requerida para tal fin? ¿Cuál sería el rol de las clases de inglés y de español en esto? ¿Cuál sería el rol de las clases de las matemáticas? ¿El de las ciencias naturales y sociales? Si los estudiantes no comprenden esto en el colegio y estudian una carrera universitaria que no requiere este conocimiento, se perpetúan los valores y las formas de vida anticuadas y obsoletas que nos llevarán a una extinción masiva temprana. El cambio climático global ya está afectando la biodiversidad, ya que las especies están migrando a razón de 6 km por década hacia los polos y la primavera está adelantándose en casi 3 días por década (Parmesan & Yohe, 2003). Estos cambios alteran completamente las dinámicas de interacción y de conservación de las especies, al igual que aumentan significativamente la probabilidad de extinción de muchos animales que no pueden migrar o que no pueden adaptarse fácilmente.
Todo lo que los estudiantes de un colegio comen a diario, todo lo que compran, como se transportan y lo que hacen en general, afecta el futuro de ellos mismos. Estas son razones suficientes, incluso por razones morales, para enseñar estos conceptos de manera interdisciplinar y útil para que los estudiantes puedan elegir en el futuro de manera responsable e informada por el bien de la humanidad y de las demás especies. Es un problema de supervivencia.
La salud mental y la felicidad en el currículo
La salud mental está determinada por nuestras relaciones con las personas que queremos y necesitamos (Glasser, 2004). La mente está conectada con el cuerpo a través de lo que pensamos y lo que hacemos, sirviendo los sentimientos como señales y evidencias de si lo que estamos haciendo y pensando es realmente satisfactorio (Glasser, 1999). ¿Aprendemos en el colegio a pensar para ser saludables emocionalmente? ¿Aprendemos en el colegio a actuar y pensar para crear y mantener nuestra felicidad? Los departamentos por áreas del antiguo conocimiento no pueden enseñar esto, ya que actualmente enfatizan los problemas académicos impersonales e inútiles en la vida cotidiana de un joven.
Se ha demostrado que nuestros genes y nuestro DNA no controlan nuestras células y nuestra biología, y que la energía de nuestros pensamientos influye seriamente en la biología de nuestras células y de nuestro cuerpo (Lipton, 2005).
La salud mental está determinada por nuestras relaciones con las personas que queremos y necesitamos(Glasser, 2004)
La ciencia está demostrando nuevos conceptos e invalidando unos que se habían aceptado como verdades. Bruce Lipton ha demostrado científicamente que nuestras creencias y nuestros pensamientos cambian en cada momento la composición química, eléctrica y fisiológica de nuestras células. El Dr. Lipton explica que podemos cambiar nuestra salud física haciendo cambios en nuestros patrones de pensamiento. Es decir, en la medida que cambiamos de formas de pensar, cambiamos nuestra biología. Esa es la nueva biología que debería formar parte del currículo de un colegio, la cual explica la conexión entre la mente y el cuerpo. Es precisamente el concepto del comportamiento total de la Teoría de la Elección del Dr. William Glasser (1999), el cual explica que todo comportamiento es una totalidad entre los pensamientos, las acciones, los sentimientos y la fisiología, que busca un propósito deseado definido compuesto por creencias, objetos y personas.
Escuchar con empatía (Covey, 1998) es una habilidad que por lo general no tiene unidades didácticas y es una de las evidencias de los patrones de pensamiento que promueven la salud física y mental. Stephen Covey ha encontrado que menos del 2% de la humanidad ha tomado un curso de 32 horas para aprender a escuchar, lo cual dificulta las relaciones entre las personas, las comunidades, las ciudades, los países y los continentes. La escucha con empatía es la habilidad de comprender el contenido, los sonidos y el lenguaje postural (no verbal). Stephen Covey ha encontrado que del total de la comunicación entre dos personas el contenido es solo el 7%, los sonidos (volumen, tono, sonidos corporales) el 38% y el lenguaje postural (movimientos, gestos, inclinación, apertura) el 55%. Es importante que los estudiantes de cualquier colegio desarrollen las habilidades que se requieren para escuchar con empatía, tales como repetir lo que la otra persona ha dicho, parafrasear lo que la otra persona ha dicho, conectarse emocionalmente con la otra persona por medio de expresiones emotivas, conectarse emocionalmente y parafrasear, y dejar de hablar. Las personas que escuchan con empatía nunca sufren de soledad y gozan de enormes satisfacciones de logro interior por haber podido comprender nuevas ideas y haber podido ayudar a otros.
