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La innovación educativa en la era caórdica

Con frecuencia los modelos educativos y su currículo no están sujetos al cambio. Sin embargo, en la era caórdica es indispensable una evolución, la nueva escuela exige un cambio, por esto, en este artículo te exponemos más sobre este importante tema. Escrito por Isauro Blanco, Premio Nacional de Investigación e Innovación Educativa (2007).

Los seres humanos somos a la vez causa y efecto de la época en que vivimos: las condiciones ambientales nos conforman y al mismo tiempo modificamos el medioambiente y sus circunstancias, generando una dinámica constante de modificabilidad y un flujo de energía en dos direcciones.

La educación está esencialmente condicionada por esta dinámica continua que se traduce en una metamorfosis permanente, más que una mera evolución o mejora. Con frecuencia los modelos educativos, su currículum, programas y métodos ya no están sujetos a mejora porque son obsoletos; es indispensable una transformación. Una metamorfosis.

Paradigma educativo mecanicista

La era industrial se fundamentó en la visión de Kepler, Descartes, Newton y los nuevos científicos del siglo XVII. Su modelo era el mecanicismo cósmico: el concepto del universo era como un gran reloj compuesto por elementos discretos. La fragmentación del conocimiento y la especialización eran el camino y de ahí se derivaba el método. Las fábricas inspiradas en las ideas de Newton nacieron como estructuras mecanicistas: tareas repetitivas elaboradas por trabajadores intercambiables, dirigidos por jefes que establecían tiempos y movimientos en una estructura piramidal.

El mundo educativo no pudo escapar a la influencia abrumadora de la era industrial y originó el modelo educativo que todavía contamina las prácticas y métodos de aprendizaje actuales y generan una dolorosa brecha en los principios y postulados educativos. Paradigmas educativos del siglo XVII, con profesores del siglo XX y alumnos del siglo XXI. Algunos efectos de este desajuste son:

* El mecanicismo newtoniano, orientado a la fragmentación y a la especialización, permeó el currículum, sus programas, métodos y materiales, pretendiendo convertir el aprendizaje en una actividad igualmente parcializada y segmentada, impidiendo la formación de un “cuerpo de conocimientos” sistémico. El enfoque racionalista se incrementó y originó un currículum excesivamente abstracto, con poca cabida para estilos de aprendizaje diferenciado y ajeno a factores emocionales: el profesor tenía en el aula “cerebros sentados” en espera de información, genéticamente dotados para consumir datos, cifras y hechos. Por otra parte, la especialización elevó muros fronterizos en el conocimiento, impidiendo la interdisciplinariedad y el aprendizaje integrador. En este enfoque cada asignatura circula independientemente y fuera de un contexto significativo para los alumnos. La fragmentación del conocimiento y la especialización son los residuos tóxicos del mecanicismo en la educación actual que se han traducido en los siguientes efectos:

* Trabajo repetitivo y centrado en tiempos y movimientos cuantificables enfocado en procesos de memorización y exentos de habilidades de alto nivel —análisis, juicio crítico, toma de decisiones, gestión de la ambigüedad, evaluación y conciencia moral— que no tenían cabida en un modelo piramidal con un solo cerebro y mucha mano de obra. El énfasis en los contenidos de información se convierte en el centro de programas y del currículum por la facilidad para repetirse y calificarse cuantitativamente.

* El único ambiente de aprendizaje es el aula escolar. La realidad externa, el medioambiente y el contexto social son ignorados o subestimados. Si la información no está en libros, no está disponible en otra presentación; además, los autores con mayor éxito o las editoriales imponen los contenidos del conocimiento, convirtiéndolos en dogmas o leyes educativos. Ahora sabemos que la escuela no es el principal centro de aprendizaje y que la mayor cantidad de información se encuentra fuera de su influencia directa. La universalidad generada por Internet generó el fenómeno de la discriminación actual: o estás en la red o fuera de ella.

