Edición 12Escuela Católica

La evaluación en la escuela católica

Introducción

Para la Escuela Católica es importante que se forme para la vida y que esta contribuya a formar buenos seres humanos y por qué no, buenos cristianos. Para ello, se preocupa de que el maestro desempe- ñe bien su empleo. Para lo que se insiste constantemente en que se evalúe tanto su ser como su quehacer, pues reconocemos que más que instruir, se debe testifi car aquello que se transmite

La preocupación por la excelencia del desempeño educativo y evangelizador del maestro es constante en la Escuela Católica. Por eso es importante que a los estudiantes les guste la escuela, permanezcan en ella y aprendan. De ahí que se procura que los maestros se adapten a los estudiantes para lo cual deben “acertar a conocerles, y discernir la manera de proceder con cada uno” (MD33,1). Este mismo principio educativo que mencionaba años atrás Juan Bautista De La Salle, es retomado por P. Ausubel (1980) y otros muchos autores al hablar de aprendizaje signifi cativo‚ “si tuviese que reducir toda la psicología educativa a un solo principio, enumeraría éste: el factor más importante que infuye en el aprendizaje es lo que el estudiante ya sabe. Averiguese esto y enseñese consecuentemente”. De aquí surge uno de los principios de la Educación Católica: una educación centrada en el conocimiento del estudiante.

Aproximación al concepto de evaluación

En las últimas décadas se ha escuchado en los paí- ses de America =atina nuevos signifi cados sobre el concepto de evaluación. En la historia naciente de la Escuela Católica era común hablar de corrección, de examen, de cambio de nivel, del grado de ajuste a unas normas o criterios

6n épocas más recientes, la evaluación se ha ejer cido como control; se ha aplicado más al producto y a los resultados que a los procesos; ha sido más comprendida como medida y cuantifi cación† se ha polarizado en exceso el estudiante y su rendimiento más que en cualquier otro factor del proceso de enseñanzaaprendizaje y se ha usado para compa rar y clasifi car

En muchos momentos, la evaluación educativa es entendida como Uuente de mejora Auedo afirmar que sin evaluación no hay mejora posible y que solo evaluando de continuo es como lograremos mejorar progresivamente.

La evaluación en la escuela católica

Para la Escuela Católica es importante re- flexionar una y otra vez sobre nuestra propia práctica. Se debe recuperar, estructurar y proyectar de forma que se comience más desde la práctica, desde lo que realmente acontece y se da en el estudiante y en la escuela y que dicha reflexión, con todo lo que conlleva, la hagamos procesual y sistemática. Es decir, progresivamente y con criterio y no de forma puntual, aislada y desorganizada.

Todo ello nos lleva a reconocer que la evaluación en la Escuela Católica es continua. Se basa en las posibilidades que esta nos ofrece para disponer permanentemente de información acerca del camino que está siguiendo el estudiante en el proceso de aprendizaje, en su Uormación como persona. De este modo, es posible regular los ritmos y estilos de la enseñanza con los del aprendizaje y acompañarlos convenientemente para reforzar los elementos positivos y corregir los negativos mediante las actuaciones que sean necesarias.

Al entender así la evaluación en la Escuela Católica, se nos indica la vocación colectiva al diálogo que conlleva todo el proceso evaluativo. Ese diálogo afecta a toda la comunidad educativa y a la sociedad a la que sirve. Todos deben contribuir a comparar la práctica con los criterios, con los valores y capacidades consensuadas por todos los implicados en el proyecto educativo y colaborar en mejorar los aspectos detectados como deficientes o ausente

No debemos seguir evaluando de forma fragmentada y puntualmente. La evaluación no es algo unidireccional. Actualmente son muchos los autores que habland de la evaluación como una realidad colaborativa, ya que todos deben participar en todo el proceso evaluativo: recogiendo datos, analizándolos, tomando decisiones y acometiendo porteriormete las mejoras

Si todos los miembros de la Escuela Cató- lica son artífices y destinatarios de la evaluación: profesores, estudiantes, padres de familia, personal administrativo, todos deben intervenir en ella. Si la comunidad educativa es la que ha construido y consensuado un proyecto educativo que nuclea el ser y el quehacer del acto educativo, por tanto todos han compartido unos valores y unas metas, es responsabilidad de todos hacer el seguimiento del camino recorrido, de las dificultades encontradas, previstas o no previstas, y de los ajustes que se deben realizar.

Al analizar nuestra realidad actual, a la luz de lo señalado anteriormente, se puede detectar que nos queda un largo camino por recorrer. En nuestra escuela, solo evaluamos al estudiante, muy poco al proUesor, y menos aún, la influencia del actuar de los padres o en qué grado el personal adminstrativo o de servicios facilita el cumplimiento de los fines de nuestra escuela.

Caracerísticas de la evaluación en la escuela católica

6l 9no ;uan Antonio @jeda y >aría Auri- ficación 8amarra comparten las siguientes características que debe tener la evaluación. Para ellos, esta debe ser:

1. Global. La evaluación tiene una dimensión holística, debe considerar todos los aspectos del funcionamiento de la escuela, todos los factores que intervienen en el proceso de enseñanzaaprendizaje 6s importante evaluar la escuela y no solo aspectos puntuales.

2. Continua. La evaluación necesita integrarse en el proceso del curso para poder intervenir como orientadora y reguladora permanente del mismo.

3. Sistemática. =a evaluación debe ajustarse a un plan. Debe ser algo ordenado y relacionado con vistas a lograr más fines

4. Contextualizada. Debe tener en cuenta a cada estudiante como es, sus antecedentes y experiencias, su nivel de desarrollo fisico y mentl, su motivación y expectativas.

5. Diagnóstica. :dentifica las deficiencias y dificultades, así como los logros y fracasos, analizando sus causas.

6. Reguladora. La recogida de información y el análisis de la misma cobra sentido si revierte en el proceso educativo regulándolo, es decir, introduciendo variaciones para mejorar el logro de los objetivos

7. Criterial. Que la valoración tenga como referencia, más que la comparación o clasificación, los criterios previamente establecidos por todos y recogidos en el PEI y en el Plan de Pastoral Educativa.

8. Colaborativa. Que todos se sientan artífices y colaboren† de esa Uorma se sentirán responsables y participarán igualmente en la propuesta de mejora

9. Útil y orientadora. La evaluación tiene un carácter funcional, es decir, debe resultar útil y orientar a los implicados e interesados en la misma.

6l cambio y mejora de la calidad en la 6scuela 4atólica es un objetivo alcanzable si se mejoran los procesos de gestión y de organización desde una mirada pastoral. Una de las herramientas que posibilitan esta mejora está en la evaluación

La evaluación facilita la información necesaria sobre el estado de la escuela, y potencia mecanismos de discusión, reflexión y participación de todos los implicados.

La evaluación nos sirve para analizar la puesta en marcha del proyecto educativo de la Escuela Católica. Es una herramienta idónea para constatar el grado de compromiso con la tarea evangelizadora de la escuela, lo que nos diferencia, lo que nos identifica y, sobre todo, lo que nos hace diferentes.

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