Edición 19

Desarrollo de competencias lectoras para el siglo XXI, un diplomado inspirado en una visión sociocultural y crítica de la lectura

LLa lectura junto con la escritura se constituyen en prácticas sociales, de ahí que se consideren como prácticas de literacidad, este término tomó fuerza en el ámbito anglosajón desplazando a los de lectura y escritura y alfabetización en las décadas de los setenta y ochenta.

La concepción en torno a literacidad(es) surgió en el Reino Unido, como una propuesta que incluye eventos letrados que se dan dentro y fuera del espacio escolar. En ese sentido, la literacidad implica “una manera de usar la lectura y la escritura en el marco de un propósito social específico (Zavala, 2009, p. 23). Las prácticas de literacidad son históricas, organizadas por instituciones sociales y por relaciones de poder (Barton y Hamilton, 2000), en esa medida, su estudio se ancla en el Análisis Crítico del Discurso, la Etnografía de la Comunicación y los Nuevos Estudios de Literacidad. Se asume, entonces, la lectura como una actividad situada y sujeta a elementos contextuales, es decir, desde una mirada más sociocultural y crítica. La lectura se constituye en un andamio fundamental en el ámbito escolar y académico, por lo cual es importante analizar de qué modo se traduce en la intervención docente y en las prácticas de enseñanza. Esta es la perspectiva que inspira la reflexión en los diplomados sobre lectura ofrecidos por la Dirección de Educación Continua de la Pontificia Universidad Javeriana (Bogotá) y el Centro de Formación Pedagógica de Santillana, desde 2013. Para esta ocasión teniendo como marco la experiencia del trabajo realizado a lo largo de estos años, se ha planteado el diplomado Desarrollo de Competencias Lectoras para el siglo XXI, sobre el cual se hará referencia al final de esta reflexión.

Para pensar la lectura desde lo sociocultural, resulta importante señalar el problema de la desigualdad social y cultural, manifiesta en la distribución social y el acceso a las prácticas de literacidad, que ha sido uno de los principales propósitos de la escuela moderna. Precisamente, desde la sociología de la lectura se ha logrado poner en evidencia esto, desde este lugar, se “examina, analiza y mide las relaciones diferenciales que las poblaciones o subpoblaciones mantienen respecto de lo escrito (en sus modalidades más diversas), justamente para constatar el hecho de que no todos acceden a los textos en las mismas condiciones y con la misma intensidad” (Lahire, 2004, p. 9). Se muestra que la lectura se constituye en una fuente para comprender la complejidad de las realidades culturales, además de su relación con el desempeño escolar. También resulta fundamental entender que el acceso al dominio de la cultura escrita como lo señala Petrucci (2003, p. 27) “instaura una relación tajante entre aquel que escribe y aquel que no, entre aquel que lee y aquel que no, entre el que lo hace bien y mucho y el que lo hace mal y poco (..)”, en ese sentido, el abordaje histórico de la desigualdad a la que se alude, se asocia a las estrategias de distribución del poder político, económico, sociocultural y las apuestas de los sistemas educativos. Países como el nuestro tienen aún pendiente pensar precisamente dicha desigualdad y analizar de qué modo se puede evitar, a fin de contrarrestar el fracaso escolar.

Las literacidades son sociales, por lo cual se hace necesario entender lo que hacen las personas con la lectura en diversas situaciones y contextos (la escuela, el trabajo, el ejercicio de la ciudadanía, la vida cotidiana), por ello, una mirada de la lectura como práctica situada socialmente muestra que se trata de prácticas muy diversas, más aún si tenemos en cuenta que la tecnología también ha posibilitado otras formas de leer. Los mensajes difundidos a través de pantallas nos impulsan a repensar las variables que la atraviesan el acto de leer (los géneros digitales y sus características, el rol y la intencionalidad del lector digital, el contexto de lectura, los fines de la lectura, los formatos a leer, la calidad de los textos, etc.).

La experiencia de formación de maestros nos ha dado un marco de trabajo y de reflexión sobre lo complejo de abordar el acto de leer y la necesidad de articularlo a la escritura, a fin de que ellos puedan actualizarse y proyectar su trabajo en el aula hacia encontrar las relaciones entre leer y pensar críticamente, además de conformar comunidades de lectores y escritores en sus escuelas. Se trata de un proceso de reflexión que busca contribuir a que los maestros interesados reconozcan de qué modo la lectura y la escritura pueden abordarse como herramientas de aprendizaje y como prácticas de enseñanza contextualizadas y con sentido. En esa medida, desde la apuesta misma del diplomado cobra interés el rol de los estudiantes (sus intereses, sus lecturas, sus posibilidades como lectores), el rol del maestro (su experiencia como lector, su concepción de lectura, su apuesta didáctica), los textos (tipologías textuales, géneros, formatos) y cómo estos se integran y se articulan en la formulación de marcos conceptuales y metodológicos de más largo alcance. Efectivamente, el diplomado puede contribuir a la reflexión sobre la necesidad de formarse y liderar equipos de trabajo en los cuales la lectura y la escritura sean herramientas de aprendizaje y enseñanza que posibiliten a niños y a jóvenes a mejorar en su competencia comunicativa y a ser más críticos frente a sus contextos sociales.

En el diseño del diplomado se contemplan espacios de formación (foros, talleres, actividades sincrónicas y asincrónicas) que buscan la discusión y construcción de herramientas pedagógicas y didácticas que realmente afecten a los maestros hacia la transformación de sus prácticas de enseñanza, y los alienten a pensar el lugar de la lectura en estas, para lo cual se ofrece una diversidad de materiales actualizados (impresos y en formato digital).

Bibliografía

  • Barton D., Hamilton M. E Ivanic R. (2000). Situated Literacies: Theorising Reading and Writing in Context. Londres: Routledge.
  • Lahire, Bernard (comp.) (2004). Sociología de la lectura. España: Gedisa.
  • Petrucci, A. (2003). La ciencia de la escritura. Primera lección de paleografía. México: Fondo de Cultura Económica.
  • Zavala, V. (2009). La literacidad o lo que la gente hace con la lectura y la escritura. En Cassany D. (Ed.), Para ser letrados. Voces y miradas sobre la lectura (pp. 25-35). Barcelona: Paidós.

Artículos relacionados

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Back to top button