* Trabajo individualizado, competitivo, más centrado en el cumplimiento de un programa con contenidos rígidos y fijos más que en la metacognición y en el aprendizaje cooperativo. Es inherente a este enfoque el control externo y no la autoevaluación o la coevaluación. La heteronomía está en los cimientos del aprendizaje nacido de la era industrial. La universalización de la información, por el contrario, obliga al aprendizaje autónomo y cooperativo.

* El profesor–directivo se convirtió en el evaluador único de toda ejecución derivada del aprendizaje con herramientas de naturaleza cuantitativa, de respuesta única y convergente, sin margen para la formación de habilidades o competencias. Los alumnos que no aprendían con el reloj único del sistema eran inmediatamente catalogados como “de lento aprendizaje” o “con dificultades de aprendizaje”.

Paradigma educativo de la era caórdica

Dee Hock, fundador de la tarjeta Visa en 1970, acuñó el término de era “caórdica”. Él mismo define “una organización ‘caórdica’ como un organismo, comunidad o sistema complejo, autoorganizador, adaptativo, no–lineal, autogobernado, que combina armoniosamente las características de caos y orden” (“Birth of the chaordic age”. Ed. BK, 1999).

Según esta descripción, el funcionamiento internacional de las tarjetas de crédito, toda la estructura de comunicación y negocios propiciada por el Internet e, incluso, la terrible divulgación del terrorismo internacional, tiene las características caórdicas. En la esfera educativa, la información factual Google y todas las redes derivadas o relacionadas operan también como organizaciones caórdicas.

La enorme producción informativa de la era caórdica propiciada por la red está haciendo imposible gestionar el conocimiento con los recursos utilizados en el paradigma basado en el libro, predominante en el modelo mecanicista.

Acudo a una metáfora: es posible conocer una ciudad por tres diferentes medios:

  1. Memoria: consiste en recorrer completamente un pueblo, calle por calle, casa por casa. Este medio es útil cuando la realidad es simple y abarcable en el tiempo pero resulta completamente inadecuado cuando el universo a conocer es amplio o creciente.
  2. Algoritmo: es posible solicitar un guía que nos oriente para conocer una ciudad. Por este medio, se genera una dependencia del criterio y gusto del guía que nos llevará a donde él juzgue más interesante o conveniente.
  3. Proceso: Obtenemos un mapa del territorio, información sobre los elementos relevantes según criterios de selección: preferencia cultural, gastronómica, folklórica… que tenemos. Con base en la información disponible, elegimos los puntos de interés, las rutas y los tiempos. Este medio es el mejor cuando la ciudad es enorme o tiene una gran diversidad de atractivos.

Con esta metáfora es posible explicar los paradigmas para gestionar la información:

  1. El paradigma de la memoria es sumamente limitado, pues la memoria operativa es intrínsecamente frágil y selectiva: la información factual está disponible solamente cuando se está utilizando y su alcance es de corto plazo. En la era mecanicista la memoria podía satisfacer las necesidades informativas porque el conocimiento requerido era escaso y repetitivo.
  2. El paradigma de aprendizaje por algoritmo es el más utilizado actualmente en el mundo escolar: los libros de texto, las clases magistrales seleccionan los contenidos específicos a ser enseñados y evaluados. El alumno es dependiente de la información escogida por editoriales, expertos y maestros. Una vez realizado este primer paso, el alumno es derivado al paradigma memorístico para que absorba los contenidos “esenciales” que permanecerán en la memoria operativa, difícilmente proyectada a la memoria a largo plazo.

3. El paradigma del aprendizaje basado en procesos es característico de la era caórdica: la información factual se multiplica exponencialmente cada día, haciendo imposible siquiera su exploración, ya no digamos su asimilación. Los países que no han aceptado esta realidad están elaborando un currículum aditivo, imposible de cubrir o aumentan las horas de clase y trabajo académico centrado en trabajo abrumador y memorización.

