Edición 19

Educación emocional para la formación integral

Los docentes tienen la valiosa oportunidad de transformar las vidas de los estudiantes para que sean felices, a partir del desarrollo de competencias emocionales orientadas al “conocimiento de sí mismos y del otro” y a la sana expresión de las emociones, para un exitoso afrontamiento de las exigencias del día a día y del futuro.

Vivimos en un mundo cada vez más variable, donde las nuevas generaciones enfrentan nuevos desafíos socioculturales, morales, tecnológicos, académicos y laborales; un mundo que requiere de seres humanos abiertos al cambio, capaces de asumir retos sin temor al fracaso, con un pensamiento creativo, crítico y analítico; trasformadores de una nueva sociedad, cuya mayor riqueza sea la capacidad de saber guiar sus emociones y lograr el objetivo que, a simple vista parecería ser el más sencillo pero a la vez es el más significativo de sus vidas: SER FELICES.

Diversos autores han desarrollado sus postulados desde tiempo atrás, pero, actualmente, teorías revolucionarias como la de la inteligencia emocional de Daniel Goleman y la teoría de las inteligencias múltiples de Howard Gardner, cobran un papel fundamental en la posmodernidad. Cuando los rápidos cambios tecnológicos, los de la informática y los de la globalización, hacen que cada vez crezca más el número de personas con las que nos relacionamos; personas caracterizadas por una gran diversidad de pensamientos, sentimientos, culturas, creencias, entre otras, y a las que se tiene acceso desde edades cada vez más tempranas, en un mundo dinámico y cambiante.

Es a partir de disciplinas como la neuroeducación que logramos comprender la forma como aprende nuestro cerebro, siendo la emoción el ingrediente secreto y fundamental en el proceso de aprendizaje. Lograr mantener la motivación y la atención es lo que realmente incentiva a los niños y a los futuros adultos para que sean emocionalmente inteligentes y, por ende, emocionalmente sanos.

Este reto significa darnos a la tarea de profundizar acerca del importante papel que juegan las emociones a lo largo de nuestras vidas y de la de nuestros jóvenes educandos. Por ejemplo, algo que nos puede parecer tan sencillo como la alegría o la tristeza, la ira o el miedo, se convierte en factor determinante a la hora de comportarnos, de establecer relaciones con los demás y con el entorno, y de tomar decisiones acertadas.

Muchas veces no nos damos cuenta de la importancia del desarrollo emocional, tanto en los niños como en los adultos. Anteriormente, pensábamos que el niño exitoso era el que ocupaba los primeros puestos en el área académica, para cumplir en un futuro, con la expectativa de ser un profesional inteligente. En esta exigencia, dejábamos en un segundo plano el desarrollo potencial de las competencias emocionales.

Aprender a conocernos a nosotros mismos, considero que es la clave fundamental para el cambio, porque no se puede pretender cambiar lo que no se conoce. Aprender a identificar mis emociones, mis reacciones, mis pensamiento y cómo dominar mis impulsos o ejercitarme en expresar de forma adecuada mis emociones, de manera que pueda mejorar y elevar mis niveles de aptitud emocional y social, así como los de mis estudiantes.

Pero, el desarrollo emocional, va más allá de la capacidad de conocernos a nosotros mismos. Los seres humanos somos en esencia seres sociales, que requerimos de un proceso de interacción con nuestro mundo exterior, no solo para nuestra supervivencia, sino para nuestro bienestar y la construcción de una vida armónica en los aspectos individual, familiar y social.

Las investigaciones demuestran que las expresiones emocionales se aprenden a modular desde los primeros años de vida por medio del contacto afectivo de los niños con los padres y los docentes, sin embargo, es un proceso de aprendizaje en el cual, sin importar la edad, siempre tendremos la posibilidad y la oportunidad de potencializar nuestra expresión emocional.

Los docentes deben perfeccionar su capacidad para detectar a los niños con un débil desempeño en el área emocional, que muestran dificultad para tolerar la frustración y modular su emocionalidad, con problemas en las relaciones interpersonales, con temores e inseguridades, ya que esto será fundamental para que tales niños aprendan a trasformar sus vidas y adopten actitudes positivas frente a la vida, ayudándoles a desarrollar la confianza en sí mismos.

Pero ¿cómo se lograr educar a niños y adolescentes para que sean personas felices, en un mundo que exige nuevas competencias para afrontar de forma exitosa la vida? Este es el reto que nos hemos planteado en el diplomado virtual Educación emocional para la formación integral, dirigido a docentes y padres del siglo XXI.

 

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