La escucha es la base del trabajo en equipo y del amor, aspectos esenciales del mundo laboral y del matrimonio, de la vida real. ¿Cuál asignatura tradicional asumiría la enseñanza de esta gran habilidad? Por lo menos, las asignaturas del área de idiomas. Pero la metodología científica incluye la observación atenta y sin juicios, lo cual es parte esencial de la escucha con empatía. Los científicos que no saben escuchar simplemente pierden su reputación como científicos. Igual los matemáticos y sociólogos. La escucha con empatía parece ser una habilidad que afecta todo el currículo y que se puede diferenciar en niveles de logro. ¿Cómo organizarla en un colegio? ¿Qué se requiere de los profesores como personas y profesionales? ¿Cómo serían los niveles?
Recoger y comprender información eficazmente incluye la habilidad de escuchar con empatía. También incluye otras como registrar y analizar datos, preguntar para comprender, validar fuentes de información y leer comprensivamente, entre otras. Demasiados estudiantes creen que si lo encuentran en la Internet es verdad, probablemente por la asequibilidad de la Internet a través de buscadores como Google y Yahoo. Pocas personas conocen buscadores públicos académicos y profesionales como Google Scholar, que recoge publicaciones profesionales sin tanta basura emocional. La lectura es algo que actualmente se enfatiza en los colegios y mi único comentario es que la forma de enseñar a leer debe ser inspiradora y realmente satisfactoria y útil para la vida cotidiana de los estudiantes.
La habilidad de registrar y analizar datos de manera confiable y útil para el futuro deseado de un grupo de personas es algo que tampoco se enfatiza en los colegios y que se requiere en el mundo real laboral. Esta habilidad es esencial para el pensamiento sistémico que tanto necesitamos en la planeación de nuestro país y el mundo. Lo primero es saber qué se desea lograr y saber para después diseñar los instrumentos de recolección de datos. Se empieza con el fin en la mente para así diseñar efectivamente el instrumento. Esto es clave para los estudiantes, ya que les ayuda desarrollar su capacidad de visualización del futuro. Por ejemplo, si se quiere saber qué tanto se ha ahorrado de agua en un bimestre, los estudiantes pueden diseñar una tabla para recoger las lecturas diariamente del lector instalado por el lector de la empresa de acueducto, como también para registrar los consumos mensuales que aparecen en la factura de dicha empresa. Digitan estos datos en Excel y diseñan una gráfica x–y de consumo diario (día en x y consumo en y). A diario pueden observar el patrón de comportamiento del consumo de agua y tomar decisiones a diario para no sobrepasar cierto consumo.
Igualmente, podrían tomar decisiones más a largo plazo después de uno o dos meses de datos al observar el patrón de comportamiento del consumo. De esta manera, aprenden las variables que más aumentan y reducen el consumo, al igual que comienzan a aprender a tomar decisiones basadas en datos e información, sin el riesgo que traen la decisiones emotivas. Aunque el profesor de Matemáticas es esencial en esto, esto es realmente un proyecto interdisciplinar donde aprenden a diseñar preguntas, redactar conclusiones con base en datos, comunicar y promover ideas sobre la reducción en el consumo de agua, convencer a su familia acerca de los cambios en los hábitos de consumo, implementar metodologías científicas para llegar a conclusiones sobre las variables del consumo, entre muchas otras que se pueden agregar.
Preguntar para comprender es una habilidad que solo forma parte de la gramática, por lo general, cuando se aprende sobre las palabras “qué”, “cómo” y “cuándo”, entre otras. Sin embargo, es una habilidad que forma parte de recoger y comprender información eficazmente porque la información que se recoge de los demás depende en gran medida de lo que se pregunte. Todo un estudio podría invalidarse por errores en el diseño de las preguntas, tal como se ha hecho en las pruebas de estado nacionales e internacionales, al igual que la política y los estudios estadísticos. Preguntar para comprender requiere el deseo de aprender de la otra persona sin sesgar la pregunta hacia una posición específica. Me parece importante que los estudiantes en el colegio aprendan a diversos tipos de preguntas, tales como preguntas temporales (pasado, presente, futuro), sobre los deseos y creencias de otras personas, sobre lo que otros percibieron en un determinado momento (ver, escuchar, oler, tocar, degustar), sobre lo que otros saben acerca de un determinado tópico (diagnóstico del saber), sobre el comportamiento total de las personas (pensamientos, acciones, sentimientos, fisiología), sobre la evaluación interior de las personas (juicios y reflexiones sobre su propia conducta) y sobre los planes y sugerencias que podrían realizarse, entre otras.