La respuesta a la realidad actual está centrada en formar en los alumnos habilidades de pensamiento, competencias para la gestión de la información y del conocimiento que hagan posible el aprendizaje efectivo en una época de generación creciente de contenidos académicos.

En este desequilibrio histórico procedente del choque de dos modelos incompatibles, los educadores tienen una visión paradójica de la metamorfosis necesaria: casi todos aceptan que es necesario un nuevo paradigma, pero continúan abrazados a los modelos mecanicistas que “han probado eficacia” y que se apegan a su experiencia. El ansia de seguridad y el apego a la zona de comodidad paraliza la innovación y el espíritu pionero, que es consubstancial a la misión educativa.

Cuando enfrenamos la realidad podemos asumir cuatro perspectivas: cómo estaba la realidad, cómo está en la actualidad, cómo puede estar y cómo debería ser. El dominio de estos cuatro estadios proporciona un sentido constructivo y pacífico del futuro. Cuando se ignoran o se atropellan estas dimensiones se distorsiona el pensamiento, el conocimiento y la imaginación: en la actualidad, el mundo está lleno de personas que saben cada vez más de cada vez menos.

El currículum coherente con la era caórdica

Cuando nuestro modelo interno de la realidad está en conflicto con la realidad, rápidamente cambiante, el ser humano asume tres posibles respuestas:

a. Aferrarse al antiguo modelo interno en un intento inútil para conformar las condiciones externas según las propias expectativas.

b. Generar un mecanismo de negación, que lleva a vivir fuera de la realidad y atacar vehementemente una realidad que molesta y cuestiona.

c. Comprender y modificar el modelo interno de la realidad. Es la única respuesta saludable, pues el presente siempre acaba imponiéndose.

El concepto de aprendizaje marca la diferencia esencial entre los paradigmas mecanicistas y caórdicos:

El mecanicismo conceptualiza el aprendizaje como la memorización de información factual que luego será evocada preferentemente de forma literal. Muchas veces los alumnos no comprenden esta información, pero sí cumplen con la expectativa de acumulación de datos. Muchas escuelas llaman “nivel académico” a estos procesos mecánicos, repetitivos, fácilmente evaluables por la comparación con el referente literal.

En la era caórdica el aprendizaje se refiere a los procesos intelectuales de nivel superior que se fundamentan en habilidades para gestionar adecuadamente la información, asimilarla, aplicarla, transferirla y generar nuevas comprensiones.

La memoria largo plazo es coordinada por el hipocampo, que no concentra datos específicos sino habilidades y procesos, flexibles, creativos, adaptables, evaluadores. La memoria operativa, por otra parte, gestiona la información factual, utilizada como componente de los patrones o procesos que se almacenan en el hipocampo.

Esta diferencia obliga a repensar el currículum escolar desde sus prioridades, tiempos y contenidos.

Desde 1982 he venido trabajando en el desarrollo de las habilidades de pensamiento que condicionan el aprendizaje fundamental; la experiencia me anunciaba que el rendimiento académico de los alumnos no depende del coeficiente intelectual (IQ), tampoco de la motivación o actitud positiva de los alumnos ante el aprendizaje; menos aún encontraba respuestas en la competencia didáctica de los profesores. Había un factor común en el fracaso escolar: los alumnos carecían de ciertos prerrequisitos para aprender.

Contexto de una propuesta

Es posible evaluar y desarrollar en forma sistemática las habilidades intelectuales que condicionan el aprendizaje fundamental para convertirlas en competencias.

* En la etapa de preescolar, durante la etapa concreta (Piaget) es indispensable garantizar al alumno la captación orgánica de la información a través de una psicomotricidad bien desarrollada y trabajo con los fundamentos del aprendizaje (el niño aprende con el cuerpo, piensa con las manos).

* A partir de los 3 años hasta que llega a 3.o de primaria, el énfasis radica en entrada visual, auditiva y kinestésica de la información. La Optometría del Desarrollo juega un papel fundamental en la educación porque el 80% de la información es captada visualmente y la visión es un órgano sintetizador. La lectura, escritura y coordinación general son la punta del iceberg de este trabajo.

