¿Qué es la inteligencia sino la capacidad de afrontar los problemas de una manera no programada (creativa)? La noción de que un concepto tan nebuloso socialmente definido como inteligencia podría ser identificado como una “cosa” con un locus en el cerebro y un grado definido de heredabilidad y que podría medirse como un número único permitiendo así una clasificación unilineal de las personas según la cantidad que poseen [-] es un error de base […] uno que ha repercutido en todo el país y ha afectado a millones de vidas 2 .
Stephen Jay Gould
Todas las habilidades se volverán obsoletas excepto una: la capacidad para responder correctamente a situaciones que estén fuera del alcance de lo que se nos enseñó en la escuela. Tenemos que formar personas que sepan cómo actuar cuando se enfrentan a situaciones para las que no fueron específicamente preparadas 3 .
Seymour Papert, 1998
Aprender se ha vuelto una actividad imprescindible. Vivimos en un mundo cambiante, innovador, digital, abundante, veloz, incierto, frágil, fragmentario, permeable, desigual y voluble. Todo cambia y nada permanece. Ni siquiera el ritmo de cambio es estable y cada día se acelera más dificultando nuestra adaptación.
Nunca como hasta ahora había habido tanto interés social por la educación ni tanta demanda de formación. Cada día pedimos más porque sabemos que sólo las personas capaces de adaptarse a los cambios y a los nuevos aprendizajes podrán encarar con alguna garantía el futuro. Por otro lado, “cada vez dedicamos más años de la vida y más horas de cada día, a la tarea de aprender, y sin embargo, aparentemente, cada vez se aprende menos, o por lo que parece, hay cada vez una mayor frustración con lo que se aprende”, dice Juan Ignacio Pozo 4 .
Se está produciendo una brecha creciente entre las necesidades sociales de educación y los resultados que los sistemas educativos son capaces de generar. Vivimos en una sociedad del aprendizaje que, paradójicamente, nos reclama un cambio profundo en nuestras formas de aprender y enseñar. La educación se enfrenta al reto de formar para una sociedad cambiante. Una sociedad caracterizada por la incertidumbre, la inseguridad, la flexibilidad y la ambigüedad. Ya no nos sirve una educación cerrada y predeterminada, sino una educación, como sostiene Zygmunt Bauman, sobre la marcha. Somos cada día más conscientes de que necesitamos una educación, no tanto para toda la vida, como durante toda la vida. Nos enfrentamos al reto de preparar a los alumnos para un futuro incierto. De prepararles a prueba de futuro.
Enseñar menos, aprender más ha sido desde hace más de una década el sugerente lema de la estrategia educativa de Singapur. Su objetivo, fomentar que la curiosidad de los alumnos “vaya más allá del currículo formal y desarrollen un amor por el aprendizaje que se mantenga a lo largo de la vida” 5 . Dicho de otra manera, prepararles para la vida desarrollando y ampliando su capacidad para aprender. Dotarles, como sostiene Guy Claxton, de las habilidades y la confianza en sí mismos necesarias para afrontar bien la incertidumbre 6 . Convertirles, en definitiva, en buenos aprendices. En personas capaces de aprender a aprender.
La buena noticia es que aprender a aprender es una posibilidad para todos. La buena noticia es que a aprender se aprende 7 . Nacemos con potentes capacidades para aprender, pero tenemos la capacidad de ampliarlas todavía mucho más 8 .
Si algo nos han enseñado las ciencias del aprendizaje en las últimas décadas es que desarrollar la facultad de aprender tiene mucho que ver con actitudes, creencias, tolerancia emocional y valores. Tiene que ver, como decíamos, con fomentar la confianza, con creer que se pueden resolver los retos, con saber gestionar con calma la incerti dumbre que rodea cualquier problema relevante de la vida, con no desanimarse cuando las cosas no salen como pensábamos, con mantener el esfuerzo. Aprender requiere la capacidad para tolerar la frustración y la confusión; actuar sin saber qué sucederá, vivir en la incerteza sin sentirse inseguro. Aprender requiere, en gran parte, sentirse apoyado y legitimado, saber que se tiene el derecho a ser curioso, a hacer preguntas incómodas, a discutir, a llevar la contraria, a imaginar cómo las cosas podrían ser otra manera, a equivocarse. Expandir la capacidad de aprender requiere crear un clima y un entorno de aprendizaje adecuado donde todo esto se dé.
Preparar para la vida supone también enfocar los aprendizajes para desarrollar el pensamiento crítico, la curiosidad, la creatividad, la flexibilidad, la innovación, el aprendizaje a lo largo de la vida y la resiliencia. Pero también, como sostienen desde la neurociencia cognitiva, la psicología experimental y los estudios socioculturales, la disposición y apertura hacia la imitación o la tolerancia ante la incertidumbre o lo que nos resulta confuso 9 . Preparar para la vida supone desarrollar habilidades y competencias que nos permitan aprender a movilizar los conocimientos adquiridos para entender el mundo y poder actuar sobre él. Que nos permitan actuar de manera eficaz en situaciones concretas, movilizando y combinando, en tiempo real, recursos intelectuales y emocionales 10. Para lo que es necesario comprender, como dice Pozo, que “aprender a decir y a hacer son dos formas diferentes de conocer el mundo y, por tanto, no basta con tener conocimiento para saber usarlo” 11 .