Nuestra cultura hispanoparlante en ocasiones nos lleva a sesgar las preguntas con el uso del “no” y del “por qué”, como en “¿No quisieras volver a hacerlo?”, lo cual asume que no quiere hacerlo nuevamente y genera una posible actitud defensiva. “¿Por qué no lo haces nuevamente?” es aún peor porque adicionalmente le está preguntando el porqué sobre algo negativo. También hacemos preguntas con lenguaje de control externo que no es congruente con el funcionamiento biológico de las personas, como cuando preguntamos “¿qué te hizo pensar eso?”, “qué te hizo sentir?”. Estas preguntas son imprecisas porque nada lo hace a uno pensar, ya que uno genera los pensamientos en el cerebro de acuerdo con lo que uno ha percibido y lo que uno desea de la situación. Si uno pudiera hacer pensar a un estudiante, la educación sería sencilla. Los sentimientos vienen del interior por la misma razón y un estudiante se siente agradable frente a algo mientras que otro se siente desagradable.
El diseño de encuestas, entrevistas, exámenes y cuestionarios es parte de esta gran habilidad de aprender a preguntar para comprender. ¿Cuál asignatura debe asumir su enseñanza? ¿Debemos reestructurar las áreas fundamentales para que los estudiantes desarrollen esta habilidad tan importante? ¿En qué situaciones personales y profesionales aplicarían los estudiantes esta habilidad?
Otra gran habilidad comunicativa es enseñar. Enseñar requiere crear las condiciones para que otros deseen aprender sobre el tema en mención, por eso es tan importante dentro del gran conjunto de habilidades de la comunicación eficaz. Enseñar requiere escribir, hablar, escuchar y leer en beneficio de otras personas. Enseñar es una de las maneras más efectivas de aprender, ya que requiere prepararse para cualquier tipo de pregunta y situación. Pedirles a los estudiantes que enseñen lo que han aprendido a sus padres, a sus compañeros, a estudiantes de menores grados o a estudiantes menos favorecidos, requiere que les enseñemos formas efectivas de enseñanza. Requiere que la enseñanza sea parte del currículo escolar.
No es suficiente que le pidamos a los estudiantes que hagan una presentación sobre lo que aprendieron o investigaron. Hacer una presentación efectiva debe formar parte de las unidades didácticas y de la planeación docente, tal como lo es el aprendizaje de la suma y la resta. Recuerdo con agrado que en un seminario sobre las personas altamente efectivas, Stephen Covey no sugirió que para eliminar las calificaciones bajas de nuestros hijos, les pidiéramos que nos enseñen algunos de los temas que están aprendiendo en el colegio. Sugirió por experiencia propia, que los niños le enseñen periódicamente a sus padres, sus tíos, sus hermanos y otros familiares los temas que están aprendiendo en el colegio. Esto generaría la cultura de la excelencia y la comunicación que tanto anhelamos, al igual que gran satisfacción en los estudiantes por sentirse importantes y exitosos.
La habilidad de resolver problemas reales con el conocimiento construido es tal vez una de las más importantes porque vuelve útil y palpable el aprendizaje. Cuando le pregunto a adultos y jóvenes cómo utilizan a diario la factorización, casi todas las personas me dicen que no la utilizan y que solo la utilizaron en el colegio. Aquellos que la utilizan lo hacen en el aula como profesores de colegio o universidad, o en la empresa de ingeniería donde trabajan. “¿Para qué estudiar los organelos de las células si ahí las tenemos y funcionan?” Varios estudiantes me han preguntado esto con un genuino deseo de saber las razones y a veces ha sido difícil responderles de manera que sea significativo y útil para ellos. Si aprenden a usar la factorización y los organelos de las células para resolver algún problema real y hasta cotidiano, nunca se les olvidará y seguirán utilizando ese conocimiento. Hasta se puede volver una forma de pensar y enfrentar otros problemas. Siguiendo el ejemplo anterior sobre el consumo de agua a través del tiempo, los estudiantes podrían resolver un problema de dinero familiar, un problema ecológico si involucran a otros residentes del mismo conjunto y hasta un problema de credibilidad y confianza ante sus padres.