* Durante la primaria observo un problema de “activismo” en el aula: los profesores sugieren muchas actividades “agradables” a los niños, pero que tienen escasa ganancia pedagógica; no hay estructura, secuencia y graduación de los programas, regidos muchas veces por las editoriales.

* La formación de habilidades está en la base de un trabajo académico con sentido pues dota a los alumnos de los recursos intelectuales necesarios para enfrentar con éxito los retos derivados de una metodología constructivista.

* Después de la formación de habilidades, mi propuesta es la organización de los contenidos académicos en áreas de trabajo, enfocadas a la formación de competencias. En síntesis, siguen

estos principios:
* El plan de trabajo responde a una metodología de lo que tienen que hacer los alumnos y cómo van a aprender el programa organizado por el profesor. La metodología por rincones o por investigación, pretende que los alumnos tengan un papel activo en el aprendizaje y que la clase se convierta más en un taller que en una clase magistral. Esta afirmación no quiere decir que haya contenidos que, por su complejidad o por la exigencia de tiempo, sean explicados por el maestro de forma expositiva.

* En un principio los profesores se sienten confundidos porque en su mente siguen pensando las clases de manera directiva, de “clase magistral”. Si el programa no lo vuelcan en actividades o dinámicas, seguiremos en el modelo obsoleto de escuela.

* El objetivo de esta metodología es incluir la andragogía en la pedagogía: se pretende que los alumnos en el aula desarrollen las competencias propias de cada asignatura, no cubrir solo el programa, de manera teórica o conceptual. La Pedagogía se centra en la comunicación de una sola vía (profesor que enseña al alumno); este proceso es válido para muchas áreas, pues así aprendimos a hablar, conductas sociales. La andragogía se centra en el aprendizaje autónomo, como aprendemos después de salir de la educación formal; fomenta la investigación, el

cuestionamiento, la flexibilidad en la metodología. Tanto la pedagogía como la andragogía son complementarias.

* El aprendizaje autónomo es la característica básica del trabajo andragógico. El alumno aprende a planear, proponer objetivos, desarrollar su responsabilidad, organizar el tiempo, autoevaluarse, colaborar de manera productiva y con responsabilidad social. El profesor, por lo tanto, cambia su función protagonista para convertirse en mediador del aprendizaje, cuestionador permanente, estímulo constante para que el alumno convierta la información en conocimiento, habilidades, competencias y nueva información.

* La evaluación es constituyente esencial del proceso del aprendizaje. Sin embargo la evaluación no es sinónimo del examen. Las habilidades y las competencias se evalúan en la ejecución y no solo por el manejo de conceptos abstractos. Las rúbricas son indispensables para la evaluación. Este proceso no tiene por objetivo discriminar a los alumnos que “saben o no saben”. En realidad proporciona información prioritaria sobre la función del profesor y los recursos utilizados —tiempo, materiales, dinámicas, ejercicios, jerarquía de los contenidos— y no solo la asimilación lograda por el alumno. La evaluación formativa ha probado a nivel internacional mejores resultados para fines de aprendizaje de contenidos y procesos.

Conclusión

El tesoro más grande que poseemos en los países es la mente humana. Se nos ha otorgado una inteligencia, pero no se nos ha enseñado a desarrollarla más que académicamente.

Los educadores han actuado generalmente basados en la suposición de que es posible enseñar información y reglas de conducta pero no inteligencia, porque, tradicionalmente se ha creído que no es posible desarrollar habilidades de pensamiento.

Tenemos que decidir si dejamos la educación de la inteligencia al azar o la casualidad —como hasta ahora— o nos abocamos a perfeccionarla sistemáticamente.

En la era caórdica, la escuela no solo necesita evolucionar. La exigencia es de una transformación radical. Una metamorfosis.

 

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