La vida se nos pasa entre los likes de las redes sociales y la concepción rápida de cómo pasa el tiempo; sin importar realmente lo que es esencial.
La vida de quienes se están formando en la academia debe ser influida por referentes positivos para estimular la creatividad, la innovación, la investigación, el sentido de compromiso y la responsabilidad frente al gran papel que desempeñan en el ahora y desempeñarán en el futuro.
Nuestros alumnos se presentan frente a un gran desafío en el entorno globalmente cambiante y dinámico. Serán ellos los que atiendan circunstancias tecnológicas, ambientales y humanas que requerirán de todo su potencial científico y, aún más, de su destreza emocional.
Es entonces que, con esa gran aventura por recorrer, deben ir preparados no solo con la formación de hogar sino la formación de la escuela, y es ahí donde un Maestro referente juega su principal papel.
Ser referente significa que otros aprecian algunas características que, en su propio interior, no han visto y están por descubrir. Se modela a alguien que brinde confianza, admiración y respeto. Un maestro referente puede determinar la vida de sus alumnos.
La mejor forma de dejar un legado es sucediendo en cada momento, siendo el mejor SER que puedes llegar a ser. Un Maestro referente es a la vez un buen hijo, un buen padre, un buen hermano, un buen amigo, ¡un buen ser humano!
El ejercer con pasión la profesión hace que la motivación propia y de otros dispare su indicador, porque cuando una labor de realiza desde la mejor versión, ella por sí misma inspira.
Nos fijamos en nuestros referentes porque en nosotros mismos están esas cualidades y atributos que admiramos en el otro. ¡Qué maravilloso es cuando un alumno ama y respeta a su docente porque encuentra en él o ella, la proyección de su ser adulto!
No hay mejor forma de inspirar a otro y convertirse en un símbolo de inspiración que siendo el mejor yo que puedo llegar a ser para que ellos sean los mejores ellos que puedan llegar a ser.
Esto está garantizado con la búsqueda interminable de transformación positiva, la práctica del entrenamiento físico, mental, intelectual, emocional.
Nunca terminamos de transformarnos. Es un ejercicio continuo que indudablemente requiere de amor propio para seguir siendo la mejor versión de nosotros mismos.
La belleza que se encuentra en el arte de ser maestro está en ver un referente apasionado por el respeto a sí mismo y, en él, la dedicación de su transformación, creyendo siempre que, desde su ser, puede contribuir a que sus alumnos, colegas, pares y demás actores de sus entornos, puedan brindar a los otros también su mejor versión.
Que nadie que tenga experiencia de ti, vuelva a ser la misma persona. RM
La belleza que se encuentra en el arte de ser maestro está en ver un referente apasionado por el respeto a sí mismo.