En un colegio siempre existen muchos problemas en los que los estudiantes pueden trabajar, entre los cuales están problemas en la infraestructura (baldosas por cambiar, pintura, pendientes de agua, reciclaje de basuras, iluminación, consumos, etc.), problemas de flujos (horas pico, aprovechamiento de las instalaciones, etc.), problemas en los servicios (alimentación, transporte, comunicación, atención al cliente, etc.) y problemas en el diseño o la implementación del proyecto educativo (manual de convivencia, cargos docentes, asignaturas, especializaciones, programas especiales, etc.), entre muchos otros. Incluso, varios colegios han implementado empresas y negocios en los que los estudiantes pueden trabajar y demostrar su aprendizaje, como la administración y la venta de un café Internet, comidas rápidas, atención en la biblioteca, atención en el centro de visitantes y demás servicios de la organización. También puede haber un grupo de estudiantes creativos que se dedican a crear nuevas ideas para el colegio y su comunidad. En el Colegio Rochester de Bogotá, estudiantes voluntarios de 8.o a 11.o atienden el Salón de Conexión a donde profesores de prekinder a 7.o remiten estudiantes que no han encontrado maneras de ser productivos en el aula y están afectando negativamente el aprendizaje de los demás compañeros. Estos estudiantes “conectores” de bachillerato están capacitados para orientar a los estudiantes menores remitidos sobre problemas académicos y de relaciones interpersonales para que vuelvan a ser miembros productivos del aula. Estos son apenas unas pocas ideas de lo que se puede implementar de solución de problemas reales con el conocimiento construido.
La habilidad de resolver problemas reales con el conocimiento construido es tal vez una de las más importantes porque vuelve útil y palpable el aprendizaje.
Una de las habilidades que se requiere para resolver problemas a través de soluciones fundamentales y a largo plazo es el pensamiento sistémico. La quinta disciplina de toda organización humana es el pensamiento sistémico (Senge, 1998), la cual es la habilidad de percibir las relaciones entre todos los componentes que intervienen a través del tiempo. El Dr. Edwards Deming (1994) la consideraba como uno de los cuatro pilares de su Sistema de Conocimiento Profundo para toda organización o sistema. Es la habilidad de ver el bosque más que los árboles. Es la habilidad de ver los patrones de comportamiento y las estructuras y modelos mentales limitantes de la organización. ¿Cómo están aprendiendo los estudiantes en el colegio este arte tan difícil de desarrollar? ¿Cómo la deben aprender?
Las mentes prodigiosas del mundo han desarrollado esta capacidad a pesar de los colegios y las universidades tradicionales. He visto una y otra vez cómo los estudiantes aprenden la habilidad contraria, el pensamiento lineal, que está basada en los arreglos rápidos e inefectivos, como el ojo por ojo, la coerción, los castigos, las amenazas, las premios para forzar y la violencia. El ejemplo más desagradable es ver cómo los directivos, docentes y padres regañan y coercionan a los estudiantes para que aprendan o se comporten bien sin siquiera averiguar los propósitos de su conducta y sin siquiera verse como parte del problema. Me gusta la claridad y la sencillez que siempre ha tenido el Dr. William Glasser en su propuesta educativa desde 1969, ya que explica porqué los estudiantes desmotivados hacia el aprendizaje escolar se debe a una gran razón: falta de éxito percibido en lo que el colegio le ofrece y le pide que haga. Si se resuelve la insatisfacción y el estudiante percibe su propio éxito y satisfacción poco a poco, eso se convierte en su gran motivación interior. Para lograrlo, debemos orientar el currículo hacia algo que ellos perciban como útil e interesante, al igual que llevar las relaciones educativas (profesor–alumno) libres de coerción y ricas en amor y convicción de logro. Las bajas calificaciones, la crítica continua y la evaluación externa empeoran el problema original de la desmotivación y generan resistencia y rencor.