Pensábamos que acceder a la información nos hacía sabios y que el conocimiento teórico era la base también para el saber hacer y el saber ser. Las instituciones educativas han sido durante mucho tiempo el reino de lo cognitivo, pero no el dominio de lo afectivo 12. Estábamos tan centrados en la construcción y reproducción racional del conocimiento que habíamos dejado fuera de las aulas los aspectos corporales y emocionales, las actitudes y las relaciones con los demás. Habíamos delegado en los ámbitos informales de la educación todo lo que tuviera que ver con la preparación para la vida personal, interpersonal y social. Pero hoy sabemos con certeza que no podemos separar inteligencia y cuerpo 13 , igual que no hay aprendizaje sin emoción. Que todo aprendizaje es emocionante. Que las emociones tienen un impacto importante y duradero en los logros de aprendizaje 14 y que más que dejar de lado o suprimir el cuerpo, las emociones y las actitudes, lo más eficaz para el aprendizaje es incorporarlos para construir el conocimiento cognitivo. Hoy sabemos que aprender para la vida implica ser capaces de aprender a decir, a hacer y a ser y que por muy importantes que sean los conocimientos (que lo son) no son suficientes. Como tampoco es suficiente con entrenar y desarrollar habilidades. Es necesario también saber cuándo, dónde y para qué usar esos conocimientos y esas habilidades. Y es imprescindible también tener la autonomía, la voluntad y la disposición para usar unos y otros cuando las situaciones nos lo requieran.
Aprender es más que nunca un asunto no circunscrito únicamente a unos espacios concretos (las instituciones educativas, las aulas), ni a unos tiempos (los de escolaridad, la educación formal), ni a unos ámbitos de conocimientos determinados (conocimientos declarativos, abstractos o factuales), ni solo a unas habilidades (las cognitivas), ni, por supuesto, a unos currículos o a unos programas formativos normalizados y estandarizados. A medida que el contenido académico sea más abierto y de libre acceso, los estudiantes demandarán a sus instituciones más apoyo en su aprendizaje en lugar de más contenidos 15. Demandarán más apoyo para “conseguir ser mejores a la hora de saber cuándo, cómo y qué hacer cuando no sepan qué hacer 16 . El reto está servido. RM
Referencias
1 Guy Claxton. Aprender. El reto del aprendizaje continuo, Paidós, Ibérica, p. 23, 2001.
2 Citado en Costa A. L. & Kallick B. Learning and leading with habits of mind. 16 Essential Characteristics for Success, ASCD, Chapter 1, p. 5, 2008.
3 Seymour Papert. Child Power: Keys to the New Learning of the Digital Century, 1998. Disponible en http://www.papert.org/articles/Childpower.html
4 Juan Ignacio Pozo. Aprender en tiempos revueltos. La nueva ciencia del aprendizaje, Madrid, Alianza Editorial, p. 15, 2016.
5 Ministry of Education. Singapore. Nurturing Students. Flexibility and Diversity https://www.moe.gov.sg/education/ education-system/nurturing-students
6 Guy Claxton. Teaching to learn.
7 Guy Claxton. Aprender. El reto del aprendizaje continuo. Paidós, Ibérica, p. 21, 2001.
8 Guy Claxton. Aprender a aprender: objetivo clave en el curriculum del siglo XXI, Cuadernos de Información y Comunicación 10, pp. 259-265, 2005.
9 Guy Claxton. Expanding Young People’s Capacity to Learn, British Journal of Educational Studies, Vol. 55, N.º 2 June 2007, pp.115-134, 2007.
10 Philippe Perrenoud. Cuando la escuela pretende preparar para la vida. ¿Desarrollar competencias o enseñar saberes?, Barcelona, Grao, 2012.
11 Juan Ignacio Pozo. Aprender en tiempos revueltos, Madrid, Alianza Editorial, pp.190-191, 2016.
12 Miguel Ángel Santos Guerra. Una Pretensión Problemática: Educar para los valores y preparar para la vida, 2010.
13 Guy Claxton. Turning thinking on its head: How bodies make up their minds, Thinking Skills and Creativity 7, 78-84, 2012.
14 Reyes, María R. et al., “Classroom emotional climate, student engagement and academic achievement”, en Journal of Educational Psychology, vol. 104, núm. 3, 2012, pp. 700-712.
15 A.W. Tony Bates. La enseñanza en la era digital
16 Guy Claxton (2001). Aprender. El reto del aprendizaje continuo. Paidós Ibérica. p. 23