La disciplina del pensamiento sistémico se aprende más por vivir el modelo con los profesores que por teoría y exámenes. Cuando un profesor diseña sus clases sistémicamente, piensa en los patrones de comportamiento deseados y las estructuras físicas y mentales que se requerirían para lograrlos. Entre más reglas hay más violaciones comenten los estudiantes. Una regla sencilla y útil, como parte de la estructura del sistema de clase, es la regla de oro: Tratar a los demás como quisiera ser tratado. Para la solución de problemas interpersonales, podría haber solo una regla: Todos nuestros problemas los resolvemos conversando hasta que lleguemos a soluciones útiles para todos. También es importante que los estudiantes comprendan y valoren la importancia de los procedimientos y las rutinas para promover un ambiente ordenado y seguro. Procedimientos para ingresar al salón, coger los materiales, pedir ayuda, hablar y presentar trabajos, entre otros. Como parte de la estructura también están los criterios de calidad de los trabajos estudiantiles, los protocolos de conversación, las formas de validar el conocimiento y el lenguaje utilizado. Todo esto genera patrones de comportamiento respetuosos, científicos y profesionales, tal como lo esperan las universidades y el mundo laboral.
En el volumen 9 de la revista ELEGIR de la Fundación Elegir explico en detalle la disciplina del pensamiento sistémico. ¿Es esto responsabilidad del profesor de matemáticas? ¿Debemos continuar con las 9 áreas fundamentales para que los estudiantes aprendan a pensar sistémicamente? ¿Cuáles asignaturas promoverían el pensamiento sistémico? ¿Qué se requeriría de los profesores en materia de conocimiento y capacitación?
En la actualidad también se espera que los estudiantes desarrollen la capacidad de crear y utilizar la tecnología para el progreso humano sostenible. Hoy en día hay maneras más efectivas y eficientes de comunicarse que el teléfono, tales como voz y video por Internet, “blogs”, “chats”, correo electrónico, mensajería instantánea, “podcasts” y “webcasts”. Si uno no sabe alguno de estos términos, en menos de 5 años podría ser parte del analfabetismo digital (como comúnmente se está llamando hoy en día). La sociedad internacional para la educación y la tecnología (ISTE en inglés) está promoviendo un concepto novedoso llamado “la ciudadanía digital” (www.iste.org). Muchos de estos sistemas electrónicos de comunicación están siendo utilizados indebidamente, ya que los estudiantes pueden volverse sedentarios y obesos si permanecen más de dos horas al día frente a un computador. También pueden buscar satisfacer sus necesidades de pertenencia, importancia, libertad y diversión a través de simuladores y juegos que no son reales, inhibiéndolos de crear relaciones interpersonales realmente satisfactorias y genuinas en el mundo real.
Estamos pasando por los mismos problemas de cuando se inventó la televisión. Es precisamente por estas razones que en el colegio deben los estudiantes aprender a utilizar la computación y otras tecnologías en beneficio de su salud física y mental, al igual que la supervivencia de nuestra especie. La comunicación basada en IP y el correo electrónico podría utilizarse para crear redes de investigación en línea sobre el estado de ciertos ecosistemas del país, para compartir ideas y proyectos estudiantiles útiles para las ciudades y el ambiente, para practicar un idioma extranjero, para comprender otras culturas a través de mundos virtuales y para crear nuevas relaciones personales y profesionales, entre otras. ¿Será esto responsabilidad exclusiva del profesor de informática? ¿Cuál sería el rol de los profesores de idiomas, ciencias naturales, ciencias sociales y las artes?
Hoy en día hay maneras más efectivas y eficientes de comunicarse que el teléfono, tales como voz y video por Internet, <<blogs>>, <<chats>>, correo electrónico, mensajería instantánea, <<podcasts>> y <<webcasts>>. Si uno no sabe alguno de estos términos, en menos de 5 años podría ser parte del analfabetismo digital”
Gran parte de las empresas invierten dinero en la capacitación de su personal sobre el trabajo en equipo sin lograr mayores resultados. Después de casi 20 años de estudio en el colegio y la universidad, es absurdo que las empresas deban invertir dinero en esta habilidad tan importante para todos los aspectos de la vida real. El Dr. Edwards Deming (1994) lo describió como un problema económico nacional el que se invierta más de US$4,000 por estudiante en el colegio público anualmente para que en las universidades no lo enseñen y las empresas se vean en la necesidad de re–educar a su personal en esta habilidad con un alto nivel de inversión a nivel nacional, dinero que podría utilizarse para otras prioridades si en los colegios lo hubieran aprendido. En los preescolares vemos cómo los niños aprenden a respetar a sus compañeros, en primaria comenzamos a exigirles académicamente más que a trabajar en equipo y en bachillerato terminamos exigiéndoles solo contenido académico para que les vaya bien en el Icfes, prueba que no incluye ni el trabajo en equipo ni una sola de las habilidades y el conocimiento que presento en este artículo.
Trabajar en equipo es una parte de toda una disciplina esencial de las organizaciones que aprenden, la cual Peter M. Senge (1998) llama la disciplina del aprendizaje en equipo. Cuando los estudiantes de un mismo grupo aprenden en equipo es porque han logrado trabajar en equipo y han aprendido más de lo que hayan podido aprender individualmente. Los hermanos David, Roger y Edythe Johnson han diseñado y mejorado desde la década de 1960 las bases de lo que ellos llaman aprendizaje cooperativo, a través del cual animan a los maestros a diseñar unidades didácticas para la cooperación y el aprendizaje en equipo, al igual que el colegio cooperativo donde todo está estructurado alrededor de la cooperación, la paz y la excelencia. Si esto fuera requisito para el diploma de bachiller, nuestra sociedad sería pacífica y las parejas durarían unidas por más tiempo, tal como se ha observado en los estudios investigativos de los Johnson y que publican en sus libros.
Lamento profundamente que esta disciplina tan importante para el mundo no se diagnostique en las pruebas estandarizadas de escogencia múltiple para el ingreso a la universidad.
Otra importante habilidad que personas que han logrado construir el vida que desean es la habilidad de autoevaluarse profesionalmente. Esto es raro para muchos porque la evaluación externa (una persona diferente a la que realizó el trabajo realiza la evaluación del trabajo) está diseminada alrededor del mundo.
Esto va en contra del sentido común pero es totalmente compatible con la forma como el cerebro y la mente funcionan (Jensen, 2005; Glasser, 1999; y Lipton, 2005). Las fuentes científicas consistentemente llegan a la misma conclusión acerca del funcionamiento del cerebro: es un sistema que busca estar en balance fisiológico y emocional. Dicho de otra manera, nuestro cerebro y nuestra mente busca a todo momento de balancear el cuerpo y los niveles de satisfacción a través de cambios físico–químicos en el cuerpo y cambios en las acciones y pensamientos. Es decir, nuestra mente está continuamente evaluando lo que percibe del mundo externo contra lo que desea y necesita estar percibiendo. De esta manera, el cerebro y la mente están controlándonos continuamente la manera de percibir el mundo externo, lo que estamos necesitando en cada momento, las opciones que se nos ocurren, y las acciones que realizamos, los pensamientos que producimos, los sentimientos y las emociones que tenemos, y los cambios fisiológicos en cada momento. Todo esto con el propósito de estar en balance entre lo que percibimos y lo que queremos y necesitamos. Es todo un sistema basado en la evaluación interior. ¿Para qué seguimos como educadores insistiendo en la evaluación externa? La pedagogía basada en la evaluación externa o la coevaluación (interna y externa) es incompatible con el funcionamiento del cerebro.
Cuando un estudiante evalúa su desempeño profesionalmente, desea cambiar e implementa los cambios con ganas. Cuando a un estudiante se le evalúa su desempeño, el estudiante deja de pensar reflexivamente sobre su trabajo, ofrece resistencia al evaluador o ignora el trabajo y el aprendizaje en sí. En este contexto, la evaluación es diferente a la calificación. La evaluación es el análisis reflexivo sobre lo realizado con relación a lo que se quería lograr, es un conjunto de declaraciones valorativas sobre lo que se ha realizado. Si eso proviene de otra persona diferente al que realizó el trabajo, es incompatible para el proceso interior y simplemente imprudente. Las calificaciones son solo números o letras que buscan representar lo que los estudiantes saben, aunque nunca logren representar las elucubraciones y reflexiones tan importantes que el estudiante ha realizado.
La evaluación externa es una forma de crítica que logra que el estudiante se ponga a la defensiva o se desconecte del trabajo y del evaluador. La evaluación interior requiere confianza, apertura y deseo de reflexionar sobre el desempeño propio. La autoevaluación profesional requiere desarrollar la capacidad de recoger información de los demás sobre lo que han visto, escuchado y sentido con el trabajo de uno, al igual que de comparar lo logrado con los criterios originales del trabajo. Esta información, no evaluación, permite al estudiante profundizar en sus evaluaciones originales. Para esto, el estudiante necesita saber preguntar para comprender, escuchar con empatía y pensar sistémicamente para llegar a evaluaciones más interesantes e informadas. En mi artículo “La crítica es nuestra plaga”, publicado en el Volumen 10 de la revista ELEGIR, explico en mayor detalle esta capacidad de autoevaluarse profesionalmente. ¿Cuáles asignaturas tradicionales tendrían la responsabilidad de enseñar la autoevaluación profesional? ¿De qué maneras promueven la autoevaluación profesional las áreas fundamentales? ¿Cómo debemos capacitarnos los docentes y los padres de familia para modelar y enseñar esta capacidad?
Una de las capacidades más difíciles de desarrollar es liderar, la cual es sinónimo de crear los futuros realmente deseados por un grupo de personas (Senge, 2000). Es difícil porque requiere todas las anteriores de alguna manera. Solo se logra liderar escuchando con empatía, preguntando para comprender, buscando la salud física de quienes se lidera y la propia, recoger y analizar datos, pensar sistémicamente, resolver problemas reales, aprender en equipo y utilizar la tecnología. Un líder tiene tres fuentes de poder (Deming, 1994): 1) El poder inherente al cargo dentro de la organización; 2) El poder de su personalidad, tacto y persuasión; y 3) El poder de su experiencia, conocimiento y sabiduría.
El verdadero líder desarrolla continuamente el segundo y el tercero, y utiliza el primero en beneficio del sistema de trabajo de las personas que lidera. Para que un profesor sea percibido como líder por sus estudiantes debe construir relaciones de confianza, útiles y productivas con sus estudiantes, las cuales solo se logran con tacto y sabiduría. Igualmente, entre un directivo y los docentes a su cargo. Igual el padre de familia con sus hijos. Lo contrario sucede con los “jefes” que utilizan el poder de su cargo en beneficio propio.
Una de las cualidades de un líder es su capacidad de crear estrategias e ideas que liberan el camino de obstáculos para lograr los futuros deseados. Un líder sabe recoger la información requerida para tal fin, sabe del poder de la investigación y el desarrollo de nuevas ideas. Otra de las características de un líder exitoso es su congruencia entre lo que le pide a la gente y lo que hace. Por esta razón es aún más difícil ser un líder exitoso.
¿Cómo podríamos enseñarle a los estudiantes a liderar sin modelarlo? ¿Cómo serían las unidades didácticas? ¿A través de cuáles asignaturas? ¿Cómo debe ser el perfil de los profesores?
Recrearse y divertirse sanamente es otra capacidad que los estudiantes deben desarrollar para mantener su salud emocional y mental. Unos estudiantes tienen mayor necesidad que otros de divertirse. Sin embargo, todos la tienen. Es curioso que aunque nuestras leyes prohíban el consumo de bebidas alcohólicas a menores de 18 años, menos de la mitad de las familias las cumplan. Incluso, hay padres de familia que creen en enseñar a tomar trago moderadamente, aunque esta práctica sea ilegal y dañina para el cerebro de un joven que seguirá desarrollándose hasta los 25 años (Chilton, 2002). ¿Cómo y de quién van a aprender a divertirse sanamente los estudiantes? La risa y la sonrisa son evidencias de la diversión. Cada persona tiene sus propias maneras de divertirse. Unos bailan, otros leen, otros cuentan chistes, otros conversan, otros viajan, otros ven cine. Lo importante es que los estudiantes encuentren varias formas de divertirse sin molestar a otras personas, sin dañar su cuerpo y sin dañar la naturaleza. El deporte es una forma de divertirse cuando lo hacemos para tal fin, no cuando lo hacemos competitivamente.
Conclusiones
He presentado en este artículo un conjunto de capacidades que todo estudiante debería desarrollar en el colegio para que pueda llevar una vida personal y profesional exitosa y alegre. Todas las propuestas aquí consignadas están basadas en estudios científicos.
Este artículo es un llamado a nuestros dirigentes y legisladores para reingeniar nuestro sistema educativo frente a lo que nuestro país va a necesitar de sus ciudadanos en 20 años o más. De no hacerlo, estaríamos destinados a continuar destruyendo nuestra propia supervivencia como especie. Estaríamos perpetuando las guerras, la inequidad, las enfermedades, la infelicidad y la extinción de la vida en la Tierra.